Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT (CI)
En las últimas semanas, enormes movilizaciones populares salieron a las calles en 1200 ciudades contra las políticas del presidente Donald Trump y su ministro, el multimillonario explotador más rico del mundo, Elon Musk. Es la creciente resistencia popular contra este gobierno que asumió lanzando decretos para bajar salarios, agudizar la precarización laboral, la falta de vivienda, la represión, la persecución a migrantes y eliminar derechos.
Los primeros decretos de Trump quitaron el seguro médico de millones de pobres en Estados Unidos, muchos de los cuales viven en la calle o no tienen trabajo, cosa que los puede llevar a la muerte. Anularon el presupuesto de los programas sociales de la diversidad sexual, el cupo trans dentro de las fuerzas armadas y los programas de la transición energética para bajar la contaminación ambiental.
El ministro Musk llegó a decir a las y los trabajadores que la jornada laboral en Estados Unidos, tendría que ser de 60 horas por semana y 12 horas diarias. ¡Una barbaridad! Pretende aplicar las normas de China, donde Musk tiene la empresa Tesla de autos eléctricos con 20 mil trabajadores casi esclavos, que incluso duermen en la fábrica para “no perder tiempo en viajes”.
Contradicciones en el gobierno y la burguesía yanqui
Pero a Trump no todo le está saliendo como quiere. Decretó, por ejemplo, quitar la ciudadanía de los nacidos en Estados Unidos, hijos de inmigrantes. Pero ese decreto no se puede aplicar porque un juez lo bloqueó y fiscales de 22 estados del país están haciendo la misma demanda por estar en contra de la Constitución que garantiza ciudadanía para los nacidos en Estados Unidos.
El ataque a los inmigrantes, anunciando la expulsión masiva, también fue rechazado incluso por sectores burgueses. En primer lugar, porque millones de migrantes, en especial los indocumentados (que llevan años de trabajo en Estados Unidos), son parte importante de la explotación patronal norteamericana. Se calcula que el 20 % de los trabajadores de la construcción y el 40% en la agricultura son migrantes ilegales.
En California, por ejemplo, existe una industria enorme que abarca 400 variedades de cultivos, desde los campos de hortalizas del sur hasta los viñedos del norte, y mueve miles de millones de dólares anuales con “migrantes ilegales”, indocumentados, que tienen salarios más bajos. Las patronales han dicho “si dejamos de tener a ese millón y medio de personas se hunde la producción y se hunden nuestras ganancias y nuestras empresas”.
También hubo disputas en el propio gobierno. Musk quería despedir a miles de empleados públicos de todos los ministerios, pero acabó enfrentado a otros ministros que se negaron a acatar la medida.
Crecen las protestas
Las deportaciones masivas y primeros decretos firmados por Trump a días de asumir el gobierno, generaron una primera ola de movilizaciones el 5 de febrero de la población migrante, contra las políticas de deportaciones y criminalizaciones. Esta movilización, y otras, surgieron luego de la conformación de una nueva organización gestada a fines del 2024, denominada 50501 (“50 protestas en 50 estados en un día”).
El 7 de marzo, miles de académicos, estudiantes, médicos, ingenieros y políticos salieron a las calles en Nueva York, Washington, Boston, Chicago, Wisconsin, entre otras ciudades para expresar su descontento con lo que consideran un ataque sin precedentes contra la ciencia.
La protesta más importante se produjo el 5 de abril. Se realizaron 1.200 movilizaciones en todo el país, contra las reformas de Trump y Musk bajo la consigna “Hands off” (“Manos fuera”). Miles de personas participaron en protestas convocadas en 1200 de ciudades y municipios de Estados Unidos, como Washington y Nueva York, en contra de los recortes y otras políticas del presidente.
Eventos similares contra Trump y su política internacional se llevaron a cabo también en otros países como Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, México y Portugal.
En estas grandes marchas en Estados Unidos se inscribieron unas 150 organizaciones y grupos de activistas. Entre las organizaciones que asistieron están el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, que representa a unos dos millones de empleados: la organización ecologista Greenpeace y Human Rights Campaign, el mayor grupo de defensa de las minorías sexuales en Estados Unidos. También participaron los grupos pro palestinos, que se oponen al genocidio del sionismo en Gaza y a la represión de Trump contra las protestas en los campus universitarios.
El 19 de abril se repitieron más de 80 protestas en capitolios estatales, juzgados y ayuntamientos en varios estados, como parte de las manifestaciones “50501”, condenando las deportaciones sin el debido proceso, el desmantelamiento de agencias federales y amenazas a la educación superior. Además, la jornada de protestas también incluyó la recolección de alimentos y donaciones, ofreciendo apoyo a los más afectados por las políticas del gobierno.
La perspectiva es que continúen y aumenten las movilizaciones del movimiento obrero, de la juventud, de las mujeres, disidencias y de otros sectores populares contra la expulsión de migrantes, los despidos y los ataques a los derechos democráticos. Ese es el camino que desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional proponemos para derrotar el plan reaccionario del ultraderechista Donald Trump.