Escribe Guido Poletti
Ofelia Fernández y Juan Grabois, ambos referentes de Patria Grande, atacaron al resto de los dirigentes peronistas. ¿Se preparan para romper y postular una alternativa distinta?
La exlegisladora porteña y referente juvenil afirmó que “no va a militar” la campaña electoral de Fuerza Patria, la lista del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Apuntó contra Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa, a quienes acusó de estar atravesando una etapa “frívola y desorientada”, y sostuvo que no ofrecen nada que entusiasme a la juventud: “me duermo cuando los escucho”, sentenció.
Además, planteó: “Creo humildemente, y sujeto a que me convenzan, que no es lo mejor para el peronismo ir unidos a las elecciones nacionales de octubre. Hay que asumir la conflictividad que hay dentro y convertirla en un esfuerzo por encontrar mejores ideas”.
Días más tarde, Juan Grabois, principal dirigente del espacio, cargó también contra el Frente Renovador de Massa, parte esencial de los acuerdos de unidad. Lo calificó como “parte de la derecha liberal”.
Estas críticas pueden ser correctas pero: ¿Implica esto que Patria Grande se propone romper para construir una alternativa popular? Entendemos la expectativa que estos gestos pueden despertar en sectores cansados de las internas, las maniobras y las candidaturas de siempre, que buscan una salida diferente.
Sin embargo, como ya ocurrió en otras ocasiones (en particular con Grabois), estas posturas buscan contener “por izquierda” a miles de descontentos, pero sin romper con el peronismo. Más temprano que tarde, aparecen las excusas de “la unidad para enfrentar a la derecha”. De hecho, en esta oportunidad, la propia Ofelia, que critica la lista en la provincia de Buenos Aires, ¿hará la misma objeción en CABA, donde aspira a obtener un lugar expectante en la lista de diputados nacionales de Fuerza Patria? En ese caso, no parece importar que la integren sectores como el Frente Renovador, a los que ella misma repudia en otros distritos.
Ser una barrera con discurso de izquierda para impedir que miles rompan definitivamente con el peronismo es un problema serio, especialmente si se pretende enfrentar a un gobierno ultraderechista como el de Javier Milei.
El propio peronismo (gobernando y aplicando el ajuste que exigía el FMI, con Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa) fue el principal responsable de que una parte importante del pueblo trabajador terminara, equivocadamente, votando a un personaje como Milei.
En estos casi dos años, mientras La Libertad Avanza desplegaba su plan motosierra, el peronismo colaboró para que se aprobaran leyes clave, no se anularan los decretos de necesidad y urgencia, y se sostuvieran los vetos del Ejecutivo. Lo hizo a través de diputados que se alinearon con Milei o de otros que, en nombre del “dialoguismo”, respondieron a los gobernadores, se ausentaron o “se enfermaron” en votaciones decisivas. A esto se suma el ajuste aplicado por los propios gobernadores peronistas (incluso Kicillof), siempre con la excusa de estar siendo atacados por la Nación. Mientras tanto, las conducciones de la CGT y las CTA, ligadas directamente a distintos sectores del peronismo, le concedieron una tregua al gobierno: desmovilización, parálisis y aislamiento de las luchas.
No representan ninguna alternativa al ajuste de Milei ni al sometimiento al FMI. De hecho, Cristina, pese a sus discursos opositores, reconoció más de una vez que si el peronismo vuelve al poder “otra vez” deberá hacerse cargo de pagar el endeudamiento. Suspender los pagos de la deuda o romper con el Fondo ni siquiera forma parte de su discusión.
Por todo esto afirmamos que el peronismo no es la salida que necesita el pueblo trabajador. Y por eso, sostenemos que las posiciones de Fernández y Grabois no sirven; peor aún, generan confusión entre quienes sí están dispuestos a luchar y a construir algo nuevo.
Hoy más que nunca, la única alternativa real pasa por votar y fortalecer a la única oposición que siempre estuvo en las calles acompañando todas las luchas, que denunció sin medias tintas cada una de las medidas de La Libertad Avanza y, sobre todo, que tiene un programa obrero y popular que arranca planteando con claridad que no hay salida sin romper con el FMI y suspender el pago de la deuda externa.










