May 16, 2024 Last Updated 9:31 PM, May 15, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Guido Poletti

Las anécdotas se repiten. Miles se despertaron el Día del Padre y descubrieron que no había luz. Después de las dudas de siempre (¿será mi casa?, ¿se le cortó también al vecino?) rápidamente se sospechó que se trataba de un enorme apagón. Pero la sorpresa pasó al estupor cuando se empezó a correr la noticia (no era fácil comunicarse ya que también se había caído internet) de que el apagón era ¡en todo el país! E incluso repercutía en algunas zonas de Uruguay y el sur de Brasil.

Digámoslo con todas las letras: esto nunca sucedió en la historia argentina. Nos encontramos frente a otro “récord” del gobierno Macri. Pero el origen del problema no nació con este gobierno. En realidad se trata de la gota que rebasó el vaso. Desde el año 1992, en que se privatizó y repartió “por pedacitos” el sistema eléctrico, todo se transformó en un gran negociado con todos los gobiernos que se fueron sucediendo. Las inversiones que estaban prometidas en los contratos de concesión nunca se llevaron a cabo. El ENRE, ente que en el propio marco regulatorio figuraba como “el que debía controlar” y defender a los usuarios, fue inmediatamente colonizado por las propias empresas privatizadas y justificó todo.

Así empezaron a suceder los apagones. En la historia quedará como el primer gran escándalo el gigantesco corte que sufrió en febrero de 1999 la ciudad de Buenos Aires, donde hubo zonas que llegaron a estar hasta quince días sin luz. Luego muchos otros se sucedieron. Se empezó a transformar en un “clásico del verano”. Si hacía calor (cosa esperable entre diciembre y marzo) automáticamente se cortaba la luz. Supuestamente por “exceso de consumo”. En la última década con el gobierno kirchnerista, cuando se compraron masivamente los equipos split frío-calor, esto también empezó a suceder en invierno. Ahora se cortaba la luz porque hacía frío. En todos los casos, lo que se escondía era el deterioro de la red, la falta de mantenimiento y la absoluta ausencia de inversiones.
Ahora llegamos a la máxima expresión del desastre. Un corte en la red de transmisión que, como dicen los propios expertos en el tema, es una eventualidad que tiene que ser tenida en cuenta, generó una reacción en cadena, ya que no funcionaron los planes de contingencia debido a que las políticas de ajuste les habían imposibilitado hacerlo. Rápidamente se produjo un apagón que afectó al sistema interconectado nacional íntegro.

¿Quién es el responsable?

La responsabilidad del apagón, sin duda, es de las privatizadas. Por supuesto que hay un culpable primario, directo: Transener, la mayor transportadora del país y una de las empresas privadas más importantes del sistema, hoy en manos mayoritarias de Pampa Energía (ver recuadro). Ahí se produjo la falla.

Pero esto no exime de responsabilidad al ENRE, que debía controlar y no lo hizo, y a las distribuidoras, que ni siquiera pueden garantizar que, una vez pasado el papelón, no vuelva a haber apagones en los días subsiguientes, como en el caso de La Plata (ver nota en esta página). Y, por supuesto, al gobierno de Macri, como se vio en la patética conferencia de prensa ofrecida por el secretario de Energía Gustavo Lopetegui, tratando de explicar lo inexplicable y “pasándole la pelota” a los otros actores del sistema. El gobierno kirchnerista favoreció con los subsidios a las empresas. Luego Macri y las privatizadas justificaron los tremendos tarifazos de hasta 5.000 por ciento diciendo que iban a mejorar el servicio. Quedó al desnudo que no sirvieron para nada. Solo se utilizaron para llenar los bolsillos de los empresarios y no se puso un peso para mejorar la calidad del servicio.

La única salida es la reestatización

El servicio eléctrico no puede estar sometido a la lógica de la ganancia privada. Se trata de un servicio social. Por eso decimos que hay que reconstruir un sistema nacional único que articule planificadamente la generación (centrales térmicas, hidroeléctricas y nucleares, junto a las incipientes fuentes alternativas -eólica, solar, biomasa, etcétera-), la transmisión y la distribución a partir de reestatizar todas las empresas en que ha sido desguazado: transportadoras, distribuidoras y centrales térmicas que pasaron a manos privadas. Y ponerlo a funcionar bajo gestión de los propios trabajadores y usuarios con tarifas populares y accesibles. Terminando, de esta manera, con el desastre que comenzó con la privatización de 1992 y que ninguno de los gobiernos posteriores modificó. Desde el Frente de Izquierda-Unidad planteamos en nuestro programa revertir los tarifazos y reestatizar el sistema, única salida para que no se repitan los desastres que vimos en estos días y que la energía eléctrica, cuyo acceso es un derecho humano esencial en el siglo XXI, deje de ser un bien de lujo para la clase trabajadora.


Yacylec y el Grupo Macri

Se trata de una de las empresa encargadas de conectar Yacyretá con el Sistema Argentino de Interconexión. Salió a la luz en estos días porque fue mencionada como uno de los posibles responsables del origen de la falla que produjo el apagón.
Pero más allá de que se verifique o no que esto fue así, su aparición en los medios dejó al descubierto otro escándalo: la empresa, propiedad del grupo económico de la familia presidencial, le debe a la AFIP una suma de 6,9 millones de pesos en concepto de impuesto a las ganancias.


los duenos de la electricidad

Los dueños de la electricidad

Los empresarios Marcelo Mindlin, Nicolás Caputo y Rogelio Pagano concentran el 51% de los usuarios del servicio público de electricidad a nivel nacional, así como el 49% de la demanda total.

Marcelo Mindlin es el dueño de Edenor y Transener (la empresa de transmisión responsable del apagón del siglo) con el grupo Pampa Energía. Este grupo obtuvo ganancias en los primeros nueve meses de 2018 por 3.256 millones de pesos, 226% más que el año anterior en ese período*.

Los dueños de Edesur son Nicolás Caputo, el “amigo de la infancia” de Macri, y ENEL (empresa italiana con mayoría accionaria) quienes ganaron en los primeros nueve meses de 2018 1.939 millones de pesos que representan 435% más que en ese período de 2017*. A su vez Nicolás Caputo con la generadora Central Puerto obtuvo ganancias por 16.318 millones de pesos entre enero y septiembre de 2018*. Por su parte, Rogelio Pagano, quien siendo parte del grupo de Mindlin y de Edenor antes que este la comprara, es el propietario de Edelap.

Además de su amistad Mindlin, Nicolás Caputo junto a la familia Macri aparecen entre los 50 argentinos más ricos de acuerdo a la revista Forbes.
El servicio eléctrico argentino, desguazado por la privatización, terminó en manos de estos tres buitres que se llenan los bolsillos con los subsidios que obtuvieron ayer del kirchnerismo y hoy siguen recibiendo del macrismo, más los astronómicos tarifazos que se suceden desde 2016. Se impone rescindirles todas las concesiones y reestatizar el servicio conformando un sistema integrado nacional.

*. Fuente: Instituto Argentino del Mercado de Capitales

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Desde las 10 de la noche del sábado pasado se vienen dando apagones en City Bell, Gonnet, Villa Elisa, Hernández, Arturo Seguí, Gorina y otras zonas de la ciudad de La Plata. Esto se produce a apenas seis días del apagón que dejó sin luz a todo el país. Un total de 40.000 usuarios se vieron afectados.

La falla fue detectada en la subestación eléctrica de City Bell. Pero lo escandaloso es que la concesionaria Edelap anunció que recién el jueves quedaría reparada la avería. En algunas zonas lo “ató con alambre” instalando generadores. Pero en muchas barriadas populares simplemente optó por dejar a todos a oscuras. Hay localidades que se quedaron sin agua y se tuvieron que suspender las clases en numerosas escuelas.

Ante la falta de respuestas, los vecinos comenzaron a movilizarse, exigiendo respuesta de Edelap.
José Pepe Rusconi, referente de Izquierda Socialista en la Ciudad y candidato a concejal por el Frente de Izquierda-Unidad, dejó clara la posición: “Edelap se lleva millones mientras deja a oscuras al Gran La Plata. Para solucionar la problemática de fondo exigimos que esta empresa sea reestatizada bajo control de los trabajadores y usuarios, que somos en definitiva los únicos que tenemos interés en que el servicio mejore”.

Corresponsal

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Escribe Simón Rodríguez Porras • Dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela y de la UIT-CI

Cercado por los fracasos en la política doméstica y las crisis internas de su gobierno, reflejadas en una altísima rotación de los altos funcionarios, con constantes contradicciones públicas entre Trump y su gabinete, el presidente yanqui ha venido empleando una política exterior de corte espectacular para ocultar sus debilidades. El caso más reciente ha sido el de sus amenazas bélicas contra Irán, llevadas al extremo con el envío de bombarderos cuya acción fue cancelada en el último momento el 20 de junio.

En 2018, adaptándose a la línea de Israel y de los sectores más agresivos de la derecha estadounidense, el gobierno de Trump rompió el acuerdo nuclear que Obama había firmado con Irán. En dicho pacto, firmado en 2015, Estados Unidos levantaba las sanciones económicas a cambio del compromiso del régimen teocrático de no superar cuotas acordadas de enriquecimiento de uranio para su programa nuclear. El restablecimiento de las sanciones por parte de Trump ha impactado sobre la economía iraní, que ya venía sufriendo el desgaste implicado por la ocupación militar de Siria al servicio de la dictadura fascista de Assad. En respuesta a las sanciones, Irán reinició el proceso de enriquecimiento de uranio y anunció que en julio superaría la cuota acordada en 2015.

La tensión aumentó con la realización de seis ataques a buques petroleros en las últimas seis semanas en el estrecho de Ormuz, uno de los puntos estratégicos de mayor interés para el imperialismo. Con apenas 33 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, por allí transita alrededor de la quinta parte de las exportaciones mundiales de petróleo, unos 19 millones de barriles diarios procedentes de Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos e Irán, así como gas licuado de Qatar, su principal exportador mundial. Irán niega ser responsable de los ataques.

En ese marco, el 19 de junio fue derribado por Irán un dron yanqui no tripulado de espionaje. Todo indicaría que el aparato volaba sobre aguas territoriales iraníes. Los voceros imperialistas aseguran que la acción ocurrió sobre aguas internacionales. Trump ordenó un bombardeo en retaliación y poco después, con los bombarderos ya volando, canceló el ataque. La retaliación se limitó a un ataque cibernético contra el gobierno iraní.

Trump mostró en muy poco tiempo todas sus caras: primero dijo creer que el derribo del dron no había sido deliberado, luego ordenó y canceló el ataque, posteriormente declaró que interrumpió el ataque porque le pareció desproporcionado al ser informado de que costaría 150 muertes. Más recientemente ha ofrecido por twitter prosperidad y amistad a Irán si desiste de su programa nuclear. Un evidente ofrecimiento de renegociar un acuerdo. Los gobiernos imperialistas de la Unión Europea han criticado abiertamente la unilateralidad de la política yanqui hacia Irán, llamando a la negociación.

El bluf de Trump ha evidenciado grandes diferencias con su asesor de seguridad, Bolton, y el secretario de Estado, Pompeo, que nuevamente son reflejadas en filtraciones a la prensa. Según fuentes de su gobierno, Trump dice no ser partidario de una guerra con Irán y se queja ante su círculo más cercano de que sus funcionarios quieren manipularlo para que caiga en una aventura bélica. El magnate, de convicciones racistas e imperialistas, se guía por el lema “America first” (Estados Unidos primero), argumentando que resulta muy costoso el rol de policía mundial. Entrando en un período preelectoral, una invasión no está entre sus planes. El recuerdo de Irak, el segundo Vietnam de Estados Unidos, sigue disuadiendo al imperialismo de emprender nuevas guerras de agresión. Pero no abandona sus permanentes amenazas hacia los pueblos.

El régimen iraní, por su parte, saca el máximo provecho del justo repudio que en su país y a nivel mundial generan las amenazas de Trump. Desde hace cuatro décadas esa teocracia capitalista, antiobrera y antipopular esgrime la supuesta inminencia de una agresión militar yanqui para justificar la inexistencia de libertades democráticas y la represión contra la resistencia a sus políticas de ajuste. Los revolucionarios repudiamos las amenazas militares y las sanciones económicas de Trump contra Irán, al mismo tiempo que nos solidarizamos con los trabajadores y el pueblo de Irán que padecen bajo las botas de la dictadura.

Se va delineando un patrón que evidencia la crisis de dominación política, económica y militar del imperialismo yanqui. Las amenazas de ataque nuclear a Norcorea fueron seguidas de conferencias amistosas entre Trump y Kim Jong Un. La opción de una agresión militar contra Venezuela se diluyó al fracasar el intento de golpe del 30 de abril en el que Trump y Guaidó contaban con la ruptura del alto mando militar chavista. Al igual que con Irán, en estos casos el gobierno de Trump ha usado el recurso de la amenaza militar para procurar resultados. Todo intento del imperialismo de obtener ventaja mediante el chantaje militar debe ser repudiado, no obstante está claro que hasta ahora Trump ladra pero no muerde.

Escribe Miguel Lamas

Miles de hondureños han expresado su repudio al presidente Juan Orlando Hernández (lo llaman por sus iniciales JOH) en masivas manifestaciones que mantienen paralizado al país centroamericano, de nueve millones de habitantes, desde hace dos meses.
El presidente Hernández gobierna desde 2013, forzó un cambio constitucional para hacerse reelegir y luego “ganó” las elecciones con un grosero fraude electoral con la bendición de Trump en 2017.

El motivo de las protestas son los recortes en los presupuestos de salud y educación pública. Los disturbios han dejado al menos tres muertos y más de veinte heridos, el más reciente este viernes, un chico de 17 años asesinado a balazos por los militares, un día después de que el mandatario, ante la huelga de la policía, desplegara al ejército para sofocar las manifestaciones, aunque continuaron. Se registraron bloqueos de carreteras en Tegucigalpa y otras ciudades del país. Las manifestaciones comenzaron en abril tras la aprobación de una “reestructuración” que fue denunciada por médicos y maestros, ya que abría las puertas a despidos masivos en el sector público y a la privatización de la salud y la educación. Al rechazo se unieron miles de estudiantes, convocados en redes sociales, que exigen el fin del mandato de Hernández bajo la etiqueta #FueraJOH. Los años de ajuste y saqueo han producido que miles de hondureños integren las caravanas de migrantes a Estados Unidos, escapando de la falta de empleos, la pobreza y la violencia que se vive en su nación. Por eso nos unimos al grito “¡fuera JOH!”.

 

Escribe Eduardo Ruarte

El domingo 23 de junio se llevaron a cabo elecciones municipales para alcalde de Estambul. El candidato de Erdogan, el ex primer ministro Binali Yildirim, obtuvo 45,1% de los votos contra 54% de la oposición socialdemócrata que encabeza Ekrem Imamoglu, sacando una diferencia de 10 puntos. En esta nueva elección el Partido Republicano Democrático (CHO) repite el triunfo que obtuvo en las elecciones pasadas del 31 de marzo, las cuales fueron impugnadas por Erdogan luego de haber perdido también en ciudades importantes como Izmir y Ankara, la capital turca.

Se confirma la derrota de Erdogan y su partido, AKP, en Estambul, dando fin a veinticinco años de gobierno municipal de su partido burgués islamista. Las elecciones se dan en un contexto de profundo descontento popular y repudio a las medidas del gobierno reaccionario de Erdogan, la crisis económica, el ataque a las libertades democráticas, como las restricciones a la sindicalización, y la prohibición de manifestaciones.

El Partido por la Democracia Obrera (IDP), sección turca de la UIT-CI, acompaña al pueblo trabajador y a la juventud de Estambul llamando a un voto crítico al opositor CHO para derrotar a Erdogan, sin depositar ninguna confianza ni apoyo político en esta oposición burguesa que pretende ser alternativa al gobierno reaccionario y antiobrero del AKP. En este sentido, sostiene que hace falta más que nunca luchar por las libertades democráticas y sindicales y unir a la izquierda y a los trabajadores en un frente de movilización y lucha contra el pago de la deuda externa y establecer un plan económico al servicio de la clase obrera y los sectores populares.

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