Las elecciones de renovación legislativa 2013 tienen lugar en el marco de tendencias a una crisis de conjunto, en el marco del fin del ciclo kirchnerista armado para desviar la rebelión popular de 2001. En el plano económico, se manifiestan las tendencias a una nueva crisis de deuda –después de haberla pagado religiosamente durante una década-, una inflación creciente, una deuda pública récord, el paulatino vaciamiento del Banco Central y de la Anses y una desvalorización internacional del peso. Argentina se encuentra, otra vez, en el rumbo de un nuevo viraje de la política económica, que tendrá consecuencias graves, otra vez, para los trabajadores.
La clase capitalista reclama que se ponga fin al 'cepo' cambiario y otras regulaciones del Estado, que se proceda a una fuerte devaluación del peso y que puedan recuperar la libertad de entrada y salida de capitales y la posibilidad de acceder al endeudamiento internacional; reclaman la generalización del acuerdo con Chevron.
A través de algunos de sus políticos (como Scioli, Massa, Macri o De la Sota) buscan conciliar ese programa con una "transición ordenada", para evitar la repetición del 2001. En realidad, quieren que sea el gobierno K el que cargue con las "tareas pendientes" del ajuste.