Este siglo de lucha de la juventud y el movimiento estudiantil ha sido también un siglo lucha de las mujeres por sus derechos. Desde la reforma del ‘18 las mujeres ya dabamos duras peleas, en primer lugar, por acceder a la universidad. Pero también tenemos ejemplos como el de Prosperina Paravan, que fue vanguardia peleando para que los estudiantes de su facultad (de odontología de Córdoba) se sumaran a las movilizaciones reformistas a pesar de la negativa de su centro de estudiantes.
En el mundo las mujeres habían encabezado ya enormes triunfos. Las mujeres rusas fueron protagonistas de la revolución bolchevique, alcanzando derechos que en algunos países llevaron un siglo o que aún exigimos: el derecho al aborto, el divorcio, el derecho al voto, entre muchos otros.
Pasó medio siglo más de avances y retrocesos, las mujeres seguimos luchando. Avanzamos en nuestro lugar en la universidad y en la política. Las revueltas del Mayo Francés, el Cordobazo en Argentina y tantas otras tuvieron a las mujeres peleando junto a la clase obrera en el marco de la segunda ola feminista. Las feministas se cuestionaban el rol de la mujer en la familia, el hogar; dieron la pelea por organizarse y salir a las calles.
Hoy levantamos las consignas por todos los derechos que todavía nos faltan. Como a lo largo de la historia, somos las trabajadoras y las más pobres las que sufrimos la desigualdad desde muy jóvenes.
Hoy somos la mayoría de la matrícula universitaria, y exigimos que se garanticen jardines maternopaternales y lactarios para no dejar de estudiar cuando somos madres. Reclamamos también, por el reconocimiento y visibilización de las identidades disidentes y LGBTIQ.
Nos organizamos y peleamos por la implementación real de protocolos para casos de violencia de género en los lugares de estudio, de la misma manera que exigimos presupuesto para las leyes contra la violencia a todos los gobiernos.
Porque a pesar de llevar más de un siglo de peleas por el derecho a decidir hoy seguimos exigiendo educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Y somos las estudiantes quienes copamos las calles junto a las trabajadoras despedidas el último 8 de marzo contra el ajuste del gobierno.
Hicimos temblar el mundo con el Paro Internacional de Mujeres y lo haremos todos días para que se apruebe la ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, de la cual formamos parte para que dejen de morir mujeres en abortos clandestinos. La iglesia contra la que se levantó el movimiento estudiantil del ‘18, es la misma que hoy moviliza en contra de la libre desición sobre nuestros cuerpos: exigimos la separación inmediata de la Iglesia del Estado.
Las Mujeres de Izquierda Socialista tenemos una tradición de lucha por nuestros derechos como mujeres trabajadoras que continuamos hoy en todos los lugares de estudio y trabajo. Por eso formamos “Isadora Mujeres en lucha” junto a compañeras independientes, una herramienta para organizarnos. Porque sabemos que para ser libres, las mujeres debemos luchar no solo contra el machismo y patriarcado sino también por destruir un sistema capitalista que violenta nuestros cuerpos como trabajadoras. Por eso nos reivindicamos feministas socialistas, por eso peleamos junto a las mujeres, la clase obrera y el movimiento estudiantil en las universidades y las calles, aprendiendo de aquellas mujeres que pelean desde hace más de un siglo en argentina y en todo el mundo.