En una declaración conjunta desde Washington, los jefes de Estado de EEUU e Israel, Trump y Netanyahu, presentaron una propuesta “de paz” denominada “Acuerdo del siglo”. Netanyahu ha anunciado que comenzará de inmediato la ejecución de aspectos del plan, dejando en claro que no es una propuesta para la negociación con los representantes del pueblo palestino, sino un aval del imperialismo yanqui para una nueva ofensiva criminal del Estado racista y fascista de Israel.
El proyecto de Trump supera en ambición cualquier propuesta anterior por parte del imperialismo. Ha sido presentado en una coyuntura en la que Trump enfrenta un juicio político en el Senado y entra en un período de campaña electoral, mientras que Netanyahu ha sido condenado por corrupción y enfrentará en marzo la tercera elección en un año, debido a que las dos elecciones anteriores no arrojaron una mayoría parlamentaria que permitiera formar gobierno.
Trump propone el reconocimiento de la soberanía sionista sobre los asentamientos de colonos en Cisjordania, que Jerusalén sea la capital de la entidad sionista y la anexión del valle del río Jordán. Plantea la expulsión de 300 mil palestinos de ciudadanía israelí hacia el pseudo Estado palestino, mientras que le niega el derecho al retorno a 6 millones de refugiados palestinos, que en virtud del acuerdo dejarían de ser considerados refugiados. También se les negaría el derecho a recuperar sus propiedades robadas durante el proceso de colonización o a cualquier compensación económica. Ni siquiera podrían regresar al pseudo Estado palestino concebido por el plan, sin el aval israelí. No se contempla la liberación de los presos políticos palestinos y se impone el reconocimiento de Israel como un “Estado judío”, lo cual significa que los palestinos deben aceptar y avalar una definición racista que convierte a los palestinos, cristianos y musulmanes con ciudadanía israelí, y a los drusos, en ciudadanos de segunda categoría.
A cambio, se reconocería un pseudo Estado palestino a semejanza de los bantustanes del apartheid sudafricano: sin control de sus fronteras o de su espacio aéreo y marítimo. “Desmilitarizado” en el sentido de que se prohíbe a los palestinos armarse para defenderse de los ataques sionistas. Se le cedería a ese pseudo Estado dos franjas de tierra en el desierto en compensación por las amplias pérdidas territoriales en relación con las fronteras de 1967, pues se cercenan amplios territorios en Cisjordania. Gaza se mantendría sitiada. Se considera violatorio del acuerdo el apoyo a cualquier iniciativa de reivindicación nacional y antirracista como el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Esta aberrante propuesta es la continuidad de la agresiva política imperialista y racista de Trump en relación con el tema palestino. En los últimos tres años, el gobierno yanqui ha avalado la ocupación ilegal por parte de las fuerzas sionistas de los Altos del Golán sirios y reconocido a Jerusalén como capital israelí, anunciando que instalará la embajada yanqui en esa ciudad. Cerró la misión diplomática palestina en Washington y eliminó la ayuda humanitaria y el apoyo a la agencia de refugiados de la ONU en Palestina. En diciembre de 2019 firmó una orden ejecutiva contra el movimiento BDS, para criminalizar las críticas a Israel y equipararlas con antisemitismo.
Esta profundización de la tradicional postura yanqui de apoyo incondicional a Israel, es parte del intento de recuperar influencia en la región luego de las derrotas sufridas en Irak y Afganistán, y refleja la presencia en el gobierno de extremistas sionistas como el embajador de EEUU en Israel, David Friedman, o el yerno de Trump y enviado especial para la región, Jared Kushner, así como el fortalecimiento del ala del gobierno representada por evangélicos fanáticos, quienes apoyan al Estado de Israel en base a argumentos teológicos sobre el advenimiento de un nuevo mesías.
El anuncio de Trump y Netanyahu fue rechazado tanto por Fatah como Hamas y generó grandes protestas por parte del pueblo palestino. Ya hay decenas de heridos en dos días, por la acción de los represores sionistas. Netanyahu viajó a Rusia buscando el apoyo de Putin, quien ha mantenido muy buenas relaciones con Israel. La mayoría de los gobiernos europeos guardaron un silencio cómplice, pero el gobierno británico fue más allá al saludar la iniciativa. Las dictaduras de Egipto y Arabia Saudí también saludaron la propuesta y llamaron a los palestinos a sentarse a negociar
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) repudiamos esta nueva agresión del imperialismo yanqui y el sionismo en contra del pueblo palestino. La humillante propuesta de Trump fortalece la lucha por una salida verdaderamente justa, que es la del establecimiento de un solo Estado laico, democrático y no racista en todo el territorio de Palestina. Llamamos a la solidaridad internacional de los pueblos del mundo con el pueblo palestino.
¡Abajo el acuerdo de Trump y Netanyahu!
¡Todo el apoyo al pueblo palestino!
¡Exijamos la ruptura de relaciones diplomáticas, económicas y culturales con el Estado colonial de Israel!
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
30 de enero 2020
www.uit-ci.org