Escribe Juan Carlos Giordano
Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
12 de marzo de 2020
El coronavirus ha sido declarado una pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Afecta a China, Europa, Estados Unidos y empezaron los primeros casos en Latinoamérica y Argentina. El tema se discute en los lugares de trabajo y estudio. Millones de trabajadores y vecinos, además de sufrir la pobreza y los bajos salarios, ahora tienen que hacer frente a las consecuencias del virus y el rebrote del dengue y el sarampión.
El gobierno de Alberto Fernández viene actuando con una total improvisación. El ministro de Salud Ginés González García dijo que el problema era “lejano”, luego que lo sorprendió que el coronavirus “llegara tan rápido” y ahora el presidente pide que no se marche el 24 de marzo. Se llega a decir que se va a penar hasta con prisión a quienes no cumplan con las disposiciones gubernamentales (como si el problema fuera de “falta de solidaridad” de la gente) pero no se toman las necesarias medidas de fondo. Lo mismo hace el gobierno de la Ciudad. Larreta suspendió los recitales pero deja que millones sigan viajando hacinados en los subtes, igual que ocurre con el resto del transporte en el país.
Desde el gobierno se vino minimizando el tema diciendo que en el país solo había casos “importados”, cuando ya fueron detectados cuatro casos “autóctonos”. Y ha dicho “estamos preparados” para enfrentar la situación. ¿Pero es cierto que los hospitales públicos están preparados? ¡Si todos sabemos que faltan gasa, alcohol, camas, aparatología, hay servicios cerrados y millones tienen que esperar meses para un turno!
En todos estos años los gobiernos se han ensañado con el hospital público, reduciendo presupuestos y teniendo a miles de médicos y enfermeros precarizados. Lo mismo pasa en Italia, con hospitales colapsados donde los médicos no dan abasto y tienen que elegir si priorizan la atención de un anciano o un niño. ¡Una barbaridad!
En las escuelas ocurre lo mismo. La conducción de Suteba opositor de La Matanza acaba de emitir un comunicado denunciando “las condiciones críticas en las que se encuentran las escuelas para cumplir con las elementales condiciones de prevención sanitaria. No hay jabón en los baños y paños secantes para el lavado de manos, tampoco alcohol en gel ni repelente”. Y agrega: “Debido a la desinversión educativa los alumnos se encuentran hacinados en aulas superpobladas, agravado por la falta de vacunas contra el sarampión y los preocupantes casos de dengue facilitados por las malas condiciones de vivienda, falta de cloacas y aguas servidas que se transforman en focos infecciosos.”
Alberto Fernández ha destinado una partida completamente insuficiente de 1.700 millones de pesos para combatir la pandemia (equivalente a 20 millones de dólares, cuando Kicillof pagó de contado 250 millones de dólares de deuda, diez veces más). Y el presidente se apresta a seguir pagando una deuda usurera y fraudulenta vía una renegociación, en vez de disponer los millones necesarios para prevenir y combatir el mal. Hay que hacer al revés, como lo proponemos desde el Frente de Izquierda.
A su vez, los trabajadores no pueden seguir soportando los despidos o suspensiones por parte de patronales negreras que lo justifican por la crisis económica (como la multinacional General Motors, con la complicidad de la burocracia sindical). Y si se aconsejan las cuarentenas, hay que obligar a las patronales para que sigan pagando los mismos salarios, no tomen sanciones contra el personal, no descuenten el presentismo por las licencias médicas y se otorguen licencias sin pérdida de salario para las personas en grupos de riesgo.
Llamamos a exigir medidas urgentes y de fondo. Que se declare la emergencia sanitaria. Plata para combatir el coronavirus, el dengue y el sarampión, no para la deuda. Plata para salud y educación, no para los usureros y el FMI. Jabón y repelente en todas las escuelas y hospitales. Insumos y camas en los hospitales para enfrentar la pandemia. Que se nombren a todos los profesionales y personal necesarios. Todos a planta permanente.
Que se extiendan los horarios de los medios de transporte para trasladar a millones de personas en condiciones seguras. Que se prohíban los despidos y suspensiones. Impuesto especial a los que más tienen, a las multinacionales, a la oligarquía y bancos. En definitiva, que la crisis económica y social que ahora se une a los efectos de la pandemia la paguen los capitalistas. Medidas que deben ser parte de un plan económico obrero y popular para combatir de verdad todos los males que sufre el pueblo trabajador.