Seis meses después de las masivas manifestaciones de protesta del 11 de julio del año pasado, cientos de cubanas y cubanos detenidos por participar en las protestas contra el Gobierno son juzgados, desde enero, en diversos tribunales del país bajo la falsa acusación de “desacato, desorden público, ultraje a los símbolos de la patria, incitación a delinquir, atentado” y en algunos casos de “sedición”, que puede implicar condenas de hasta 30 años de cárcel. Entre ellos hay muchos menores de edad desde los 16 años. Y muchos de ellos fueron detenidos al otro día en redadas que fueron una verdadera cacería.
Aunque no hay datos oficiales, ni información en la prensa cubana controlada por el gobierno, por denuncias de familiares se estima que más de mil personas fueron detenidas en las protestas y entre 600 y 700 están enjuiciadas.
Acusaciones absurdas
Uno de los enjuiciados, por ejemplo, es el joven músico Abel Lescay. El afectado estudia en el Instituto Superior de Arte y ha sido respaldado por su universidad y una campaña internacional de firmas pidiendo su libertad de la cual fuimos parte desde la UIT-CI. El joven contó que el 11-J salió a la calle y se manifestó pacíficamente, pero al día siguiente fue detenido en su casa por aparecer en un vídeo en la manifestación discutiendo con un policía. Desde entonces sufre reclusión domiciliaria en tanto se celebre el juicio. ¡La fiscalía pide 7 años de cárcel!
Son juicios totalmente montados en base a acusaciones falsas. Para justificar esta represión y condenas a años de cárcel a personas que no cometieron ningún delito excepto manifestarse en las calles, el gobierno de Diaz Canel y el Partido Comunista de Cuba (PCC) dice que las protestas fueron “orquestadas y financiadas desde los Estados Unidos”. Esto no es cierto. Desde ya que el imperialismo intentó utilizar las protestas a su favor. Pero las causas de fondo hay que buscarlas en las políticas ajustadoras aplicadas en enero del año pasado por el gobierno cubano que profundizaron la desigualdad social. En Cuba hace décadas que no hay ningún tipo de socialismo, sino un capitalismo de empresas mixtas y con profunda desigualdad social. Que se combina con la total falta de derechos para reclamar o protestar. En Cuba no existe el derecho de huelga ni a organizar sindicatos libremente. Existe la censura y todo tipo de discriminaciones raciales o de género.
Mientras crece la miseria popular, tanto los dirigentes del PCC, los militares y los nuevos burgueses viven como ricos y con sus privilegios.
Ajuste antipopular
En enero del 2021 se realizó una reforma monetaria y laboral de graves consecuencias. Con lo cual decretaron un mísero aumento del salario y un elevado aumento de todos los precios de consumo popular. O sea, un típico ajuste capitalista. Tan “ortodoxo” que hasta se anunció que tenía por objetivo “incentivar la inversión privada” y se habilitó “la participación mayoritaria de capitales extranjeros en las empresas mixtas (…) en el sector financiero incluye firmas de capital totalmente extranjero” (Clarín, 19/12/ 2020). Anunciaron un aumento del salario mínimo mensual pero los precios de los alimentos, aseo, gas, luz y transporte se incrementaron muy por arriba del aumento salarial. Los salarios son miserables, entre 50 dólares o menos de 100 dólares, no cubren las necesidades básicas. En estos meses se desató una mayor inflación y especulación capitalista con el dólar. El cambio del dólar se estableció en un dólar 24 pesos y en el mercado paralelo ya llega a 95 pesos. Todo lo cual produjo una mayor escasez y más caída del valor del salario. El pueblo cubano hace colas interminables para conseguir comida, sufre cortes de electricidad y, en medio de la pandemia, escasean los medicamentos. Se produjo un fuerte deterioro del servicio de salud que antes era de primer nivel reconocido internacionalmente.
Protestas genuinas
Por eso las protestas del 11 de julio en Cuba fueron totalmente genuinas y responden a motivos similares a las protestas populares del año pasado en Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Honduras y otros países latinoamericanos. La gente salió a las calles porque ya no aguanta más la pobreza, el grave deterioro de su nivel de vida.
Por supuesto que el imperialismo yanky tiene su cuota de responsabilidad en la crisis social cubana por su histórico bloqueo y las últimas sanciones. Pero el bloqueo, que siempre repudiamos y combatimos, es solo un elemento, pero no la causa fundamental de la grave situación social que padece el pueblo cubano.
El bloqueo, instaurado en los años 60, que fue mucho más duro, fracasó por la resistencia del pueblo cubano y el apoyo en el mundo a la revolución cubana. Hoy en día es un bloqueo limitado y parcial. Desde hace décadas Cuba tiene relaciones comerciales y políticas con casi todos los países del mundo. Tal es así que desde los años 90, de la mano de Fidel y Raúl Castro, se fue facilitando la inversión privada extranjera, bajo empresas mixtas con las multinacionales, en especial de la Unión Europea y Canadá. El PCC, siguiendo el camino marcado por China, restauró el capitalismo en la isla. Esta es la triste verdad. Ese es el verdadero marco económico-social que explica el inédito estallido social del 11 de julio.
El régimen político de partido único y la justicia están al servicio de los privilegios de esta minoría y para impedir la protesta popular.
Desde la UIT-CI consideramos que el desarrollo de las luchas populares en Cuba es fundamental para terminar con el régimen represor de partido único. La salida no es la que ofrece la derecha cubana pro norteamericana. Sino lograr un verdadero socialismo con libertad que recupere las viejas conquistas sociales de la revolución socialista de 1959. Desde la UIT-CI apoyamos y saludamos la existencia de una izquierda crítica cubana que luche por esta tercera alternativa política socialista e independiente.
En esa perspectiva apoyamos toda lucha del pueblo trabajador cubano por sus reclamos de una vida y un salario dignos, contra la represión y por sus libertades.
Ante los juicios injustos a los presos por las protestas populares, llamamos a la más amplia solidaridad internacional de los sectores que se reclaman antiimperialistas, democráticos y de la izquierda, para reclamar por la inmediata libertad plena de las y los presos del 11J, el fin de los falsos procesos judiciales y por la libertad de expresión, de manifestación callejera y de organización.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
22 de enero de 2022