Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista / FIT Unidad
Muchos se preguntan si la nueva ministra de Economía, habiendo sido propuesta por la vicepresidenta Cristina Fernández, va a hacer algo distinto al ajuste que se viene llevando adelante por parte del gobierno del Frente de Todos.
La flamante ministra despejó cualquier duda. Sus primeras declaraciones fueron “vamos a continuar el programa acordado con el FMI”. Cuando asumió, completó: “creo en el equilibrio fiscal”. O sea, en línea con las exigencias del FMI, eso significa bajar el gasto público y achicar el déficit. Para lograrlo, seguirán la inflación, la caída del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, se llevarán adelante los tarifazos y se congelará y licuará el gasto social.
Pero vayamos a su “currículum”. Silvina Batakis fue la ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires de Daniel Scioli entre 2011 y 2015, durante la segunda presidencia de Cristina Fernández. Se mostró como una gran ajustadora, en particular contra los docentes, que tuvieron que hacerle 17 días de paro y grandes movilizaciones en el año 2014. Ya en 2012, Batakis había propuesto imponer el aguinaldo en cuotas para todos los trabajadores estatales.
También es interesante ver quién la defiende. Empecemos por su antiguo jefe Daniel Scioli. En una entrevista con CNN Radio, el ex gobernador de Buenos Aires y actual ministro de la producción ponderó que la nueva ministra tiene una “gran articulación con el mundo empresario”. “De otra forma no hubiera estado conmigo”, concluyó Scioli, dejando claro a la vez su perfil pro-patronal.
Otro que abrió crédito sobre Silvina Batakis fue nada más y nada menos que el negociador histórico de la deuda externa (en 1989, 1993 y 2001), Daniel Marx. La elogió y aseguró que Batakis va a garantizar el acuerdo con el Fondo y los pagos de deuda.
Batakis llega al ministerio de Economía a continuar la política de Martín Guzmán y en definitiva, del conjunto del Frente de Todos, incluyendo a Alberto y Cristina: cumplir con el ajuste que exige el FMI y garantizar los pagos de deuda externa, a costa de más hambre y miseria popular.