En el Palacio de Gobierno se reunió el Acuerdo Nacional. Convocado por la Sra. Boluarte, allí presente con todo su Gabinete al igual que la CONFIEP, representantes de la Iglesia, dueños de los partidos, los titulares de los otros poderes del Estado y las Fuerzas Armada, y a quienes llaman sociedad civil. En pocas palabras, los causantes de las crisis y de la represión se reunieron para hablar de paz, democracia y dialogo, mientras que las tropas bajo su mando asesinaban a los pobladores de Puno. En tal sentido, así lo hizo saber el Gobernador de esa región de forma virtual con su denuncia y protesta por los asesinatos. De este modo, no tuvieron otra salida que suspender la sesión.
En efecto, una vez más nuestro suelo patrio se tiñe con la sangre de los muertos y heridos, esta vez con la de las nacionalidades quechuas y aymaras, los mismos que el llamado Estado Nación formal peruano no reconoce ni toma en cuenta. Esta vez han sido 17 muertos y 38 heridos, todos de bala, disparadas desde los helicópteros junto con gases lacrimógenos. También ha transcendido que un estudiante del último año de medicina que —con botiquín en mano— daba primeros auxilios a uno de los heridos fue asesinado. Suman ya 39 los muertos confirmados, aunque hay versiones de pobladores que en las zonas tomadas por la Policía y militares ocultan cadáveres de otras víctimas. Es así que a más de un mes que se iniciaron las protestas las luchas se mantienen en el país; según reportes periodísticos nacionales y extranjeros dan cuentas que este lunes 10 hubo bloqueos de carretas en 8 regiones del país: Apurímac, Cusco, Madre de Dios, Amazonas, Arequipa y Puno, Ica, Nazca.
Por una parte, la Presidenta, su Gabinete, sus fuerzas represivas, los servicios de inteligencia (¿?) periodistas vendidos, militares y policías en retiro, son parte de una maquinaria de terror. Usan el lenguaje de la paz y dialogo para ocultar su práctica de masacre y genocidio contra un pueblo que protesta. Llaman a una santa cruzada para enfrentar al terrorismo y al comunismo que según ellos ha tomado el poder del país. En el fondo están aterrorizados porque comprobaron que el terruquear y el terrorismo verbal no les sirvió en la última contienda electoral, y han pasado a usar todas las fuerzas del Estado opresor con las mismas intenciones contra el pueblo que lo vapuleo en las urnas. El Gobierno pide dialogo cada vez que abre la boca para informar sobre la situación, pero siguen amenazando y matando a los que protestan. Nosotros les decimos: las balas no hablan señora Boluarte, las balas matan. El pueblo ya habló, ya ha dicho su palabra a su manera y en las 47 lenguas que se hablan en el Perú, que usted señora Boluarte se vaya, que se cierre ese Congreso lleno de negociantes de la política, de congresistas que de una u otra manera maniobran para quedarse o tentar una reelección camuflada.
Por otra parte, no es cierto lo que dice el columnista del diario Expreso (Vásquez Kunze16-12-2022) “Que las protestas son para liberar a Castillo para que dirija la insurrección comunista… Seamos claros. Los comunistas quieren tomar el poder porque han perdido el poco Gobierno que tenían. No se puede tener contemplaciones con ellos. Son subversivos y se les debe aplicar el máximo rigor de la ley civil, penal y marcial. Nada de diálogo. Fuego a discreción. La República debe prevalecer.” Si bien es cierto que en las protestas masivas no falta quien reclama la restitución de Castillo, no cierto lo que dice ese plumífero de la reacción disfrazado de periodista. En pocas palabras, las protestas piden que renuncie la Presidenta, que se vayan todos y nuevas elecciones sin corruptos. Castillo desgraciadamente no fue capaz ni siquiera de intentar el cumplimiento de sus promesas de campaña y pasó a ser uno más de la lista de los gobiernos continuadores del neoliberalismo. Incluso con su fallido golpe se comprometía a continuarla ese modelo. Con la sabiduría innata, el pueblo que no se traga el cuento del terruqueo, por el contrario, aumenta su indignación y no acepta ningún dialogo, cree que las cartas están ya echadas y lo que exige son soluciones a sus demandas.
En resumen, el Gabinete de Boluarte se presenta a pedir la confianza del Congreso chorreando sangre por todos lados, bastaría ese solo hecho para que quien se reclame de izquierda o simplemente demócrata a secas, no se la otorgue.
¡Fuera la presidenta!
¡Que se vayan todos!
¡Nuevas elecciones sin partidos corruptos!
Lima, 10 de enero de 2023