El 4 de febrero de 1982 una patota de civil secuestraba a la compañera Ana María Martínez, militante de nuestra corriente (orientada por Nahuel Moreno), del Partido Socialista de Trabajadores (PST) predecesor de Izquierda Socialista. Ella, como muchos otros, fue perseguida por la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (Dipba) y el Destacamento de Inteligencia del Ejército 201 de Campo de Mayo.
Poco se sabe que pasó luego de esa tarde en Villa de Mayo, cuando desconocidos de civil se la llevaron en un Ford Falcon. Días después, era encontrado su cuerpo, acribillado a balazos, por niños en un descampado cercano a Punta Querandí, en el partido de Tigre.
Ana María tenía 32 años y estaba embarazada. La noticia fue de alto impacto nacional e internacional. Su crimen fue de los últimos llevados a cabo por la dictadura cívico militar inaugurada en 1976, que provocó el genocidio más grande y sangriento del país en el último siglo.
Ana María Martínez había llegado a Buenos Aires procedente de Mar del Plata, en donde ya tenía un largo recorrido militando en el PST como obrera fabril: de Havanna a Sylvania, las autopartistas Dunit y Dea, ya en la zona norte del Gran Buenos Aires. Donde llevó las ideas del socialismo a pesar de la dictadura reinante.
Con la Comisión Familiares, Amigos y Compañeros de Ana María Martínez, formada (en 2012) por iniciativa de la entrañable Carmen Metrovich (cuñada de Ana María), venimos luchando hace una década a fuerza de organización y movilización. Recabando testimonios, contactando a ex compañeros, aportando pruebas y llevando adelante diversas iniciativas para dar a conocer el caso de Ana María. En diciembre de 2018 tuvimos una victoria muy importante, la condena a prisión perpetua de dos altos mandos del Ejército, Jorge Norberto Apa, jefe del Destacamento 201 de Inteligencia, y Pascual Muñoz, jefe del Grupo 1 del Estado Mayor que tuviera asiento en Campo de Mayo. Una condena más arrancada con lucha luego de décadas de oscuridad e impunidad.
Esa pelea continua en estos días, hay que castigar a todos los culpables. El actual fiscal general de Mar del Plata, Fabián Fernández Garello, integró el grupo policial que hizo inteligencia sobre el PST en zona norte y es una muestra de cómo desde 1983 hasta la fecha cada uno de todos los gobiernos patronales se han ocupado de garantizar impunidad para los milicos genocidas y sus cómplices civiles. Radicales, peronistas (kirchneristas y otros), aliancistas y macristas han coincidido en mirar para otro lado, no abriendo los archivos de la dictadura y permitiendo que muchos milicos estén con prisiones domiciliarias o se mueran de viejos en la tranquilidad de sus hogares.
Obrera, feminista, socialista y activista por los derechos humanos, Ana María Martínez llevó su compromiso revolucionario hasta las últimas consecuencias. Hace cuarenta y un años se la llevaron y como tantos otros compañeros perseguidos, torturados y desaparecidos, nos ha dejado un legado y ejemplo de militancia, un compromiso que como revolucionarios renovamos día a día.
Desde Izquierda Socialista volvemos a rendirle homenaje. ¡Querida compañera Ana María Martínez presente, ahora y siempre! ¡Hasta el socialismo siempre!