Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

El endeudamiento de nuestro país sigue creciendo cual bola de nieve. Los vencimientos con los acreedores externos privados y el FMI se volverán impagables en los años venideros. Ahora un canje de bonos locales por siete billones de pesos abre una nueva hipoteca hacia el año próximo. ¿De quién es la culpa y cuál es la salida?

El endeudamiento total de nuestro país orilla los 450.000 millones de dólares (sumando la deuda del estado nacional, las provincias y el Banco Central). Impagable por donde se la mire. El acuerdo con los acreedores privados, firmado en plena pandemia (agosto de 2020) y que nos vendieron como un gran negocio, ya empieza a mostrar la realidad: desde hace un año venimos pagando vencimientos, pero estos crecerán implacablemente en 2024 y años sucesivos.

Con el FMI, todavía no abonamos un peso de capital, tenemos firmado un plan de ajuste durísimo, ya este año debemos abonar 3.500 millones de dólares netos más de los que recibiremos y, nuevamente, eso se agudiza en 2024 y se hace absolutamente impagable hacia 2025, cuando ya tengamos que empezar a cumplir con el capital de esa deuda, que acumula casi 50.000 millones de dólares. Mientras tanto, la inflación galopante, que casi cerró en el 100% el año pasado, y que sigue creciendo en 2023, es el mecanismo que se utiliza para licuar salarios, jubilaciones y gastos sociales y así cumplir con las exigencias del ajuste del FMI.

Pero a todo esto se suma, la enorme y creciente bola de endeudamiento interno, en bonos del Tesoro Nacional y Leliqs del Banco Central. Suman siete billones de pesos (al tipo de cambio oficial, 35.000 millones de dólares). No nos confundamos: que se encuentren nominalmente en pesos no los hace menos problemáticos. Por un lado, porque una parte de esos bonos se ajustan por tipo de cambio, por lo que están de hecho dolarizados; otro grupo según la inflación y los restantes por una tasa de interés usuraria.

El otro tema son los “tenedores” de esos bonos y letras. Salvo una parte que está en manos de organismos del estado (por ejemplo Anses, al que se lo “empapeló” después de vaciarlo de sus recursos genuinos), el resto está en manos de banqueros, u otros especuladores, incluyendo incluso los mismos buitres que figuran como acreedores externos del resto de la deuda. Esos bonos o letras tienen vencimientos de corto plazo. De hecho, una parte importante de los mismos el gobierno tiene que renovarlos casi todos los meses.

El nuevo canje del gobierno peronista del Frente de Todos

El ministro Massa acaba de lanzar un canje de bonos. Digámoslo con todas las letras: es un gran negocio a la medida de los bancos y otros tenedores (léase especuladores), sin ningún riesgo para ellos. A los bonos actuales se los reemplaza por nuevos, con vencimiento en 2024 y 2025, llamados bonos “duales”. Quiere decir que se actualizan por inflación y también por tipo de cambio, ante cualquier eventual devaluación.Y también los banqueros con esos bonos pueden canjearlos en cualquier momento por dinero en efectivo, con un “seguro” para desprenderse de ellos. O sea, a cambio de “correr el vencimiento” para adelante, se les da absolutamente todas las garantías a los pulpos financieros para que sigan haciendo sus superganancias vía esta bicicleta financiera infernal. Y que puedan “irse”, fugando su plata cuando así lo decidan.

Los economistas de la oposición patronal de Juntos por el Cambio (Lacunza, Dujovne, Laspina, Loustau), salieron a criticar la operación, acusándola de “operación vil y ruinosa”. En concreto, se quejan que le pasan el muerto al próximo gobierno.

¿Verdadero o falso? Verdadero. Tan verdadero como que se trata de algo exactamente igual a lo que hizo el propio Dujovne cuando era ministro de Macri, que también creó esos “bonos duales”.

En síntesis, hoy el peronismo gobierna al servicio de la especulación y las superganancias de los banqueros. Lo mismo que hace cuatro años atrás llevaba adelante el gobierno de Macri y Juntos por el Cambio.

Es que en realidad, todo esto es una manifestación más de la bola de nieve del endeudamiento. Gobierno tras gobierno, pagan y pagan deuda, crean nuevos mecanismos de endeudamiento (letras, bonos, en pesos, en dólares, o “duales”) con el objetivo de ir pateando cada vez más para adelante los futuros vencimientos. Mientras tanto, pagan y pagan intereses, hacen “canjes”, se comprometen a planes de ajuste para “cumplir” y así se sigue infinitamente. Cada gobierno que llega, acusa al anterior de “dejarle una bomba”, para proceder a hacer lo mismo. La consecuencia es que el país y, por sobre todo, el pueblo trabajador, se hunde en la decadencia, la miseria y el saqueo de nuestras riquezas.

Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad venimos sosteniendo que no hay salida mientras sigamos pagando esa deuda, originada en la dictadura y abonada y alimentada por todos los gobiernos sucesivos, sin excepción. Una deuda ilegal, inmoral, ilegítima e impagable. Que “muta” de externa a interna según las maniobras de los distintos gobiernos, pero en la práctica se trata de la misma deuda externa de siempre, que terminan cobrando los banqueros y especuladores internacionales a costa del hambre popular.

La única solución a este desangre permanente es romper con el FMI y todas sus imposiciones políticas y económicas y suspender inmediatamente el pago de la deuda externa en todos sus conceptos. Con respecto a las Leliqs y otros bonos en poder de los bancos, hay también que suspender su pago, y ante el chantaje de que eso “pondría en riesgo” los depósitos de los argentinos, proceder a nacionalizar la banca. Del mismo modo hay que nacionalizar el comercio exterior, para tomar control de la entrada y salida de divisas. Con el manejo de todos esos recursos, será posible poner en marcha un programa alternativo, obrero y popular, que priorice salarios y jubilaciones dignos, trabajo genuino, educación, salud y vivienda.