Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
El trágico asesinato del chofer de la 620 en La Matanza, la indignación y el repudio al ministro de Seguridad del gobierno peronista de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, junto a la bronca expresada en el cántico “que se vayan todos”, son una postal de lo que sucede en nuestro país. Refleja una caldera social que estalla, la de las y los trabajadores hartos de asesinatos, inseguridad y de jugarse la vida cada vez que salen a ganarse el peso.
Increíblemente, desde el peronismo kirchnerista inventan que el repudio a Berni fue parte de un operativo montado por la oposición patronal para desestabilizar al gobierno y tirarle un muerto a Kicillof, buscando esconder la realidad de una bronca que explota por todas partes.
La inseguridad de los barrios del Gran Buenos Aires, que se multiplica en otros lugares del país, no es más que el trasfondo que se complementa con lo que la tapa de los diarios mostraba hace apenas un par de días atrás con el dato de la pobreza en ascenso, registrando oficialmente el 39,2% y el 8,1% de indigencia. Valores que reflejan los últimos dos trimestres del año pasado, pero ahora, con la aceleración inflacionaria de estos primeros tres meses de 2023, ya es mucho peor. Y seguirá empeorando, pronto conoceremos la inflación de marzo que terminó con valores cercanos al 7% y un abril donde otra vez volverá a aumentar todo (las tarifas, la nafta, el transporte, las prepagas, los alquileres). Sumémosle a ello, el triste hecho de la niña de tres meses de vida muerta en la calle, a metros de la Casa Rosada. Hambre, marginación social, inseguridad, esa es la decadencia del país, es la Argentina que vivimos en el presente.
¿Qué hace el gobierno peronista del Frente de Todos ante esta realidad? La postal la tuvimos la semana pasada. Medio gabinete con el presidente Alberto Fernández a la cabeza, en Washington reunido con Joe Biden recibiendo, a cambio de un formal “apoyo”, nuevas exigencias del imperialismo. Dónde mejor graficado quedó todo esto fue en la reunión que llevó adelante el ministro de Economía Sergio Massa con la número dos del FMI Gita Gopinath. El Fondo aprobó el ajuste que hizo el gobierno el año pasado, y le giró los 5.200 millones que estaban prometidos para marzo (que por supuesto, volverán al FMI en pocos días, ya que se usarán para pagar vencimientos con el propio organismo). El directorio del Fondo “perdonó” que no se alcance la meta de reservas programada para marzo (algo imposible de cumplir, ya que prácticamente no quedan dólares en manos del gobierno), pero en contraprestación exigió que se cumpla a rajatabla la meta de ajuste de 2023 reducir el déficit fiscal al 1,9% del PBI. Y explicó cómo hacerlo, con más devaluación (léase más inflación), recortando más aún los planes sociales, acelerando el aumento de tarifas y reduciendo al mínimo la cantidad de personas que puedan acceder a la nueva moratoria previsional. O sea, más ajuste a costa del pueblo trabajador y sectores populares.
El peronismo kirchnerista, en la figura de la vicepresidenta Cristina Fernández y de La Cámpora, una vez más trata de escapar del aumento de la bronca popular, critica genéricamente al Fondo Monetario Internacional (“No al FMI” twittearon en sus redes sociales) y hace absoluto silencio sobre la figura del ejecutor del ajuste y negociador con el Fondo, el ministro Sergio Massa, al que siguen apoyando. Mientras avanza el ajuste, La Cámpora se centra en la supuesta proscripción de Cristina, mostrándola como una perseguida.
La oposición patronal de Juntos por el Cambio tuvo una noticia importante: Mauricio Macri se bajó de la carrera presidencial. Buscan mostrarlo como un gran renunciamiento, escondiendo que, en realidad, no le daban los números, ya que el repudio en el pueblo trabajador a su figura es masivo. Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal siguen en carrera en el PRO, como Gerardo Morales en el radicalismo, tal la lista actual de “presidenciables” de Juntos por el Cambio. Divididos por la competencia, pero unidos en el programa: más ajuste, más “rápido” y continuidad de los acuerdos con el FMI y los pagos de deuda.
Todo esto sucede al mismo tiempo que grupos de ultraderecha testean “hasta dónde pueden ir”, como se vio en el atentado que sufrió nuestro partido, Izquierda Socialista, en el local de La Plata. Son alentados por los llamados a “matar a los zurdos” o “cárcel o bala” de Milei y Espert. Mientras tanto, Juntos por el Cambio le hace lugar en su interna a Espert; y Patricia Bullrich coquetea con Milei, diciendo que hasta es posible un acuerdo con su fuerza en caso de una segunda vuelta electoral. El peronismo kirchnerista mira de reojo a Milei, dejándolo correr en la provincia de Buenos Aires calculando que su crecimiento electoral le sirve para ganar ya que le sacaría votos a Juntos por el Cambio.
En este escenario: ¿quién tiene una propuesta distinta a la de seguir hasta el infinito con los pagos de deuda, el sometimiento al FMI, la miseria creciente, los bajos salarios y jubilaciones, la inseguridad, la marginación social? ¿Quién se opone, denuncia y advierte sobre la peligrosidad para el pueblo trabajador de los liberfachos como Milei y Espert? Solamente el Frente de Izquierda Unidad. Ante el hartazgo acumulado de tantos problemas sin resolver por los distintos gobiernos y las mentiras que están lanzando los candidatos patronales en un año electoral, la única propuesta alternativa frente a la crisis es que gobierne los que nunca gobernaron: la izquierda y las y los trabajadores. Poniendo en marcha un auténtico programa alternativo, obrero y popular, que comience por dejar de pagar la deuda y romper con el FMI, para poner todos los recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares: salario y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda.
Lamentablemente, estamos teniendo una debilidad para poder salir con fuerza a confrontar contra los candidatos patronales con esta propuesta. El PO, el PTS y el MST se han lanzado a una competencia entre diferentes fórmulas presidenciales para nuestro Frente, lo que ha llevado a una lamentable división del Frente en Salta, rompiendo la unidad de la izquierda. Lo dijimos y lo volvemos a repetir, es un serio error. Desde Izquierda Socialista insistimos: ¡No a la división del Frente de Izquierda Unidad en las PASO! Se impone una fórmula unitaria Bregman-Solano y que desde ahí, se respeten los acuerdos ya establecidos previamente para la participación en las candidaturas de todas las fuerzas del FIT-Unidad. Porque hay mucho para hacer todos juntos, apoyar las luchas, como la que siguen llevando adelante docentes, trabajadores de la salud o los choferes. Y salir a ganar, a convencer a cada compañera o compañero de trabajo, estudio o vecino, a cada jóven, a cada activista ambiental, feminista o de las disidencias, que la salida es la izquierda.