En la madrugada del jueves 17 de agosto una fuerte tormenta golpeó a distintas localidades del conurbano bonaerense y la ciudad de Buenos Ares, sufriendo anegamientos e inundaciones. Los barrios más pobres de la ciudad de La Plata fueron los más perjudicados. Al evento climático se le sumó la falta de obras de infraestructura, resultado del ajuste de los gobiernos peronistas, de Juntos por el Cambio y el FMI.
Escribe José “Pepe” Rusconi, candidato a Senador Octava Sección, Izquierda Socialista/FIT Unidad
En unas horas cayeron más de cien milímetros de agua sobre la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. En los barrios más humildes de los municipios de Tigre, San Isidro, La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes y otros, rápidamente se formaron enormes barriales, anegamientos e inundaciones. Una vez más, La Plata fue la ciudad más afectada. Familias enteras debieron auto evacuarse o quedaron encerradas en sus casas o casillas. Decenas de escuelas en todos los distritos de la provincia y la ciudad de Buenos Aires debieron suspender las clases por filtraciones. Varias líneas del subterráneo en CABA suspendieron su servicio por el peligro de electrocución.
Desde hace años, la caída de gran cantidad de agua en pocas horas pasó de ser un evento climático inusual, a repetirse dramáticamente en distintas regiones del país. El calentamiento global producido por la contaminación de multinacionales y avalado por los gobiernos capitalistas son los responsables de estos eventos que ya son comunes. Pero al evento climático se suma la falta de inversiones en infraestructura en los barrios más carenciados, donde nunca se han realizado obras hidráulicas, entubamiento de arroyos, desagües ni cloacas. Lo mismo sucede en escuelas y hospitales, pese a los anuncios de campaña electoral de los gobiernos de Horacio Rodríguez Larreta de Juntos por el Cambio en CABA y peronista de la provincia de Buenos Aires de Axel Kicillof.
La Plata: una tragedia evitable
En la ciudad de La Plata, muchos vecinos y vecinas no pudieron pegar un ojo en toda la noche. Es que el dolor de la inundación del 2 de abril de 2013, que provocó tremendas pérdidas económicas y sentimentales, y la muerte de por lo menos 89 personas, sigue a flor de piel. Barrios inundados, casas llenas de agua, calles transformadas en arroyos, cloacas desbordadas, escuelas sin clases y familias evacuadas, fue la escena repetida en los barrios de la ciudad.
A pocos días de las elecciones PASO y tras una campaña electoral en donde el intendente, Julio Garro de Juntos por el Cambio, no se cansó de repetir que “la ciudad está preparada” para afrontar fuertes lluvias, nuevamente nos alcanzó la tragedia. Lo mismo le cabe al gobernador peronista Kicillof, quién pese a los anuncios de la campaña electoral, no ha pasado de las obras cosméticas.
Lamentablemente este hecho no es sorpresivo para quienes viven en la ciudad de La Plata. Desde 1991 hasta 2007, fue intendente el peronista Julio Alak (PJ), quien hoy es nuevamente candidato a intendente por Unión por la Patria. Eran tiempos de gobernadores peronistas, como Eduardo Duhalde o Felipe Solá. A pesar de que ya se habían producido inundaciones y existían estudios que alertaban sobre esta problemática, nada hicieron. Hubo una importante inundación en 2002 y otra menor en 2005, pero continuaron la inacción del Municipio y la Provincia. A fines de 2007 asumieron Pablo Bruera como intendente, y Daniel Scioli (PJ) como gobernador, ambos peronistas. Contaban con un estudio de la Universidad Nacional de La Plata que advertía sobre la gravedad del problema y hubo otra inundación en 2008. Pero Bruera y Scioli tampoco hicieron nada. Las inundaciones continuaron hasta que llegó la gran tragedia del 2 de abril de 2013 (2A). Ante la presión social, con enormes movilizaciones realizadas tras el fatídico 2A, debieron iniciar un plan de obras hidráulicas. En 2015 asumieron Garro en la intendencia, y María Eugenia Vidal en la gobernación, ambos de Juntos por el Cambio. En el año 2019, faltando terminar la Etapa I del mismo, y quedando pendientes las Etapas II y III, lo paralizaron. Intentaron ocultar el ajuste en infraestructura diciendo que, con lo realizado, “los platenses podemos dormir tranquilos”. Pocos días después de aquel anuncio, la ciudad estuvo al borde de otra tragedia y la tormenta reciente volvió a dejar expuesta la responsabilidad de los gobiernos.
Presupuesto para infraestructura, no para el FMI
El pasado 2 de abril, en el décimo aniversario de la inundación de 2013, las asambleas y espacios de inundados organizaron un acto en la Plaza Moreno, frente al Municipio, para luego marchar a la Gobernación. Allí se volvió a reclamar por obras hidráulicas, planes de contingencia y planificación para la ciudad, en contra de la especulación inmobiliaria, afirmando que la tragedia aún sobrevuela como un fantasma. La realidad les dio la razón, pero tanto el gobierno provincial de Kicillof como el municipal de Garro siguen sin escuchar los reclamos.
La ciudad de La Plata, así como innumerables localidades de la provincia y la ciudad de Buenos Aires, continúa siendo inundable. Es el resultado de las políticas de ajuste en infraestructura que impulsa el gobierno y el FMI. Por eso surge la solidaridad popular ante cada inundación. Tal como impulsó la regional La Plata de Izquierda Socialista, que puso su local como centro de donaciones, las cuales enviaron al Club San Martín de Los Hornos. Es qué pese a los anuncios de obras en medio de la campaña electoral, Milei, Bullrich y Massa continuarán el ajuste al servicio del FMI. Sólo el Frente de Izquierda Unidad con Myriam Bregman presidenta y “Pollo” Sobrero gobernador plantean romper con el FMI, dejar de pagar la deuda y volcar en forma urgente esos recursos para atender las urgentes necesidades populares, tales como las obras hidráulicas necesarias para evitar inundaciones, como parte de un plan obrero y popular.