Escribe Adolfo Santos, dirigente de Izquierda Socialista/FIT-Unidad
Este domingo 25 de agosto, a los 83 años, falleció en Buenos Aires Adela Mayer. Adela fue una querida y abnegada compañera que dedicó gran parte de su vida a la actividad revolucionaria en las filas del trotskismo donde desarrolló importantes tareas. Siendo muy joven, en los años ´60, en su Bahía Blanca natal, se incorporó al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), la corriente política liderada por Nahuel Moreno.
Luego se vendría a vivir a la zona sur del Gran Buenos Aires donde ingresó al frigorífico La Negra convirtiéndose en delegada gremial. En condiciones duras crió a su hijo Pablo sin dejar nunca la militancia revolucionaria y, perseguida como tantos luchadores, se vio obligada a cambiar de trabajos y domicilios durante la dictadura de Onganía. En 1973, en medio del ascenso obrero y popular iniciado con el Cordobazo, fue candidata a vicegobernadora por la provincia de Buenos Aires en la fórmula encabezada por el dirigente bancario Jorge Mera, del naciente Partido Socialista de los Trabajadores (PST), continuador del PRT.
Adela fue un ejemplo de militante íntegra y abnegada, condiciones que la llevaron a integrar la Comisión de Moral del partido durante varios años. Con el optimismo y la fuerza que la caracterizaban trabajó en varios lugares desde donde contribuyó con su militancia a la construcción del partido revolucionario aún en los duros años transcurridos durante la última dictadura militar. En los años ´80 fue una activa militante del Movimiento al Socialismo (MAS), partido que sucedería al PST. En esa época, junto a una camada importante de compañeros, se sumó al trabajo bancario siendo trabajadora del Banco Mayo.
Fue una mujer que se destacó por su personalidad firme y determinada, cualidades que combinaba perfectamente con un carácter agradable y siempre bien-humorado. Así, la figura de esta bella y querida compañera, era recordada en cada anécdota que surgía en las ruedas de conversaciones de los numerosos compañeros y compañeras de varias épocas de militancia que nos reunimos este lunes 26 para despedirla, entre los que se encontraba una delegación de Izquierda Socialista.
Al final de la tarde, compañeras, compañeros y familiares, como su nieto Matías, tomaron la palabra para recordar con mucha emoción diferentes momentos de la vida de esta incansable guerrera. Hubo lágrimas, no era para menos por el dolor de la pérdida, pero también flotaba en el aire esa fuerza, ese optimismo y esa alegría que, tan bien, sabía irradiar Adela.
La despedimos con el puño en alto cantando la Internacional con la misma emoción e intensidad que ella siempre nos trasmitió. En este simple homenaje a la trayectoria de esta gran luchadora, queremos expresar nuestra mayor solidaridad con sus familiares directos, su hijo Pablo y su nieto Matías, su compañera Soledad y su bisnieta Julia. Querida Adela, ¡presente! ¡Hasta el socialismo siempre!