Escriben: Eugenio Spagnoli (psiquiatra infanto juvenil - Salud en Marcha) y Diego Martínez (dirigente de Izquierda Socialista)
En las últimas semanas tomó notoriedad pública el aumento de casos de ludopatía. Fomentado por el bombardeo publicitario en programas deportivos, en internet, redes sociales, y por sponsors de camisetas de los principales clubes de fútbol de Argentina y del resto del mundo, creció enormemente el número de apuestas deportivas de todo tipo. La tremenda crisis socioeconómica que estamos viviendo, producto del plan motosierra de Milei y el ajuste de gobiernos peronistas en distintas provincias, es caldo de cultivo para el crecimiento de esta actividad, mediante la cual miles de trabajadores, y particularmente los jóvenes, buscan una salida rápida y desesperada a su situación.
No es un fenómeno que se observe únicamente en Argentina.
Durante la pandemia, se registró un aumento en las tasas de ludopatía y adicciones en todo el mundo cercano al 30%. Esto se enmarca, a su vez, en el crecimiento mundial de los problemas de salud mental en general. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pandemia exacerbó los problemas de salud mental existentes.
Sin embargo, los distintos gobiernos capitalistas del mundo no incrementaron proporcionalmente la cantidad de profesionales de salud pública para dar respuestas a la mayor demanda sanitaria. Argentina no es la excepción. La OMS recomienda que haya un psiquiatra cada 10.000 personas y en nuestro país hay uno cada 100.000 habitantes. Además de esto faltan también psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales y otros trabajadores que conforman los equipos de salud mental. Si hiciéramos un recorte de estos datos por segmento social y ubicación geográfica, muy probablemente veríamos que en las provincias y localidades más empobrecidas de nuestro país esta realidad es aún más alarmante.
¿De qué hablamos cuando hablamos de ludopatía?
La ludopatía y el resto de las adicciones son entidades clínicas reconocidas como trastornos mentales, auténticos síntomas de una sociedad enferma a causa del capitalismo, que nos vende la ilusión de la felicidad a través del consumo y la publicidad, aunque nos conduce al crecimiento de la pobreza, al endeudamiento, la falta de oportunidades económicas y limitadas expectativas de desarrollo personal para el pueblo trabajador. La ludopatía es una adicción comportamental, de etiología multifactorial, resultante de la interacción de diversos factores biológicos, individuales, psicológicos, ambientales y sociales. El juego patológico (que tiene entre algunos factores de riesgo a la desocupación, y a los adolescentes y jóvenes como población vulnerable, y que puede afectar a personas que padecen otros trastornos mentales) constituye solamente una de las muchas formas en que las personas buscan escapar de la realidad miserable que les impone la sociedad de consumo sumida bajo el yugo del sistema capitalista; un sistema que no prioriza el acceso universal a la salud ni el bienestar de trabajadores, sectores populares ni de la población vulnerable (niños, pacientes de salud mental, jubilados).
Lejos de ser únicamente un problema individual, la ludopatía es reflejo de un problema social, y se asocia a consecuencias funcionales negativas de todo tipo: impacto en la salud física y mental, fracaso académico, laboral, problemas en las relaciones sociales y familiares.
¿Cuál es la salida al problema?
Desde nuestro partido Izquierda Socialista, proponemos que se destinen mayores recursos económicos a la salud pública; que ésta sea de acceso universal, de calidad, gratuita. Nos pronunciamos por el fortalecimiento del sistema de salud mental, con la conformación de mayor cantidad de equipos de profesionales y recursos para el área; que se generen más dispositivos de tratamiento, rehabilitación, y de prevención de las adicciones, conjuntamente con la realización de campañas en articulación con el sistema de educación pública para desarrollar prevención a gran escala. Proponemos que se impulse llevar adelante un desarrollo amplio del programa de promoción del juego responsable, y la política de reducción de daños para el abordaje terapéutico de todas las adicciones.
Además de lo antedicho, una verdadera política de prevención contra este flagelo, debe partir de políticas que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas y el bienestar de la juventud trabajadora y de los sectores populares; acceso a trabajo, salud y vivienda, entre otras cuestiones.
Luchamos de fondo por un gobierno de las y los trabajadores, que garantice estas necesidades y vaya en camino hacia un mundo socialista, en el que no haya consumismo y nos relacionemos con los objetos a partir de su utilidad concreta y no mediante el fetichismo de las mercancías existente en el capitalismo, que lleva a un afán desmedido de consumo, endeudamiento y búsqueda desesperada de acceso a dinero “fácil”. Aspiramos a una sociedad en la que todos gocemos de plenas posibilidades de desarrollo y realización personal, familiar y social; en la que la salud sea un derecho humano de acceso universal y no un privilegio para unos pocos.
