Escribe Juan Carlos Giordano
Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei logró imponer el veto a la ley de financiamiento universitario. Lo hizo con el voto cómplice de sus políticos amigos y muchos gobernadores. Todo al servicio de atacar aún más los fondos de la universidad para cumplir con el FMI. ¿Fue un triunfo contundente? Por supuesto que no. No solo por los ajustados números de la votación (un tercio agónico con arduas negociaciones a último momento), sino también porque el 80% de la población defiende a la universidad pública y condena el veto. Y se venía de una multitudinaria marcha del 2 de octubre y se están dando tomas en distintas facultades del país. La noticia de la votación generó en repudio que este jueves haya paro docente y no docente universitario y nuevas tomas.
La votación fue 160 afirmativos por mantener la ley (una amplia mayoría), 84 negativos y 5 abstenciones. Pero es tan antidemocrático el sistema político-presidencialista de nuestro país que está hecho para que un gobierno en minoría pueda avanzar por decreto con medidas antipopulares con solo un tercio de los votos, teniendo que logran el abultado número de los dos tercios -encima hay que lograr en ambas Cámaras- para rechazarlo. De esta manera Milei, siendo minoría y con un amplio repudio popular al veto, logra blindarlo.
Que el gobierno no sale bien de ésta lo dijo hasta Pichetto: “probablemente esta tarde crean que ganan, pero en realidad pierden”, mostrando lo contradictorio del supuesto “triunfo”. A tal punto que al final de la votación no hubo ningún festejo en el recinto. Todos sabían que le estaban dando la espalda a millones, con el verso de “que no hay plata”.
Milei logró los votos negociando con Macri para contar con la bancada del PRO casi completa, los 3 tucumanos ex Unión por la Patria del gobernador Jaldo, 4 de la UCR (que ya habían votado el veto a las y los jubilados) y otro de Santa Cruz. Las abstenciones fueron de 4 misioneros de Innovación Federal y el neuquino Cervi de la UCR, que antes habían acompañado la media sanción y ahora se dieron vuelta. Hubo también ausencias de última hora, funcionales a Milei, de una banca que responde a Llaryora-PJ Córdoba y otras a Torres-PRO-Chubut y al gobernador Sáenz de Salta, cercano a Sergio Massa. Por su parte, el peronismo de Unión por la Patria ayudó a Milei con la ausencia de la catamarqueña Fernanda Avila, del gobernador Jalil.
El Frente de Izquierda, en cambio, como siempre y sin fisuras, aportó el total de sus cinco bancas nacionales contra el veto y se manifestó con su militancia frente al Congreso. Nuestra Diputada Mónica Schlotthauer, de Izquierda Socialista, denunció a Milei y a los políticos cómplices, reivindicó la lucha universitaria, las tomas de las facultades y saludó el triunfo logrado por las y los trabajadores, profesionales y residentes del Hospital Bonaparte que lograron evitar el cierre, señalando efusivamente “la plata tiene que ir a la universidad pública, no para el Fondo Monetario”.
Este paso que se atribuye el gobierno hay que inscribirlo en un momento donde crece la bronca ante sus medidas antipopulares y su plan motosierra contra la universidad, las y los jubilados y el conjunto del pueblo trabajador. Mientras se tonifican las luchas. La masiva marcha del 2 de octubre, el triunfo en el Bonaparte, la movilización del Garrahan, la lucha de la docencia de La Rioja, el nuevo paro docente y nodocente universitario y tomas de las facultades, y el anunciado paro del transporte para el 30 de octubre, entre otras, marcan el camino. Ante ello exigimos que la CGT rompa la tregua con el gobierno y convoque a un nuevo paro general para frenar y poder derrotar el plan motosierra de Milei, los gobernadores y el FMI. Porque nadie puede decir que no lo podamos lograr.