Escribe Patrick König, corresponsal.
9/11/2024. La negociación del nuevo convenio metalúrgico y de la industria electrónica
En septiembre de 2024 finalizó el convenio colectivo de la rama metal y electrónica. Las negociaciones de convenios colectivos en Alemania son por estado. Cada estado comienza a negociar con la patronal y los sindicatos y lo que se hace mayormente es que cuando se llega a un acuerdo en una de las mesas de negociación se toma como referencia a nivel de todo el país.
En el mes de octubre comenzaron estas mesas de negociación. La IGMetall, sindicato metalúrgico, llevó la propuesta de un aumento de salario del 7% y una validez del Convenio de 12 meses. Por su parte la patronal ofreció un aumento del 1,7% a partir de Julio 2025 y otro 1,9% a partir de Julio 2026, lo que además significa una duración de 27 meses e incluso pidió quitar o reducir algunas pagas extras. Ante la falta de acuerdo en las 3 reuniones de negociación que hubo hasta la fecha y pasado el tiempo en el que las partes sólo pueden tomar medidas de fuerza si se incumpliera lo firmado (“Friedenflicht”) la IGMetall comenzó con las huelgas de advertencia. Las huelgas de advertencia o “Warnstreicks” son medidas de fuerza que por lo general son paros parciales de 4 o 5 horas por turno en las fábricas más grandes y casi siempre acompañadas de concentraciones o movilizaciones.
¿En qué marco se da esta negociación?
Alemania se caracterizó hasta hace pocos años por su estabilidad económica y política y una muy baja inflación. Los convenios se negociaban en ese marco. Pero hoy la situación ha cambiado. El país va entrando de a poco en el “ritmo” del resto de Europa y del mundo. El país se encuentra implicado en una guerra a pocos kilómetros de su frontera, tuvo índices de inflación que no se tenían desde los años 90 (5,5% en 2022 y 6,5% en 2023), llevamos este año 3 trimestres en recesión y como consecuencia de esta situación aparecieron “turbulencias” a nivel político con una caída muy fuerte de la imagen del gobierno y un ascenso bastante importante de la ultraderecha, sobre todo en el Este. Mientras escribíamos esta nota recibimos la noticia de la ruptura de la coalición de gobierno. Un hecho inédito desde la posguerra que alimenta una mayor inestabilidad. A esto hay que sumarle la fuerte crisis de la industria automotriz, que es la industria principal, representante de un 26% aproximadamente del PIB.
De esta situación de futuro incierto somos todos los trabajadores/as del metal conscientes. No es exagerado decir que este es un tema recurrente de conversación mientras estamos en la máquina, a la hora del descanso o a la salida del turno. Hablamos de la guerra en Ucrania y el genocidio al pueblo palestino, si AFD puede ser una alternativo o no, de las medidas desastrosas del actual gobierno, etc.
¡La crisis que la paguen los capitalistas!
La patronal se agarra de esta situación de crisis para plantear despidos, subida de productividad y una subida de salario muy por debajo de la inflación e incluso en el caso de VW se animó a decir que pedía una rebaja salarial del 10%, despidos de 20000 a 30000 trabajadores, el cierre de 3 fábricas en Alemania y desconocer el acuerdo que tenía firmado con el Comité de Empresa de que no habría despidos hasta el 2030.
Es verdad que todas las empresas del sector automotriz y del sector ligado a esa industria han tenido que recortar su producción debido a la situación de crisis económica mundial, la caída del consumo, la competencia con China, el fiasco que ha resultado el coche eléctrico, etc, etc, etc. Pero también es verdad que esas empresas han venido haciendo ganancias multimillonarias durante muchos años a la vez que recibían grandes sumas de dinero en subvenciones por parte del estado. VW, sólo por dar un ejemplo, el año pasado repartió 4500 millones de euros en ganancias a los accionistas. Muchas empresas incluso reconocen que no es que no hagan ganancia; el problema es que no hacen las ganancias que ellos quieren o que desde la Bolsa le exigen los grandes accionistas.
Como siempre en el capitalismo cuando hay ganancias se la quedan los ricos y sólo reparte las pérdidas. Por eso no nos podemos dejar engañar por esos discursos y tenemos que pelear para que esta vez el cinturón se lo ajusten los patrones. Verdaderamente por lo que estamos peleando y a lo que nos enfrentamos no es a un aumento salarial de 2% más o 2% menos, sino que nos enfrentamos a que seamos los trabajadores/as los que paguemos los platos rotos de la patronal y el gobierno de turno. Nos lo quieren hacer pagar con pérdida de poder adquisitivo, flexibilidad laboral, despidos, cierres de empresas, recortes, etc. Quieren ahorrar dinero en costes para poder seguir ganando millones.
¡Por un plan de lucha de verdad! ¡Que la base decida!
El 7 de noviembre, hemos hecho paros parciales en más de 100 empresas en el norte del país y nos hemos manifestado por las calles de Bremen. Se ha visto en las convocatorias de huelgas y en las concentraciones que hay disposición para luchar por parte de las plantillas. El lunes siguen las negociaciones y si no hay acuerdo el sindicato tendrá que terminar con las huelgas parciales y convocar un paro de 24hs en todo el sector.
Pero como no estamos ante la negociación de un convenio más, pensamos que nuestra respuesta tampoco puede ser como venía siendo en los últimos convenios.
Lo que hace falta en esta situación es hacer asambleas decisivas para que entre todos discutamos que vamos a pedir y qué medidas vamos a tomar y hasta donde estamos dispuestos a pelear para conseguir nuestros objetivos. Hay que coordinar con otros sectores que están en lucha (como líneas de autobuses privados o el sector del acero, por ejemplo). En las reivindicaciones no deberíamos ceñirnos solamente a la cuestión salarial, sino exigir un plan para garantizar el empleo, terminar con los despidos y los cierre de fábrica, terminar con los aumentos de productividad que lo único que nos aporta a nosotros es irnos más cansados y de mal humor a casa. Necesitamos la unidad con los compañeros de empresas de trabajo temporal para que ellos también se sumen a la lucha y puedan tener mayor estabilidad laboral. Tenemos que exigirle al gobierno, que en vez de aumentar el presupuesto militar y dar 100000 millones euros para modernizar el ejército, use ese dinero para garantizar un plan de empleo. Hay que exigirle que le suba los impuestos a las grandes fortunas y nos baje los impuestos a los trabajadores/as, etc.
Lamentablemente la dirigencia de la IG Metall hace una vez más todo lo contrario y sin consultar con nosotros decide cuánto, cuándo y cómo vamos a negociar y lamentablemente, como lo venimos viendo convenio tras convenio, en cuanto la lucha empiece a tomar fuerza van a firmar entre gallos y medianoche un mal acuerdo, que nos lo van a vender como un triunfo.
Para que no nos venda la cúpula sindical y poder conseguir nuestros objetivos necesitamos recuperar el sindicato como herramienta de lucha. Necesitamos nuevas organizaciones sindicales que respondan a nuestros intereses. Un sindicalismo construido y controlado desde la base y no sindicatos que son colaterales del SPD y colaboradores del capitalismo alemán.