Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista / FIT Unidad
Finalmente, el directorio del FMI firmó el nuevo acuerdo para Argentina. Será por 20.000 millones de dólares, 15.000 de los cuáles llegarán en 2025. Se usarán para sostener al dólar y financiar la fuga de los especuladores, mientras nos dejará más deuda y un sinfín de exigencias de ajuste.
El gobierno de Milei festeja. ¡Cómo no va a festejar si ya estaba cerca de quedarse sin un dólar en las reservas! Así rifaron 5.000 millones de dólares entre enero y marzo, mientras se les abría la brecha entre un dólar oficial cerca de mil y los paralelos que se le iban arriba de 1.300. Justamente por eso en marzo hubo una ola de remarcaciones que terminó con un índice de inflación de 3,7%, pulverizando más aún los ya alicaídos salarios y jubilaciones.
Milei y su séquito festejan, hasta con cantitos de cancha. El pueblo trabajador no tiene nada que festejar. Se trata de un nuevo acuerdo con el FMI, que, como los 22 anteriores, sólo nos traerán más hambre, entrega y marginación social.
¿Cepo para quién?
Analicemos en qué se van a usar los 12.000 millones que llegan esta semana y los 3.000 restantes que completan los 15.000 millones de dólares que llegarán en 2025. El gobierno dice: “para abrir el cepo”. ¿Es que acaso al pueblo trabajador le está quedando algún resto para salir a comprar dólares? El gran problema para las y los trabajadores es que no llegan a fin de mes, no que quieran ir a comprar dólares. La apertura del cepo sí es una fiesta para los pulpos especuladores, o para las grandes empresas multinacionales, que ahora pueden fugar todas sus superganancias al exterior.
Las bandas cambiarias, léase la nueva devaluación
Por exigencia del FMI, se unificó el dólar oficial y los paralelos en un solo valor, que podrá fluctuar entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar. De movida, como era de esperar, pasó a 1.200 desde 1.050 que era el valor oficial el viernes por la tarde. Como la mayoría de las importaciones se hacen por este dólar oficial, las consecuencias están cantadas: otro salto inflacionario en abril, y con rebote en mayo. Se viene meses con números parecidos y hasta peores a los de marzo. ¡Mientras el gobierno insiste en no homologar convenios por arriba del 1,5% mensual!
¿No aumenta la deuda? La mentira más absoluta
Increíblemente, el gobierno afirma que este acuerdo “no aumenta el endeudamiento” ya que se cancela Letras Intransferibles del Banco Central por la nueva deuda con el FMI. Es ridículo el argumento: una deuda en pesos, intra-estado (el Gobierno “le debe” teóricamente al Banco Central), es canjeada por otra en dólares, que paga más del 5% de interés anual en dólares, con el Fondo, que viene atada a un montón de exigencias.
¿En qué se va a usar la plata del Fondo?
Como ya el lector habrá empezado a sospechar, no serán fondos frescos para resolver ninguna necesidad popular, sea mejores salarios o jubilaciones, o más presupuesto para salud y educación. Los fondos entrarán derechito a las reservas del Banco Central, y sólo se podrán utilizar para que el dólar no se escape por arriba de la banda de 1.400 pesos. O sea, igualito como hizo el propio Caputo en 2018, los van a rifar vendiéndoselos baratos a sus amigos especuladores para que los fuguen, a cambio de que el dólar no se les escape mucho, por lo menos antes de las elecciones. De ahí que denunciemos que, de últimas, el FMI le está financiando la campaña a Milei.
También por supuesto, se usarán para pagar vencimientos de deuda. Con el propio FMI, ya que se corren por 48 meses los vencimientos de capital, pero hay que pagar los intereses. Y con los acreedores privados, donde primero en la fila está el vencimiento de 4.500 millones de dólares en el mes de julio.
Como siempre, el acuerdo viene atado a exigencias
Ningún acuerdo con el Fondo es gratis. Conocido el Staff Report aprobado el viernes por el directorio, ya están claras las exigencias. Profundizar el ajuste, la motosierra. El gobierno ya avisó que el superávit de este año, que se quería llevar a 1,5% del PBI, se agrandará hasta el 3%. Traducido: achicar el gasto público, seguir hambreando a las y los trabajadores del Estado, a las y los jubilados, cerrar más organismos, achicar más todavía salud y educación, hasta que “dé” ese número.
Otra exigencia que aparece explícita es acelerar las privatizaciones. Ahí, en primera fila está Aerolíneas Argentinas y el Banco Nación. También reclaman avanzar con la reforma laboral, o sea flexibilizar al extremo y quitarle todos los derechos conquistados al pueblo trabajador. Y, como no podía faltar, continuar con la reforma previsional, hambreando más aún a jubilados y jubiladas, aumentando la edad jubilatoria, eliminando regímenes especiales, como el docente, y lanzando algún sistema de privatización, parecido a las AFJP.
Por si todo esto fuera poco, el lunes 14 tuvimos la venida del secretario del Tesoro yanqui, Scott Bessent. Desde el gobierno dejaron correr el rumor de que podría llegar con más fondos frescos. Obviamente no fue así; al contrario, lo que apareció fue la exigencia de que la Argentina saliera del swap con China, o sea que profundizara más aún su alineamiento y dependencia con Estados Unidos.
¿Cuál es la salida?
Como vemos, no hay una a favor del pueblo en todas las consecuencias del acuerdo con el Fondo. No queda otra que salir a pelear con todo contra esta versión más profundizada del ajuste, que, ahora más que nunca, es de Milei y el FMI. Continuar lo que ya se venía dando con la ola de movilizaciones de febrero y marzo, y en particular con la gran marcha en apoyo a las y los jubilados del miércoles 9 y el paro del 10 de este mes, exigiendo un nuevo paro, ahora de 36 horas y un plan de lucha.
Pero por sobre todas las cosas, hay que plantear que se necesita otro programa económico, obrero y popular, que arranca justamente por romper todos los lazos políticos y económicos que nos atan al FMI y por dejar ya mismo de pagar la ilegal, fraudulenta, inmoral e ilegítima deuda externa. Así todos esos recursos, podrán ser dedicados a resolver las más urgentes necesidades populares. Sólo el Frente de Izquierda Unidad propone esa salida, que hay que imponerla tanto en la pelea en las calles como en las elecciones.