Dec 13, 2024 Last Updated 9:09 PM, Dec 11, 2024

Izquierda Socialista

El pasado 6 de julio, el canciller Felipe Solá anunció una alianza entre la dictadura china y el gobierno argentino, para la producción de carne porcina para el abastecimiento del mercado chino. Se trata del mismo funcionario, quien fuera Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca en el año 1996 bajo el gobierno menemista, responsable de la autorización para el desembarco de la soja transgénica de Monsanto y de la implantación del actual modelo industrial agrotóxico en nuestro país.

Este acuerdo surge de la necesidad de la dictadura capitalista china de abastecerse de carne porcina luego del brote de Peste Porcina Africana, que comenzó en 2018 y se extiende hasta hoy, y obligó a los productores de ese país a deshacerse de un 40% de su producción. Lo que los llevó a una crisis de desabastecimiento, un aumento del precio de la carne porcina y a la desconfianza de los consumidores en los productos de cerdo y derivados. Recuperarse de esta crisis podría llevarles hasta diez años. Es por eso que buscan de este modo garantizar el abastecimiento para su población, externalizando así las consecuencias ambientales y sociales que pueda significar la implantación de cientos de granjas industriales de producción porcina en los territorios de nuestro país.

Existe un memorándum de entendimiento entre la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) y la Asociación china para la Promoción y Desarrollo Industrial de China, cuyo acercamiento entre las partes fue propiciado por la compañía Biogénesis Bagó que actúa con sede propia en Shanghai y produce vacunas para bovinos y cerdos en el país asiático desde 2017. Empresa que hizo grandes negocios con el estado argentino con la Gripe A en 2009.

El acuerdo implicaría convertir a la Argentina en uno de los mayores productores industriales de carne porcina a nivel mundial, pasando de una producción de seis a cien millones de cerdos en los próximos 8 años. Con inversiones proyectadas en U$S 27.000 millones pudiendo generar hasta U$S 20.000 millones anuales por exportaciones. Este modelo precisaría también la producción de 20 millones de toneladas de maíz y 5 millones de toneladas de porotos para alimentar a estos animales, expandiendo la frontera agrícola y los desmontes para alimentar esta desorbitada producción con el objetivo, en última instancia y como viene siendo hace décadas, de generar divisas para el pago de deuda externa.

Este tipo de producción es completamente insustentable. Los animales son hacinados en galpones generando gran cantidad de desechos y efluentes que no son tratados de formas correctas, generando focos de contaminación y la incubación de nuevos virus. Los cerdos son modificados genéticamente para ser más “productivos” y las respuestas inmunológicas se ven deterioradas por la gran cantidad de antibióticos que les son administrados para mantenerlos a salvo de distintas enfermedades que surgen y se propagan rápidamente, producto de esta forma de producción y reproducción. Esto sucede a pesar de que, hasta la Organización Mundial de la Salud ha requerido a sus países miembros que reduzcan el uso de antibióticos o sustancias para tratar ciertas infecciones, debido a que esto aumenta el riesgo de que se genere resistencia a los mismas y derive entonces en un proceso zoonótico, generando nuevas enfermedades.

El gobierno nacional de Alberto Fernández y el provincial de Juan Schiaretti (Córdoba sería la locación predilecta del proyecto), definen “afrontar” la crisis pandémica importando las fábricas de nuevas amenazas como el coronavirus. Solo basta hacer notar que recientemente se descubrió en granjas industriales en China un virus conocido como G4 EA H1N1, del cual los investigadores temen que pueda mutar y expandirse fácilmente.

Desde Ambiente en Lucha y la Juventud de Izquierda Socialista, nos oponemos a este acuerdo que viene a profundizar el modelo del agronegocio tóxico con beneficios para unos pocos y en detrimento de toda la población, con la excusa de la reactivación económica. Ya han pasado más de veinte años de este modelo que se ha mostrado completamente ineficaz para combatir el hambre, pudiendo terminar este año con el 40% de la población de nuestro país, por debajo de la línea de pobreza. Un país soberano produce su propio alimento y las políticas públicas deberían ser pensadas para satisfacer las necesidades de su pueblo y no el pago de una deuda usuraria y fraudulenta. De nada sirve siquiera mencionar la soberanía alimentaria y retroceder en la expropiación de una empresa clave del sector agroindustrial para luego impulsar este tipo de acuerdos que dejarán zonas de sacrificio a lo largo de nuestro territorio, como lo son los distintos pueblos fumigados y o víctimas de los proyectos megamineros.

Para el jueves 23 de Julio a las 18hs diversas organizaciones ambientalistas están organizando un tweetazo con la convocatoria: “#BASTADEFALSASSOLUCIONES, No queremos que Argentina se convierta en una factoría de cerdos ni una fábrica de nuevas pandemias”. Desde la Juventud de Izquierda Socialista nos sumamos a la actividad. Frenemos el acuerdo binacional cómo el pueblo de Mendoza y de Chubut está frenando el avance de la megaminería: con unidad y movilización contra los planes anti-ambientales del gobierno.

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BOLIVIA: Agrupación de Trabajadores Bolivianos; Alternativa Revolucionaria del Pueblo Trabajador (ARPT) - UIT-CI; Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LORCI) – FTCI

BRASIL: Alternativa Socialista (LIS); Corriente Socialista de los Trabajadores (CST-PSOL), sección UIT-CI; Lucha Socialista (LS) sección simpatizante UIT-CI; Movimento Revolucionário de Trabalhadores (MRT) – FTCI; Luta Pelo Socialismo

CHILE: Fuerza 18 de Octubre; Movimiento Anticapitalista (LIS); Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) - UIT-CI; Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) – FTCI

COLOMBIA: Colectivo Unidos, simpatizante UIT-CI; Impulso Socialista (LIS)

COSTA RICA: Juventud Obrera; Organización Socialista (OS) – FTCI

ECUADOR: Liga Socialista (LIS)

ESTADOS UNIDOS: Left Voice (LV) - FTCI; Speak Out Now; Socialist Core (SC) - UIT-CI; Socialist League (LIS)

MÉXICO: Grupo Acción Revolucionaria-Juventud Revolucionaria-Rosas Rojas; Movimiento al Socialismo (MAS) - UIT-CI; Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) – FTCI

NICARAGUA: Alternativa Anticapitalista (LIS)

PANAMÁ: Propuesta Socialista - UIT-CI.

PARAGUAY: Alternativa Socialista (LIS).

PERÚ: Agrupación Vilcapaza; Corriente Socialista de las y los Trabajadores (CST) – FTCI; Unios - UIT-CI.

REPÚBLICA DOMINICANA: Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) - sección simpatizante UIT-CI

URUGUAY: Agrupación León Trotsky; Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) – FTCI; Rumbo Socialista (LIS).

VENEZUELA: Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) - FTCI; Marea Socialista (LIS); Partido Socialismo y Libertad (PSL), UIT-CI.

En el peor momento de la pandemia, con los más altos números de contagios en el AMBA, con rebrotes en otras provincias y con la mayor cantidad de muertes diarias, el gobierno de Alberto Fernández ha avanzado con la flexibilización de la cuarentena. Por si quedaba alguna duda, ya ni siquiera hay amagues de “diferencias” entre los gobernantes del Frente de Todos y los de Cambiemos. La foto incluyó al peronista gobernador bonaerense Axel Kicillof, al porteño de Cambiemos Horacio Rodríguez Larreta y, por si quedaba alguna duda, al radical jujeño Gerardo Morales.

¿Por qué se abre todo justo ahora, exponiendo a millones al contagio y generando el serio riesgo de terminar en un colapso sanitario? La causa central es que tenemos un gobierno de doble discurso, un gobierno peronista que dice una cosa y en la realidad termina gobernando para los de arriba, pactando con las multinacionales, los bancos, el “campo” (como le dijo Fernández al Financial Times, en realidad deberíamos decir los grandes monopolios agroexportadores) y que deja correr los despidos y la rebaja salarial.

Lo que sucede ahora es que se abre todo, mucho más incluso que en las semanas anteriores, haciéndose eco de las presiones de las patronales de la industria y el comercio, que vienen insistiendo sistemáticamente en que “lo importante es la economía”, con total desprecio de los riesgos del contagio entre los trabajadores. Ya antes de la actual flexibilización, en la provincia de Buenos Aires estaba funcionando el 70% de la industria. Ahora, prácticamente, se abrió todo. Millones de personas tendrán que trasladarse del conurbano bonaerense a la Capital, con el consabido riesgo de tener que viajar en el transporte público, que ya está comprobado que es una de las fuentes principales de contagio. Cínicamente, los gobiernos peronistas de Fernández y Kicillof y el de PRO de Larreta, cargan la culpa del posible aumento de los contagios sobre los propios trabajadores, llamando a la “responsabilidad ciudadana”.

Pero hay otra causa que obligó al gobierno a la flexibilización. La realidad es que se estaba empezando a dar de hecho. En un amplio espacio de los sectores populares y la clase media comenzaron a primar el cansancio y la desesperación. No se trata, como machacan algunos periodistas, de permitir a las personas que corran por los parques o no. La cuestión es mucho más dramática, millones se ven obligados a salir por la necesidad de ganarse el peso para llevar comida a su casa. Trabajadores cuentapropistas, pequeños comerciantes, vendedores o profesionales independientes “ya salieron a trabajar”, estando su actividad habilitada o no, porque no les quedaba otra. Porque es imposible que un grupo familiar se arregle con los 10.000 pesos del IFE (que además se termina cobrando bimestralmente). Y porque se sumaron miles que pasaron a engrosar la cifra de desocupados en estos meses.

La contrapartida de todo esto es que, mientras la crisis sigue pegando, y cada vez más fuerte, sobre la clase trabajadora y los demás sectores populares, las grandes patronales continúan “recolectando” más y más privilegios. Tenemos los despidos en Latam, 25% de rebaja salarial en innumerables gremios (vía el acuerdo burocracia-patronales-gobierno), el intento de profundizar la flexibilización a los trabajadores petroleros, la “legalización” de la super flexibilización de los repartidores de las aplicaciones como Glovo o Rappi, la falta de respuesta a los choferes de la UTA que están en lucha en el interior del país o el ajuste sobre los aeronáuticos de Austral que siguen con sus caravanas, por citar solo algunos ejemplos.

Se favorece también a los empresarios con la ya larga serie de subsidios, créditos a tasas privilegiadas y reducciones de cargas patronales, se suma el compromiso del gobierno para garantizar “un cuarto mes” de ATP (asistencia al trabajo y la producción) por la que el Estado le financia a las patronales un monto de entre uno y dos salarios mínimos de su nómina salarial. Recordemos que la excusa para semejante regalo era que, al mismo tiempo, las empresas se comprometían a no despedir ni suspender, compromiso que se ha violado flagrantemente: casi 300.000 puestos de trabajo en blanco se han perdido desde el comienzo de la cuarentena. A esto se suma el anuncio del gobierno peronista de una moratoria impositiva donde, con la excusa de que se trata de una ayuda para las pymes, se les terminará perdonando el pago de impuestos a las más grandes empresas, nacionales y extranjeras, que operan en nuestro país.

Por si todo esto fuera poco, la última novedad es que, a pesar de que el gobierno les había ofrecido a los pulpos internacionales una renegociación de deuda totalmente favorable para ellos, estos, con el buitre mayor BlackRock a la cabeza, se dan el lujo de “rechazarla” y exigir más aún. Una nueva demostración, por si todavía hacía falta alguna, de que no hay renegociación “progresista” alguna de la deuda externa.

Estamos yendo por un camino en el que vamos a tener que convivir con la pandemia sin recursos, en medio de una profundización de la crisis social y económica. Y con un horizonte en el futuro inmediato, donde incluso, vía los pagos de deuda, se nos va a exigir un ajuste mayor aún. Más que nunca vuelve a estar planteado quién pagará esta crisis, si los trabajadores o las grandes patronales, los bancos y los acreedores externos. Desde Izquierda Socialista insistimos que tenemos que seguir enfrentando esta situación, como las protestas de los aeronáuticos de Latam y de Austral, o los choferes de Córdoba que consiguieron reclamos importantes. 

Frente a una pandemia que no ha terminado tenemos que ir a una cuarentena sin hambre, despidos ni rebajas salariales. Para eso hace falta plata, que existe. Está en manos de los multimillonarios argentinos que pueblan la lista de la revista Forbes, como Paolo Rocca, Bulgheroni o Galperín, en las superganancias de los bancos y las multinacionales que operan en la Argentina. Con nombres que todos conocemos: Santander, HSBC, Citibank, las automotrices Toyota, Volkswagen, Ford, los monopolios cerealeros como Bunge, Cargill o ADM, o los grandes laboratorios que obtienen millonadas gracias a los precios carísimos de los remedios. Es urgente la implementación de un impuesto a las grandes riquezas, como el que presentó en el Congreso el Frente de Izquierda Unidad. Y, junto con dejar de pagar la deuda externa, tendremos los recursos para poner en marcha un programa de emergencia que resuelva las más urgentes necesidades de salud, comida, salario y trabajo.

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Escribe Guido Poletti

El martes se realizó una nueva reunión “virtual” entre los principales burócratas de la CGT y los más importantes representantes de las patronales. Por la CGT participaron sus dos cosecretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Antonio Caló​ (UOM). La representación empresaria fue nutrida,  estuvieron el titular de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) Jaime Campos, y los empresarios Luis A. Pagani (Arcor), Paolo Rocca (Organización Techint), Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), Carlos Miguens (Grupo Miguens). Marcos Galperín​ (Mercado Libre), Héctor Magnetto (Grupo Clarín), Cristiano Rattazzi (Fiat Argentina), Federico Braun (La Anónima), Alberto Grimoldi (Grimoldi), Enrique Cristofani (Santander), Eduardo Elsztain (IRSA), Marcelo Argüelles (Sidus), Alberto Hojman (BGH), Jorge Aufiero (Medicus), Norberto Morita (Southern Cross Group), David Lacroze (Grupo Lacroze), Jorge Ferioli (San Jorge Emprendimientos), Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy Group), María Luisa Macchiavello (Droguería del Sud) y Luis Perez Companc (Grupo Perez Companc).

¿Para qué fue esta reunión? ¿Acaso los dirigentes sindicales plantearon terminar con la ola de despidos y suspensiones? ¿Exigieron que se pague el aguinaldo en tiempo y forma en una sola cuota? ¿Demandaron que se abrieran las paritarias ante salarios, no solo congelados ad eternum, sino incluso con rebajas de hasta 25 por ciento?

Nada de eso se escuchó en la reunión. Todo giró alrededor de “coincidencias en la necesidad de reducir la presión tributaria” de las empresas (ya que hace años que no se escucha siquiera el reclamo de eliminar el impuesto al salario). Lo que se plantea, en definitiva, es un apoyo a la moratoria impositiva, un regalo para las grandes patronales. 

También hubo otras “coincidencias”, con respecto a la negociación de la deuda afirmaron que “se aspira a resultados positivos en las negociaciones con los acreedores”, haciendo un llamamiento a que la Argentina “evite el default”. ¡El mismo día en que los principales pulpos acreedores exigían más aún al gobierno en la negociación de la deuda! 

La conclusión de conjunto es que el país debe “abrirse al mundo y ser más competitivo, con menores costos y mayores exportaciones”. ¿Acaso no saben los burócratas cegetistas que para estos grandes empresarios “menores costos” significan salarios más bajos y flexibilización laboral, la única manera que ellos entienden de que podemos ser “competitivos” exportando? 

En síntesis, la burocracia de la CGT profundiza su alianza con lo más concentrado y explotador de los grandes grupos empresarios, ya no solo dejando pasar el ajuste, sino incluso haciéndole el coro a los argumentos más reaccionarios de este bloque patronal. Por eso, desde Izquierda Socialista y el sindicalismo combativo seguiremos peleando contra el ajuste y por una nueva dirección combativa y democrática de la clase trabajadora.

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Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop

El levantamiento “parcial” de la cuarentena, en el AMBA, de parte del gobierno peronista de Alberto Fernández junto a Cambiemos, los apresurados anuncios de vacunas e hipotéticas drogas sanadoras, todo ello convenientemente promocionado por los medios masivos de comunicación, pretenden crear una falsa sensación de que lo peor de la pandemia ya pasó. ¿Es así realmente? Los hechos, los duros hechos, dicen otra cosa: el 21 de julio hubo, en un solo día, 5.344 casos registrados y 117 decesos. Solo en la provincia de Buenos Aires hubo 3.477, mientras que en la CABA se llegó a 1.452. Seguimos, entonces, en la rama ascendente de la curva epidémica y sigue sin divisarse el punto más alto desde el cual se iniciaría el descenso.

La pandemia continúa creciendo

Cifras brindadas por el Ministerio de Salud de la Nación, que no incluyen los datos de la última semana, muestran que el total acumulado de casos confirmados de Covid-19 en trabajadores de la salud al 13 de julio de 2020 fue de 7.792 (sin antecedente de viaje) y representó el 7,73% del total de los casos confirmados en el país. El 39,6% de casos acumulados presentó al menos un factor de riesgo. El número acumulado de fallecidos entre trabajadores de la salud es de veintiséis casos y representa el 1,37% de todas las muertes por Covid. Las cifras siguen creciendo y mientras escribimos estas líneas recibimos la noticia del fallecimiento del enfermero Alex Aquino, del Hospital Bocalandro y destacado activista de ATE.

Números fríos que crecen día a día detrás de los cuales hay médicos, enfermeros y camilleros caídos en su trabajo, muertes perfectamente evitables si las autoridades del gobierno peronista de Kicillof hubieran escuchado los reclamos de Cicop y ATE y no hubieran negado, por ejemplo, la licencia a los mayores de 60, o a quienes tenían una condición patológica de riesgo. Ese fue el caso de la enfermera María Ester Ledesma, del hospital Gandulfo de Lomas, que era diabética, y el del enfermero Miguel Codino, del hospital Eva Perón de San Martín, mayor de 60 años.

¿Estamos yendo hacia una crisis de camas de terapia intensiva?

La semana pasada Claudio Belocopitt, propietario del prepago de alta gama Swiss Medical y de cinco de los más lujosos hospitales del AMBA, dijo que en sus clínicas tenía una ocupación de camas de terapia intensiva del 82 por ciento. Con esas declaraciones, repetidas por todos los medios masivos, sacó a la luz pública la pregunta que muchos se hacen, ¿estamos yendo a una crisis de camas? Las declaraciones oficiales hablan de ocupación de camas de entre 50% y 65%, pero desde hace semanas en las redes sociales el personal de salud viene denunciando la saturación de camas en los hospitales públicos, y también en los privados. Promediar la ocupación de camas a nivel nacional o a nivel de provincia o capital, como hacen los funcionarios del peronismo y de Larreta de Cambiemos, no sirve. Da una idea falsa. Hay que mirar lugar por lugar, y es ahí donde surge que los grandes centros están cercanos a la saturación.

La crisis de las terapias intensivas tiene otro componente, que es la carencia del recurso humano. Como venimos diciendo, el personal de las terapias es altamente especializado y difícilmente reemplazable. El contagio de uno solo de estos trabajadores muchas veces implica el aislamiento de un turno completo con la consiguiente falta del recurso humano. Tomar en cuenta sólo el número de camas no refleja la realidad, no dice si están con el equipamiento completo ni si tienen la dotación que las hace operativas. La escasez del recurso humano es un cuello de botella que acerca la crisis de las terapias. De esto se dan cuenta los médicos terapistas, no por casualidad en las últimas semanas han empezado a discutirse criterios éticos que eventualmente guiarían la admisión o rechazo de pacientes en la unidad de terapia. Estamos cerca del colapso.

Centralizar el sistema sanitario para combatir a la pandemia

Después de ciento veinte días de cuarentena el gobierno de Alberto Fernández sigue sin tomar las medidas que permitirían enfrentar con éxito la pandemia. La crisis de camas puede resolverse si se toman medidas que pongan la totalidad de las instalaciones públicas y privadas bajo la centralización del Estado. Las camas serían asignadas con un criterio único, igual para todos, en función de las necesidades garantizando así el libre acceso de la población. Deben completarse los planteles incorporando el personal de salud necesario.

En cuanto a las vacunas y medicamentos cuya elaboración fue difundida esta semana, también el gobierno peronista debe propiciar el desconocimiento de las patentes que aseguran la propiedad de las multinacionales, les permiten ganancias exorbitantes e impiden el acceso de grandes masas de la población a los medicamentos. 

Además debe crearse un fondo de emergencia integrado por un impuesto especial a los grandes grupos económicos y el no pago de la deuda externa. En definitiva, tomar medidas para que la crisis no la paguemos los trabajadores, sino los capitalistas.

 

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