May 16, 2024 Last Updated 9:31 PM, May 15, 2024

Izquierda Socialista

Durante la última semana la frase “feministas en las listas” fue el lema de una campaña impulsada por diferentes espacios políticos y, en particular, por las militantes mujeres que apoyan la legalización del aborto en las filas del kirchnerismo, el radicalismo y PRO, como Dora Barrancos o Silvia Lospennato. Pretenden lograr el apoyo del movimiento de mujeres para que los dirigentes de sus espacios las incluyan entre las candidaturas. Desde el Frente de Izquierda–Unidad denunciamos que se trata de una maniobra con la que se busca encubrir el rol conciliador de todas las fuerzas políticas patronales con las iglesias.

Los dirigentes de Juntos por el Cambio (Macri-Pichetto) como los del Frente de Todos (Fernández–Cristina) coinciden en que el derecho al aborto no sea parte de su programa político ni de la agenda de discusiones. Por ello, Macri no vaciló en reunirse con la diputada antiderechos de Santa Fe Amalia Granata a pocos días de que ganara una banca. Y tanto Alberto Fernández como Cristina Fernández no pierden oportunidad para reafirmar que no es momento para debatir el tema del aborto y que hay que hacer unidad con las iglesias “juntando a los pañuelos verdes con los celestes”, es decir, bajando la bandera del aborto mientras siguen muriendo en la clandestinidad cientos de mujeres jóvenes y pobres y las niñas son obligadas a parir.

No criticamos porque sí. Durante los doce años de gobierno kirchnerista, mientras el candidato a vicepresidente Pichetto era jefe del bloque oficialista en la Cámara de Senadores y tenía mayoría parlamentaria, no solo no se trató el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, sino que, aun cuando muchas de las firmantes del proyecto pertenecían al entonces bloque oficialista, la presidenta Cristina se empecinó en rechazarlo. Y luego las mismas firmantes de su partido la justificaban. Algo parecido podemos decir del gobierno de Macri, en donde al instante de asumir en el Consejo Nacional de Mujeres Fabiana Túñez decidió bajarse de la pelea por la legalización del aborto, ya que esto “no entraba” en el programa del gobierno.

Por eso, desde el Frente de Izquierda-Unidad afirmamos que no solo basta que haya “referentes feministas” en las listas electorales, sino que necesitamos un programa que de verdad contemple los reclamos históricos del movimiento de mujeres como la legalización del aborto, el presupuesto para la implementación de programas de prevención y atención de las violencias de géneros, o el combate real a las redes de trata, entre otros. Todo ello apoyado en la movilización permanente en las calles, único camino para arrancar nuestros derechos en el Congreso, esa cueva de ladrones y defensores de la Iglesia. El FIT-Unidad es el único que lleva estas propuestas en su plataforma. Sus listas están conformadas íntegramente por luchadoras y luchadores por estos derechos que darán la pelea en la calle y en el Parlamento para que el aborto sea ley y conquistemos todas nuestras reivindicaciones.

 

Muchas militantes de la marea verde encuentran en el Frente de Todos y en la fórmula Fernández-Fernández cierta expectativa para que se legalice el aborto.

Pero es importante tener claridad: se trata de una lista en la que abundan candidatos antiderechos como el ex ministro de Salud Juan Manzur, los nefastos gobernadores Rosana Bertone o Gildo Insfrán, y el propio Sergio Massa, quien durante las votaciones de 2018 logró que el 100% de su bloque se posicionara en contra. Pero, para ser más claros, al redactar su programa político no escribieron una sola palabra sobre el aborto o la educación sexual integral.

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Editorial

En múltiples conversaciones con compañeros de trabajo, de estudio o vecinos suele aparecer el desprestigio de los políticos patronales. “Son todos panqueques” que saltan de una posición a otra según su conveniencia personal, dicen unos. “Ya gobernaron todos, peronistas, radicales, de PRO y ninguno solucionó los problemas del pueblo trabajador”, agregan otros. Y, sin embargo, muchos de estos mismos compañeros nos confiesan que piensan votar al peronismo para “sacar a Macri”. “De otra forma es tirar el voto”, afirman.

Comprendemos a todos aquellos que se quieren sacar de encima de Macri. Junto con millones coincidimos en que este gobierno no va más, que no se toleran los salarios y jubilaciones de hambre, los tarifazos, la inflación, el desempleo creciente, el abandono y el desfinanciamiento de la salud y la educación públicas. Pero optar por el voto castigo, por aquel que “tiene más posibilidades de ganarle a Macri” es un error. Porque puede ser que “nos saquemos de encima a Macri”, pero no a sus políticas de ajuste, nos seguirá gobernando el FMI.

Todos los candidatos patronales, oficialistas u opositores, tienen una coincidencia profunda: continuar con el acuerdo con el FMI y garantizar que se cumplirán a rajatabla los pagos de la deuda externa. Esto es obvio para el oficialismo macrista. Pero también lo están diciendo en todas las entrevistas los candidatos del peronismo. Alberto Fernández se lo reconoció directamente a la misión del FMI con la que se reunió esta semana. Sus economistas, Nielsen y Alvarez Agis, lo repiten en cuanto foro empresario tienen oportunidad de hacerlo, en el país o en el extranjero. Luego, en el discurso “para la tribuna” agitan que van a renegociar “con firmeza” y que a partir de allí se reactivará la economía. ¡Mentira! Ellos saben perfectamente que la “renegociación” con el FMI significará más ajuste y la exigencia de llevar adelante las reformas laboral y previsional.

Solo la izquierda se opone y denuncia todo esto. Somos la fuerza que decimos que no habrá solución para ninguno de los problemas del pueblo trabajador si no rompemos con el FMI y dejamos de pagar la deuda externa. Somos los que planteamos un auténtico programa alternativo con propuestas de fondo, como nacionalizar la banca y el comercio exterior, o reestatizar las privatizadas bajo el control de trabajadores y usuarios. Somos los que decimos que primero están los trabajadores, los jubilados y el resto de los sectores populares y no los pulpos acreedores o los monopolios transnacionales. Que hay que garantizar un salario igual a la canasta familiar, el 82% para los jubilados, prohibir suspensiones y despidos y hacer un plan de obras públicas que resuelva el desempleo.

En los partidos patronales se hace un reparto de cargos mezclando pañuelos verdes y celestes y buscando esconder lo fundamental: el acuerdo en congelar el debate sobre la legalización del aborto para no romper los profundos lazos que todos (macristas, kirchneristas, o radicales y peronistas en general) tienen con la iglesia Católica y las evangélicas. Solo el FIT-Unidad plantea una postura clara y transparente: el aborto legal, seguro y gratuito está escrito en nuestro programa, el 100% de nuestros candidatos son verdes y exigimos que el proyecto de la campaña nacional se trate ahora y no se patee para un futuro impreciso.

Por todo esto, el voto al Frente de Izquierda-Unidad es el único “voto útil” para los trabajadores, las mujeres y la juventud. Porque apunta a fortalecer a una alternativa política de fondo. Para construir de verdad algo nuevo. Para que no vuelva a pasar lo que ya sucedió tantas veces: que el voto castigo luego sea utilizado por otro candidato patronal para justificar “su” derecho a hacer el ajuste. Votar al FIT-Unidad es votar por que gobiernen los que nunca lo hicieron: los trabajadores y la izquierda. Es votar para que tenga más fuerza un programa diferente frente al de la debacle, una fuerza política que se haga más grande, con más diputadas y diputados que apoyen incondicionalmente todas las luchas, que se opongan sin dudar al nuevo ajuste que se vendrá, que voten como un solo puño a favor de la legalización del aborto. El voto al Frente de Izquierda es útil para fortalecer también al sindicalismo combativo, para seguir luchando contra la burocracia y por una nueva dirección para la clase trabajadora.

Por eso te convocamos a apoyar al verdadero voto útil. Por la unidad de la izquierda. Vamos con nuestras compañeras y compañeros: con Nicolás del Caño y Romina Del Plá en la fórmula presidencial, con los compañeros de Izquierda Socialista que los acompañan en las listas, como Juan Carlos “Gringo” Giordano, Mónica Schlotthauer, Liliana Olivero, Mercedes Trimarchi, Rubén “Pollo” Sobrero, Jorge Adaro, Laura Marrone y tantos otros, y con los candidatos de las otras fuerzas que integran el FIT, todos luchadores de la clase trabajadora, el movimiento de mujeres y la juventud. ¡Salgamos con todo a pelear el voto para el Frente de Izquierda –Unidad!

Escribe Luis Covas

En estos días ha tenido gran repercusión en los medios la crisis interna del Partido Obrero, una de las fuerzas que integran el FIT, junto con Izquierda Socialista y el PTS. Esta situación también impacta en los luchadores y simpatizantes de la izquierda, ya que se verían enfrentados por un lado su dirigente histórico y fundador Jorge Altamira y, por el otro, gran parte de la dirección actual del PO. Los medios le han dado gran espacio a los reportajes a Altamira y a dirigentes de la actual dirección, como Néstor Pitrola o Romina del Plá.

Desde Izquierda Socialista, por lo que hemos leído en las redes y escuchado de los protagonistas en los medios, más allá de las posiciones de ambos sectores vemos que todos reivindican y apoyan la campaña electoral del Frente de Izquierda-Unidad.
Resaltar esto es muy importante porque gran parte de los medios de prensa y sectores políticos patronales pretenden utilizar este debate entre dirigentes del PO para llevar agua para su molino, repitiendo la vieja muletilla de “la izquierda siempre se divide”. Y de esa forma buscan desprestigiarla.

Estos sectores quieren encubrir que en realidad los que sí están siempre divididos son los partidos y dirigentes políticos patronales. Justo cuando ha sido bochornoso el espectáculo de “panquequismo” político que dieron los dirigentes peronistas pasando de una lista a otra (Pichetto, Massa, Lavagna o Pino Solanas). O Macri aceptando a Pichetto, del cual había hablado pestes. ¿Qué más división que la que viven tanto peronistas como radicales? Están los peronistas de Macri, los kirchneristas, los “renovadores” que están con Cristina (Massa, Solá), los de Lavagna y Urtubey o los que dicen que no están con nadie (Schiaretti).  Están los radicales de Macri, pero también los radicales de Cristina (Leopoldo Moreau a la cabeza) y los ex radicales que están con Lavagna (Stolbizer). Todos gobernaron o fueron parte de gobiernos que ajustaron al pueblo trabajador en beneficio de los de arriba.

La izquierda que se nuclea en el FIT-Unidad somos lo opuesto. Nunca hemos gobernado y siempre hemos estado con los trabajadores y el pueblo enfrentando a los distintos gobiernos que fueron y son aliados de los grandes empresarios y el FMI.

También en la izquierda hay diferentes partidos y siempre hay debates políticos. Pero desde hace varios años hemos avanzado en la unidad constituyendo el FIT y también desarrollando el sindicalismo combativo.

Porque, más allá de las diferencias que tengamos, estamos unidos contra los gobiernos del ajuste, contra las políticas patronales y del FMI, contra la burocracia sindical y bregamos por un gobierno de los trabajadores.

Y ahora hemos avanzado al lograr que se sumen el MST y otros partidos y agrupaciones al FIT-Unidad. Hay un fuerte polo de izquierda contra todos los candidatos que apoyan el acuerdo con el FMI. Esta unidad no cambia por los debates en el interior del PO. Todos apoyan la fórmula Del Caño- Del Plá y todos los demás candidatos en el país.

 

El gobierno de Cambiemos, a través del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien estuvo en Estados Unidos con una comitiva de funcionarios, volvió a instalar el tema de la reforma laboral diciendo explícitamente que la intención del macrismo es que se apruebe este año con la actual composición del Congreso.

Escribe Gastón Godoy

La reunión no fue informada oficialmente por el gobierno, pero los trascendidos son muy claros. El macrismo pretende instalar nuevamente la discusión sobre la reforma laboral. Un hecho que denota dos cuestiones: que no han podido aprobarla en estos casi cuatro años de mandato producto del enorme rechazo popular que genera y de las luchas que suscitaría, y para reafirmarle al FMI y al imperialismo que el gobierno quiere mantener el acuerdo y que hará lo imposible para poder imponerla, ya que es una de las exigencias del organismo.

Dujovne se habría mostrado “optimista” a pesar de admitir que en 2017 no pudieron aprobarla. Desde Izquierda Socialista somos claros en decir que la reforma no pretende traer ningún avance en los derechos de la clase trabajadora, sino todo lo contrario: busca más flexibilización, menor carga social a las empresas en perjuicio del trabajador y peores condiciones laborales. Hay variados ejemplos de sectores como el petrolero, donde la reforma se ha aplicado de hecho (en complicidad con las burocracias sindicales peronistas) y su saldo al día de hoy es totalmente negativo, vulnerando derechos básicos y llegando al límite de que han muerto varios trabajadores por las condiciones deplorables en las que desarrollan su labor.

También habló Dujovne de la reforma fiscal y se enorgulleció de cómo este gobierno está bajando el déficit. Obviamente los banqueros y empresarios aplaudieron, y el ministro dijo que el año próximo el déficit se reducirá todavía más. El problema es que, como contrapartida, seguirán subiendo el hambre, la inflación, la desocupación y la miseria.

La complicidad del peronismo

El rol del peronismo para Dujovne es clave, y en ese sentido Miguel Pichetto, actual candidato a vicepresidente de Macri, sería una pieza fundamental en el objetivo de que se pueda conseguir la mayoría en ambas Cámaras. Pichetto tiene “buen diálogo” con la mayoría de los gobernadores peronistas y eso facilitaría la tarea del macrismo. 

Como hemos expresado siempre, el peronismo es cómplice del ajuste que aplica Macri. En las distintas provincias donde gobiernan ajustan igual que el actual presidente, siendo el caso de Santa Cruz, con Alicia Kirchner, uno de los ejemplos más brutales. 

La burocracia sindical peronista dirige la CGT y los gremios más numerosos del país. Ha dejado pasar los despidos, las suspensiones, las rebajas salariales, la flexibilización laboral, el aumento de los índices de pobreza, la desocupación y la carestía de la vida. En síntesis, todo el ajuste de Macri. Si Cambiemos ha gobernado estos cuatro años sin mayores problemas es producto de que el peronismo, tanto en el Congreso como en los sindicatos, ha apoyado sus políticas. Héctor Daer, el principal dirigente de la CGT, que actualmente apoya la fórmula Fernández-Fernández, llegó a decir que “la reforma laboral no toca los derechos del trabajador”. Una frase que sintetiza el papel del peronismo.     

Rechacemos la reforma laboral

Desde el Frente de Izquierda-Unidad creemos que nada bueno puede traer la reforma laboral que exige el FMI y que el gobierno de Macri y la oposición patronal buscan aprobar. Por eso la rechazamos tajantemente y apostamos a la organización desde las bases junto al sindicalismo combativo, que está contra el ajuste. Planteamos romper con el FMI y pedimos el voto al FIT-Unidad para reforzar una perspectiva en ese sentido.

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