Sep 03, 2024 Last Updated 11:24 PM, Sep 2, 2024

Desde las movilizaciones en las calles de Colombia nos envían un saludo y un llamado a la solidaridad internacional: Miguel Vivas, dirigente de la asociación judicial del Valle del Cauca, y Joaquín Lineros, presidente del sindicato de docentes de Santa Marta. Integrantes de Colectivos Unidos, Organización hermana de Izquierda Socialista.

 

Por Miguel Angel Hernández (dirigente de la UIT-CI)

En la reunión del consejo general de la Organización Mundial de Comercio, celebrada entre el 5 y el 6 de mayo, Estados Unidos anunció su decisión de apoyar la renuncia a las protecciones de propiedad intelectual para las vacunas contra la Covid-19. En concreto, la administración de Biden se sumaría a los países que han planteado la suspensión temporal de las patentes de dichas vacunas, que hoy están en manos de las grandes transnacionales farmacéuticas.

Estados Unidos junto a la Unión Europea, Inglaterra, Noruega, Suiza, Canadá, Australia, Japón, Chile, Colombia y Brasil, en su mayoría productores de la vacuna, se habían negado insistentemente a liberar o suspender las patentes. Fueron los principales defensores de los intereses de las transnacionales farmacéuticas en el seno de la OMC.

¿Por qué EE.UU. cambió de posición?

Sin lugar a dudas, este cambio se debe a la creciente presión internacional por la debacle social que significa la pandemia. Esa presión se ha venido generando desde el mes de octubre del año pasado cuando India y Sudáfrica liderizaron una iniciativa que agrupaba a unos 99 países que solicitaron ante la OMC que se liberaran temporalmente las patentes de las vacunas.

Desde entonces el clamor mundial en ese sentido ha crecido. Hoy más de 100 países acompañan a India y Suráfrica. A este movimiento mundial creciente se unen unas 170 personalidades mundiales como los expresidentes del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, y reconocidas organizaciones internacionales como Médicos sin Fronteras, Oxfam, Amnesty International, Frontline Aids y Global Justice Now. Recientemente se hizo pública una iniciativa por una “Vacuna del Pueblo” encabezada por el premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, secundada por otros premios Nobel, a la que se han sumado más de 2 millones de firmas, entre las que destacan los actores George Clooney y Forest Whitaker, y la actriz Sharon Stone. Desde la UIT-CI hemos venido impulsando desde hace meses una campaña que se suma a la presión mundial por la eliminación de las patentes de las vacunas del Covid-19.

La nueva posición adoptada por Biden está determinada también por la situación social en los propios Estados Unidos. Donde todavía hay unos 10 millones de desempleados y con una economía que tuvo una contracción de 3,5% del PBI en el 2020, la peor desde la segunda postguerra.

El descontento social se ha expresado en las huelgas de los maestros en Oklahoma, Kentucky, Virginia Occidental, Los Angeles y Chicago; las protestas de enfermeras y médicos en el marco de la pandemia en distintas ciudades; la huelga de General Motors, así como el poderoso levantamiento popular antiracista en el 2020 por el asesinato de George Floyd, son las razones internas que explican este cambio en la posición del gobierno yanki respecto a las vacunas y las patentes.

Joe Biden llegó a la presidencia de Estados Unidos después de la derrota del gobierno ultraderechista y reaccionario de Trump, precisamente como consecuencia de este levantamiento. La administración demócrata sabe que está montada en un polvorín, en un país donde el descontento social se ha venido incrementando en los últimos años.

No todo lo que brilla es oro

La representante comercial de Estados Unidos se apresuró a decir que el gobierno cree firmemente en las protecciones de la propiedad intelectual. Que no quede lugar a dudas que el gobierno norteamericano defiende los intereses de las farmacéuticas. Y agregó que “el proceso será lento”, que las negociaciones en la OMC llevarán tiempo. Es decir, que no hay que hacerse muchas ilusiones con una liberación rápida de las patentes que hoy siguen controlando las grandes transnacionales farmacéuticas.

Ya la multinacional Pfizer salió a oponerse al anuncio de Biden. Lo mismo hizo Angela Merkel, premier de Alemania, defendiendo los intereses del laboratorio alemán BioNTech, socio de Pfizer.

El gobierno de Biden dice estar de acuerdo con suspender las patentes. Si fuera consecuente con esto podría liberar las patentes en su propio país, específicamente con las vacunas de Pfizer y Moderna, laboratorios con sede en ese país.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 87% de las dosis de vacunas administradas globalmente, hasta principios de abril, se inyectaron en los países más ricos, mientras que los países de ingresos bajos sólo recibieron un 0,2% de las vacunas producidas hasta ahora contra el coronavirus. La Universidad de Duke, calcula que en Estados Unidos hay 300 millones de dosis de vacunas sobrantes, sin embargo, el gobierno de Biden no dona a los países más pobres los millones de vacunas que adquirieron y ahora les sobran.

Por otra parte, el cambio de posición de Estados Unidos en momentos que hay un nuevo rebrote de la pandemia a escala mundial, es un reconocimiento tácito al hecho de que las patentes son un obstáculo para el acceso a las vacunas, y una camisa de fuerza a la producción mundial de las mismas. Lo que impide una distribución más equitativa de las vacunas entre todos los países.

El otro elemento es que Estados Unidos necesita que su economía se recupere a los niveles previos a la pandemia, así como en general, requiere que la economía capitalista mundial salga de la crisis económica más profunda experimentada desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional decimos que el anuncio del gobierno de Biden sobre las patentes no es ninguna garantía de que estas efectivamente sean liberadas. Hoy más que nunca hay que arreciar la campaña mundial que desarrollan distintas organizaciones exigiendo que se eliminen o suspendan las patentes para procurar en el marco de la emergencia, que todos los laboratorios del mundo estatales y privados produzcan a máxima capacidad, única forma de lograr una vacunación masiva en todo el mundo.

Por nuestra parte seguiremos impulsando la campaña que desarrollamos desde hace ya varios meses, haciendo unidad de acción con otras organizaciones, sumando médicos, especialistas, enfermeras y trabajadores de la salud en todos los países donde tenemos presencia. Sólo con la movilización mundial de las trabajadoras y trabajadores, y los pueblos, lograremos eliminar o suspender las patentes de las vacunas del Covid-19.

7/5/2021

El sábado 8 de mayo se realizará el II Encuentro Internacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Salud impulsado por la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional (UIT-CI). 

Participarán del encuentro representantes de la salud de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Panamá, Perú, México y Venezuela, entre otros.
Anotate:
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Para presenciarlo podés conectarte a las redes de la UIT-CI en Facebook y YouTube.
Según el país, los horarios son los siguientes:
Colombia, México, Panamá y Perú a las 15.
Bolivia, Chile, Estados Unidos (NY), República Dominicana y Venezuela a las 16.
Argentina y Brasil a las 17.
Estado Español, Francia e Italia a las 22.

¡Sumate!

Escribe Reynaldo Saccone

Las fabulosas ganancias de la industria farmacéutica provienen de los subsidios recibidos de los gobiernos y de la venta anticipada de toda su producción garantizada por convenios leoninos y leyes especiales de protección. Como remate, las patentes consolidan su monopolio de las vacunas. Con las ganancias aseguradas, y protegidas por las patentes, las multinacionales regulan su producción de acuerdo con la ganancia y no en función de las necesidades populares.
Pfizer recibió hace un año un subsidio de 2.500 millones de dólares del gobierno de Trump que, sumado a otros aportes, le permitió financiar el comienzo de la producción y los ensayos clínicos. A mediados del año pasado empezó a firmar los contratos de venta de su producción en los que su posición monopólica y sus personeros en los distintos gobiernos le permitieron obtener condiciones muy favorables. El secretísimo convenio con la Unión Europea, según filtraciones, exime de responsabilidad a Pfizer y Moderna por los efectos secundarios de sus vacunas. Si se produjeran, las indemnizaciones correrán por cuenta de los gobiernos, es decir, las compensaciones por muerte, heridas físicas, mentales o emocionales, enfermedades, discapacidades, pérdida o daños de una propiedad, pérdidas económicas o interrupciones de la actividad económica (La Vanguardia, 22/4/2021).

En la Argentina, el gobierno peronista, en acuerdo con Juntos por el Cambio, aprobó una ley que incluía todas las exigencias de las multinacionales, con el voto solitario en contra del Frente de Izquierda Unidad. Esa ley acepta, entre otras concesiones, la jurisdicción de los tribunales fijada en el contrato. Por ejemplo, Nueva York o Londres. No obstante estas “agachadas”, los laboratorios objetaron también la ley. Más agresivos, los ejecutivos de Pfizer señalaron el “supuesto de negligencia como excepción a la indemnidad en la ley” y “la limitación de bienes” que el laboratorio podría embargar para cobrar el contrato si el Estado no le pagaba. Dos problemas, afirmaron, “que tornan prácticamente imposible la ejecución de la indemnidad”. Para Pfizer, estas menciones resultaron intragables y se retiraron de las tratativas (La Nación, 5/4/2021).
En ningún momento el gobierno peronista denunció la extorsión de las multinacionales, llevadas al extremo por Pfizer. Hasta un pro imperialista fascistoide como Bolsonaro denunció públicamente que el monopolio farmacéutico pretendía un contrato donde no se hacía responsable por los efectos colaterales. Muy por el contrario, desde el gobierno que pretende ser nacional y popular, la asesora presidencial Cecilia Nicolini declaró que “en ningún momento se cortaron las conversaciones con Pfizer” y hoy asistimos a una reedición en las que se vuelven a barajar opciones que satisfagan al monopolio. Claro que, esta vez, avisan que antes de octubre no podrán entregar vacunas en caso de acordar.
El gobierno nacional está dispuesto a ceder a las exigencias de la industria farmacéutica, en este caso de la multinacional Pfizer, cuando debería terminar con su doble discurso y suspender las patentes de vacunas, como firmó junto a decenas de países frente a la Organización Mundial de Comercio (OMC), e incautar las vacunas de Garín.

Escribe Claudio Funes

En una entrevista, el gran artista catalán se refirió a la pandemia que está asolando a los pueblos del mundo.
“Le tengo asco a la pandemia porque provoca mucho daño”. Al ser preguntado sobre las patentes que benefician a las multinacionales farmaceúticas aseguró: “De esta pandemia tendremos que salir todos de la mano curados. Esta pandemia la ganaremos cuando se liberen las licencias de fabricación de los antivirales. Mientras su fabricación no sea libre y gratuita no nos vamos a salvar”.
Otra voz entre las miles que reclaman la liberación inmediata de las patentes de las vacunas.

 

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

La suscripción del periódico impreso nos permite también seguir editándolo, ya que nos financiamos con nuestros propios aportes y del de los suscriptos.

 

Suscribite a la versión Impresa

Más Leídos