Jul 16, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Izquierda Socialista

Redacción de Izquierda Socialista y de El Socialista

El domingo por la tarde la derecha política encabezada por Luis Camacho, representante de la oligarquía de la región de Santa Cruz, y el ex-candidato Carlos Mesa, junto al comando del ejército boliviano más sectores de la policía (que estaba auto cuartelada), obligaron al presidente Evo Morales y su vicepresidente a renunciar, haciéndose cargo del gobierno en forma ilegítima.

Estos sectores de la derecha y la oligarquía en Bolivia aprovecharon el descontento popular con el gobierno del MAS, que había incrementado con las denuncias de fraude en las recientes elecciones y provocado aún más rechazo con Morales.

Desde Izquierda Socialista siempre hemos denunciado que el gobierno de Evo Morales, tras un discurso de falso socialismo, en realidad benefició principalmente a las grandes multinacionales y los empresarios bolivianos. Esto es lo que generó el gran descontento del pueblo boliviano y lo que facilitó el golpe de la derecha y los militares.

Pese a las diferencias que tenemos con Morales y su gobierno, no avalamos el golpe y llamamos a los trabajadores y la juventud de Argentina y Latinoamérica a repudiar el accionar de la derecha y los militares sumándonos a todas las acciones en solidaridad con el pueblo boliviano.

Declaración de Izquierda Socialista, 10/11/2019

La senadora derechista Jeanine Añez se autoproclamó “presidente provisional”, con el apoyo del principal referente “cívico”, el empresario ultra reaccionario Luis F. Camacho, la Iglesia, los militares y la policía. Luego salió, biblia en mano, a hablar en un balcón de la casa de gobierno, rodeada de un puñado de derechistas. Estamos ante un intento reaccionario de salir de la profunda crisis política en la que está sumida Bolivia, fruto del golpe cívico-militar que forzó la renuncia de Evo Morales. Llamamos a repudiar a este gobierno de facto y a apoyar a los sectores obreros, campesinos y populares que seguirán luchando por sus derechos.

Escribe Simón Rodríguez

El martes 12, en una maniobra fraudulenta y ante un recinto del Senado semivacío, por la ausencia de los parlamentarios del MAS, se autoproclamó presidenta Jeanine Añez, el mismo día que Evo Morales llegó a México, donde pidió asilo. Patéticamente citó el artículo 169 de la Constitución boliviana para intentar dar un viso de legalidad a las consecuencias de un golpe cívico-militar, en el que el general Williams Kaliman y el estado mayor de las Fuerzas Armadas “sugirieron” la renuncia de Morales y su gobierno. Donald Trump definió la actuación militar como un ejemplo de “defensa constitucional”, del mismo modo la justificaron Bolsonaro y Macri, negándose a calificar el hecho como golpe de Estado.
Acompañada por el líder del Comité Cívico Cruceño, el derechista y racista Luis F. Camacho, Añez afirmó en su discurso que las “nuevas elecciones” en Bolivia tendrán lugar después del nombramiento del nuevo Tribunal Electoral. Agradeció a la Policía, las Fuerzas Armadas y la Iglesia. Con una biblia en la mano, dijo “nuestra fuerza es Dios” y cantó con sus reaccionarios aliados: “Sí se pudo”.

El fraude de Evo Morales desembocó en un golpe cívico-militar

El fraude electoral generó importantes protestas populares. Los intentos de aplastarlas con grupos de choque fracasaron y agravaron la crisis, aprovechada por las agrupaciones paramilitares “cívicas” de la extrema derecha para asumir la ofensiva. La huelga policial y la declaración de neutralidad del Ejército llevaron al colapso del gobierno, con la deserción de ministros, parlamentarios y burócratas sindicales. Los generales concretan el golpe exigiendo la renuncia de Morales y dando paso a la autoproclamación de Añez.

Morales pasó de declararse ganador de la elección presidencial a salir del poder en menos de tres semanas; sobreestimando sus propias fuerzas al intentar imponer un fraude, fue cavando su propia tumba. Pero las razones de fondo de su debacle vienen de mucho antes.

En sus 14 años de gobierno, Morales frustró las expectativas de los grandes movimientos sociales que lo llevaron al poder. Luego de la guerra del agua y la guerra del gas, el primer presidente indígena se hizo elegir prometiendo hacer cumplir la Agenda de Octubre: poner fin al latifundio y nacionalizar los hidrocarburos. Morales traicionó ese programa. Pese a contar con un enorme apoyo popular en sus primeros años, y que las movilizaciones obreras y campesinas derrotaron a la derecha “cívica” en el año 2008, el gobierno del MAS tomó el camino de pactar con la burguesía y el imperialismo.

El control del Estado se usó para garantizar los grandes contratos para Repsol y otras grandes transnacionales del petróleo y el gas, así como la ampliación voraz de la frontera agrícola al servicio de los grandes capitales. Para imponer la construcción de una carretera en un territorio indígena protegido, el TIPNIS, empleó una despiadada represión. Atacó a los cocaleros de Yungas. Cooptó a la dirigencia de la Central Obrera Boliviana. Usó una mezcla de corrupción y represión para imponer a sus dirigentes en las organizaciones indígenas y campesinas.

El arrasamiento de 5,3 millones de hectáreas en la Chiquitanía este año por incendios fue la consecuencia directa de su furia depredadora al servicio de los grandes capitales. El intento de entregar concesiones para la explotación del litio, en el Salar de Uyuní, por varias décadas a una empresa alemana, generó protestas que lo obligaron a anularlas hace apenas una semana.

El agotamiento de su proyecto era claro con su derrota en el referendum de 2016, con el que pretendía habilitar su postulación a un tercer período consecutivo. Al perder, maniobró con el Tribunal Constitucional bajo su control para que declarara que la reelección ilimitada era un “derecho humano”. Bolivia siguió siendo un país capitalista con terribles desigualdades y una mayoría empobrecida y precarizada.

El creciente rechazo popular a Morales fue utilizado por la derecha reaccionaria

El malestar popular acumulado con el gobierno se desbordó con la maniobra fraudulenta en la elección del 20 de octubre. Al no alcanzarle los votos a Morales para ganar en primera vuelta, las autoridades electorales suspendieron por veinte horas el conteo de los votos. Cuando se reanudó, el escrutinio le daba el margen que necesitaba para no ir al ballotage. Se iniciaron protestas populares, muchas de ellas con la consigna “Ni Evo ni Mesa”. Estas genuinas movilizaciones populares fueron aprovechadas por la derecha oligárquica, envalentonada por la debacle del gobierno. Este desenlace, precipitado por la indignación ante el fraude, es la consecuencia de años de políticas entreguistas y represivas, que amplios sectores de trabajadores, campesinos y jóvenes repudiaron. Cuando Morales acepta el dictamen de la OEA sobre las irregularidades electorales y llama a nuevas elecciones con nuevas autoridades electorales, ya los generales están decididos a dar el golpe para retomar el control del país. En definitiva, fue por las políticas del falso “progresismo” que se encumbró nuevamente la derecha racista en Bolivia.

Luchar contra el gobierno reaccionario de Añez-Camacho

Se abre un nuevo capítulo para la clase obrera, la juventud y los sectores populares de Bolivia, el de la lucha contra el nuevo gobierno capitalista, proimperialista, de Añez-Camacho y la derecha oligárquica, que asume el poder en medio de una grave crisis política. Mientras que Añez prometió nuevas elecciones, los sectores más reaccionarios, como Camacho, querrán imponer un régimen dictatorial. Pero la situación está abierta, la clase trabajadora, la juventud, los campesinos y los sectores populares no han sido derrotados. Tienen en su contra a las direcciones burocráticas de la COB y muchos sindicatos dirigidos o influenciados por el MAS, cuya orientación es conciliar a nombre de la “paz”. Pero hay sectores que han planteado una política independiente, que se manifestó en las consignas “Ni Evo ni Mesa”. Hubo pronunciamientos como, por ejemplo, el de los mineros de Potosí y de San Cristóbal en ese sentido y exigiendo a la COB convocar un congreso. En esa perspectiva independiente desde ARPT, sección de la UIT-CI, se planteó luchar contra “todo intento de imponer un gobierno reaccionario de derecha”, proponiendo conformar una Asamblea Popular a partir “de los obreros, campesinos y jóvenes movilizados para asumir un gobierno provisional” (ver declaración de ARPT). En esa perspectiva ahora están planteadas las tareas de organizar e impulsar la lucha obrera y popular contra el gobierno de Añez-Camacho para derrotar su proyecto reaccionario.

Siguiendo a sus amos oligárquicos y por temor a la movilización, la policía se amotinó y las FFAA declararon su “neutralidad” y luego “sugerir” la renuncia del presidente […] No podemos permitir que la derecha fascista empresarial cruceña, apoyada por los militares y el imperialismo decida el gobierno y el futuro del país. Ya sea mediante un gobierno “transitorio” u otras variantes, como que una Asamblea Legislativa enemiga del pueblo, compuesta de masistas y derechistas que acompañaron la política del MAS, dé curso a la sucesión constitucional; o de una junta militar, serían todas antipopulares. Rechazamos los intentos de imponer un gobierno reaccionario por cualquiera de estas vías.

Nos sumamos al reclamo de fabriles de Cochabamba, mineros de Potosí y la CSUTCB Genaro Flores, de que se realice un urgente Congreso Extraordinario de la COB, invitando especialmente a las organizaciones campesinas e indígenas, y juveniles, para formar gobierno Transitorio.
Imponer una agenda de los trabajadores, entre otros puntos una verdadera nacionalización de San Cristóbal empresa japonesa mimada del Evo Morales, desconocer la deuda externa acumulada en estos años que se usó para corrupción y obras inútiles, librar la lucha contra la oligarquía (CAO, CAINCO, Camacho, etcétera) que fue aliada del MAS durante los últimos días 10 años.

Convocar desde el Congreso abierto de la COB reorganizada a formar una Asamblea Popular con representantes de organizaciones de base de los trabajadores de la ciudad y el campo, de jóvenes e indígenas, para resolver futuro del país y garantizar elecciones realmente limpias y libres sin restricciones para ningún candidato de los sectores populares.

Contra la oligarquía (CAO, CAINCO, Camacho, etc.) aliada durante más de 10 años a Evo Morales y socia en el incendio de la Chiquitanía.
Por el no pago de la fraudulenta deuda externa contraída por el MAS.
Por la nacionalización de la transnacional San Cristóbal mimada de Evo.
Por desenmascarar y combatir al fascismo de Camacho disfrazado de democracia.

* Ver versión completa www.uit-ci

El pasado lunes 10 de noviembre se realizaron en el país diversas movilizaciones y actos repudiando el golpe en Bolivia que significó la salida anticipada de Evo Morales y todo su gabinete. En Ciudad de Buenos Aires, Tucumán, Neuquén, Bariloche, Rosario, Jujuy, Mendoza, Córdoba, donde participaron Liliana Olivero y Ezequiel Peressini, y otras ciudades, fueron miles los que salieron a expresar su rechazo al golpe consumado el domingo por la derecha encabezada por Luis Camacho, representante de la oligarquía de la región de Santa Cruz y el ex-candidato Carlos Mesa, junto a oficiales del ejército boliviano y sectores de la policía.

En Buenos Aires, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, junto con organizaciones sociales y políticas, de derechos humanos, sindicatos, componentes de la colectividad boliviana en el país y de los pueblos originarios, se concentraron en el Obelisco para marchar al Consulado de Bolivia para rechazar el golpe.

Fue una enorme y colorida columna vestida con las banderas de Bolivia y la whipala de los pueblos andinos, que con varias cuadras se nutrió con la presencia de delegaciones de ATE, CTA, Suteba, Ademys, Sipreba, AGD, ferroviarios, camioneros, estatales, estudiantes, mujeres y movimientos piqueteros, que entre tantos otros, expresaron en las calles céntricas el apoyo y la solidaridad al pueblo boliviano.

Izquierda Socialista estuvo presente junto a los legisladores Juan Carlos Giordano, Mónica Schlotthauer y Mercedes Trimarchi. Schlotthauer señaló el carácter “xenófobo, racista y fascista del golpe” y explicó: “no estamos acá por un hombre o un nombre, sino por el pueblo boliviano y su agenda de octubre que es nuestra bandera, que es lo que queda pendiente y por lo que queremos seguir peleando”. A su turno Mercedes Trimarchi remarcó: “la movilización en repudio al golpe de la derecha y los militares” haciendo llegar el saludo de Izquierda Socialista e Isadora al pueblo boliviano.

Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda-Unidad seguiremos acompañando al combativo pueblo boliviano, un pueblo con una interminable historia de lucha, llamando a los trabajadores, las mujeres y la juventud de Argentina y Latinoamérica a repudiar el avance de la derecha racista y los militares, replicando y sumándonos a todas las acciones de solidaridad que se realicen en su apoyo.

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Del 6 al 8 de noviembre se realizaron las elecciones de centro de estudiantes en la Universidad Nacional de General Sarmiento. Las mismas llevaron a la conducción del centro al peronismo de la municipalidad de Malvinas Argentina con su agrupación El Puente, en unidad con otros sectores del peronismo K (FUNyP), terminando con tres años de conducción combativa.

Escribe Ivana Verón, Consejera Superior UNGS

La Izquierda, agrupada en el Frente de Estudiantes de Izquierda Unidad, quedó en segundo lugar, obteniendo dos secretarias que estarán al servicio de las luchas estudiantiles. Mención aparte merece el Nuevo MAS, que como en casi todas las elecciones estudiantiles del país de las que participó este año, se presentó solo dividiendo a la izquierda.

La Universidad no es una burbuja, y el contexto nacional y municipal, con el triunfo aplastante del peronismo, son el puntapié para que en la Universidad también gane este sector. También como a nivel nacional, fue determinante que se unan sectores del peronismo que venían presentándose por separado, acá no para derrotar a Macri, sino para combatir a la izquierda. Esa unión fue promovida por las autoridades peronistas de la Universidad que instaron al FUNyP a disolverse dentro de la agrupación del intendente Nardini.

Desde Izquierda Universitaria (Izquierda Socialista + Independientes) éramos conscientes de esto y tuvimos una caracterización clara del difícil panorama con que enfrentamos la elección, pero defendimos el centro de estudiantes hasta el último momento para que no caiga en manos de los punteros del municipio.

Nos parece importante remarcar que, en su primer día de gestión, el nuevo Centro de Estudiantes de la Universidad de General Sarmiento (Ceungs) peronista no llamó a movilizar contra el golpe de estado en el país hermano latinoamericano de Bolivia, y el primer comunicado que realizan es pidiendo una explicación de gastos económicos de los años de gestión (en la Ungs el Centro no maneja ningún tipo de fondos, y lo realizado era con dinero de los activistas del centro). ¡Una vergüenza total!

Desde Izquierda Universitaria seguiremos organizados y conformando la Comisión Directiva del Ceungs, acompañando las luchas por venir. Somos plenamente conscientes de que por delante tendremos la pelea contra el ajuste que va a llegar a nuestra universidad de la mano de las autoridades adaptadas a la política de Fernández de pacto social y ajuste al servicio del FMI.

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