El pasado 8A, tras la histórica jornada en la que dos millones de personas mantuvimos una vigilia incansable frente al Congreso de la Nación y en todas las grandes plazas del país, algo quedó bien claro: aunque no se aprobó el derecho al aborto en el Senado, ganamos la pelea por la legalización en las calles, en las escuelas, en los lugares de trabajo y en muchos otros espacios más. Sucede que conquistar un derecho tan importante como la legalización del aborto, es decir, el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos no es tarea sencilla. El gobierno junto a la iglesia y los partidos patronales llevan adelante una histórica alianza para controlar la vida y los cuerpos de las mujeres ya que manteniéndonos dominadas y sumisas, pretenden explotarnos mejor. Por eso, a pesar de mostrar algunas diferencias y matices entre ellos, terminaron uniéndose todos en contra de los derechos de las mujeres.
La Iglesia Católica que desde hace miles de años se encarga de perseguir y controlar el cuerpo de las mujeres, después de la histórica jornada del 13J en la que se logró la media sanción en Diputados, con el Papa Francisco a la cabeza, los curas villeros y otros que se tildan de progresistas, salieron con todo a acusarnos de asesinas por el hecho de reclamar el fin de la clandestinidad del aborto, mientras defienden a los miles de curas pedófilos que cada vez con más frecuencia salen a la luz ante la denuncia de nuevos casos. Y hasta se unieron con las iglesias evangélicas en un frente único contra nuestros derechos. Pero no les salió tan bien el plan, ya que hoy viene creciendo la campaña por la separación de la iglesia del estado y son miles las personas que ya se han desafiliado de esa corrupta y misógina institución.
Con la votación en el Senado, los bloques de todos los partidos patronales dejaron en claro que no están a fondo por los derechos de las mujeres. Tras las impresionantes movilizaciones por el aborto legal, todos los bloques, desde Cambiemos, pasando por el PJ, los bloques provinciales y hasta el Kirchnerismo -que gobernó 12 años contra el derecho al aborto-, tuvieron pronunciamientos tibios en relación a la ley aprobada en diputados. Y lo hicieron siempre habilitando a la “conciencia individual” y no, como una política clara a favor de los derechos de las mujeres, que sí lo tiene el Frente de Izquierda. Sin embargo, cuando tienen que votar ajustes, tarifazos y recortes como sucedió con la reforma previsional en diciembre del año pasado, o como lo están haciendo ahora en la negociación del presupuesto 2019, no dudan ni un minuto porque sí es su posición partidaria. Esto demuestra que el congreso es una cueva de ladrones que defiende a los planes de ajuste del FMI y repudia a las mujeres.
Pero el movimiento de mujeres sigue vivo y cada vez con más fuerza. No solo logramos que el aborto ya no sea un tema “tabú”, sino que conquistamos el avance de la reforma de la ley de Educación Sexual Integral que hoy se está discutiendo en el Congreso para incorporar la perspectiva de género y la expulsión de las iglesias en la definición de contenidos, siguiendo al reclamo de las jóvenes secundarias. También instalamos con fuerza el debate en los hospitales y centros de salud para que se garanticen los abortos comprendidos como Interrupciones Legales de los Embarazos (ILE), es decir, abortos no punibles. Además, la lucha de las mujeres argentinas, avivó el reclamo por la legalización del aborto en todo el mundo y hoy las chilenas, las mexicanas, las brasileras y muchas mujeres más están saliendo a la calle por esta lucha. Y frente a la crisis provocada por el gobierno de Macri y el FMI, el ejemplo de la “ola verde” es tomado como un incentivo para organizarse y salir a las calles a luchar contra los despidos, las paritarias a la baja, la inflación y los tarifazos.
Desde Isadora y como parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, consideramos que tenemos que seguir profundizando el camino que emprendimos hace ya muchos años, que es el de no confiar en los gobiernos patronales de turno, ni en los diputados o senadores, ni en los plebiscitos que nos quieren sacar de las calles; sino en la fuerza de nuestra movilización. Por eso, el próximo 28S, día mundial por la legalización del aborto, tenemos que ser miles nuevamente en las calles exigiendo que se apruebe nuestro proyecto de ley y que no queremos más muertas por abortos clandestinos. Sigamos en la lucha para conquistar nuestros derechos ¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir!