“My God” (¡Mi Dios!), fue el grito azorado de una activista estadounidense viendo la asunción del magnate norteamericano Donald Trump rodeado de ultraderechistas de su mismo palo como Javier Milei, Nayib Bukele, Giorgia Meloni, Santiago Abascal (Vox) y compañía, y de megamillonarios explotadores de las tecnológicas como Musk (Telsa-X), Bezos (Amazon) y Zuckerberg (Meta). Si Musk le puso 280 millones de dólares a la campaña de Trump, por algo será. “En 2024 la riqueza de los multimillonarios se incrementó en dos billones de dólares mientras 3.600 millones de personas -el 44% de la población del planeta- vive debajo del umbral de la pobreza con seis dólares al día según el Banco Mundial (ONG Oxfam, enero 2024).
Los anuncios del nuevo presidente de setenta y ocho años, el primero en asumir con una condena penal, marcan una contraofensiva de ataques contra el pueblo norteamericano y el mundo. Eso es lo único a esperar del nuevo mandato de Trump. Mientras augura “una era de oro” y el fin del declive estadounidense, anunció que echará a migrantes (los tilda de “criminales extranjeros”), se pronunció con su reconocida misoginia reaccionaria contra los derechos de las mujeres y disidencias (“solo reconoceré el masculino y femenino”), declaró la emergencia nacional anunciando más exploraciones petroleras y que se retirará del Acuerdo Climático de París (más destrucción ambiental), el anhelo de apropiarse del Canal de Panamá, indultó a los derechistas que tomaron el Capitolio en 2021, entre otras aberraciones.
La promesa de combatir la inflación ante votantes que se ilusionan de que los precios vuelvan a bajar, solo será una utopía. A esto lleva la debacle capitalista, con personajes siniestros en el poder, fruto de la decadencia global del imperialismo y el desastre con el que abonaron su asunción los gobiernos anteriores como Biden y los demócratas. Pero como siempre, del otro lado están los trabajadores y los pueblos, que dan y darán pelea en Estados Unidos y el mundo contra los planes explotadores imperialistas.
Milei viajó para aplaudir al ultraderechista yanqui participando de cenas de gala, bailes y entrega de premios. A hacer campaña de que Argentina seguirá siendo tierra propicia para el saqueo de las multinacionales, negocio para los bancos y que con su súper ajuste seguirá garantizando los pagos de una fraudulenta deuda externa a los buitres que apoyan a Trump y al Fondo Monetario Internacional.
El presidente argentino recibió el reconocimiento “Titán de la Reforma Económica”. No es casual: super ajuste, ataque a salarios y jubilaciones, entrega con el RIGI y pagos al FMI, con los 4.500 millones desembolsados en enero, plata que se le sacó al pueblo trabajador. ¿De dónde sino?
Antes, se había reunido con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, la mandamás del organismo financiero imperialista se fue en elogios. “Hubo una excelente reunión con Milei en medio de la notable transformación de Argentina: el déficit ha sido eliminado, la inflación ha bajado y el crecimiento se recupera con buenas perspectivas. Estamos trabajando en un nuevo programa para apoyar una economía vibrante para la prosperidad del pueblo argentino”. Y de paso, dijo que le sorprendía que el brutal ajuste esté pasando “con apoyo popular”, lo cual es una gran mentira, en todo caso está pasando por la complicidad de la oposición patronal cómplice que le vota las leyes y el rol traidor de los burócratas sindicales y de la CGT, que está en un pacto con el gobierno sin llamar a una nueva medida de lucha nacional.
Milei aprovechó diciendo sus famosas mentiras, como que “el salario básico promedio de los argentinos creció de 300 a 1.100 dólares” y que Argentina “solo saldrá con políticas de shock”. Esto se suma a la campaña oficial de que la economía estaría encarrilada (“la macro va bien”). Pero la realidad muestra lo opuesto. Argentina sigue en recesión, crece la desocupación, Milei y Caputo aumentan la deuda externa en 90.000 millones de dólares, cae el consumo popular, crecen los despidos y la inflación que, en ese cuadro desastroso, dio un 2,7% en diciembre, en un año donde las tarifas y el transporte aumentaron 300 a 400%. La fiesta es para los grandes empresarios, multinacionales y bancos; el infierno es para el pueblo trabajador a fuerza del denominado plan motosierra-licuadora antipopular.
Javier Milei, igual que Trump, promete un futuro alentador. ¡Mentiroso, hipócrita! La semana que viene vendrá una misión del FMI para negociar otro acuerdo. El gobierno espera que sus elogios a Trump se materialicen en fondos frescos, se habla de 11.000 millones de dólares. ¡Más deuda externa! ¡Más sometimiento y entrega! ¿Esa plata adónde irá? Al mismo lugar donde fueron los 45.000 millones que pidió Macri en el 2018 y que el gobierno peronista anterior avaló, la bicicleta financiera. Ahora será para levantar el cepo, bajar retenciones a la oligarquía del campo y cumplir con futuros vencimientos de una deuda externa usurera sideral que ya supera los 520.000 millones de dólares.
Una vez más decimos que otro pacto con el FMI redoblará la miseria social, la pobreza, la entrega y el sometimiento. Milei representa a una ultraderecha fundamentalista que tiene ese objetivo. Es la política del ajuste permanente con la falsa ilusión discursiva de que habrá un horizonte promisorio, que nunca llegará.
El presidente dijo en Washington que “el país está infectado de socialismo y de colectivismo” prometiendo una “transición del socialismo empobrecedor al capitalismo redentor de los pobres”. Todo para tapar que en Argentina nunca hubo socialismo. Lo que hubo y hay es puro capitalismo semicolonial que nos llevó a desastres tras desastres y que él se juega a profundizar.
Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad postulamos otro camino, liberador, que rompa las cadenas de la entrega, el endeudamiento, los brutales ajustes, la decadencia y el sometimiento. La primera medida para ello es dejar de pagar ya esa deuda usurera, romper con el FMI, dar pasos en una Segunda Independencia y volcar esos enormes fondos a atacar de raíz el hambre, la pobreza, los bajos salarios y las jubilaciones. Poniendo en marcha un plan económico opuesto al de Milei y al de los gobiernos anteriores. Salida que vendrá con lucha y movilización, por eso llamando apoyar los reclamos en curso exigiendo la ruptura del pacto de la CGT con el gobierno y el llamado a un nuevo paro general, fortaleciendo la única alternativa política para lograrlo, el Frente de Izquierda Unidad.
Escribe José Castillo
El presidente arrancó el año con una salida récord de dólares hacia los bolsillos del FMI y los buitres del mundo, sumando 4.341 millones, siendo el enero que más se pagó en las últimas décadas. Y también batió otro récord, ya que la deuda aumentó durante el 2024 en 96.042 millones y alcanzó un total de 466.866 millones de la moneda yanqui, según la propia secretaría de Finanzas del gobierno (y que supera los 520 mil millones si le agregamos las deudas de las provincias). A lo largo del año pagará en total 24.000 millones.
De esta manera, Javier Milei cumplió con los buitres privados y el FMI, que festejaron y le hicieron llegar sus felicitaciones. ¿Cómo consiguió el gobierno ultraderechista el dinero para pagar? ¿Cómo va a hacer para cumplir con los próximos vencimientos de deuda? La respuesta es una sola: con salarios de hambre, despidos, cierre de organismos públicos, tarifazos y entrega y saqueo de las riquezas del subsuelo. Su plan es tratar de avanzar con un ajuste aún más brutal que el que ya llevó adelante en 2024. Hasta ahora lo está logrando gracias al apoyo del PRO, los radicales y sectores del peronismo que con algunos gobernadores y diputados le dieron los votos para leyes claves y para el ataque a las y los jubilados y a la universidad pública. Al mismo tiempo, la burocracia sindical peronista hace el gran trabajo de pactar con el gobierno, abandonando a los que luchan, frenando los reclamos y firmando convenios a la baja en los gremios. Todos ellos son cómplices del ajuste y el pago de la deuda externa.
Cada vez nos hunde más
Desde la izquierda venimos denunciando la estafa del pago de la deuda. Explicando que acá está la razón profunda de nuestra decadencia como país, que a lo largo de los últimos cincuenta años pasó del 4% de pobreza a hoy que horrorosamente se acerca al 50%, y de un bajo desempleo y trabajo precarizado al actual drama de millones de trabajadoras y trabajadores bajo la línea de pobreza o directamente desempleados.
Dijimos, una y mil veces, que los tan anunciados “programas de ajuste” no sirvieron para “relanzar” la economía, solo sirvieron para pagar los vencimientos más cercanos de esa deuda, que por otro lado siguió creciendo cual bola de nieve.
Hoy, el gobierno ultraderechista de Milei es la expresión más profunda y violenta de lo mismo: pagar los vencimientos como sea, con mayor pobreza y saqueo.
¿Cómo sigue todo?
Lo decimos con todas las letras: no habrá recuperación de salarios ni empleos, porque este año vencen 24.000 millones de dólares de deuda externa. Por eso es mentira que “luego de los sacrificios, ahora vienen las buenas noticias”, como afirmó cínicamente Milei, apenas unos días antes de amenazar con echar trabajadoras y trabajadores de la salud y otros de los Espacios de la Memoria y otras instituciones vinculadas a la lucha contra la impunidad de los crímenes de la dictadura.
Hace décadas que obsesivamente explicamos que esta es una de las causas centrales de nuestros males. Así funciona el capitalismo imperialista dentro del cual no tenemos salida. Que, por pagar y pagar, todos los gobiernos, sin excepción terminaron en crisis y odiados por el pueblo trabajador. Por eso tuvimos crisis terribles, como la hiperinflación de 1989 o la de 2001.
Y también hace años que afirmamos que hay una única salida: dejar de pagar inmediatamente esta deuda externa ilegítima (por tener su origen en una dictadura genocida), ilegal (por estar probado judicialmente fue una estafa), inmoral (porque es la causante de la miseria y marginación de millones) e impagable (porque no hay ajuste, por grande que sea, que pueda impedir que siga creciendo hasta el infinito). Esta propuesta solo la sostenemos desde la izquierda, porque todos los gobiernos pagaron religiosamente la deuda externa, y ahora Milei redobla la apuesta y no solo seguirá pagando sino que la aumentó y se perfila a superar a la propia Cristina Fernández, que cuando fue presidenta, confesó que somos “pagadores seriales”.
Junto con esto hay que romper con el FMI y sus imposiciones, que justamente surgen de este endeudamiento. La deuda nos transformó en un país semicolonial. Volver a ser independientes, lograr nuestra segunda independencia, y poner en marcha un programa alternativo al actual y del peronismo, de emergencia, que priorice las más urgentes necesidades obreras y populares, es la tarea que se impone. Es lo que proponemos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad. Porque plata hay, pero es necesario que no vaya a los pulpos acreedores y al FMI, sino a salario, empleo, educación, salud y vivienda.
Escribe Mariano Barba
Milei aumentó en 96.042 millones de dólares la deuda externa total del país, un 26 % más en solo un año. Un verdadero récord para la felicidad de los acreedores externos y una verdadera desgracia para el pueblo trabajador y sectores populares.
El panorama del 2025 pinta mal, porque va a priorizar el pago de esos 24.000 millones de dólares, que ya empezó a cumplir en enero. Para dar solo un dato, dejando de pagar eso, se podrían construir más de 600.000 viviendas populares, que daría ocupación a un millón y medio de trabajadores y resolverán parte del déficit de cinco millones de familias que no tienen vivienda propia y pagan alquileres exorbitantes para sus flacos ingresos. También se podrían construir hospitales y escuelas.
Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei ha enviado a sesiones extraordinarias en el Congreso distintos proyectos de ley. Todos están alejados de las más elementales necesidades populares, nada de “extraordinario” hay entonces. De aprobarse las mismas, se daría un avance colosal en lo antidemocrático, proscriptivo y represivo. Esto podría implicar una proscripción para la izquierda y otras fuerzas opositoras. Una verdadera motosierra institucional que va en sintonía con el brutal ajuste que está aplicando la ultraderecha en el país.
Los temas enviados al Congreso sólo pasan por las preocupaciones electorales de un gobierno en minoría para tratar de lograr más bancas en las elecciones de este año, vulnerando y pisoteando los derechos democráticos más elementales. Presenta este paquete de leyes de una manera demagógica, diciendo que van contra “la casta”, que ahorrarán dinero, que combatirán la corrupción y que se transparentará la política, entre otras muchas mentiras. Los temas a tratar incluyen la reforma electoral proscriptiva y antidemocrática, la denominada “ficha limpia”, la ley “antimafias”, de reincidencia y modificaciones al Código Penal (represivas) y la postulación de jueces corruptos y conservadores a la Corte Suprema, como Ariel Lijo y García Mansilla, entre otras.
¡Abajo la reforma electoral proscriptiva!
Para acallar las voces discordantes y en particular de quienes lo enfrentamos consecuentemente, el gobierno presentó el proyecto para eliminar las elecciones primarias, que ya ni les sirve a los partidos patronales para acomodar sus peleas internas. Las PASO son repudiadas por millones. De entrada decimos que Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad siempre las denunciamos por proscriptivas, ya que imponen un filtro para poder pasar a las generales. Sin embargo, Milei las elimina pero lo hace terminando de un plumazo con el aporte estatal destinado para las campañas electorales y con los espacios gratuitos en medios de comunicación, lo que implica un salto cualitativo en las condiciones de desigualdad para la izquierda. Esto significa que sólo las fuerzas políticas patronales van a monopolizar la propaganda electoral, el resto no tendrá ninguna posibilidad. Un segundo en televisión abierta, por ejemplo, cuesta 500 dólares.
A su vez, el proyecto abre paso al financiamiento privado sin límites. Así sobrevivirán sólo las fuerzas políticas financiadas por grandes empresarios y banqueros, tal como lo hizo recientemente La Libertad Avanza (LLA) con una cena donde recaudó diez millones de dólares.
En concreto, se “privatiza” el financiamiento de los partidos políticos, incrementándose cualitativamente el monto de los aportes privados (de personas o empresas) que puede recibir legalmente un partido o alianza. Junto con esto se anulan y/o flexibilizan los controles sobre estos aportes, eliminando cualquier tope de gastos que un partido puede hacer en una campaña electoral, habilitando de esa manera una danza de millones tipo sistema electoral yanqui para financiar a los partidos patronales. Eso significa que un partido nacional podría recibir por año de una persona física o jurídica un aporte equivalente a cinco millones de dólares, mientras que con la ley vigente el monto permitido es sólo de cuarenta mil dólares. A su vez, esa persona (CEO o empresario) puede aportar ese mismo monto también para la campaña electoral. También se implementan los “aportes en especie”, es decir, aquellos que se puedan hacer a través de la prestación de un servicio o la entrega de un bien en forma gratuita, dando una libertad casi total.
El gobierno miente cuando dice que con esto dejará de financiar a los “sellos de goma” (partidos fantasma). El Frente de Izquierda Unidad no es ningún sello de goma. Los sellos de goma fueron usados por este gobierno para presentarse en varias provincias. El objetivo es atacar a la izquierda y a partidos menores y dar rienda suelta al financiamiento millonario para aquellos que después gobernarán para los grandes capitalistas.
Por otra parte, en otro proyecto que tiene estado parlamentario pero el gobierno no envió a extraordinarias, se aumenta de cinco a diez la cantidad de distritos para ser reconocido como partido nacional y se agrega el requisito de contar con casi 40.000 afiliados (más del doble de lo que exige la ley actual), caso contrario quedarían caducos. También eleva del 2 al 3% los votos que se deben obtener en al menos una de dos elecciones consecutivas para no perder la personería (lo que significa un 5 o 6% de los votos válidos) y, en el caso de tratarse de un frente electoral como el Frente de Izquierda, escandalosamente ese 3% se multiplica por los cuatro partidos integrantes, llevando el piso final a un 12% del padrón que significa entre el 18 y 20% de la votación, lo cual es directamente proscriptivo.
Es evidente que el gobierno no quiere diputadas y diputados de izquierda que apoyen las luchas, ganen como una maestra, juren por los 30 mil, defiendan al pueblo palestino, postulen el no pago de la deuda externa y luchen por un gobierno de la clase trabajadora.
El verso de la “ficha limpia”
Otro de los proyectos es el de ficha limpia. El gobierno dice que si se aprueba se terminará con la corrupción en la política, una falsedad.
La ley dispone que quien tenga una condena en segunda instancia por delitos que se asocian a casos de corrupción no podrá ser candidata o candidato, aunque no esté firme. Impedimento que se extiende a distintos cargos, como el de jefe de Gabinete, ministros, secretarios, subsecretarios y personal diplomático, entre otros. En los fundamentos, el proyecto dice que de esta manera se va a lograr “transparencia en el sistema electoral”, una mayor “idoneidad” de los postulantes, “desterrando para siempre los viejos vicios que han corroído las instituciones democráticas y volver al camino de la República”. Suena lindo, ¿no? Pero es una maniobra total.
Es claramente una ley para manipular candidaturas opositoras y perseguir a las y los luchadores, erigiéndose el gobierno y esta justicia elitista y acomodaticia en los señores que determinen quién puede ser candidato o no. Ley que de aprobarse, por ejemplo, implicaría que Cristina Fernández puede ser impedida de ser candidata este año con el objetivo de que Milei lo use de caballito de batalla diciendo que combate la corrupción, mostrando el hecho cierto de que el gobierno anterior fue corrupto, pero que LLA no lo sería. Una desfachatez total.
A su vez, el proyecto dispone que quien cometa el delito de “fraude en perjuicio de la Administración Pública”, por ejemplo, no podrá ser candidato. Casualmente, la imputación que se les hace a las organizaciones de desocupados combativas y a sus dirigentes por “el delito” de luchar por comida y trabajo genuino. Está claro que una luchadora o luchador estará siempre en la mira de este gobierno ultraderechista. Recordemos cuando tildó de terroristas y golpistas a quienes nos movilizamos contra la Ley Bases.
Las demás causales para no ocupar cargos son para quienes cometan “malversación de caudales públicos, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas y enriquecimiento ilícito”, delitos que, en el 99% de los casos, quedan en la impunidad, beneficiando a políticos patronales y funcionarios que vienen gobernando desde hace décadas. Por eso las cárceles están llenas de “perejiles” -como se dice vulgarmente- y sólo se cuentan con los dedos de la mano a los corruptos que están presos. ¿Alguien está preso por el gran hecho de sometimiento y corrupción que fue y es la deuda externa? Nadie.
Este gobierno habla de ficha limpia para afuera, para esconder la ficha sucia que tienen en sus filas. ¿Acaso los ministros de este gobierno no son corruptos? El ministro de Economía, Luis Caputo, ya debería estar preso por endeudarnos en 45.000 millones de dólares con el FMI durante su paso por la gestión de Cambiemos. Milei propone ficha limpia y reivindica al gobierno más corrupto y entreguista que fue el peronismo menemista de los años ‘90, donde Carlos Menem terminó en la impunidad. El PRO habla de ficha limpia mientras el ex presidente Mauricio Macri perdonó la deuda del Correo a su padre y el jefe de la bancada amarilla en Diputados, Cristian Ritondo, fue denunciado por un complejo entramado de sociedades offshore para adquirir propiedades en Estados Unidos, de la mano de su esposa, con setenta y dos propiedades no declaradas. ¿De qué transparencia e idoneidad habla esta ultraderecha que se jacta de recibir financiamiento oscuro de grandes capitalistas, blanqueó capitales de fondos del narcotráfico, lavado de dinero, trata de personas o el contrabando de armas y defiende a asesinos como Benjamín Netanyahu, al corrupto Donald Trump y a Jair Bolsonaro?
Estamos en contra de toda decisión política o judicial que cercene derechos políticos elementales y democráticos. Señalamos que sólo las y los luchadores y la izquierda pelean contra la corrupción capitalista bajo todos los gobiernos.
El gobierno se apresta a votar estos proyectos reaccionarios, antidemocráticos, proscriptivos y represivos con la complicidad, según el caso, de la oposición parlamentaria patronal. Llamamos a la más amplia unidad para frenar a los dirigentes políticos y personalidades que se reclaman democráticos, organizaciones sindicales, sociales, de derechos humanos, barriales y estudiantiles.
Escribe Mariano Barba
Entramos en año electoral con un peronismo que se encuentra inmerso en una profunda crisis y trata de presentarse como opositor al gobierno de Milei para conquistar el voto popular. Lejos de presentar una alternativa política dejan pasar el ajuste y acaban consumiéndose en una disputa interna por el aparato partidario. La única alternativa es el Frente de Izquierda Unidad que propone un plan económico alternativo al servicio del pueblo trabajador.
El peronismo se encuentra en una profunda crisis de representación, con Cristina Kirchner presidenta del PJ y sin encaminar acuerdo interno alguno. Ninguna de las distintas corrientes del peronismo (comenzando por la burocracia de la CGT después del paro del 9 de mayo) impulsaron las luchas obreras y populares que se dieron contra la motosierra de Javier Milei. La CGT pactó y abandonó la lucha, todos los gobernadores peronistas han sido cómplices y aplicadores del ajuste en sus provincias, con caída salarial, recortes presupuestarios, despidos. Incluso, varios de los gobernadores peronistas, a través de sus diputados y senadores, facilitaron el quórum y los votos para que saliera la Ley Bases, entre otras. De este modo, garantizaron la “gobernabilidad” que necesitaba para aplicar el brutal ajuste. Así actuaron los gobernadores Osvaldo Jaldo de Tucumán, Raúl Jalil de Catamarca y sus respectivos legisladores. Algunos diputados y senadores que habían subido en la boleta de Unión por la Patria, rápidamente se dieron vuelta y pasaron a apoyar medidas de Milei.
Aunque Cristina logró ser nombrada presidenta del PJ sin elecciones (ante la impugnación y abandono del riojano Ricardo Quintela), el desastre del gobierno de Alberto Fernández y los de Cristina Kirchner están en la memoria popular y no logran convencer que “esta vez” ellos sí son la alternativa. Los dirigentes elaboran diferentes variantes, todas al servicio de ubicarse de la mejor manera posible en la conformación de las futuras listas, no por programas políticos. Este es el caso de Luis Barrionuevo del gremio de gastronómicos, que anunció un nuevo partido peronista para las próximas elecciones; o Guillermo Moreno que llama a una alianza con la ultraderechista Victoria Villarruel.
¿Qué pasa entre Kicillof y Cristina?
La mayor pelea pública es entre Axel Kicillof y Cristina. El gobernador bonaerense se postula para cubrir el vacío liderazgo indiscutido que ha dejado el fracaso del gobierno de Alberto, Cristina y Massa, buscando una “renovación” ante el agotamiento de CFK como única líder. Trata de encaminar con gobernadores peronistas un proyecto donde se postularía como candidato a presidente en 2027. Varios intendentes lo apoyan, como Jorge Ferraresi de Avellaneda, Mario Secco de Ensenada, Fabian Cagliardi de Berisso, y Gustavo Barrera de Villa Gesell, quien declaró “la alternativa y el futuro están con Axel”. Carlos Bianco y Andrés “Cuervo” Larroque avanzan en el armado: “es con Axel”, dicen.
La intención es desdoblar las elecciones en Buenos Aires, pero Cristina no lo acepta. Juan Manuel Abal Medina avisó que quiere competir en una interna contra el candidato a senador nacional que ponga CFK en CABA y consideró que “Javier Milei es el castigo merecido al PJ” y que “es casi un kirchnerismo a la inversa”.
La lucha interna está desatada. Se trata de una pelea por el control del aparato peronista, para poder digitar las candidaturas este año y pensando también en las presidenciales. Todos quieren acumular fuerzas para presentarse como opositores al gobierno, pero ninguno promueve un programa alternativo contra Milei, salvo enunciar frases abstractas como “Estado presente” o “cerrar las cuentas con todos adentro”. Cristina aclaró en varias oportunidades que coincide con Milei en hay que hacer la reforma laboral, apoya la postulación de Ariel Lijo para la Corte Suprema y hasta dijo que está a favor de eliminar las elecciones de medio término. Apoya los pagos de la fraudulenta deuda externa (incluida la de Mauricio Macri), entre otros tantos acuerdos.
El peronismo no va más, la salida es la izquierda
Este peronismo, con sus distintas caras, ¿puede traer soluciones para el pueblo trabajador? Fraternalmente, a quienes aún tienen expectativas en el peronismo, les decimos que no. Como dijimos, a pesar de tener mayoría en el Senado, ni siquiera anularon los decretos y dejaron pasar las leyes de ajuste. Kicillof y los demás gobernadores peronistas aplicaron el ajuste en 2024 y empezaron el 2025 profundizándolo también.
Desde Izquierda Socialista sostenemos que solo el Frente de Izquierda Unidad ofrece una verdadera alternativa a los atropellos sufridos por el pueblo trabajador. Proponemos un plan económico obrero y popular de emergencia, que se opone tanto a la política destructiva de la “motosierra” de Milei, como al modelo del peronismo que ya gobernó y condujo al país a la crisis.
Nuestro plan tiene como objetivos fundamentales garantizar salarios y jubilaciones dignas, erradicar la pobreza y la desocupación, y asegurar los fondos necesarios para la salud y la educación públicas. Para ello, proponemos suspender el pago de la deuda al FMI y a los grandes acreedores, recuperar las empresas privatizadas y garantizar que las riquezas naturales del país beneficien al pueblo, y no sean saqueadas por grandes empresarios, multinacionales y bancos.
Argentina cuenta con los recursos suficientes para que todo su pueblo viva con dignidad. Solo un gobierno de trabajadoras y trabajadores podrá garantizarlo. Por eso, llamamos a fortalecer Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda Unidad como la única alternativa capaz de lograr estos objetivos.