La campaña de separación de la iglesia del estado viene creciendo en todo el país y debemos darle un mayor impulso en este 33° Encuentro nacional de Mujeres. Miles de fieles rompieron con la iglesia católica luego de haber visto el rol nefasto que jugó durante los meses que duró el debate por la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Pero la posición reaccionaria de la iglesia y no es de ahora sino que históricamente se posicionó contra nuestros derechos. En 2006 estuvo contra el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ley 26.150) y la contracepción quirúrgica (ley 26.130) que permitió la ligadura de trompas y la vasectomía para las personas mayores de edad. También en ese año se manifestó contra la adhesión al protocolo facultativo sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (ley 26.171). Más conocida fue su militancia contra la ley de identidad de género (26.743) en 2012 y dos años antes, contra la del matrimonio igualitario (ley 26.618). En 2013 se opuso a la ley de reproducción asistida (26.862) y mucho antes, en 1987, a la del divorcio (23.515).
Tan reaccionaria y antimujeres es la Iglesia Católica que en 1947 se opuso al voto femenino (13.010) y a que miles de mujeres puedan ejercer un derecho que los varones tenían desde 1912 con la conocida Ley Sáenz Peña. Con este historial no nos resulta una sorpresa que hoy, en pleno auge de la cuarta ola feminista, seamos miles quienes decimos que la Iglesia no se meta en los asuntos del Estado. Pero lo que sí sorprende es que esa institución sea sostenida y subsidiada por el gobierno con plata del pueblo.
La mayoría de los beneficios económicos que tiene la Iglesia Católica, vienen fundamentalmente de leyes de la última dictadura, que ningún gobierno posterior derogó. Ejemplos son el pago de salarios a obispos, las becas para seminaristas y las jubilaciones de privilegio. Todo este dineral sale de los impuestos que todas las personas pagamos mensualmente. Del presupuesto de este año se destinaron unos 130 millones de pesos para pagarle el sueldo a 140 obispos, 640 sacerdotes y 1.200 seminaristas. Y en el presupuesto 2019, están destinados 290 millones de pesos para la reforma de la basílica de San Francisco de Asís, la parroquia San Pedro González y el Descanso del Peregrino de la basílica de Luján.
Pero los beneficios económicos no terminan ahí, porque la Iglesia no paga impuestos por ninguna de sus actividades. Por ejemplo, la catedral de Buenos Aires no paga la luz desde 1978. Y hay muchas instituciones religiosas que están exentas del pago del ABL. La sede central del Arzobispado debería pagar $ 98 mil por mes, pero quedó exenta en 1988. Y la Universidad Católica Argentina que está ubicada en Puerto Madero, está exenta del ABL desde 2003 y debería pagar $ 702 mil por mes.
Podemos seguir la lista, agregando los subsidios que reciben las escuelas confesionales, la mayoría católicas. Desde Isadora e Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda exigimos inmediatamente que se deje de financiar a la Iglesia Católica. Las personas que quieran individualmente sostener su religión que lo hagan, pero nos oponemos tajantemente a que ese sostenimiento se haga con el dinero del Estado. Por eso exigimos la inmediata y efectiva separación de la iglesia del estado.