Aunque conquistamos algunos derechos como la ley de identidad de género o el matrimonio igualitario, estos no siempre se garantizan, y la discriminación sigue siendo moneda corriente en nuestro país. El caso de Higui fue emblemático porque el gobierno y su justicia patriarcal, pretendieron disciplinarnos con el encierro de una mujer lesbiana y pobre que se defendió de una violación correctiva. Sin embargo, las mujeres con organización y lucha logramos liberarla.
Los sucesivos gobiernos, la Iglesia Católica y otras instituciones religiosas son responsables de esta situación, dejándonos expuestas a todo tipo de violencias e incluso realizando campañas de odio contra nosotras. Pero cada vez somos más quienes reclamamos y nos organizamos.
Desde Isadora, proponemos que el 32° ENM se pronuncie por educación sexual laica, científica y con perspectiva de género en todos los niveles educativos; la separación de la Iglesia y el Estado; el acceso a la Salud Pública para personas transy presupuesto para la real aplicación de la Ley de Identidad de Género.