Esta última década de gobierno kirchnerista nos deja un saldo terrible, una de nosotras muere por día por una causa evitable: el aborto clandestino. Cristina ya se cansó de decir por todos los medios que está en contra de la legalización del aborto. Su santa alianza con la Iglesia Católica, reforzada desde la asunción del Papa argentino, la convierte en cómplice de la muerte de 500 mujeres al año por esta causa.
Medio millón de mujeres se realizan abortos cada año en nuestro país, es decir, que el hecho de que esta práctica siga siendo ilegal no impide que se practique. Lo que ocurre, es que quienes pueden pagar varios miles de pesos lo realizan en costosas clínicas privadas y quienes no, es decir, la mayoría de las mujeres trabajadoras y pobres, se someten a las más peligrosas condiciones en la desesperación de poder interrumpir un embarazo.
Son varios los casos que han salido a la luz de mujeres que concurren a los hospitales con complicaciones médicas derivadas de abortos clandestinos. El caso de la mujer de 28 años en el hospital Fernández (CABA) demuestra la doble violencia a la que es sometida una mujer que quiere decidir sobre su propio cuerpo: al llegar al hospital un grupo de médicos la denunciaron por haberse sometido a un aborto ilegal. En consecuencia, fue detenida durante 10 horas, mientras continuaba con pérdidas. ¡Una aberración!
Es por esto que la única salida para terminar con esta situación es la legalización del aborto para que se practique de forma segura en todos los hospitales públicos del país.
Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, venimos exigiendo la aprobación inmediata del Proyecto de Ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que ya fue cajoneado en 3 oportunidades por kirchneristas y radicales.
Al mismo tiempo, reclamamos la aplicación obligatoria de la Ley de Educación Sexual en todos los niveles educativos y el acceso gratuito a los anticonceptivos.
Volvemos a decir que no se trata de un problema moral, es un problema de vida o muerte para las mujeres ¡Fuera la Iglesia de los objetores de conciencia de los hospitales! ¡Separación de la Iglesia del Estado!