El 2020 terminó con un enorme triunfo del movimiento feminista. El aborto legal en argentina es ley, luego de décadas de luchas y en particular de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y con el impulso de la marea verde que, en los últimos años, ocupó de a cientos de miles las calles exigiendo por el derecho a decidir y por terminar con las muertes por abortos clandestinos que sostenían todos los gobiernos penalizando y prohibiendo el aborto.
Hoy, a dos meses de su aprobación y promulgación, seguimos alertas este 8 de marzo. Porque sabemos que la pelea para que se garanticen nuestros derechos también es en las calles y que los sectores antiderechos de las iglesias y partidos patronales no descansarán en buscar poner trabas al acceso de la IVE. Debemos continuar peleando por la Educación Sexual Integral, laica, científica y con perspectiva de género y diversidad, y por la entrega de anticonceptivos en todos los centros de salud, como así también seguir en las calles cuando quieran obstaculizarnos este derecho. Por eso es tan importante continuar y profundizar la pelea por la separación de la Iglesia del Estado, y que dejemos de sostener a las Iglesias que nos niegan derechos, para que esos recursos se utilicen para el acceso a la salud y a educación.
Nuestro triunfo demostró que el camino del feminismo es luchar de manera independiente de los gobiernos que durante años frenaron el avance del proyecto de la Campaña Nacional por el derecho al Aborto, y que hoy intentan adjudicarse el aborto legal e incluso -como lo dijo el presidente Alberto Fernández- “la caída del patriarcado”.
Por eso seguimos luchando en cada rincón del país contra el ajuste hacia las mujeres y la diversidad sexual del gobierno nacional y de los gobiernos provinciales, y para que se garantice el presupuesto y los recursos necesarios para que mujeres y personas gestantes podamos ejercer el derecho por el que tanto peleamos.