Jul 30, 2024 Last Updated 5:39 PM, Jul 29, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Luis Covas

El Movimiento al Socialismo (MAS) ganaría en primera vuelta, según los cómputos iniciales y las bocas de urna, por 52,4% y con resultados arriba del 60% en La Paz y Cochabamba. La presidenta de facto, la reaccionaria Jeanine Añez, ya admitió la victoria del MAS en los primeros sondeos. Lo mismo han hecho los candidatos Mesa y Camacho. Luis Arce Catacora, ex ministro de economía y candidato del MAS, se impuso muy por encima del 31,5% de su inmediato rival, Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana. Mientras el ultra derechista Luis Fernando Camacho, de Creemos, habría logrado un 14%.

Evidentemente el triunfo del MAS refleja que el golpe cívico-militar fue un golpe débil, reprimio pero no pudo imponer una contrarrevolución, no logró una derrota del movimiento obrero y campesino boliviano. El imperialismo, la derecha oligárquica y los sectores de la gran burguesía boliviana (en especial de Santa Cruz) no se atrevieron a ir hasta ahí por temor a la reacción del movimiento de masas. Por eso, por ejemplo, no disolvió el parlamento y llamó a elecciones, pactando con el MAS y el propio Evo Morales que él no fuera de candidato.

Esa es la debilidad del gobierno reaccionario de Añez, que lleva a este resultado. Amplios sectores de la clase trabajadora, de los y las campesinas y de los sectores populares, venían con críticas y con aspectos de ruptura con el MAS, por sus traiciones y entregas. Incluso hubo organizaciones obreras y campesinas que públicamente cuestionaron la candidatura de Luis Arce y otras candidaturas a diputados. Pero ante los candidatos de la derecha oligárquica y pro yanky, frente a las consecuencias del Covid 19 y a toda la política de ajuste y represión, votan y ratifican al MAS, al reformismo de centro izquierda.

Comprendemos el voto de esos millones de trabajadoras y trabajadores, pero no lo compartimos. Porque un nuevo gobierno del MAS no traerá las soluciones que necesita el pueblo trabajador boliviano. Viene de gobernar durante 16 años al servicio de las multinacionales del gas y del agronegocio mientras decía que era “socialista”. Por eso nuestros compañeros de ARPT, sección de la UIT-CI, llamaron a votar en blanco o nulo, en la perspectiva de continuar la lucha por un cambio de fondo y por construir una nueva alternativa política de la clase trabajadora.

Desde ya que haya ganado el MAS y no Mesa o Camacho, es un golpe político a la ultraderecha continental y yanqui. Es una derrota política para los Trump, Bolsonaro, Duque o Piñera.

Pero no podemos dejar de señalar que el nuevo gobierno del MAS seguirá siendo un gobierno del doble discurso y de pactos con las multinacionales. Como lo es el gobierno de Alberto y Cristina Fernández.

Escribe Mercedes de Mendieta, legisladora porteña electa Izquierda Socialista / FIT Unidad

Con la participación de organizaciones y referentes feministas de Chile, Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela, Argentina, Panamá, República Dominicana, Nicaragua, México, Estado Español, Portugal, Turquía, Irán y Argelia, realizamos una jornada virtual internacional con el objetivo de impulsar la lucha por un movimiento feminista que enfrente, junto con la clase trabajadora, los ajustes de los gobiernos capitalistas y las multinacionales.

Este encuentro volvió a mostrar cómo las problemáticas de las mujeres trabajadoras, negras, indígenas, migrantes y del colectivo de la diversidad sexual no tienen fronteras. Durante su desarrollo se ratificó que, si algo ha puesto al descubierto la pandemia del Covid-19 junto con la crisis económica capitalista, se profundizan las desigualdades de género. Las mujeres trabajadoras somos utilizadas más como variable de ajuste, por eso crecen la desocupación y la feminización de la pobreza mientras los índices de violencia de género y de falta de acceso a los derechos sexuales y reproductivos crecen en todo el mundo.

Salimos más fortalecidas y enriquecidas del debate político que se llevó adelante. Cada una de las intervenciones permitió visibilizar la cruda realidad que viven las mujeres en todo el mundo, pero también que estamos en la primera línea de combate contra los ajustes de los gobiernos capitalistas y por nuestros derechos. También se mostró que las mujeres ocupamos los puestos estratégicos dentro del sistema de salud, como ha narrado Priscila Vázquez, de Panamá, o la referente nacional de enfermeras de Fesimra, de Bolivia.

Las compañeras de México narraron cómo es la lucha contra la violencia de género y la trata de mujeres en uno de los países con mayores índices de femicidios,  marcando la responsabilidad de los gobiernos capitalistas sobre la muerte de las mujeres, que mientras pagan millones de deuda externa no destinan presupuesto alguno para combatir la violencia machista. Violencia que se recrudece hacia las mujeres negras, migrantes e indígenas, como han marcado las intervenciones de las compañeras de República Dominicana, Turquía y Brasil.

Lo que ha quedado claro es que el movimiento feminista viene en todos los países siendo parte de las luchas. En Chile por #FueraPiñera, en el Estado Español contra los cierres de fábricas, en la Argentina por el aborto legal, en Nicaragua por la libertad de las y los presos políticos.

Las mujeres de Medio Oriente y Norte de África estuvieron presentes a través de las voces Fatemeh Masjedi, de la Alianza de Socialistas de Oriente Medio y África del Norte de Irán, y de Sabiha Nalouf, de Acción de Izquierda Popular de Argelia, quien nos llenó con su relato sobre el Hirak argelino, que registró su pico de movilización el 8 de marzo de 2019, en el marco del paro feminista mundial, cuando las y los argelinos salieron a las calles de todo el país, una movilización sin precedentes en la historia de Argelia que empujó a Bouteflika a renunciar a su quinto mandato.

Este encuentro no solo fortaleció el debate político, sino que ratificó nuestra convicción de seguir impulsando un movimiento feminista antipatriarcal, anticapitalista, anticlerical, antirracista y por un gobierno de las y los trabajadores. Y nos llevamos a cada país la tarea de impulsar cinco campañas políticas. En primer lugar, el apoyo a las trabajadoras de la salud que están en la  primera línea de combate contra la pandemia del coronavirus. También la campaña contra los crímenes de odio, como fue el de Marielle Franco, y contra el racismo, que afecta principalmente a las mujeres negras, indígenas y migrantes. En tercer lugar, la campaña por la libertad de las y los presos políticos en Chile, Nicaragua y Medio Oriente, por la legalización del aborto y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Y, por último, la realización de una jornada internacional el 25 de noviembre contra toda forma de violencia de género. Invitamos a acompañar, junto con las mujeres de la UIT-CI, estas campañas políticas.

Chile. A un año de la rebelión popular, cientos de miles en Plaza Dignidad

Este domingo 18 de octubre demostraron la firme voluntad de lucha que el coronavirus no ha logrado socavar.

El gobierno y la oposición, con la colaboración del reformismo y la falsa izquierda del PC y el FA, buscan desesperadamente desviar las movilizaciones contra Piñera hacia la vía muerta del parlamentarismo mediante un plebiscito para reformar la constitución.

Las masas, como es frecuente, tienen la esperanza de que algo pueda salir de esta nueva trampa tendida por el sistema. Será un paréntesis de la lucha iniciada en octubre que se reanudará, a no dudarlo, con nuevos bríos ante la comprobación inevitable de que serán nuevamente engañadas.

El MST (UIT-CI) concurrió a la Plaza Dignidad levantando, entre otras, las consignas ¡que se vaya Piñera!, ¡no más AFP!, ¡trabajo digno y sueldo igual al costo de vida!, ¡basta de despidos y suspensiones!, ¡ni una menos!, ¡libertad a todxs lxs presos políticos!


Haití. Protestas masivas para que se vaya el presidente

Las movilizaciones se produjeron en las principales ciudades. Se levantaron barricadas, animadas por bandas de música, mientras los participantes coreaban consignas y exhibían carteles repudiando al presidente Jovenal Moise. Un manifestante resultó asesinado. Partidos y organizaciones de la oposición anunciaron que continuarán manifestándose para obligar al mandatario a renunciar antes del 7 de febrero del año próximo para que un gobierno de transición convoque a elecciones.


Indonesia. Huelgas y manifestaciones de estudiantes y trabajadores

Ya llevan tres semanas de protestas. Rechazan nuevas leyes que, con el argumento de “impulsar las inversiones” (de multinacionales en primer lugar), destruyen los derechos laborales y la protección ambiental. La policía detuvo a más de seis mil personas. “Queremos que se revoque la ley general y que el gobierno emita un decreto presidencial para reemplazarla”, dijo Ema Liliefna, de la Confederación de Sindicatos de Indonesia.


Tailandia. Protesta contra el primer ministro

Decenas de miles de manifestantes prodemocracia, con una masiva participación estudiantil, desafiaron este sábado 17 de octubre la prohibición de reunirse en la capital tailandesa para reclamar la dimisión del primer ministro Prayut Chan O Cha, que llegó al poder mediante un golpe de Estado en 2014 y fue legitimado en elecciones tramposas el año pasado. También reclaman una reforma de la monarquía. El movimiento sale a las calles desde hace tres meses al grito de “¡viva el pueblo, abajo la dictadura!”.


Bielorrusia. Lukashenko reprime las huelgas

El gobierno declaró ilegal la huelga en el conglomerado minero estatal Belaruskali y encarceló a los trabajadores que estaban en huelga, entre ellos Siarhei Charkasau, vicepresidente del Sindicato Independiente de Bielorrusia. Belaruskaliy es el mayor exportador mundial de potasa y es una de las principales fuentes de ingresos del país. Además de Charkasau, más de cuarenta activistas sindicales independientes fueron apresados.

Después de que se conocieron los números terroríficos de pobreza y desocupación, los peores desde la crisis de 2001, el gobierno, en vez de salir a priorizar la emergencia social, siguió privilegiando a las grandes patronales. Así, tuvimos la baja de las retenciones (impuestos) a los monopolios agroexportadores y las mineras. A eso se agregó la semana pasada la visita de la misión del FMI, que preanuncia el nuevo y mayor ajuste que se viene.

Esta semana se dio también el vergonzoso alineamiento en la ONU con el imperialismo yanqui en la votación sobre Venezuela. Izquierda Socialista y nuestro partido hermano en ese país, Partido Socialismo y Libertad (PSL), tenemos una extensa trayectoria de denuncia y militancia contra la dictadura de Maduro. Pero acá lo que estaba en juego era otra cosa, votar con los yanquis y sus gobiernos latinoamericanos subordinados para dar una “señal” de sometimiento a cambio de un eventual futuro “apoyo” en las negociaciones de Alberto Fernández con el FMI. Esa votación fue el emergente o la gota que rebasó el vaso, que hizo que se provocara una crisis política con la renuncia de la nominada como embajadora en Rusia, Alicia Castro, y la protesta y el desacuerdo público con la medida de otros líderes del peronismo kirchnerista, como Hebe de Bonafini, Luis D’Elía o Juan Grabois. Cristina se mantuvo en silencio pero “habló” a través de estos personajes. Estos sectores que pretenden reubicarse y mostrarse como “antiimperialistas”, siguen sosteniendo el ajuste del Frente de Todos. Es que el desgaste del gobierno y su crisis abrieron, desde ese momento, toda una serie de pedidos de cambios de gabinete en el futuro próximo. Pero, más allá de los movimientos en las alturas del gobierno, todo esto refleja la bronca y la desilusión creciente de sectores populares que votaron al Frente de Todos. Es que, más allá de que haya, obviamente, compañeros de trabajo, de estudio o vecinos que continúan teniendo expectativas en el gobierno, todos ven que en ningún lugar se cumple la promesa de la “heladera llena”. La realidad es que el gobierno peronista va reafirmando cada vez más su rumbo de garantizarles las ganancias a las patronales y los usureros de la deuda.

La oposición patronal de Juntos por el Cambio pretende aprovechar esta crisis política. Por eso reapareció Macri en una entrevista con Joaquín Morales Solá. También volvieron a repetirse las convocatorias contra el gobierno de los días feriados, donde se siguen escuchando consignas cada vez más reaccionarias. Por supuesto, el gobierno de Alberto Fernández las utiliza para agitar que “se viene la derecha” para esconder el ajuste en curso. Así como el fracaso de su política frente a la pandemia, visible en los números de contagiados y muertos, producto de meses de ir abriendo todos los sectores económicos y también de no dar respuesta a millones que, desesperados, se vieron obligados a salir a ganarse el peso con el consiguiente riesgo de contagio. 

La burocracia sindical de la CGT y las CTA, por su parte, solo parece preocupada por mantener su pacto con el gobierno, defenderlo, incluso reuniéndose con el FMI, y fortalecerlo garantizándole el acto virtual que se está preparando para el próximo 17 de octubre, donde buscan “relanzar” al peronismo. Mientras se dedica a eso, los salarios se siguen deteriorando. A esto se le agregará, esta semana, la reunión del Consejo del Salario Mínimo. Escandalosamente, hace más de un año que el salario mínimo, vital y móvil está congelado, y hoy en valores incluso por debajo, ya no de la línea de pobreza, sino de la de indigencia. Llevar el salario mínimo a lo básico, el valor de la canasta oficial de pobreza, implicaría una suba de casi 250 por ciento. Pero se habla de un incremento de 30% y aun así es cuestionado por las propias patronales. ¿Qué hará frente a esto la burocracia? Podemos adelantar la respuesta, aceptar las “limitaciones”, seguir hablando de la importancia de un “acuerdo social” y sosteniendo el ajuste de un gobierno que sigue generando números récord de pobreza y marginalidad.

Y si hablamos de pobreza, su mayor manifestación sigue siendo la toma de tierras en Guernica. Pasan las semanas y las respuestas continúan brillando por su ausencia. Más aún, ahora el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, acaba de afirmar que “no hay margen para pedir otra prórroga”, refiriéndose a la orden de desalojo, con la represión consiguiente. Frente a esto, seguimos reafirmando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad nuestra incondicional solidaridad con las compañeras y compañeros de la toma y apoyamos su propuesta de solución al conflicto. Así como ya nos estamos haciendo presentes llevando alimentos, llamamos a participar de todas las actividades programadas para rodear de solidaridad a Guernica, como la conferencia de prensa del miércoles 14 en Plaza de Mayo, el abrazo solidario en Guernica durante la madrugada del 15 y otras acciones de apoyo. 

El gobierno ajusta, privilegia a las patronales y pacta con el FMI. Cambiemos ya nos hundió en los cuatro años anteriores y su propuesta es también de mayor ajuste y entrega. A los millones que votaron al Frente de Todos creyendo que se venía algo diferente, les decimos que el peronismo no es salida. 

Se abre, entonces, un enorme espacio para plantear soluciones diferentes. Mientras seguimos luchando por el salario, contra la miseria y la desocupación, tenemos que plantear un plan económico distinto, obrero y popular. Que garantice aumentos de salarios, plata para salud, vivienda para los que no la tienen, comida y un ingreso de 40.000 pesos para los que lo necesiten. Imponiendo un impuesto de verdad a las grandes riquezas. Rompiendo con el FMI y dejando de pagar la deuda externa. Un programa, en síntesis, que hoy lo propone el Frente de Izquierda Unidad. Te invitamos a sumarte a Izquierda Socialista para fortalecer esta alternativa. 

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Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El voto de Alberto Fernández condenando a Venezuela por violaciones a los derechos humanos en la ONU (ver nota Rechazamos la resolución de la ONU sobre Venezuela, acompañada por el gobierno argentino) generó una crisis interna en su gobierno. Sectores del peronismo kirchnerista salieron a criticarlo. Alicia Castro, postulada para la embajada en Rusia y delfín de Cristina Kirchner, declinó el cargo en repudio. Luis D’Elía, Hebe de Bonafini, Juan Grabois, el periodista ultra K Roberto Navarro, el Frente Grande y el Partido Comunista, que son parte de este gobierno, hicieron lo mismo. Días antes, Carlos Raimundi, embajador argentino en la OEA, se había pronunciado a favor de Maduro.

Desde Izquierda Socialista no coincidimos con ninguna de las dos posturas. Una, por ser funcional al imperialismo, y la otra por apoyar al gobierno hambreador y represor de Maduro.

Repudio a la ONU y a las sanciones contra Venezuela

El gobierno votó contra Venezuela a iniciativa del imperialismo norteamericano y los gobiernos que también violan los derechos humanos, empezando por Donald Trump. Precisamente, en los Estados Unidos hubo una rebelión contra la policía racista que asesinó a George Floyd y viola permanentemente los derechos humanos de la población afrodescendiente. ¿La ONU va a sacar algún repudio por esto? Claro que no.

La Argentina votó un informe de la alta comisionada del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la chilena Michelle Bachelet. ¿Bachelet dice algo de la feroz represión de los carabineros de Piñera contra el pueblo chileno? ¿Y de los cientos de presos políticos de ese país por enfrentar el plan económico de hambre que se viene aplicando desde que ella era gobierno? Por supuesto que no.

La Argentina también votó junto a Bolsonaro, que reivindica a las dictaduras militares. Y a Colombia, donde el gobierno derechista de Iván Duque viene asesinando a cientos de luchadores sociales.

Hay razones de sobra para repudiar el voto y el alineamiento de Alberto Fernández con los Estados Unidos y los gobiernos más reaccionarios y derechistas del continente, incluido el de la golpista Añez. Esto ha generado una gran decepción entre los votantes del Frente de Todos. Defensores del gobierno levantaron la voz. El periodista Eduardo Aliverti dijo: “Es un sapo dificilísimo de digerir que Argentina haya votado como votó. Más que un sapo, un batracio gigantesco” (Página/12, 12/10). Aliverti lo dice para terminar defendiendo al gobierno, destacando que, a pesar del sapo, nada justifica lo que hacen, a quienes tildó de “delirantes”.

¿Apoyar a Maduro?

¿Adónde apuntan las críticas de Alicia Castro, D´Elía y Grabois? A defender a Maduro y su régimen represivo y hambreador. Detrás de una postura supuestamente “antiimperialista”, dicen que no es cierto que en Venezuela se violen los derechos humanos. Niegan que Maduro y su aparato represivo sean responsables de las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas y los presos políticos desde 2014 a esta parte. Estas conductas son claros crímenes contra la humanidad, salvo en Venezuela, según estos referentes kirchneristas. Sin ir más lejos, desde el pasado 22 de septiembre hasta hoy ya hubo treinta y cinco detenidos en protestas en Urachiche y otros municipios, imputados en la mayoría de los casos de “incitación al odio” (a quien enfrente al gobierno) y “terrorismo”. Y el 7 de octubre hubo una feroz represión de la Guardia Nacional Bolivariana con un importante saldo de heridos, presos y allanamientos sin orden judicial contra pobladores originarios Wayúu y Añú en territorio ancestral, Guajira, que exigían electricidad, agua, gas, transporte y alimentos. ¿Y del hambre y la miseria creciente en Venezuela dice algo el kirchnerismo? Ocho millones de personas viven con un salario mínimo mensual que no llega a un dólar, cuando hacen falta 229 salarios mínimos para poder adquirir la canasta alimentaria familiar.

La crisis aguda en Venezuela es culpa de una política económica y social que llevó a la hiperinflación, la miseria extrema y la persecución, que provocó una emigración masiva como nunca en su historia. Esto no lo desconocen D’Elía y Grabois. Pero dicen que todo es culpa de los Estados Unidos, como siempre. Si bien es cierto que existen sanciones económicas impuestas por los yanquis y los ingleses, las cuales repudiamos, se suman a los males que ya asolan a Venezuela culpa de la política del chavismo. Los gobiernos chavistas se la pasaron hablando “contra el imperio” para justificar sus políticas de ajuste, quitas de los convenios, la entrega del petróleo, los pagos de la deuda y la criminalización de la protesta.

El peronismo kirchnerista cuando fue gobierno tuvo alianzas con el chavismo. En especial, enarbolando ambos un doble discurso “nacional y popular” y del “socialismo del siglo XXI”, respectivamente, diciendo que eran una salida para el pueblo trabajador. Una trampa que llevó a que las masas confiaran en ellos y terminó en un desastre. En Latinoamérica, tanto Chávez como ahora Maduro, Lula y Dilma Rousseff, Evo Morales, Correa, Lugo y el peronismo kirchnerista gobernaron largos años al servicio de los bancos, las multinacionales y los usureros internacionales. Ahora el gobierno venezolano, a través de la Asamblea Nacional Constituyente, controlada totalmente por el chavismo, acaba de aprobar la Ley Antibloqueo cuestionada hasta por figuras aliadas de Maduro, como el prestigioso jurista Luis Brito García. Una ley que permite las privatizaciones, los negocios en hotelería y turismo, blanqueo de capitales y más saqueo minero y petrolero con la excusa de atraer capitales. Todo en nombre de un falso socialismo. El PC venezolano, que apoya a Maduro, tuvo que decir que “profundizará aún más el peso de la crisis y las sanciones sobre los hombros de los trabajadores”. Esto es Maduro hoy.

 Por cambios de fondo

Con sus críticas, estos sectores kirchneristas intentan reacomodarse ante el creciente malhumor social que existe contra el gobierno peronista del Frente de Todos para no quedar pegados. Pero Cristina Kirchner es la vicepresidenta que dio la orden para “aflojar” en las negociaciones con los bonistas, bendijo el agronegocio y sentó a Yasky y a Baradel junto con la CGT y la UIA para avalar las negociaciones con el FMI y pagar la deuda fraudulenta que contrajo Macri. No hay que dejarse engañar.

Repudiamos entonces el voto del gobierno y las sanciones imperialistas contra Venezuela. Y a la vez denunciamos que el jueguito del kirchnerismo es para terminar apoyando al gobierno represivo y hambreador de Maduro. No hay nada progresivo en esta disputa entre sectores del gobierno. Y llamamos tanto en la Argentina como en Venezuela, a luchar por planes económicos obreros y populares en el camino de gobiernos de trabajadores y un verdadero socialismo. Apoyando los reclamos populares para que la crisis la paguen los capitalistas, no el pueblo trabajador. Llamando a fortalecer alternativas políticas de los trabajadores, como lo hacemos con nuestro partido hermano venezolano, el PSL, y con Izquierda Socialista y el FIT Unidad en nuestro país. 

 

 

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