Jul 20, 2024 Last Updated 5:23 PM, Jul 20, 2024

Izquierda Socialista

Izquierda Socialista en la Lista 10, Frente de Izquierda Estudiantil

La elección para Centro de Estudiantes se desarrolló durante los días 9, 10 y 11 de noviembre. La lista 100% Estudiantes (Movimiento SUR-Libres del Sur), con apoyo de la actual gestión y movilizando su aparato, logró retener el centro con el 58,4% de los votos.

El Frente de Izquierda Estudiantil, Lista 10, conformada por el MST, Izquierda Socialista e Independientes, con esfuerzo militante y a pulmón logró un 31,2% de los votos, quedando en segundo lugar.
La Cámpora, levantando la figura de Cristina, con una gigantografía de su imagen en la entrada de la universidad, quedó en el tercer lugar con el 17,5%.

La votación demostró un descontento por la pasividad de Movimiento SUR en los últimos años frente al ajuste en la educación y en la universidad. Además, en un bastión del peronismo, el Frente de Izquierda se consolidó como alternativa sindical y política en la Universidad de Moreno, ingresando al Centro de Estudiantes como primera minoría con tres secretarías y representación en dos carreras (Gestión Ambiental y Comunicación Social).

En Gestión Ambiental ganamos con el 66,6%, quedando nuestra compañera de Izquierda Socialista Romina Ruocco como representante de la carrera. Y en Comunicación Social ganamos con el 57,8% de los votos.

Para seguir la pelea por un Centro de Estudiantes que haga asambleas, que sea independiente y que luche por las reivindicaciones estudiantiles en medio de un gran ajuste, te invitamos a sumarte a nuestras reuniones y actividades.

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Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora porteña electa por Izquierda Socialista/FIT Unidad

El 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas en República Dominicana las hermanas Mirabal, conocidas como “las Mariposas”. En homenaje a ellas y a su lucha contra el dictador Trujillo, se estableció el día de la no violencia contra las mujeres en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1981 que se realizó en Bogotá (Colombia). Años más tarde, en 1999 la fecha fue ratificada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y desde entonces tuvo carácter internacional. Hoy, a sesenta y dos años de aquel brutal asesinato, seguimos gritando: Patria, Minerva y María Teresa,  presentes.
 
La dictadura de Rafael Leónidas Trujillo duró treinta y un años y fue el bastión anticomunista dirigido por los Estados Unidos en la región. Como toda dictadura, se encargó de restringir las libertades democráticas y perseguir a luchadores, fundamentalmente a quienes se opusieron a su método de terror. Las hermanas Mirabal cumplieron un papel destacado en la lucha contra la represión del régimen. Minerva fue la primera mujer dominicana en obtener la Licenciatura de Derecho y junto a su esposo, Manolo Tavárez, fueron creadores del “Movimiento 14 de junio”, una agrupación política clandestina que combatió a la dictadura. Trujillo y su ejército apresó a quienes pertenecían al movimiento, torturando y asesinando a muchos militantes de la organización. Las hermanas Mirabal fueron encarceladas junto a sus maridos pero tiempo después liberadas. La noche del 25 de noviembre de 1960, luego de visitar a sus maridos presos en Puerto Plata (norte) sufrieron un atentado que simuló ser un accidente automovilístico. Patria (36) Minerva (34) y María Teresa (25) fueron torturadas y asesinadas a golpes junto al conductor Rufino de la Cruz. Sus cuerpos y el del conductor fueron dejados sin vida en el auto y arrojados a un barranco. El cuádruple asesinato quedó impune, pero la bronca contra el régimen fue creciendo y seis meses después, el 30 de mayo de 1961, Trujillo fue asesinado y la dictadura cayó.

La lucha de las Mariposas más vigente que nunca

“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte” alertaba Minerva Mirabal a principios de la década del ‘60 a quienes le advertían sobre su futuro. Más de medio siglo después, la promesa de Minerva parece haberse cumplido: su muerte y la de sus hermanas en manos de la policía secreta dominicana es todo un símbolo de lucha contra las dictaduras del mundo y contra todo tipo de violencia patriarcal. Por eso este 25N las mujeres somos vanguardia contra la violencia de los gobiernos capitalistas y los enfrentamos en defensa de nuestros derechos, contra todo tipo de opresión y explotación.
En un contexto de mayor crisis económica y social, lo que crece es la feminización de la pobreza. Las mujeres y disidencias somos las más precarizadas, las primeras despedidas y sobre nosotras recae mayormente el ajuste que todos los gobiernos aplican contra la clase trabajadora. Somos las jefas de los hogares más pobres. Defendemos nuestros territorios contra la depredación y el saqueo de los recursos naturales.

A la violencia impuesta por los gobiernos de turno la enfrentamos con más movilización. Por eso, desde Isadora y Disidencias en Lucha te invitamos a sumarte a las acciones que en todo el país se están organizando contra la violencia machista este 25N. Seguimos peleando para que se terminen los femicidios y transtravesticidios que contamos a diario. Exigimos mayor presupuesto para políticas públicas y soluciones integrales frente a la creciente violencia capitalista y patriarcal. El reciente femicidio de Susana Cáceres en Moreno (luego de diez días de desaparecida) demuestra que el patriarcado no terminó, como dijo Alberto Fernández, y que debemos organizarnos de manera independiente contra este sistema. Una vez más decimos #NiUnaMenos, el gobierno es responsable.

Escribe Federico Novo Foti

El 17 de noviembre de 1972 regresó Juan Domingo Perón a nuestro país tras diecisiete años en el exilio. Terminaba la proscripción del peronismo. Cristina Kirchner recordó la fecha afirmando que “Perón no quería volver a ser presidente” y que el peronismo siempre comprendió la “importancia del orden en una sociedad”. Entonces, ¿para qué volvía Perón? ¿Y qué orden venía a restaurar?        
 
En 1955, la “revolución libertadora” derrocó al gobierno nacionalista burgués de Perón. Fue un golpe militar proyanqui, clerical, apoyado por los radicales (incluso por el PC y PS) y gran parte de las patronales. Instaló una dictadura sangrienta, que asesinó y encarceló a militantes, intervino a la CGT y a los sindicatos e ilegalizó al peronismo. Perón debió iniciar su largo exilio.

Pero la heroica resistencia de los trabajadores continuó tras el “golpe gorila”. “Perón vuelve” o “luche y vuelve” fueron consignas destacadas de aquellos años. La dictadura intentó ordenar la situación llamando a elecciones en febrero de 1958. Con el peronismo aún proscripto, desde España, Perón mandó a votar al  representante de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) Arturo Frondizi, quien acabó imponiéndose. El nuevo gobierno terminó entregando el petróleo, privatizó y abrió la educación a la Iglesia y a empresarios e impulsó y puso en marcha un plan de ajuste antiobrero. En 1959 el gobierno dispuso privatizar el frigorífico Lisandro de la Torre, a lo que los 9000 trabajadores respondieron con una toma que tuvo un gran apoyo popular y solo fue derrotada con una durísima represión en la que se utilizaron tanques de guerra, despidiendo a miles de trabajadores y encarcelando a los dirigentes y militantes sindicales.

Los trabajadores obligaron a los militares a traer a Perón

En junio de 1966 volvió la dictadura militar, tras el breve gobierno del radical Arturo Illia. El General Juan Carlos Onganía recibió la bienvenida de la burocracia sindical y el peronismo, incluyendo a Perón. Pero en mayo de 1969 estalló la insurrección obrera y estudiantil conocida como el “Cordobazo”. La dictadura quedó herida de muerte tras los distintos “azos” que sacudieron el país. El movimiento obrero retomó la oleada de luchas. Bajo la influencia de la revolución cubana y la lucha contra las capitulaciones de la burocracia sindical, surgía una nuevo activismo obrero y juvenil, una parte del cual planteaba posiciones independientes del peronismo.

La dictadura, ahora bajo la conducción del General Alejandro Lanusse, las patronales y el imperialismo fueron llegando a la conclusión de que la única salida posible para ordenar la situación era el llamado a elecciones y levantar la proscripción del peronismo. En 1971, Lanusse lanzó el “Gran Acuerdo Nacional” (GAN) y se creó “La Hora del Pueblo”, un agrupamiento político patronal encabezado por el radical Ricardo Balbín. Perón acompañó desde Madrid mientras maniobraba “por izquierda” con las “formaciones especiales” (los grupos guerrilleros peronistas) y coqueteaba con la “Patria Socialista”.
Pero la continuidad de las movilizaciones terminó por convencer a las patronales de que para encaminar la salida electoral era necesaria la presencia de Perón y que éste avalara personalmente los distintos pasos a implementar. Así fue que en la lluviosa mañana del viernes 17 de noviembre de 1972 un avión de Alitalia arribó al aeropuerto de Ezeiza proveniente de Madrid, trayendo al histórico dirigente y una comitiva de decenas de personas de distintos ámbitos como la política, la cultura y el deporte.

El retorno de Perón fue un triunfo de la lucha del movimiento obrero y popular. En medio de la alegría, muchos trabajadores peronistas honestos y luchadores y organizaciones que se reivindicaban peronistas “combativas” o “revolucionarias” creían que Perón venía a recuperar las conquistas y banderas “del ‘45”, fortalecer sus luchas y barrer a la burocracia sindical, enfrentar al imperialismo y hasta construir el “socialismo nacional”. Pero nada de eso sucedió.

La foto de su recepción al pie del avión ya mostraba cuáles eran sus verdaderas intenciones. Allí aparecía Perón junto al burócrata sindical José Ignacio Rucci, que lo cubría con su paraguas, rodeado por su esposa Isabel Perón y su secretario José López Rega, entre otros. Perón inmediatamente se reunió con los principales referentes de “La Hora del Pueblo”, prácticamente todos ellos “gorilas” en 1955. El símbolo fue su abrazo con Balbín. Allí terminó de sellar el GAN que llevó a las elecciones de marzo de 1973, en las que se impuso el peronismo, que presentó el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) con la fórmula Héctor Cámpora, delegado personal de Perón, y Vicente Solano Lima, un conservador. Los Montoneros, que eran mayoritarios entre las “formaciones especiales”, aceptaron la fórmula y lanzaron la consigna: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
 
El peronismo no va más

Los trabajadores consideraron el triunfo electoral como propio y continuaron las movilizaciones por nuevas demandas laborales y democráticas. Perón llamaba a frenar las luchas. Apenas habían pasado cuarenta y nueve días de su gobierno cuando Cámpora, incapaz de detener el ascenso, fue obligado a renunciar por el propio Perón, a quien los militares le pidieron que asumiera personalmente la presidencia. El 23 de septiembre se realizaron nuevas elecciones en las que se impuso por amplio margen la fórmula Juan Perón e Isabel Perón.

 El imperialismo, las patronales, las fuerzas armadas, la burocracia sindical y la Iglesia cerraron filas detrás de Perón con la esperanza de que pusiera “orden”. Imponer el orden significaba derrotar al movimiento obrero que venía en ascenso desde el Cordobazo para garantizar el saqueo imperialista y los negocios capitalistas. Por eso, tras el fracaso del “Pacto Social”, el intento de conciliación con las patronales congelando los salarios, y la continuidad de las movilizaciones y acciones guerrilleras, el gobierno de Perón profundizó la represión. Desde el Ministerio de Bienestar Social, el siniestro López Rega organizó la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A). Bandas fascistas que secuestraron y asesinaron a decenas de activistas.

El tercer gobierno de Perón marcaría un giro cada vez más claro hacia posiciones reaccionarias y pro imperialistas, que abrió el camino al golpe de 1976.  No quedaba nada de aquel movimiento nacionalista burgués que, con todas sus contradicciones, había enfrentado al imperialismo yanqui y mejorado el nivel de vida obrero y popular. Era y es el partido de los Menem, Duhalde, de la burocracia sindical y el del doble discurso de los Kirchner y Alberto que, al igual que las otras fuerzas políticas patronales, aplica el ajuste del FMI y es garante de la entrega y el saqueo imperialistas. Por eso desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad decimos que el peronismo no va más, al igual que no son salida otras fuerzas patronales como los radicales, el macrismo o los liberfachos.

Intervenimos en cada lucha obrera y popular para que triunfen y nos damos a la tarea aún vigente de construir un partido revolucionario que al calor de la movilización de las masas imponga un gobierno de trabajadoras y trabajadores y por el socialismo.

Escribe Federico Novo Foti

La corriente trotskista encabezada por Nahuel Moreno luchó junto a los trabajadores contra el “golpe gorila” de 1955 y exigió no solo la libertad de los presos políticos, sino también la legalidad del peronismo y el pleno derecho de su líder a volver y actuar en política. En la coyuntura abierta por el GAN en 1971, denunció la trampa que buscaba frenar el ascenso iniciado por el Cordobazo y planteó la necesidad de seguir luchando y construir un partido revolucionario inserto en la clase trabajadora, que peleara contra la burocracia sindical disputando al nuevo activismo obrero. Debatió duramente con la guerrilla, planteando que ese no era el camino para la revolución en nuestro país, sino la pelea por una nueva dirección inserta en la clase obrera, con un programa y una política que, a la vez, enfrentara al peronismo. En 1972, explicaba que Perón no volvía para “limpiar” al peronismo y reinstaurar los “días felices” o luchar por el “socialismo nacional”, sino para encorsetar las luchas detrás del Pacto Social. “[…] Perón no vuelve para luchar. Perón vuelve para recorrer los últimos tramos del acuerdo con el régimen, con los peores enemigos de los trabajadores”. En la perspectiva por construir el partido revolucionario, el recién creado Partido Socialista de los Trabajadores (PST) conducido por Moreno batalló para conseguir su legalidad y dio la pelea en las elecciones de 1973, con su propia fórmula y llamando a construir un “polo socialista y revolucionario”, contra quienes capitularon al peronismo.1

1. Ver “Avanzada Socialista” N° 37, 8/11/1972 y Ricardo de Titto, “Historia del PST”, CEHUS, Buenos Aires, 2016.


Escribe Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista e independientes)

Las negociaciones fueron en la ciudad de Sharm El Sheikh, y las autoridades egipcias dispusieron todo de manera que fuera imposible que se desarrollen las habituales protestas frente a las sedes de cada Conferencia de Partes (COP). Así las cosas, un gobierno dictatorial defensor de los combustibles fósiles fue el anfitrión de un evento climático que tenía como principal sponsor a Coca-Cola. ¿Qué podía salir bien?

Antes de adentrarnos en sus resultados, digamos que quizás de lo más fructífero que nos dejó esta nueva COP27 fue la cantidad de informes que se hicieron circular en los días previos. Desde diversos organismos o centros científicos buscaron influir sobre las negociaciones con una catarata de información respecto de la crisis climática y sus perspectivas. Entre ellos, el Programa para el medio ambiente de la ONU (Pnuma), que analiza los compromisos asumidos por los gobiernos cumbre tras cumbre. Este programa dió cuenta de que, por el camino en el que vamos, el escenario más probable es un aumento de 2,8° de la temperatura global respecto de la era industrial, lo cual implicaría una catástrofe inimaginable. A tal punto es contundente la nueva evidencia científica que la tradicional revista The Economist sacó en la tapa de su número previo a la COP27 el título “Say goodbye to 1,5°” (“Díganle adiós al 1,5°”). Ese aumento es lo que se había puesto como objetivo el “Acuerdo de París”, firmado hace tan solo siete años. Por ejemplo, desde el Centro de Investigación Climática de Noruega, entre otros, señalan que ese límite podría cruzarse al finalizar esta década, y el Global Carbon Project concluye que el riesgo de que esto último suceda es del 50%, o sea, una moneda lanzada al aire.

Tenemos que recordar que una vez atravesado ese punto no hay certeza respecto de qué dinámica puede tomar la estabilidad climática del planeta, dado que comenzarían a dispararse fenómenos de retroalimentación (como el derretimiento del Ártico, la liberación de gas metano fruto del deshielo de las estepas gélidas del norte, o la liquidación de las corrientes de aire que sostienen el metabolismo climático global), que una vez encadenados entre sí desatarían una tendencia que puede tornarse irreversible.

Sin embargo, a pesar de que desde el campo científico cada vez se torna mayor el consenso, el lobby de las multinacionales petroleras terminó logrando que la COP27 no suscriba ningún compromiso de abandono del uso de los combustibles fósiles, siendo que éste es el principal motor del calentamiento global. Los gobiernos capitalistas del mundo siguen teniendo como principal preocupación el cuidado de las tasas de ganancias de las corporaciones y multinacionales, y no mejorar la vida sobre el planeta Tierra.

Es en ese marco que se firmó el acuerdo de “pérdidas y daños”, a partir del cual se establecería que los países capitalistas más desarrollados giren partidas presupuestarias para hacer frente a los eventos catastróficos del calentamiento global. ¿Qué países pagarían y cuáles recibirían? Es algo que recién se intentaría definir en la próxima COP, pateando la pelota hacia adelante. Ya sucedió que el acuerdo previo, en el que se constituía un fondo de ayuda para la mitigación y adaptación de los países más vulnerables, fue totalmente incumplido por las potencias imperialistas.

El pasar de hablar de fondos de mitigación a fondos directamente de daños, es, por un lado, un reconocimiento del estado de degradación ambiental en que se está a nivel mundial. Y, por otro, la ratificación de que no existe la voluntad política de hacer lo que debería hacerse para evitar que siga profundizándose. Es una vez más la confirmación de que sin terminar con el capitalismo a escala mundial y conquistar gobiernos de las y los trabajadores y el verdadero socialismo con plena democracia para el pueblo trabajador, no lograremos soluciones de fondo para el desastre climático. En ese camino, hoy hay pasos que debemos impulsar. Como venimos proponiendo desde Izquierda Socialista y la UIT-CI, anular las deudas externas; expropiar sin remuneración a las multinacionales petroleras que durante décadas ocultaron la información que tenían respecto de lo problemático de las emisiones de gases de efecto invernadero; estatizar los bienes comunes energéticos para dinamizar una transición basada no en el lucro, sino en la satisfacción de las necesidades populares y el respeto de los territorios de los que se obtendrían los minerales necesarios; que sean las y los trabajadores y sectores populares quienes tomen en sus propias manos el combate al calentamiento global, y no los representantes de los intereses económicos de las multinacionales que nos trajeron hasta acá.

En esa perspectiva, en nuestro país, desde Ambiente en Lucha propusimos en la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones impulsar una declaración de rechazo a las negociaciones de la COP27 bajo el título “No en nuestro nombre”. Dirigida a la delegación argentina en Egipto, terminó siendo suscripta por más de treinta asambleas socioambientales de todo el país, desde No a la Mina Esquel, hasta Mar Libre de Petroleras, pasando por las multisectoriales por los humedales, asambleas de las sierras de Córdoba, Chilecito, Río Negro, Mendoza, y distintos espacios del conurbano bonaerense.

Seguir construyendo un movimiento socioambiental de lucha e independiente de los gobiernos es una tarea clave para enfrentar las falsas promesas de los voceros del capitalismo imperialista y su circo de más y más “bla, bla, bla”, que como señalara Greta Thunberg está al servicio del lavado de cara verde de la búsqueda de ganancia capitalista.

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