Escribe Federico Novo Foti
La corriente trotskista encabezada por Nahuel Moreno luchó junto a los trabajadores contra el “golpe gorila” de 1955 y exigió no solo la libertad de los presos políticos, sino también la legalidad del peronismo y el pleno derecho de su líder a volver y actuar en política. En la coyuntura abierta por el GAN en 1971, denunció la trampa que buscaba frenar el ascenso iniciado por el Cordobazo y planteó la necesidad de seguir luchando y construir un partido revolucionario inserto en la clase trabajadora, que peleara contra la burocracia sindical disputando al nuevo activismo obrero. Debatió duramente con la guerrilla, planteando que ese no era el camino para la revolución en nuestro país, sino la pelea por una nueva dirección inserta en la clase obrera, con un programa y una política que, a la vez, enfrentara al peronismo. En 1972, explicaba que Perón no volvía para “limpiar” al peronismo y reinstaurar los “días felices” o luchar por el “socialismo nacional”, sino para encorsetar las luchas detrás del Pacto Social. “[…] Perón no vuelve para luchar. Perón vuelve para recorrer los últimos tramos del acuerdo con el régimen, con los peores enemigos de los trabajadores”. En la perspectiva por construir el partido revolucionario, el recién creado Partido Socialista de los Trabajadores (PST) conducido por Moreno batalló para conseguir su legalidad y dio la pelea en las elecciones de 1973, con su propia fórmula y llamando a construir un “polo socialista y revolucionario”, contra quienes capitularon al peronismo.1
1. Ver “Avanzada Socialista” N° 37, 8/11/1972 y Ricardo de Titto, “Historia del PST”, CEHUS, Buenos Aires, 2016.