El fallo de la Corte es un duro revés al corazón de la “reforma judicial K”. El gobierno con la “democratización de la justicia” quería poner y sacar jueces a su antojo para que le escondan los casos de corrupción, salven a sus funcionarios y empresarios amigos y, llegado el caso, utilizar a la justicia para que le avale la re-reelección a Cristina. Pero esta misma Corte ensalzada por el kirchnerismo como “independiente y transparente” le resultó un bumerang. El gobierno bebió de su propio veneno.
A simple vista las elecciones del 27 de octubre confirmaron las tendencias de los resultados de las PASO de agosto: a) la debacle electoral del gobierno K; b) el que más la capitaliza, entre la oposición política patronal, es el peronista Sergio Massa y c) la gran elección del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (PO, PTS e Izquierda Socialista).
“Es probable que suceda una nueva tragedia”. Esto dijo nuestra compañera y delegada del Sarmiento, Mónica Schllothauer, en el programa “Palabras más, palabras menos” una semana antes de que se produjera la masacre de Castelar. Lamentablemente, volvió a ocurrir.
La famosa “década ganada” K volvió a cobrarse nuevos muertos y heridos. Y el gobierno volvió a cargar contra el motorman apelando a la “falla humana”. Randazzo y Cristina reeditaron los mismos argumentos que en Once: culpar al maquinista. Y decir que el tren tenía “frenos nuevos”.
Tras la derrota electoral y fruto de su crisis, al gobierno no le quedó otra que cambiar parte de su gabinete. En ese marco cayó Guillermo Moreno, el patotero que comandó la intervención al INDEC desde hace más de 6 años, cambiando las estadísticas públicas para esconder la inflación, la pobreza, la desocupación y la indigencia.
Los aumentos de precios no paran. El pollo se fue a 18 pesos el kilo. El pan está a 20, cuando se encuentra a ese monto. Alimentos y bebidas fueron los rubros que más aumentaron, además de otros. Antes de irse Moreno autorizó subas de precios a grandes empresas. El “nuevo gabinete” ya dispuso lo mismo para las naftas. Y los salarios, en ese marco, siguen por detrás de los precios. Las jubilaciones ni qué hablar. La asignación por hijo perdió un 13% desde que se implementó. Y los planes sociales siguen siendo de pobreza.
Saqueos, varios muertos en medio del caos, huelgas policiales, paros de trabajadores en Córdoba y Neuquén y más ajuste. Así está terminando el año. Llegan las fiestas y la inflación no para. Hasta se hace difícil comprar un pan dulce! Saltó lo que el gobierno mantenía oculto mediante las cifras del INDEC: la pobreza, indigencia y miseria salarial. Detrás de las huelgas policiales están los salarios de pobreza.
El año comenzó desnudando crudamente la verdadera política del modelo de Cristina con su "nuevo" gabinete encabezado por Capitanich. Cientos de miles de familias pasaron las fiestas sin luz y sin agua. Y tuvimos como regalo de fin de año un tarifazo del 66% en el boleto de colectivo y la nafta llegó a $10 el litro, aumentos que se suman al de los alimentos de los últimos días del 2013.
Y aunque Cristina desde el frío de Calafate calla, como si en el país no pasara nada, crece el repudio popular al gobierno y a su modelo. Mientras millones en el país estaban sin luz,
El gobierno Kirchnerista, después de su derrota electoral de octubre, pretendió cambiar su imagen para remontar la caída en su apoyo popular. Para eso sacaron a Guillermo Moreno y pusieron a Capitanich como jefe de gabinete, con la orden de que saliera a "hablar" con el periodismo y la oposición. Pero como se trata de tapar el sol con la mano, desde entonces no embocan una. Todo les sale al revés. Porque justamente es un maquillaje para mantener la misma política contra el pueblo que los llevó al desastre electoral. Con el agravante que el gobierno vive una crisis política profunda de la que no puede salir.
Muy lejos de los intereses de los trabajadores, el "plenario" sindical de Mar del Plata no delineó ninguna medida de fuerza ni plan de lucha. Un guiño a políticos patronales, empresarios y a la CGT oficialista.
Por Juan Rivera
El denominado plenario sindical entre Hugo Moyano y Luis Barrionuevo no ayuda en nada a los trabajadores para pelear por aumento de salario y otras reivindicaciones. Ni siquiera para organizarse de cara a las paritarias. Tampoco tenía intención de hacerlo. Por el contrario, como lo evidencian los documentos, los discursos y los invitados -incluso aquellos que decidieron pegar el faltazo-, lejos de intentar delinear un plan de lucha, se trató de un hecho político-patronal.
"Al hijo y a los nietos de Raquel:
Tengo una deuda. Y ahora esta triste noticia la hace irreparable. Siempre pensé que habría tiempo, para volver a abrazarnos y conversar, hasta altas horas.
Fuimos amigas, no solo compañeras. Yo tenía apenas 21 años y ella regresaba de México ya como una médica experta en nefrología. No sé cómo fue. Entró un día al local de la calle Humberto Primo, el de la torre mítica. Era la doctora. Con sus pañuelos anudados, sus mantones y sus pantalones ajustados, abriéndose caminos por todos lados, con su sabiduría, su empuje.