Convocaron a la unidad del movimiento obrero, pero se trató de un pacto por arriba, entre caciques sindicales. Cuando le preguntaron a Barrionuevo sobre la unidad, dijo que va a conversar con Caló en los próximos días y que el dirigente de la UOM le adelantó que esa unidad... ¡era la que pregonaba Lorenzo Miguel!
Después del revés sufrido en 2013 con su apoyo a la deslucida candidatura de De Narváez, Moyano intenta recomponerse. Por eso el encuentro buscaba agrupar al grueso del peronismo no kirchnerista y a algunos kirchneristas que eventualmente pudieran dar el salto.
El faltazo de los "presidenciables" Scioli, Massa y De la Sota, que hasta último momento especularon con los costos y beneficios de la foto, le quitó fuerza a las pretensiones de Moyano. ¿Qué tienen que ver esos figurones del PJ en un encuentro que, se supone, se propone discutir los problemas del movimiento obrero que ellos agravan día a día? Nada. Son justamente a ellos a quienes tendremos que enfrentar, igual que a los empresarios, para poder obtener un salario que recupere lo perdido por la inflación.
El documento de cierre llega al ridículo de plantear que necesitamos "un gobierno con todos, de consenso con los empresarios de todos los sectores" (solicitada Clarún, 22/1). Moyano-Barrionuevo están pensando en 2015 y en ver cómo ganan terreno en un armado que le dispute al kirchnerismo, postulándose como burocracia de recambio. Enojado con los políticos que declinaron de la invitación, el líder camionero señaló que su presencia les "hubiera sumado para su pretensión de ser candidatos a presidente" (Clarín, 21/1). O sea, para empezar a ganar votos para 2015. ¿Qué les hubiera sumado a los trabajadores? De vuelta, nada.
Para luchar hacen falta nuevos dirigentes
Moyano se la pasó cacacareando semanas atrás, diciendo que lo obtenido por los policías debía constituir un piso para los reclamos salariales y que debían realizarse paritarias cada tres meses. Pero el lunes se fue al mazo y dijo que el 30 por ciento le parecía razonable. La misma cifra que propone la CGT oficialista liderada por Antonio Caló.
Si bien el documento tiene puntos correctos (como la exigencia de aumento para los jubilados, la eliminación del impuesto a las Ganancias del salario y paritarias libres), estos no solo quedan enmarañados en medio de los llamados al PJ y a los empresarios en vistas al 2015, si no en la nada, en tanto no se delineó ninguna medida nacional para obtenerlos. Incluso, el pedido de "paritarias libres" para muchos de los burócratas que estuvieron presentes significa vía libre para firmar acuerdos a la baja, en cuotas, por debajo de la inflación. En realidad, lo que más les interesa es el pedido del pago de lo adeudado por las obras sociales.
Roberto Fernández, de la UTA, hoy enfrentado al gobierno pero miembro formal de la CGT Caló (al igual que Maturano, de La Fraternidad, que también participó del encuentro), dio un encendido discurso pero no dijo una sola palabra de cómo enfrentar el brutal aumento en el transporte del 66%, una de las principales medidas que foguean la inflación. Más alejado de las necesidades de los trabajadores, imposible.
"Si nosotros queremos en serio joder, tenemos un poder de fuego que paramos el país en 24 horas", alardeó Barrionuevo. Pero priorizan conversar con el gobierno, empresarios y políticos patronales carreristas antes que convocar a un plan de lucha. Justo cuando hay que enfrentar ahora (no en marzo, como dijeron) los terribles aumentos de precios y la pérdida brutal del valor adquisitivo de los trabajadores, jubilados y receptores de planes sociales.
Las declaraciones que se escucharon el lunes pintan de cuerpo entero a la burocracia. Llamamos a todos los trabajadores a hacer lo contrario.
A prepararse para enfrentar al gobierno y a las patronales. Y a las agachadas de la burocracia sindical. Llamamos a Moyano a que rompa la tregua que mantiene de hecho con las patronales y el gobierno. Y a que prepare un paro general y plan de lucha con los trabajadores, no con políticos patronales y empresarios. Retomando el camino del exitoso paro general de fines de 2012, fecha desde la cual nunca más se llamó a nada. Tarea ligada a la pelea por una nueva conducción del movimiento obrero, combativa, antiburocrática y antipatronal, opuesta a cualquier variante de la burocracia sindical.