May 18, 2024 Last Updated 12:25 PM, May 18, 2024

Nuevo pago al FMI


Escribe José Castillo

Esta semana el gobierno de Alberto Fernández le hará dos nuevos pagos al FMI: uno por 692 millones de dólares y otro por 710 millones. En conjunto, más de 1.400 millones de dólares. Dinero que, como hemos explicado montones de veces, podría ser aplicado para resolver las más urgentes necesidades populares. Al tipo de cambio que se le reconoce a los especuladores (Contado con Liqui o Mep, o sea 380 pesos por dólar) son 532.000 millones de pesos. Según el portal Reporte Económico, el costo de construcción de una vivienda social es de 10 millones de pesos, por lo que estamos diciendo que lo pagado solo en esta semana al FMI equivale a 53.200 viviendas. A cuatro trabajadores por vivienda, se pudieran haber generado más de 200.000 puestos de trabajo genuino.

Desde que asumió el gobierno del Frente de Todos, con este pago se llevarán abonados al Fondo más de 6.000 millones de dólares solo en concepto de intereses. Esto quiere decir que todavía no se ha cancelado ni un peso de los 45.000 millones que se adeudan de capital.

El acuerdo firmado en marzo pasado por el entonces todavía ministro Martín Guzmán exige el cumplimiento de un durísimo y creciente ajuste (achicar el déficit a 2,5% del PBI en 2022, a 1,9% en 2023 y a 0,9% en 2024). En contrapartida, durante el recién finalizado 2022, el FMI envió una masa de dinero equivalente a los vencimientos de ese año. Esto ya no sucederá en 2023. Ahora, además de cumplir con las pautas de ajuste arriba mencionadas, habrá que abonar intereses por 3.500 millones de dólares de más que todos los desembolsos del Fondo en el año. Y todo esto sin hablar de la montaña impagable que se viene para 2024 y 2025. Se trata de la mejor demostración de que no hay salida si seguimos con los pagos de deuda y el acuerdo con el FMI.

Escribe Claudio Funes

A pesar del dramático contexto en el que viven el pueblo trabajador y los sectores populares, de profundización de la pobreza, desocupación, precarización laboral, bajos salarios e inflación galopante, el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner buscan colocar como prioridad el juicio político a los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En pleno año electoral, Alberto Fernández quiere mostrar alguna iniciativa ante su base de votantes y aglutinar la tropa a su alrededor. Es un circo al que con gusto se suma la oposición patronal de Juntos por el Cambio. Ambos son “los socios de la grieta”. Y obviamente, un show mediático alrededor de si “juicio político sí o juicio político no” a la Corte Suprema le cae como anillo al dedo.

Por ello, el pasado miércoles 11 de enero el gobierno llamó a sesiones extraordinarias en Diputados para que comience a funcionar la Comisión de Juicio Político a partir del 23 del mismo mes. El diputado kirchnerista Rodolfo Tailhade estima que el proceso durará unos seis meses, con lo cual durante buena parte del año electoral habrá circo garantizado. Mientras se tapa por supuesto, la entrega al FMI, el mayor ajuste, la pulverización de salarios y jubilaciones y el incremento de la pobreza y la marginación social.

¿Democratizar la justicia?

Algunos compañeros podrán preguntarse si, al menos e independientemente de la utilización electoral, este juicio político servirá para democratizar la justicia oligárquica y corrupta que siempre falla a favor de los poderosos. Lamentablemente, nada de esto sucederá.

Está claro que esta justicia es repugnante. Se mostró una vez más con la filtración de los chats donde jueces compartieron un viaje a la mansión del magnate británico Joe Lewis con políticos patronales, ex servicios de inteligencia y empresarios del grupo Clarín. Los cuatro actuales miembros de la Corte son corruptos, han fallado siempre sistemáticamente a favor de los ricos y contra el pueblo trabajador y hasta tienen el antecedente de haber intentado liberar a genocidas, como en el famoso fallo “dos por uno”, ante el que tuvieron que retroceder frente a la indignación popular y una marcha multitudinaria en contra. Pero aunque los echen o renuncien, ¿qué pasará?

Veamos. Hasta la reforma constitucional de 1994 el Presidente ponía a dedo a los jueces de la Corte, luego validados por el oligárquico Senado (donde siempre tuvo mayoría el peronismo desde 1983). No había concurso, ni examen. Después del ‘94 a los jueces de la Corte los sigue eligiendo el Presidente con el voto de dos tercios del Senado. O sea, continúa el dedazo.

Para elegir a los jueces federales (la instancia inferior) apareció el engendro del Consejo de la Magistratura. Este organismo de veinte personas encargado de elegir, controlar y remover a los magistrados está integrado por el presidente de la Corte (Horacio Rosatti), un miembro del Poder Ejecutivo (el actual es Gerónimo Ustarroz, hermano de crianza del ministro del Interior, Wado de Pedro), cuatro senadoras y senadores y cuatro diputadas y diputados, o sea diez “de la política tradicional”. Alguien podrá decir que los otros diez integrantes son “independientes”. Claro que no. De los cuatro representantes de Jueces, cuatro de abogados y dos de la Academia, todos están ligados al PJ, a la UCR o al PRO. El abogado Héctor Recalde, por ejemplo, fue presidente del Bloque del Frente para la Victoria en Diputados, la actual consejera y abogada Jimena de la Torre es del PRO, y el juez y actual consejero Alberto Lugones lo es por la Lista Celeste, ligada al peronismo kirchnerista.

Como vemos, todo el aparato de la cúpula del Poder Judicial, incluyendo su sistema de selección, está podrido y es absolutamente funcional a los poderosos, los ricos, las patronales y los políticos corruptos.

Estamos de acuerdo con que hay que terminar con esta justicia patronal, elitista, patriarcal y acomodaticia de jueces y fiscales ante los gobiernos que los designan (muestra de ello fue la pelea escandalosa en la sesión de Diputados entre el peronismo y Juntos por el manejo de los jueces).  Por eso desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, a la vez que denunciamos el circo mediático electoral que se intenta montar en estos días, planteamos que si queremos transformar de verdad a la Justicia, además de echar a todos los jueces corruptos (de la Corte y de los niveles inferiores), hay que ir a cambios de fondo: que los jueces sean electos por el voto popular, con cargos revocables (no vitalicios); deben ganar lo mismo que un director o directora de escuela, y se tiene que implementar masivamente el sistema de juicios por jurados. Solo así la tan remanida “democratización de la justicia” dejaría de ser un slogan para pasar al terreno de la realidad.

Escribe Claudio Funes

Casi todos los días nos desayunamos con novedades en la interna de Juntos por el Cambio. Ahora se suman voces, como la de los candidatos Martín Tetaz y Gustavo Posse pidiendo un acuerdo con Javier Milei. Tanto Patricia Bullrich como el propio Mauricio Macri ya habían anticipado que verían con buenos ojos incorporar al actual diputado liberfacho.

El ala denominada  “de las palomas” de la alianza opositora, con dirigentes como Maxi Abad, Facundo Manes y Elisa Carrió, manifestó su rechazo. Milei sería “el límite”, como años atrás lo fuera Macri para algunos de ellos, que luego fueron promotores de la alianza con Mauricio.

El economista Martín Tetaz, rápido con los números, planteó una propuesta “inteligente”. Claro que propia de un político patronal que no le hace “asco” a la ultraderecha. En la provincia de Buenos Aires, en la elección de Gobernador no hay segunda vuelta, y bien se define por un voto. Tetaz sostiene que los votos a Milei provienen de una base electoral similar a la de su propio espacio. Por eso propone que las Paso se transformen en una especie ballotage y que en noviembre el más votado sea el candidato único para La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio. La única posibilidad cierta de derrotar a Axel Kicillof, según Tetaz y Posse.

El ex presidente Macri no vería mal este acuerdo, ya había tenido conversaciones con el liberfascista durante el 2022 para lograrlo, aunque en aquel entonces esas reuniones pusieron a la interna opositora al rojo vivo.

Hay que reconocer que Milei dice lo que muchos de Juntos por el Cambio piensan, pero no se atreven a decir por puro cálculo electoral. Por ello la propuesta de Tetaz y Posse abre un abanico de dudas, sobre todo cuando aclaran que no comparten muchos puntos de su programa. Pero así y todo convocan al que dice que en caso de ser presidente va a aplicar “el plan motosierra”, un fuerte recorte en distintas áreas del Estado, desregulación del mercado laboral y apertura de la economía, entre otras propuestas de más ajuste al pueblo trabajador y sectores populares.

Insisten en un acuerdo con un neo fascista que no repudió las acciones golpistas de los bolsonaristas en Brasil; un liberfacho que se opone al aborto legal, seguro y gratuito. Que se manifiesta contra la educación pública argumentando que “funciona como una máquina de lavar cerebros”; el que en 2022 votó en contra de una ley que buscaba mejorar la detección y tratamiento de cardiopatías congénitas para prevenir muertes en niños (los argumentos de su de rechazo fueron “porque implicaba más presencia del Estado y más gastos” y va contra el “ideario liberal”). Tetaz y Posse le dan aire a la ultraderecha.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”. Juntos por el Cambio busca profundizar el actual ajuste para que la crisis la sigan pagando los trabajadores, los sectores populares, las mujeres y la juventud trabajadora y estudiantil.


Escribe Mariano Barba

Al gobierno peronista del Frente de Todos se le pusieron los pelos de punta cuando el Papa Francisco afirmó que “hoy la pobreza en Argentina está en el 52% y que la inflación es impresionante ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”. Inmediatamente Gabriela Cerruti, portavoz de la presidencia, le respondió “todos sabemos que esto es producto de los cuatro años de macrismo.” Ni el Papa Bergoglio ni la respuesta del gobierno reconocen que las verdaderas causas de la pobreza hay que buscarlas en los gobiernos capitalistas que llevan de desastre en desastre al pueblo trabajador argentino y a toda la humanidad.

El Papa con su declaración a la agencia Associated Press tomó distancia del desastre del gobierno y generó un revuelo importante en el oficialismo, porque la crítica venía de un aliado que encima es peronista. El presidente se sintió afectado y salió a responder a Bergoglio afirmando que: “Lo que debo decir es que mientras gobernó Perón otra era la realidad argentina y cuando empezaron a sucederse gobiernos dictatoriales, siempre regidos por las lógicas liberales y de conservadores, generaron lo que generaron”. Con esta respuesta de Alberto y de la vocera Cerruti, el gobierno está liberando de toda responsabilidad al peronismo que de los últimos treinta y nueve años gobernó durante veintesiete. Es más, los fuertes planes de ajuste se comenzaron a aplicar desde la década del ´70 con Perón en vida y luego con Isabel, que desembocaron en el Rodrigazo en 1975 y el posterior golpe militar. La dictadura militar, a sangre y fuego, impuso un plan de entrega y endeudamiento que no ha cesado hasta la actualidad. Todos los gobiernos posteriores, radicales, peronistas y macristas, durante cuarenta años, son los responsables de acrecentar la pobreza, la desocupación y la miseria.

Los gobiernos capitalistas lo hicieron

El Papa, para explicar la extrema pobreza y la “impresionante inflación”, afirma que es por “mala administración, malas políticas”. Es una crítica al actual gobierno peronista del Frente de Todos para preservar a la iglesia católica de la pésima gestión de Fernández-Cristina. En cambio, para Cerruti el responsable es el anterior gobierno de Macri. Allí termina la diferencia entre Francisco y Alberto. Ni uno ni otro explican las verdaderas causas de la pobreza que abate a los trabajadores, la juventud y las mujeres en nuestro país.

La razón de fondo de la decadencia argentina, al igual que en el resto del mundo, son los gobiernos que sostienen un sistema capitalista totalmente agotado y que se sustenta solo en la súper explotación de las y los trabajadores, el pago de la deuda externa, el saqueo de las riquezas naturales, la caída del salario y el crecimiento de la miseria, la pobreza y la desocupación.

Veamos: en nuestro país podemos medir el crecimiento de los porcentajes de pobres cada diez años: en la década de 1970 la pobreza promedio fue de 5,7%; en la década siguiente se pasó al 19,6% (Alfonsín); en la década de 1990 (Menem-Cavallo y la Alianza) creció al 26,4%; en la década del 2000 (peronismo kirchnerista) alcanzó niveles de 33,4%. Macri al 37,3 % y en la actualidad con Alberto-Cristina se aproxima al 50%.  Con un agravante que pesa en el presente y augura un futuro calamitoso, que más de la mitad de los niños son pobres y no terminan la escuela secundaria. Otra medición del ajuste es el crecimiento de la deuda externa que aumentó gobierno tras gobierno, de 40.000 millones de dólares al final de la dictadura a los 350.000 de la actualidad.

Para salir de  este círculo destructivo y hambreador hay que terminar con el capitalismo, ya que con el peronismo en el gobierno, al igual que con Juntos por el Cambio, seguirá el ajuste contra el pueblo trabajador. También Javier Milei, que se presenta como antisistema, es un representante incondicional del capitalismo, por algo su economista modelo es nada menos que Domingo Cavallo, el hacedor de todos los desastres de la década menemista que entregó las empresas públicas dejando un tendal de desocupados y al país a merced de las multinacionales.

Desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad impulsamos la lucha por cambiar de fondo la orientación del país; y para eso hay que realizar una transformación de fondo y postular otra alternativa política para el pueblo trabajador. Plantear una salida de izquierda, con un plan económico obrero y popular para enfrentar al imperialismo y terminar con las multinacionales que se llevan todo. Dejar de pagar la deuda externa, romper con el FMI y poner todos esos recursos al servicio de resolver los más urgentes problemas populares. Un programa contra el sistema capitalista que solo podrá llevar adelante un gobierno de las y los trabajadores que luche por el socialismo.

Arrancó 2023 con nuevos tarifazos y pagos de la deuda externa, mientras los políticos tradicionales (Alberto, Kicillof, Larreta, Macri y el resto) están en campaña electoral. Azotados por la ola de calor y muchos sin un peso para irse de vacaciones, millones se tuvieron que anoticiar que desde el 1º de enero (¡vaya noticia de fin de año!) el transporte, las tarifas, las facturas de sus teléfonos y los alquileres siguieron redoblando su ascenso meteórico, en un país con la cuarta inflación más alta del mundo después de Venezuela, Zimbabue y Líbano. Desde los fideos que aumentaron tres veces más que la carne, a un alquiler de un monoambiente que cotiza en CABA a $70.000 por mes. Locura total. Para sellar semejante desastre, la CGT se apuró en decir que está de acuerdo en que este año se firmen paritarias al 60% y en cómodas cuotas, cuando la inflación rondará el 90 por ciento o más. Para ver cómo está el bolsillo popular vayan estas cifras para que cada uno compare. La canasta de pobreza medida en CABA ascendió a $152.963 y la de indigencia a $83.374. Mientras la ministra de Desarrollo Social, Tolosa Paz, dio de baja 155.000 planes sociales que están lejos de percibir la última cifra. Una muestra de la brutalidad ajustadora del gobierno peronista del Frente de Todos.

Para intentar ocultar semejante desastre aparecieron las perlas del verano. La vocera Gabriela Cerruti dijo “el pueblo va a reconocer esta epopeya del gobierno”. Otro tanto fue cuando desde la Rosada festejaron el 94,8% de inflación como un “objetivo cumplido”. A esto se le agregó el video de la titular del PAMI, Luana Volnovich, justificando la compra por 14 millones para cotillón mundialista porque, según dijo, le dio alegría a los adultos mayores. El presidente, que se la pasa inaugurando canchas de hockey y obras secundarias, dijo que Argentina es el segundo país que más crece en el mundo. Y comparó a uno de sus ministerios con la selección nacional: “funciona como la Scaloneta”, dijo en referencia al Ministerio de Vivienda, en momentos que se fueron otras 20.000 viviendas con el pago de 1.000 millones de dólares por deuda externa. Pasa que la Scaloneta nos trajo alegría, el peronismo es puras malas noticias.

El gobierno no puede ocultar su tremenda crisis interna, alejado cada vez más de la realidad. Acaba de mandar decenas de proyectos al Congreso con eje en la Corte Suprema y el control de la justicia, disociado en un 99% de las necesidades populares. Desde la renuncia a candidata de Cristina Kirchner hay un tembladeral. El peronismo y el kirchnerismo están huérfanos. Dicen que habría un Congreso del PJ en febrero para tratar de encarrilar semejantes pujas internas. Alberto, Cristina y Massa parece que no fueran del mismo gobierno. Alberto y Massa no dicen que se lanzaron pero se han lanzado. Y se anotan en la grilla Scioli, Wado De Pedro (con apoyo de Grabois), Kicillof, Manzur, Capitanich y sigue la lista.

La oposición patronal de Juntos por el Cambio no se queda atrás. Larreta, Morales, Lousteau y Santilli se sacaron la foto de los Beatles. El jefe porteño surfeó a riesgo de la integridad física de su profesor que le sostenía la tabla para la foto. Macri sacó otro libro diciendo que Juntos es la salida mientras recientemente alabó a la monarquía de Qatar como ejemplo de modernidad. Bullrich solo postea expresiones antiobreras y de mano dura al mejor estilo Milei, para “poner orden”, dice. Como si no trabajara para el desorden capitalista del cual siempre fue parte como funcionaria de otros gobiernos. Las y los dirigentes de Juntos por el Cambio se matan entre ellos, quedando la coalición al borde del estallido en varias provincias. Un cambalache total de quienes se postulan como supuestos republicanos. Por su parte, reapareció lo que se llamó en su momento “la avenida del medio” entre el gobernador Schiaretti de Córdoba y Urtubey de Salta. Se dicen “lo nuevo”, cuando son parte de un peronismo residual que viene gobernando dichas provincias al mejor estilo Alberto o Macri.

El verano también mostró los repudios a Alberto y Larreta en la costa. Hay millones de decepcionados que, en un año donde se cumplirán “40 años de democracia”, lo único que ven es pobreza, saqueo y nada de futuro. “¡Si Milei es lo nuevo qué nos espera!” dijo una joven al recordar que el liberfacho está a favor de vender los órganos, desconoce el cambio climático y acaba de defender a los golpistas de Bolsonaro.

Enero no fue calmo. Hubo un Atlanticazo ambiental repudiando la entrega del petróleo en Mar del Plata, donde se harán excavaciones de saqueo a 3.000 metros de profundidad. Está de paro por 48 horas el personal del Hospital Posadas. La Unidad Piquetera programa nuevas acciones ante el recorte de los planes sociales. A fin de año tuvimos la rebelión de residentes que impuso un aumento de salario a Larreta. Y se avecinan nuevos round de reclamos ante el crecimiento del ajuste y la entrega.

2023 es un año electoral. Mientras apoyamos los reclamos obreros y populares, decimos que la salida es la izquierda. El Frente de Izquierda se tiene que preparar para dar la pelea política unitaria contra todos los políticos del sistema. Postulando su programa de fondo y sus principales candidaturas. Izquierda Socialista propone la fórmula Bregman-Solano para ello (ver páginas centrales). Y llama a seguir fortaleciendo al FIT Unidad con políticas unitarias, la única alternativa de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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