Escribe José Castillo
La frase del presidente de la Nación generó un repudio generalizado. Revela una concepción profundamente reaccionaria de lo que es nuestro pueblo y sus orígenes.
En su reunión con el jefe del Estado Español, Pedro Sánchez, Alberto Fernández se despachó con una afirmación que generó sorpresa en su entorno inmediato y luego, rápidamente, una indignación generalizada: “Yo también soy europeísta. Lo escribió Octavio Paz alguna vez, que los mexicanos salieron de los indios; los brasileños de la selva, y nosotros, los argentinos, de los barcos. De los barcos de Europa”. Más allá de la burrada de sostener que Octavio Paz alguna vez dijo eso, la frase contiene una mentalidad fuertemente colonial, racista y reaccionaria.
La invisibilización de criollos, esclavos afroamericanos y pueblos originarios
La oligarquía terrateniente pensaba en el siglo XIX a nuestro país como “un desierto” que había que poblar. Se despreciaba hasta el extremo de promover el aniquilamiento de todos los que realmente habitaban estas tierras. Al criollo, antecedente del gaucho, que constituyó las tropas que pelearon en las invasiones inglesas y en las guerras de la independencia. A los que luego se los perseguía si no tenían “papeleta de peón” y los enviaban a “la frontera” a pelear contra los indios. “No hay que ahorrar sangre de gauchos”, llegó a decir un presidente argentino de aquellos años. También es un agravio para los descendientes afroamericanos de los esclavos. Muchos que obtuvieron su libertad peleando en los regimientos de “pardos” de los ejércitos de la independencia. Los que fueron enviados en masa luego, ya en la década de 1860, a la guerra del Paraguay. O abandonados hasta morir en la pobreza y la marginación durante la pandemia de la fiebre amarilla en 1871, cuando toda la población “blanca” y acomodada de Buenos Aires se escapó de la ciudad, dejando sin atención médica ni servicios a los contagiados.
Y, por supuesto, la frase también agravia a nuestros pueblos originarios. Los que sufrieron un auténtico genocidio en la mal llamada “conquista del desierto”. Masacrados por decenas de miles, los sobrevivientes fueron empujados a la miseria y las mujeres vendidas como sirvientas a las familias ricas de Buenos Aires. Y, como una de las mayores vergüenzas de nuestra historia, algunos fueron llevados a la Exposición Universal de París en 1889 y expuestos en jaulas.
Los descendientes de las víctimas de todos estos crímenes, originarios, negros, mestizos, mulatos o criollos, son mayoría en muchas provincias argentinas. Y luego muchos de ellos emigraron del interior a Buenos Aires y hoy pueblan los barrios populares. Son parte importante de nuestra clase obrera y de los sectores populares.
El desprecio por los otros pueblos de Latinoamérica
Alberto Fernández incluyó en su frase un profundo desprecio hacia los mexicanos (“vienen de los indios”) y los brasileños (“vienen de la selva”). A sus propios pueblos originarios. Buscó presentarse como “europeísta” haciendo un guiño de menosprecio para el resto de los pueblos de nuestra América. ¿Qué pensarían al respecto San Martín, Bolívar, Miranda, O’Higgins o tantos otros líderes patriotas que lucharon por la libertad del conjunto de Latinoamérica? Por planteos como este fue que justamente perdimos nuestra independencia y nos transformamos en una semicolonia, primero de los ingleses y luego de los yanquis. En la década del ’30 del siglo XX, quienes denunciaban esa entrega, como Scalabrini Ortiz o Jauretche, acuñaron una palabra para los que hacían afirmaciones como la de nuestro presidente, “cipayo”.
¿Quiénes y cómo “vinieron en los barcos”?
Es verdad que una parte importante del pueblo argentino también desciende de españoles, italianos, judíos, árabes y otros que llegaron “en los barcos”. Sí, pero no formaban parte de ese europeísmo al que se refirió el presidente. Vinieron en condiciones horribles, en la tercera clase de esos barcos, huyendo del hambre, las guerras o las persecuciones. Llegaron a un lugar donde les prometieron una tierra que ya estaba repartida en manos de la oligarquía terrateniente. Fueron los que conformaron una parte importante de nuestro proletariado urbano. Los que fundaron sindicatos. Los que trajeron las ideas socialistas, comunistas y anarquistas. Los que, a la vez, fueron reprimidos y asesinados innumerables veces por los gobernantes “europeístas”. Como sucedió, por ejemplo, en la Semana Trágica o en la masacre de la Patagonia rebelde.
Todos estos sectores, proletariado inmigrante, afroamericanos descendientes de esclavos, pueblos originarios, gauchos y criollos componen nuestra clase trabajadora argentina. Parte, sin duda, del propio pueblo trabajador latinoamericano.
¿Por qué dijo esa frase Alberto Fernández?
Muchos compañeros que apoyan al Frente de Todos se preguntan por qué el presidente Alberto Fernández lanzó semejante frase racista y xenófoba. Algunos plantean que fue un “error” al tratar de improvisar. Para nosotros, lo más importante es lo que expresa, un esfuerzo de sobreactuación de dependencia frente al presidente español. Para que apoye las negociaciones con el FMI y también para que vengan “inversiones españolas”, algo que no va a solucionar los problemas populares de trabajo y salario, solo continuará el saqueo de nuestras riquezas. Frases como las que analizamos en este artículo son la consecuencia de esta clase de posicionamientos.