El gobierno de Cambiemos sigue adelante con el ajuste. A los salarios, que siguen perdiendo poder adquisitivo frente a la inflación, las suspensiones y los despidos, se suman ahora los nuevos tarifazos que se vienen en los próximos meses y el plan anunciado de Macri de subir la edad jubilatoria y una reforma laboral que apunta a quitar las conquistas que los trabajadores alcanzamos con décadas de lucha.
Pero Macri no está solo en esto.
Ya es una huelga histórica. Superó los dos meses, arrancada por las bases, en repudio al intento del gobierno de Kuczynski de “evaluar” con criterios empresariales neoliberales a los docentes y echarlos si no aprueban. Además, cobran un salario miserable de 1.200 soles (350 dólares). La huelga se impuso desde abajo contra la conducción de grupo maoísta Patria Roja que controla burocráticamente el sindicato nacional.
Más de 350.000 personas asistieron a la manifestación del 26 de agosto en repudio al atentado de la Rambla. A la movilización convocada por el gobierno catalán y el ayuntamiento de Barcelona asistieron también el rey Felipe VI y el primer ministro español Mariano Rajoy, pero fueron recibidos con grandes abucheos. El intento del régimen español de capitalizar políticamente la tragedia terminó en un fiasco.
Las masas de obreros, campesinos y soldados rusos organizados en los soviets bajo la dirección de los bolcheviques derrotaron el golpe de Estado planeado por las fuerzas contrarrevolucionarias contra el gobierno provisional, un triunfo que les abriría el camino hacia la toma definitiva del poder en octubre.