Sep 03, 2024 Last Updated 8:26 PM, Sep 3, 2024

El Socialista entrevistó a Joseph Lluis Alcázar, dirigente de Lucha Internacionalista y de la UIT-CI, para conocer la situación en el Estado Español después de las elecciones.

- El 10 de noviembre se realizaron elecciones en el Estado Español. ¿Cuál fue el resultado?

Son las cuartas elecciones en cuatro años, lo cual demuestra las dificultades que hay para conseguir un acuerdo de gobierno. Y el resultado agrava la situación. Era una elección que esperaba encajar un acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, sin embargo este partido de derecha se ha hundido y los socialistas han retrocedido. Las dos columnas sobre las que se iba a sentar el nuevo gobierno se han fragilizado y el PSOE ha tenido que salir a buscar un acuerdo de urgencia con Podemos, que vienen perdiendo apoyo popular. Será un acuerdo de crisis, que es lo que caracteriza la situación política actual.

- ¿Por qué sucede esto?

Los partidos tradicionales han perdido credibilidad y existe una gran fragmentación. Se ha fortalecido el independientismo, pero el retroceso de Ciudadanos ha dado espacio para el crecimiento de Vox, un partido de extrema derecha. Son parte del proceso de transición del franquismo. La monarquía española no surge de una ruptura con el franquismo, sino de la continuidad del mismo a través del pacto de la Moncloa. Por eso no ha habido ningún tipo de juicio a los responsables de los crímenes del franquismo. El tema de la impunidad del franquismo, de sus crímenes, es un tema que no se ha resuelto 40 años después. Los jueces, la policía y el ejército del franquismo pasaron a ser los jueces, la policía y el ejército de la monarquía.

- Las perspectivas del régimen no son de las mejores, el próximo gobierno va a tener muchas dificultades.

Claro, es un gobierno que para aprobar sus proyectos va a tener que ponerse de acuerdo con unas 10 fuerzas políticas diferentes. Solo con PSOE y Podemos no llegan, son muchas más piezas para encajar. Será un gobierno débil que va a tener que afrontar dos temas cruciales. Tiene que encarar el proceso en Catalunya con una resistencia popular que continúa en medio de miles de procesos judiciales que provocan mas rebelión y con un estado que no está dispuesto a ceder. De otro lado llega un reflujo económico que profundiza la crisis. La economía europea está parada y los acreedores empiezan a exigir que se pague la deuda pública que ya supera 1 billón de euros y no se podrá cobrar sin aplicar duros ajustes. Eso es lo que va a tener que afrontar un gobierno sumamente débil.

- ¿En ese marco, la lucha independientista tiene mejores posibilidades?

En Catalunya sigue ganando espacio político. Globalmente creció, no solo en Catalunya. Bildu, una agrupación política del independientismo en el país Vasco creció, en Navarra consiguieron un diputado más. El bloque nacionalista gallego, que no es una expresión idéntica, también creció y sacó un diputado más. Hay una tendencia centrífuga en relación a los partidos tradicionales, a la búsqueda de una salida que no sea bajo el estado opresor monárquico. Pero lo nuevo de estas elecciones es que surgió una candidatura independientista, pero con un componente anticapitalista. Eso fue lo que presentó la CUP, Candidaturas de Unidad Popular, que sacó dos diputados, donde participó nuestra corriente, Lucha Internacionalista. Se incorporó el componente anticapitalista. No tiene sentido la lucha independientista de ruptura con el estado que no tenga un proyecto social de ruptura con el capitalismo. Hay que encarar la lucha republicana, antimonárquica, desde el punto de vista de la clase obrera, con una perspectiva socialista.

- ¿Cuáles son las perspectivas?

El acuerdo en la CUP es que los diputados electos lleven al congreso en Madrid el mensaje de construir un frente de los trabajadores. En relación a la lucha, la burguesía apuesta a que con la represión la lucha decaiga y volver a una autonomía limitada como estábamos hace cinco años. Yo creo que eso está descartado porque el movimiento continúa resistiendo y el régimen va cada vez más duro con la represión. En los últimos meses ha surgido con mucha fuerza la juventud, que ha tenido un gran protagonismo en los choques con la policía. Si esto se extiende en el tiempo, va a ir agregando otros sectores a nivel nacional lo que va a ser determinante en la lucha contra la monarquía. O sea no se va a limitar a la ruptura de Catalunya, sino a la derrota de la monarquía, lo que significaría un gran triunfo.

UIT-CI: PERÚ

Entrevista a Carlos Enrique Fernández Chacón, dirigente trotskista peruano de larga trayectoria y de UNIOS, sección de la UIT-CI. Actualmente es candidato a diputado nacional por Lima en el Frente Amplio.

-¿Cuál es la situación política en Perú, después de la disolución del Congreso por parte del presidente Vizcarra?

Somos parte de un continente que siente agotado el programa económico, que muestra cifras macroeconómicas espectaculares pero no ofrece servicios sociales, los salarios son de hambre y se aplica una brutal flexibilización de derechos laborales que producen informalidad y pésimos servicios. Por otro lado, hay un movimiento espectacular de las masas que enfrentan esta situación. En el último año se registraron en Perú aproximadamente 250 conflictos laborales, fundamentalmente originados por la mega minería y cuestiones ambientales. También hay un descrédito de los políticos tradicionales, porque para entregar todas estas concesiones ha habido una agresiva corrupción. En Perú los últimos cinco presidentes fueron presos. Eso llevó a que la propia gente apoye no solamente que cierren el Congreso sino que se vaya el gobierno, que acabó cediendo a la presión de la gente para que haya elecciones legislativas en el próximo mes de enero.

- Se han producido varios choques entre los proyectos de la mega minería y las comunidades…

Exacto. En esa política entreguista entra el proyecto Tía María, en Arequipa. Es una explotación minera a cielo abierto de 1,3 millones de hectáreas. Sacar el mineral significa que el valle que rodea la zona desaparecerá. Es un valle de tierras muy ricas, por eso hay tanta protesta de las comunidades. Son campesinos que tienen años trabajando ahí y abastecen de frutas y verduras. Ese proyecto es simbólico para las multinacionales, si se aprueba Tía María va a pasar el resto de las concesiones que están esperando. Las comunidades han comprendido eso y entonces salen a pelear con dientes y uñas. Es un conflicto que viene de 2008, es decir, tiene 10 años con un balance de 10 o 15 muertos. Se ha convertido en el símbolo de la resistencia contra el saqueo de las imperialistas. En esa lucha está metido el Frente Amplio.

- Vas como primer candidato a diputado en Lima por el Frente Amplio. ¿Cómo está la campaña?

Desde Uníos, mi organización, participamos en el Frente Amplio. Mi candidatura está al servicio de las luchas de los trabajadores, de la juventud y de las comunidades. Las personas me dicen: “yo lo apoyo a usted porque es un dirigente consecuente y honrado, porque nunca robó, ni se vendió a la patronal, se ha mantenido consecuentemente luchando a nuestro lado”. Ese es un diferencial en momentos de tanta entrega, retirada de derechos y corrupción. Me identifican como uno de ellos. Soy pensionista, mi pensión es miserable, no llega a los 150 dólares que es lo que ganan cientos de miles de trabajadores. Esa pensión está por menos de la mitad de un salario mínimo de trabajadores en actividad mientras que las grandes empresas gozan de excepciones tributarias nosotros estamos sobreviviendo con eso. Así como antes luché para formar sindicatos, para conquistar mejores salarios, ahora soy un obrero jubilado que sigue peleando con su clase. Mi banca, como ya lo hice antes*, va a estar al servicio de los intereses de los trabajadores, de los jóvenes y de las comunidades y de sus luchas.

* Fue diputado constituyente en 1978, junto a Hugo Blanco, y diputado nacional en 1980/81

Escribe Virginia de la Siega, integrante del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de Francia*

El sueño de Emanuel Macron es “transformar” a Francia en un país neoliberal “normal”, doblegando a la clase obrera francesa.

Es por eso que para él es crucial imponer la reforma de la ley de jubilaciones que abre la ruta a la privatización. Sin la aparición de los gilets jaunes (chalecos amarillos) y sin su determinación y su negativa a negociar, que mostraron que se podía derrotar a Macron, tal vez lo hubiera logrado.

La huelga del 5 de diciembre fue precedida por una serie de movilizaciones y protestas sindicales y sociales que indicaban que había una bronca generalizada contra el gobierno. Pero Macron las ignoró y pensó que el 5 de diciembre sería una huelga más, y que pasado ese día, la gente retomaría el trabajo como de costumbre. 

Sólo que esta vez la burocracia sindical, presionada por las bases se vio obligada a llamar a la huelga y movilización el 5, pero también el 10 de diciembre. Apenas salió el llamado de los trabajadores ferroviarios y del transporte, se les sumaron los de los hospitales, la educación nacional, los transportistas ruteros, el transporte aéreo, EDF-GDF (la empresa de electricidad y gas), y hasta la policía y los bomberos, junto con los estudiantes universitarios y secundarios. En varios lugares los gilets jaunes participaron en las asambleas de base que votaron la huelga.

El 5 de diciembre despertó grandes expectativas. ¿Se parecería a la de 1995 que desató la huelga masiva de tres semanas que hizo retroceder al gobierno de turno?

La mañana del 5, el paro de transporte era total. En París sólo funcionaban las dos líneas de subte que no tienen conductor. En el ferrocarril paró entre el 60 y el 90% de los trabajadores, según las categorías. Air France tuvo que interrumpir 70% sus vuelos interiores. Pararon alrededor del 70% de los docentes primarios y secundarios. Marcharon en el país 806.000 personas según los cálculos del gobierno. Las primeras movilizaciones de 1995 habían reunido 500.000 personas. Esa misma noche, se realizaron asambleas interprofesionales concurridas por centenas de huelguistas y de giletsjaunes que votaron la continuación de la huelga hasta el lunes a la noche, para enganchar con el llamado a la huelga con movilización de las centrales sindicales del martes 10 de diciembre.

¿Y ahora qué?

Es difícil hacer predicciones. Para Macron ganar es de vida o muerte. Si pierde se le acaba toda perspectiva de reforma de cualquier tipo. Pero si gana, pasará a la historia como el presidente que derrotó al movimiento obrero francés. Frente a él, la resistencia del movimiento obrero es desigual. Las direcciones sindicales hacen poco por organizar la huelga, así que todo está en manos de los trabajadores. La lucha es por organizar asambleas inter-sindicales que agrupen a los representantes de todos los sindicatos y asambleas de cada zona para organizar la huelga, la solidaridad y el apoyo de la población. Los ferroviarios y los trabajadores del transporte están a la cabeza del proceso. Y todas las expectativas están centradas en el 10 de diciembre.

FOTO CARTA FRANCIA

El Socialista entrevistó a nuestro compañero Rainier “Oso” Ríos, dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores, sección chilena de la UIT-CI y de la asamblea del barrio Yungay

-¿Cómo fue la marcha del pasado viernes 22?

Fue el sexto viernes de movilizaciones. Después de 36 días el régimen se había jugado a que la movilización bajara y fue al revés. En Santiago participaron entre 250 y 300.000 personas en Plaza Italia y se replicaron grandes marchas en el resto del país uniendo las banderas chilenas con las del pueblo mapuche. El movimiento dio una clara señal de que sigue vivo. La disputa continúa abierta. No han logrado cerrarla con la represión ni con los pactos entre Piñera y la oposición patronal.

-¿El acuerdo sobre el “plebiscito constituyente” para abril de 2020 entre la “oposición” y Piñera puede prosperar?

El acuerdo “por arriba” es la única medida que han tratado de implementar en respuesta a la crisis social en el país. Tiene como objetivo tratar de meter por carriles institucionales el descontento manifestado en las calles. Quieren limitarlo y controlarlo para evitar que transforme al país. Pero en las calles hay mucho rechazo a este acuerdo. Los principales sindicatos, las organizaciones estudiantiles y las asambleas de conjunto salieron a rechazarlo. Hubo una manifestación importante el viernes 17 a horas de que se firmara el acuerdo. El acuerdo no logra cerrar las movilizaciones. Eso es cualitativo porque el primer punto pretendía imponer el “orden social”, terminar con las manifestaciones y encauzar por vía de las instituciones patronales. Ni siquiera ese primer punto se ha podido aplicar. Es evidente que no hay control de estos partidos sobre la movilización. Además tienen mucha discusión respecto al acuerdo, sobre los mecanismos para cambiar la Constitución. El Frente Amplio (FA-izquierda reformista) se ha quebrado públicamente a propósito de la firma del acuerdo, con discusiones y acusaciones, una tremenda crisis que le está produciendo rupturas de todo tipo. El PC no firmó el acuerdo pero no lo condena, solo dice tener “diferencias” o que “podría ser mejor”. La izquierda reformista del PC y el FA se niegan a levantar la consigna de Fuera Piñera.

-¿Y la Mesa de Unidad Social?

La MUS es diferente porque agrupa a más de 100 organizaciones sociales. En ese marco ha convocado a una huelga general que comenzó el lunes 25 con paralizaciones en puertos y aeropuertos y se extendió al martes 26 sumando al resto de los sectores. Estas paralizaciones, aunque parciales, son muy importantes y llamamos a los trabajadores a sumarse a la huelga. También es positivo que se haya posicionado contra el denominado Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución pactado entre los partidos y el gobierno, aunque acabamos de saber que el jueves 28 se reunirán con el ministro del interior de Piñera para “proponer mejoras al acuerdo”. Si esto se concreta sería un gran error. Lamentablemente su política se queda a mitad de camino al no levantar Fuera Piñera, lo que fortalecería la movilización. Por ese motivo, incluso, los estudiantes secundarios organizados en la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios) rompieron con la Mesa.

-¿Qué podes decir de la violación sistemática de los derechos humanos por parte del gobierno?

Hay un informe de Amnistía Internacional que fue un poco el motor para la movilización del viernes 22. El mismo señala que hay una veintena de muertos y otro tanto que fueron asesinados en extrañas circunstancias, por ejemplo, de gente que murió en incendios de supermercados, en los saqueos. Pero luego se descubrió que fueron baleados antes de morir quemados. Hay un caso de una chica que había muerto supuestamente quemada en un supermercado de Santiago, el Instituto Médico Legal sostiene que la chica fue ahorcada antes de caer en el supermercado. Se habla de 2.000 heridos por perdigones, 220 casos de mutilaciones con el uso de escopetas y balines por parte de Carabineros, una cifra record en el mundo para el tiempo que ha durado esta manifestación. Hay entre 15 y 17.000 detenidos en manifestaciones. Se ha denunciado que estarían modificando el gas lacrimógeno, usando un gas prohibido a nivel mundial por la ONU porque contiene cianuro. Hay abusadas sexualmente por las fuerzas represivas. Amnistía Internacional dice en su informe que es una ola represiva con el objetivo de silenciar las protestas y aterrorizar a la población. En otro informe, el parlamento francés denuncia al gobierno de Piñera como el más represivo de Latinoamérica en este momento y uno de los más represivos del mundo. Sin embargo, no logra quebrar la resistencia del pueblo chileno y está muy lejos de poder controlarlo.

-En este proceso se han ido formando asambleas barriales para organizar la protesta. ¿Avanzaron estos organismos?

Se estima que hay más de 150 asambleas barriales a nivel del país. Algunas limitadas al barrio y otras que abarcan comunas. Estamos avanzando en la coordinación de la región metropolitana. Sabemos que en la Quinta Región (Valparaíso) se está avanzando también. Nuestra propuesta es que se vaya a una coordinación nacional, algo que es bien recibido por los asambleístas porque es una necesidad objetiva. Queremos una coordinación nacional para un plan de lucha nacional y para un petitorio único nacional. Esto es muy importante porque las asambleas barriales que surgieron al calor de esta lucha han servido de organización de los sectores más movilizados y sobre todo de contrapunto a la MUS, a la burocracia sindical y estudiantil y a los parlamentarios de oposición. Todos los mecanismos y las instituciones que utiliza el régimen para controlar la movilización han sido superados por este tipo de organización que ha surgido desde la base. Para nosotros, son la principal organización de esta lucha.

-¿Cuál es la política del MST en esta rebelión popular?

Nuestra política ha sido la exigencia de la renuncia de Piñera. El Fuera Piñera es el reclamo más sentido en las calles. En la última manifestación sucedió algo muy importante: a pesar de que siempre estaba puesta esta demanda pudimos observar que todos los carteles levantaban el Fuera Piñera. Esa es la principal demanda. La salida de Piñera sería la derrota del régimen heredado del pinochetismo y lo debilitaría profundamente. La segunda exigencia es el juicio y castigo contra carabineros y militares violadores de los derechos humanos y todos los que estén involucrados, entre ellos Piñera. Por un plan económico de emergencia, donde incorporamos las demandas más sentidas, como el salario, los puestos de trabajo, el endeudamiento de las familias, etcétera. Además, reclamamos una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que sea construida y dirigida por los trabajadores desde las asambleas. Y por un gobierno obrero y popular, que para nosotros es el gobierno de los que luchan. Ahora le agregamos el rechazo al acuerdo entre Piñera y la falsa oposición. La política de nuestro partido ha sido apoyarse en la movilización y en la organización y fortalecimiento de las asambleas. Con esta política queremos empalmar con todos los que están en las calles, sobre todo con la juventud que todos los días está poniendo el pecho a las balas de la policía para sostener la movilización.

Acorralado por las fuertes movilizaciones y con la popularidad en caída libre Piñera convocó a la “oposición” para elaborar una propuesta para intentar detener la furia de las calles.

El “acuerdo para un plebiscito constituyente” surgido de la reunión, más que dar respuesta al clamor popular, intenta ganar tiempo para descomprimir la situación. Propone un plebiscito en abril de 2020 para definir si se debe o no modificar la Constitución. En caso de que la respuesta sea afirmativa se deberá determinar con qué mecanismo se hará la reforma, si con una “convención mixta constitucional” compuesta 50% por parlamentarios y 50% por ciudadanos electos para la ocasión; o una “convención constitucional”, para la que todos sus integrantes serán electos para este efecto. Se establece un quorum de dos tercios que le permite a la derecha la posibilidad de veto. Una vez definidos estos criterios la elección constituyente se realizaría en octubre de 2020 y sería refrendada por otro plebiscito ratificatorio en 2021. Además, el acuerdo propone “un firme rechazo a la violencia” -en referencia a las movilizaciones-, aunque no dice una palabra sobre las violaciones a los derechos humanos llevadas a cabo por parte de las fuerzas represivas. Tampoco habla una palabra sobre como resolver las demandas económicas exigidas por los manifestantes. Las movilizaciones posteriores a este acuerdo ya dieron la respuesta sobre el mismo: es inaceptable. El primer punto de cualquier acuerdo para resolver el conflicto debe comenzar por la renuncia de Piñera.

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