Sep 03, 2024 Last Updated 8:26 PM, Sep 3, 2024

Reproducimos la declaración de la UIT-CI (Unidad Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras, Cuarta Internacional), organización mundial de la que Izquierda Socialista es parte, ante el asesinato del dirigente iraní Qasem Soleimani, perpetrado por el gobierno de Donal Trump en Bagdad.

El asesinato del comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, general Qasem Soleimani y de varios líderes chiitas iraquíes en el Aeropuerto de Bagdad, mediante misiles disparados desde drones, que Estados Unidos denominó hipócritamente de “medidas defensivas”, es parte de la intervención militar permanente de Estados Unidos en Medio Oriente, sea en forma directa, o mediante su principal agente en la región: Israel.

Para el imperialismo en general y el yanqui en particular, el dominio de Medio Oriente es clave por su inmensa riqueza petrolera, que aporta una parte sustancial de la energía mundial. Recordemos que Estados Unidos invadió Irak en el 2003, bajo la presidencia de George Bush, argumentando que tenía armas que amenazaban a Estados Unidos. Finalmente tuvo que retirar sus tropas en el 2011, pero dejando bases militares con 5.000 soldados. Desde entonces el gobierno de Irak es relativamente dependiente de Irán, y hay una disputa permanente por el control del poder. En los últimos meses hubo una rebelión popular contra el gobierno, su corrupción y política económica antipopular.

Irán es, desde la revolución de 1979 que derribó la monarquía pronorteamericana, un país relativamente independiente del imperialismo, con una conducción burguesa islámica, de la rama chiita, que trata de afianzarse como potencia regional, chocando permanentemente con Estados Unidos y sus aliados Israel y Arabia Saudita. Su aspiración de desarrollar la energía nuclear fue uno de los puntos de discordia y que llevó a sanciones comerciales que bloquearon sus ventas de petróleo. Con Obama llegó a un acuerdo de limitar el desarrollo nuclear a cambio de eliminar las sanciones. Para debilitar Irán y fortalecer su alianza con Israel, Trump rompió ese acuerdo, aunque no fue apoyado por la Unión Europea.

En Irán también hay un movimiento de protestas populares cuestionando el régimen dictatorial islámico y los problemas económicos que se descargan sobre los trabajadores.

Por su parte el imperialismo, bajo Donald Trump, cada vez más resistido dentro de Estados Unidos y con un proceso de impeachment  en curso,  afronta su propia crisis política y todo indica que busca algún “éxito” internacional para fortalecer su base votante para ganar las elecciones de noviembre de este año.

El contexto regional de Medio Oriente es de guerras permanentes y rebeliones populares en los últimos años. Entre ellos la rebelión popular y guerra civil siria (en la que Irán intervino junto a Rusia en apoyo directo al dictador Al Assad). La guerra civil y la intervención genocida de Arabia Saudita con apoyo yanqui en Yemen, mientras que los rebeldes son apoyados por Irán. También el surgimiento del Estado Islámico dentro de Irak, que luego se extendió a Siria, aunque hoy está derrotado.

En ese contexto explosivo se produjeron varios hechos en la últimas semanas: un ataque con misiles a una base norteamericana en Irak, con la muerte de un soldado yanqui, y el ataque de manifestaciones populares a la embajada yanqui en Bagdad, la capital de Irak. Estos hechos llevaron, según el comunicado del Pentágono de Estados Unidos, al bombardeo al aeropuerto:“Bajo la dirección del Presidente, el ejército de los EE.UU. ha tomado medidas defensivas decisivas para proteger al personal, al matar a Qasem Soleimani”.

Repudiamos el asesinato del general Qasem Soleimani y esta hipócrita declaración del ultra reaccionario Trump. Nadie fue a atacar a Estados Unidos. Es Estados Unidos el que continúa la ocupación militar parcial de Irak y se atribuye el “derecho” de bombardear su principal aeropuerto y producir una masacre. En estos momentos acabamos de recibir la noticia de que un nuevo ataque perpetrado por el ejército yanqui en Bagdad habría dejado varios muertos y heridos.

Sin tener ninguna coincidencia ni apoyo a la política de la República Islámica de Irán, ni del gobierno de Irak, repudiamos estos criminales ataques y los consideramos parte de la acción militar imperialista por someter a Medio Oriente a su dominio total. Llamamos a los trabajadores y pueblos del mundo a repudiar estos atentados y a luchar por el inmediato retiro de todas las tropas yanquis de Irak y de Medio Oriente, ya que sólo han traído genocidio y destrucción.

¡Fuera las tropas yanquis de Irak y Medio Oriente!

¡Repudiamos esta acción criminal determinada por el derechista Trump!

Unidad Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras (Cuarta Internacional)

Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda

04/01/2020

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Escribe Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista y de la UIT-CI

Desde Hong Kong a Latinoamérica, pasando por la huelga general francesa, Medio Oriente y Norte de África, un reguero de levantamientos populares incendia el planeta.

Una oleada revolucionaria se ha desatado con fuerza desde principios de 2019. Hubo un antecedente a fines del 2018 con la tremenda movilización de los Chalecos Amarillos en Francia. El 2019 arrancó con un gran triunfo de la movilización popular en Argelia que hizo renunciar al dictador Boutheflika. Luego sacudieron al mundo las multitudinarias movilizaciones de Hong Kong, que ya llevan meses enfrentando a la dictadura del Partido Comunista (PC) de China. En julio impactó la llamada “revolución ciudadana” de Puerto Rico que derribó al gobernador. Y en estos últimos meses vimos como volvían las movilizaciones independentistas masivas del pueblo catalán y por la libertad de sus presos políticos. Mientras tanto, en los Estados Unidos se producía la huelga de la General Motors, la más larga en medio siglo.

Un último trimestre plagado de levantamientos populares

Los últimos meses del año estuvieron recorridos por varios levantamientos revolucionarios. En todos los casos empezaron por reclamos puntuales (aumentos del boleto del transporte o los combustibles, o contra un nuevo impuesto) y rápidamente fueron directamente contra los gobiernos.

Así tuvimos el triunfo de la semiinsurrección en Ecuador. Fue un primer triunfo con la derrota del aumento de la gasolina y el plan dictado por el FMI. El gobierno de Lenin Moreno debió retirarse de la capital tomada por el pueblo indígena, con la Conaie a la cabeza, apoyado por el movimiento estudiantil, trabajadores y sectores populares y tuvo que terminar cediendo para retomar el control. Este triunfo generó un tremendo impacto demostrando que se puede derrotar con la movilización los planes del FMI.

Casi inmediatamente comenzó una movilización revolucionaria en Chile contra Piñera y el modelo político-económico heredado del pinochetismo. Millones de jóvenes, trabajadores y mujeres se rebelaron contra el gobierno de derecha liberal de Piñera desbordando a todas las direcciones políticas y sindicales. Pese a que el gobierno de Piñera retrocedió en el aumento de las tarifas del metro, el pueblo trabajador siguió en las calles reclamando fuera el gobierno y fuera el modelo económico, desconociendo el estado de emergencia y el propio toque de queda. La movilización, tras más de un mes y medio, no se ha detenido. Reclama que se vaya Piñera y todo un programa contra el ajuste y el régimen político de los últimos treinta años, continuidad del pinochetismo.

En Haití se dio un nuevo levantamiento popular (ya van por el cuarto). En el Líbano se dio la llamada “revolución del whatsapp”, donde los trabajadores, la juventud y los sectores populares siguieron las movilizaciones reclamando para que se vaya el gobierno. Hubo gigantescos levantamientos en Irak que terminaron con la caída del gobierno. También vimos millones en las calles en Irán y Etiopía. Al mismo tiempo ocurrieron las enormes marchas y peleas que se dieron contra el golpe reaccionario en Bolivia. El año terminó con las huelgas generales y masivas protestas en Colombia. Y con Francia, asistiendo a una huelga general casi por tiempo indeterminado, la mayor desde 1995.

Termina un 2019 que tuvo además la continuidad de la ola verde del movimiento de mujeres, que se volvió a reflejar en el nuevo paro mundial del 8 de marzo y en otras movilizaciones. Y vio nacer un nuevo movimiento multitudinario y global, el de la juventud mundial por el cambio climático.

Una rebelión mundial contra el ajuste

En estas movilizaciones participa la clase trabajadora, la juventud, las mujeres y otros sectores populares. Se producen insurrecciones populares, huelgas generales, movilizaciones de masas juveniles, de desocupados, pueblos originarios y luchas por la cuestión nacional. En muchos lugares prima el desborde a las viejas direcciones de los partidos y sindicatos tradicionales; en otros, como Chile, directamente no dirige nadie. Esa ha sido la dinámica en Chile, Líbano o Irak. Más allá de sus diferencias todas tienen algo en común: el enfrentamiento a todos los planes de ajuste, superexplotación y saqueo del capitalismo imperialista y sus gobiernos.

El origen de todo está en en la crisis capitalista global abierta en 2007. El imperialismo y los gobiernos capitalistas del mundo trataron de resolverla descargándola sobre las espaldas de la clase trabajadora y los sectores oprimidos con más y mayores ajustes. Pero que se enfrentaron a una fenomenal exacerbación de la lucha obrera y popular. Uno de los puntos más altos fue la llamada primavera árabe de 2011. Ahora nos encontramos ante una nueva oleada que dificulta aún más los intentos del imperialismo de superar la crisis por la vía de mayores niveles de explotación y precarización de las masas a nivel mundial. Este es el factor clave de las rebeliones que generan enormes inestabilidades políticas. En muchos casos provoca la caída de gobiernos o mayor crisis de los regímenes políticos. Y tiene otras expresiones, más indirectas, como el voto castigo a gobiernos patronales de todo tipo que llevan adelante los ajustes.

La aplicación por parte del imperialismo y sus gobiernos, de los planes de super explotación, provoca una exacerbación del odio de las masas. Esto sucede tanto con gobiernos y regímenes de derecha liberal como también con aquellos que aparecen como más “de izquierda”, “centro izquierda” o “progresistas”. Es lo que ha sucedido, entre otros, con Syriza en Grecia, Maduro y el chavismo en Venezuela o con el lulismo en Brasil. Todos fracasaron gobernando con sectores de la burguesía, pactando con las multinacionales y empobreciendo al pueblo trabajador.

El desafío: la construcción de una nueva dirección revolucionaria

Sabemos que esta nueva oleada de luchas tiene un punto débil que es la crisis y ausencia de una dirección revolucionaria. Este sigue siendo el mayor de los problemas para la clase trabajadora y los pueblos del mundo.

Las movilizaciones de las masas son traicionadas por las burocracias sindicales, las direcciones reformistas y conciliadoras con los gobiernos capitalistas.

Lo que está pendiente es la construcción de nuevas direcciones revolucionarias. Y para ello es necesario construir partidos revolucionarios en cada país. Lo positivo para dar esa pelea, es que en el mundo surgen miles y miles de luchadoras y luchadores que están al frente de cada lucha obrera y popular y que desbordan a las viejas direcciones. Allí está la base para superar la ausencia de dirección revolucionaria. Una nueva dirección que no sólo se ponga a la cabeza de las más sentidas reivindicaciones, sino que apueste a la movilización permanente y postule un programa de salida por el gobierno de los trabajadores y el socialismo.

Escribe Adolfo Santos

Los trabajadores, la juventud, las mujeres y las comunidades chilenas continúan desarrollando una lucha histórica. En la octava semana de protestas la crisis continúa abierta y las demandas de las masas, comenzando por el Fuera Piñera, son el motor de la movilización. Desesperado y con una aprobación que apenas supera los 10%, el presidente vuelve a recurrir al uso de la represión para sofocar una lucha que es apoyada ampliamente por los sectores populares.

Hasta ahora, las tentativas de calmar los ánimos para vaciar las calles y volver a la normalidad han fracasado. El engañoso “acuerdo por la paz” lanzado por el gobierno para ganar tiempo y firmado por los partidos de la oposición patronal, no surtió efecto. Los sectores movilizados no aceptan la propuesta del gobierno de efectuar una reforma constitucional condicionada y controlada por los herederos del pinochetismo. Por eso exigen “Fuera Piñera” como condición para lograr las demandas sociales y realizar un proceso constituyente democrático y soberano. Impotente, el gobierno no encontró mejor salida que aumentar la represión.

Un nuevo proyecto de ley aprobado en primera instancia en diputados, criminaliza aún más la protesta social, convirtiendo en grave delito el uso de capuchas, el lanzamiento de piedras, la construcción de barricadas y restringe el derecho de huelga. Medidas groseras contra la movilización popular que trata de defenderse de la brutal represión. Un absurdo para un país que está siendo denunciado por organismos internacionales de derechos humanos, donde las fuerzas de seguridad son investigadas por más de 2.000 casos de violaciones, donde hay decenas de muertos, miles de heridos y más de 300 activistas con graves lesiones oculares.

No fue solo el gobierno el responsable de estas medidas. Como parte de este régimen construido por el pinochetismo, los partidos de la oposición votaron a favor o se abstuvieron vergonzosamente, como fue el caso del Partido Socialista, del PC y de sectores del Frente Amplio. Como dice la Declaración de la Asamblea Autoconvocada del Barrio Yungay: “… quienes aprobaron este proyecto, así como los que se abstuvieron de forma cómplice… no están con los sectores movilizados” […] “Se está con los que luchan y por el cumplimiento de nuestras demandas sociales, o en contra, avalando la represión”. Esa complicidad de los partidos del régimen apoyando medidas nefastas del gobierno, es lo que explica que Piñera, aún con índices ridículos de aprobación, todavía no haya caído.

A pesar de esto la movilización y la autorganización continúan a todo vapor. El viernes 6, en Santiago, más de 200 mil ocuparon Plaza Italia y adyacencias en una manifestación mayor que la de la semana anterior. Lo mismo ocurría en las principales ciudades del interior del país. El martes 10 fue decretado un paro nacional de los empleados públicos organizados por la ANAF, Asociación Nacional de Empleados Fiscales. Paralelamente las asambleas autoconvocadas continúan reuniéndose y sesionando. Para potenciar su fuerza y poder de movilización se han comenzado a formar coordinadoras regionales y nacionales. Justamente el miércoles 11 fue llamada una reunión nacional en Santiago.

Al calor de esta lucha, frente a la brutal represión y violaciones sistemáticas y generalizadas a los derechos humanos con decenas de muertos, miles de heridos, desaparecidos, violencia sexual y de género, y miles de presos, ha surgido un nuevo organismo de familiares de detenidos y desaparecidos respaldado por las asambleas. El objetivo es organizar las denuncias de violaciones para realizar los reclamos a nivel de organismos nacionales e internacionales y la defensa de los afectados.

El reaccionario gobierno de Piñera va a seguir utilizando todos los medios para tratar de acabar con la movilización. Sin embargo, la heroica lucha del pueblo chileno no afloja. Junto a los compañeros del MST, sección chilena de la UIT-CI, vamos a continuar luchando por ¡Fuera Piñera!; el fin de la represión; juicio y castigo a los represores; por un plan económico de emergencia al servicio de los trabajadores y del pueblo; por la huelga general; por una asamblea constituyente democrática, libre y soberana; y por un gobierno de los trabajadores y sectores populares.

Escribe Miguel Lamas

La Convención Mundial sobre el Cambio Climático (COP25) se está realizando en Madrid desde el 2 al 13 de diciembre. Fue convocada por la ONU con representantes de 197 países. “Debatirá” medidas para impedir el aumento de la temperatura global por encima de 1,5 grados promedio de la era preindustrial (hoy está a 1,1 grados más). Pero nadie está obligado a cumplirlas como se viene haciendo desde la primera cumbre en 1991. Esto está llevando a que de no tomarse medidas llevaría a una catástrofe climática que podría volver inhabitable la mayor parte del planeta.

 Más 25.000 personas participan de la COP25, entre ellos Jefes de Estado, empresarios, científicos y activistas. Doscientos cincuenta científicos hace un año emitieron un informe para la ONU señalando que “la incapacidad constante para adoptar medidas urgentes está teniendo repercusiones negativas y potencialmente irreversibles sobre los recursos ambientales esenciales y la salud humana”. Advierten que en el 2050 gran parte del planeta podría ser inhabitable.

En diciembre del 2015 se firmó con 195 países el Acuerdo de Paris para “tomar medidas”. Sin embargo, no se hizo casi nada y poco después se retiró Estados Unidos, uno de los mayores contaminantes, por decisión de Trump, y el Brasil de Bolsonaro. China, otro de los mayores contaminantes, se retiró, aunque ahora volvió a estar presente en esta cumbre.

Cambio climático y destrucción ambiental

El llamado efecto invernadero es el aumento de las temperaturas causadas principalmente por el gas CO2 (hidróxido de carbono), que impide que se disipe el calor solar de la superficie terrestre provocando más huracanes, sequías, incendios, derretimiento de los casquetes polares y 7 millones de muertos por la contaminación del aire, entre otras grandes males. La emisión de CO2 crece cada año, 2% en el 2019. 

El CO2 es emitido por motores y máquinas de industrias y transportes, a naftas, gasoil, carbón, etcétera. Además, desde hace años se consumen “biocombustibles” a base de soja, azúcar y maíz que también producen el CO2, para eso destruyen bosques, que pueden absorber el CO2, y eliminan cultivos para alimentación humana. Una muestra reciente de estas políticas agrarias fue el incendio de millones de hectáreas de bosques, iniciado intencionalmente, de la Amazonía en Brasil y Chiquitanía en Bolivia.

“Viernes por el futuro”

Centenares de miles de jóvenes de Europa y el mundo se vienen movilizando desde hace 15 meses en un movimiento iniciado en Suecia por Greta Thunberg, de 16 años, que se extendió rápidamente por decenas de países. “Las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron un 0,6 % este año. La crisis climática sigue siendo ignorada por los líderes en el poder. No queremos continuar así”, afirmo Thunberg en Madrid.

Es probable que esta Cumbre termine sin medidas concretas. No sólo porque Estados Unidos, el mayor contaminante del mundo se retiró, sino porque los demás tampoco parecen dispuestos a hacer nada. Ya afirmaron que será “de transición” y que recién en un año en la Cumbre en Glasgow se “renovarían compromisos de Paris 2015”. ¡Cada año es lo mismo!

Esta inacción no es estupidez

Las nuevas tecnologías han avanzado mucho y se abarataron, como la solar (en Alemania por ejemplo se obtiene el 30% de la energía de paneles solares) o la eólica (molinos de viento), también la utilización como combustible del hidrógeno no contaminante, producido a partir de la energía solar o eólica. Estas energías ya se utilizan pero en forma totalmente insuficiente para disminuir emisiones de carbono.

La clase capitalista mundial comandada por sus grandes multinacionales avanza depredando la naturaleza y no están dispuesta a cambiar globalmente las tecnologías de producción de energía porque disminuiría sus ganancias. Tampoco está dispuesto a frenar otras formas de depredación como por ejemplo minería a cielo abierto o exceso de agro venenos. Y si algún capitalista quisiera individualmente hacerlo, rápidamente perderían su capital a manos de la feroz competencia inter capitalista. Los gobiernos obedecen a esos mismos capitalistas.

Los verdaderamente afectados del desastre ambiental son la clase trabajadora de todo el mundo, la juventud, los pueblos indígenas y campesinos pobres de los países semicoloniales que reciben la industria contaminante y hasta basura de los países ricos, quienes deben migrar porque sus tierras se secaron o envenenaron. Los dueños de las multinacionales, aunque viven en el mismo planeta, siempre encuentran paraísos terrestres con bellos bosques sin contaminación y ríos cristalinos.

Revolución obrera y socialista o catástrofe ambiental

Para impedir la catástrofe global hay que terminar con la economía basada en la ganancia capitalista. Sólo expropiando a los grandes capitalistas y multinacionales y quitándoles el poder a los políticos a su servicio, con gobiernos de los trabajadores y planificación socialista de la economía decidida democráticamente por los trabajadores, se puede lograr una economía que preserve al ser humano y a la naturaleza.

En esa perspectiva anticapitalista hay que apoyar, desarrollar y unir las grandes luchas en el mundo por la defensa del ambiente, apoyando la lucha global de los jóvenes de “viernes por el futuro”, con enormes movilizaciones locales en cada país contra la minería contaminante y contra los agro venenos como en nuestro país, en defensa de los bosques y tierras agrícolas campesinas contra la agroindustria, mineras y petroleras en Perú, Bolivia y Brasil, entre tantas otras. Luchas que enfrentan en forma directa a las multinacionales y a los gobiernos capitalistas que las favorecen.

Escribe Silvia Santos, miembro del Secretariado Internacional

A mediados de julio de 2020 se realizará el VII° Congreso de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI).

Así lo resolvió la reunión de su Comité Ejecutivo Internacional (CEI) reunido en Buenos Aires los días 28, 29, 30 de noviembre y 1° de diciembre. Sesionó con representantes de las secciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Estado Español, Perú, México, Turquía y Venezuela. El congreso se llamará León Trotsky, recordándolo a los 80 años de su asesinato en México a manos del estalinismo. El congreso tendrá un carácter abierto con invitaciones a organizaciones, grupos y militantes revolucionarios de Latinoamérica, Europa, Norte de Africa, Medio Oriente y de los Estados Unidos que compartan con la UIT-CI la necesidad de unir a los revolucionarios, en base a un programa mínimo revolucionario, en la perspectiva de lograr gobiernos de las y los trabajadores en la lucha contra el imperialismo, el FMI y los gobiernos capitalistas.

En ese marco la reunión internacional destacó la oleada revolucionaria de luchas que cruza el mundo. Debatió en especial la rebelión popular de Chile y resolvió redoblar la campaña de solidaridad internacional por “Fuera Piñera” y por la libertad de los presos políticos. También la UIT-CI ratificó el apoyo a la huelga general de Francia, a las rebeliones populares del Líbano e Irak, a la movilización del pueblo catalán por su autodeterminación y por la libertad de sus presos políticos, a los jóvenes de Hong Kong por sus libertades o a la lucha en Bolivia contra el gobierno de facto de la derecha reaccionaria.

Estamos convencidos que la nueva oleada de luchas abre nuevas oportunidades para luchar por la superación de la crisis de dirección revolucionaria. Solución que no vendrá de una única organización. Rechazamos toda autoproclamación. Por esa razón la UIT-CI, en camino a su VII° congreso, se orienta a buscar acuerdos en base a puntos mínimos revolucionarios que puedan aproximarnos y unificarnos con corrientes, grupos y sectores revolucionarios que provengan de otras tradiciones y experiencias políticas.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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