Apr 29, 2024 Last Updated 1:19 AM, Apr 28, 2024

Por Partido Socialismo y Libertad (PSL)

El gobierno de Maduro lanzó un nuevo ajuste económico llamado “paquetazo”, que busca descargar la tremenda crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Reproducimos a continuación extractos de la declaración de nuestro partido hermano de Venezuela, el PSL, miembro de la UIT-CI

El gobierno de Maduro dejó a un lado el doble discurso “seudo-socialista” y se  quitó la careta una vez más. Decidió descargar todo el peso de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo aplicando un paquete de ajuste brutal, que hace palidecer las medidas adoptadas en 1989 por el gobierno de Carlos Andrés Pérez en acuerdo con el FMI.

El gobierno anunció, junto a la entrada en vigencia del nuevo “cono” monetario (la nueva moneda, que reemplazará al actual bolívar totalmente desvalorizado por la hiperinflación), una serie de medidas leoninas contra el pueblo trabajador, que a su vez benefician a los empresarios y transnacionales.

Exoneró del pago del impuesto sobre la renta a los importadores y a las transnacionales petroleras. Aumentó la gasolina, llevándola por primera vez  en la historia del país a precios internacionales. Previamente ya había autorizado el incremento de las tarifas de los servicios públicos. 
El viernes 17 de agosto, el gobierno anunció nuevas medidas que acompañarán a las planteadas cuatro días antes. Lo fundamental es que se aumenta el IVA, pasando de 12% a 16%; se unifica el tipo de cambio y se “aumenta” el salario mínimo, que ahora será de 1.800 bolívares “nuevos”, es decir, 180 millones de los actuales, aproximadamente 30 dólares mensuales. El gobierno asume por 90 días el diferencial de la nómina salarial de las pequeñas y medianas empresas privadas, lo que se constituye en un gigantesco subsidio a la burguesía nacional.

Un paquete capitalista contra el pueblo trabajador

Las medidas instrumentadas por el gobierno de Maduro dicen procurar eliminar el gigantesco déficit fiscal, de hecho, una de las consignas del gobierno es “déficit cero”. Ya veníamos diciendo que la crisis económica era pavorosa. El gobierno necesita desesperadamente recursos financieros y para ello trata de incrementar sus ingresos metiendo la mano en los bolsillos del pueblo trabajador. Pero al mismo tiempo otorga gigantescos subsidios y exenciones de impuestos favoreciendo a los empresarios, importadores y transnacionales petroleras, con lo cual vuelve a incrementar el hueco fiscal.

Ninguna de las medidas que el gobierno está aplicando va en beneficio de los trabajadores y el pueblo. Todas son medidas dirigidas a recuperar los negocios capitalistas.

La consecuencia inmediata del ajuste será una profundización de la hiperinflación, especialmente con el impacto que tendrá el aumento de la gasolina. Incluso los precios se dispararán antes de que este aumento entre efectivamente en vigencia, licuando el pírrico aumento del salario mínimo anunciado.

La implementación del nuevo “cono” monetario (la nueva moneda) el 20 de agosto causará una gran confusión en las personas, que deberán eliminar cinco ceros a los precios. No está claro cuántos billetes del nuevo cono entrarán en circulación, ni sabemos si continuará la escasez de efectivo, y la plataforma para pagos electrónicos está de por sí cercana al colapso.

Más allá del impacto causado por los anuncios, es necesario tener claro que el gobierno está aplicando un paquetazo capitalista brutal, que agravará las condiciones de vida de la mayoría de la población oprimida y explotada. El salario seguirá siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas de alimentación, medicinas y transporte. La tragedia social que padecemos alcanzará límites insospechados.

Las medidas adoptadas por el gobierno, claramente dirigidas contra el pueblo, pondrán a la orden del día la necesidad de luchar y enfrentarlas en la calle.

Los trabajadores y el pueblo no podemos pagar la crisis creada por el gobierno, los banqueros y las transnacionales

Hoy más que nunca debemos movilizarnos para enfrentar en la calle el paquetazo capitalista del gobierno.

Hay que redoblar la movilización que ya está en curso. No podemos permitir que el capitalismo salvaje que administra el gobierno chavista lleve a la muerte y al hambre a la única clase productiva de la sociedad: los trabajadores.

Hoy es más necesario que nunca unificar las luchas para potenciarlas y masificarlas ¡Por una coalición o coordinación nacional de luchas que convoque a una gran marcha en Caracas de todos los sectores! ¡Preparemos desde las bases en asamblea un gran paro nacional contra el gobierno y su paquetazo de ajuste ¡Sigamos en la calle por salario igual a la canasta básica! ¡Indexación mensual del salario a la inflación!

Por un plan económico alternativo popular

Sólo un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que ponga en marcha la construcción de un nuevo modelo económico basado en la planificación democrática de la economía nos podrá sacar de manera estructural de esta tragedia. Además de luchar por el aumento de salarios igual a la canasta básica, es imperioso pelear por medidas estructurales y de fondo, para que sean los capitalistas los que paguen la crisis. En ese sentido planteamos luchar por el no pago de la deuda externa, por una industria petrolera 100% estatal sin empresas mixtas ni transnacionales, por la confiscación de los bienes de los corruptos, por una reforma agraria que permita avanzar hacia el autoabastecimiento de alimentos, por la eliminación del IVA y por una reforma tributaria progresiva, entre otras medidas que permitan superar la debacle que estamos viviendo.

Escribe Martín Fú

Los estudiantes nicaragüenses radicados en nuestro país, Gabriel Agüero y Tito Castillo, estuvieron presentes en nuestro V Congreso. Brindaron un saludo y compartieron la actualidad de Nicaragua. El compañero Tito comenzó con un breve informe de la situación que se está desarrollando en Nicaragua a partir de las reformas al sistema de seguridad social impulsado por Daniel Ortega que afecta a los trabajadores nicaragüenses.

Reformas que fueron repudiadas por gran parte de la población, a lo que Ortega respondió reprimiendo duramente, asesinando a un estudiante en abril en la Universidad Politécnica, lo que provocó una furia colectiva que hasta hoy no termina. Los trabajadores se solidarizaron con los estudiantes, generando una situación de insurrección generalizada a lo largo del país.

A su turno, el compañero Gabriel informó al congreso de que son más de cuatrocientos muertos al día de hoy y que el gobierno ha lanzado una ley contra el terrorismo, habilitando detenciones masivas e indiscriminadas contra los que luchan, como la de los dirigentes campesinos Medardo Mairena y Pedro Mena. Denunció que la mesa de diálogo convocada por el gobierno, integrada por los partidos políticos, empresarios y la Iglesia, solo sirve para dilatar la situación. “Queremos que Ortega se vaya” sentenció el compañero. “Por eso llamamos y convocamos a participar en la Caravana de Solidaridad Internacional con Nicaragua, para que todos conozcan de primera mano lo que sucede en nuestro país”, señalaron ambos.

El Congreso saludó efusivamente a los compañeros y resolvió seguir adelante con la campaña solidaria en apoyo a la lucha del pueblo nicaragüense y a la caravana que ya arribó a nuestro país (ver página 11).

Escribe Martín Fú

Participaron de nuestro congreso distintos dirigentes de partidos hermanos con los cuales compartimos la misma organización internacional, la UIT-CI (Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional).

Dio un saludo en nombre de la sección brasileña, la CST (Corriente Socialista de los Trabajadores) en el PSOL, Rosi Messias, quien estuvo presente junto a Silvia Santos y Adolfo Santos. Por la sección hermana de Bolivia, ARPT-FUERZA, habló el compañero Gonzalo Sanjines; por el MST chileno, lo hizo el compañero Abel Pardal quien participó junto a Rainier Ríos y en nombre del Socialist Core de Estados Unidos, se hizo presente un compañero. Con diversas intervenciones a lo largo de las jornadas, reflejaron y compartieron las distintas experiencias de lucha que llevan adelante nuestros partidos y grupos hermanos contra el capitalismo y el imperialismo. 
Enviaron un saludo el PSL (Partido Socialismo y Libertad) de Venezuela y el MAS (Movimiento al Socialismo) de México, entre otros.

Daniel Ortega fue uno de los dirigentes principales que en 1979 encabezó la insurrección armada del pueblo nicaragüense, con el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) contra la dictadura de Somoza.

Hoy masacra a los hijos y nietos de aquel pueblo insurrecto de 1979. Ello es consecuencia de las políticas de alianza con los capitalistas que el sandinismo instrumentó desde su conquista del poder, y que impidieron que en Nicaragua se avanzara hacia el socialismo.

La insurrección popular de 1979 destruyó al ejército burgués somocista y produjo un desbande de los sectores empresariales asociados a la dictadura de Somoza. Se abrió entonces la posibilidad cierta de avanzar en la construcción de un gobierno de los trabajadores y el pueblo, y que se tomara el camino hacia una Nicaragua socialista. Sin embargo, el sandinismo siguió los consejos de Fidel Castro, que dijo “no hagan una nueva Cuba” (discurso del 26 de julio de 1979) y estableció un gobierno de unidad nacional con sectores de la burguesía tradicional. Fue así como la burguesía, que había perdido su ejército por la insurrección, fue recomponiendo su poder aliándose a los comandantes sandinistas. Se formó un nuevo ejército burgués y el FSLN respetó la propiedad burguesa. Siguió la sumisión al FMI y los bancos extranjeros aceptando el compromiso de pagar la deuda fraudulenta de la dictadura.

Otros sectores burgueses y ex militares somocistas iniciaron una feroz rebelión armada, apoyados y financiados por el imperialismo yanqui, que fue derrotada en un enorme esfuerzo de movilización del pueblo nicaragüense. Pero aun así el gobierno del FSLN no tomó medidas contra la burguesía.

Todo esto posibilitó que la burguesía estuviera en capacidad de derrotar al FSLN en las elecciones de 1990 y retomar el control del Estado durante quince años, hasta las elecciones de noviembre de 2006 cuando el FSLN, con Daniel Ortega nuevamente a la cabeza, volvió al poder.

Escribe Miguel Lamas

La corriente trotskista encabezada por Nahuel Moreno participó en la lucha militar contra la dictadura con una brigada internacionalista, la Simón Bolívar. Fue impulsada desde Bogotá, adonde estaba exiliado Nahuel Moreno, con el PST (Partido Socialista de los Trabajadores) de Colombia, que encabezaba una campaña sistemática de apoyo a la lucha contra la dictadura de Somoza y de solidaridad con el FSLN para que triunfase y encabezara un gobierno propio, sin burgueses.

En junio de 1979 comenzó el reclutamiento y entrenamiento en Bogotá. Más de mil voluntarios se anotaron en pocos días. Se financió con colectas de sindicatos, otras organizaciones y mucha gente que contribuía en las alcancías.

Fue integrada por brigadistas colombianos, panameños, costarricenses, exiliados nicaragüenses, argentinos (Nora Ciapponi y Miguel Sorans, entonces dirigentes del PST antecesor de Izquierda Socialista) y de otras nacionalidades.

Muchos fueron incorporados individualmente a las filas del ejército sandinista en el Frente Sur y  participaron en los sangrientos enfrentamientos que se dieron contra los últimos focos de resistencia de la Guardia Nacional somocista. Hubo numerosos heridos y tres cayeron en combate. Sobre la costa atlántica, en la ciudad de Bluefields, la derrota de los somocistas y la toma de la ciudad estuvo directamente en manos de una columna independiente de combatientes de la Simón Bolívar.

Derrocada la dictadura, la brigada se dedicó a apoyar la formación de nuevos sindicatos, 110 organizaciones en Managua y Bluefields, junto al apoyo a las milicias barriales armadas.

La política de la dirección de la brigada era impulsar la movilización y el poder obrero y campesino independiente vía esos sindicatos y esas milicias. Proponía un gobierno sandinista sin capitalistas, para avanzar en la expropiación de los terratenientes y la burguesía y apoyar el proceso revolucionario de El Salvador. La política de Ortega y la dirección del FSLN era la opuesta.

Por eso finalmente el FSLN expulsó a la brigada. Los brigadistas fueron detenidos y enviados a Panamá y ahí encarcelados. Los comandantes sandinistas habían reivindicado públicamente a la Simón Bolívar. Pero, después del triunfo y de su participación en la lucha por derrotar a Somoza, el FSLN quería acabar con las milicias populares, controlar burocráticamente la naciente organización sindical, gobernar con y para la burguesía y no extender la lucha a El Salvador. Pasados 39 años los resultados de la política del FSLN están la vista.

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