May 13, 2024 Last Updated 8:28 PM, May 13, 2024

Escribe Mariana Morena

Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) más grande de América Latina protagonizan una extraordinaria movilización por la democratización de la universidad, la erradicación de grupos de choque, la violencia machista, y mayor presupuesto para la educación superior pública.

El pasado lunes 3 de septiembre, un grupo de estudiantes del Centro de Ciencias y Humanidades (CCH) del municipio de Azcapotzalco, fue agredido violentamente por “porros” (grupos de choque) en el corazón de la Ciudad Universitaria de la UNAM, sin que intervinieran los agentes contratados para garantizar la seguridad dentro del campus. Los estudiantes realizaban una manifestación pacífica frente a la Rectoría, exigiendo el cese de la escalada de violencia de los grupos porriles que operan impunemente para reprimir cualquier denuncia o demanda estudiantil. Hubo una decena de estudiantes heridos por golpes, objetos punzantes, rocas, bombas caseras y cócteles molotov; dos de ellos fueron internados en condiciones de gravedad.


Los estudiantes del CCH Azcapotzalco comenzaron sus protestas hace un mes, cuando iniciaron las clases con aulas atestadas (actualmente hay asignados grupos con hasta 100 alumnos), falta de profesores y los murales borrados que pintaron por los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Sumaron la exigencia de esclarecimiento del femicidio de Miranda Mendoza, una estudiante de 18 años secuestrada del CCH Oriente el 20 de agosto, cuyo cuerpo calcinado fue identificado el 1° de septiembre. Demandaban mayor número de docentes; transparencia en el uso del presupuesto, la gratuidad de la educación, la democratización de la toma de decisiones y la recuperación de espacios de la comunidad universitaria. 
La indignación y el repudio por el brutal ataque de los porros motorizaron la movilización estudiantil. Entre el lunes y martes, masivas asambleas votaron el inicio de un paro activo en alrededor de 40 planteles de la UNAM, junto con una marcha el miércoles 5, de la que participaron decenas de miles de estudiantes de diversas facultades, escuelas e institutos de la máxima casa de estudios. Fue una inmensa movilización de alrededor de 30 mil manifestantes, en la que también hubo estudiantes de otros centros de educación superior, entre ellos la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Pedagógica Nacional, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y el Colegio de México, además de sumarse organizaciones sindicales, populares, sociales y políticas. Asimismo, hubo movilizaciones estudiantiles en otros estados, donde se denunció la falta de presupuesto para cerrar el año. En la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, por ejemplo, 47 unidades académicas iniciaron un paro laboral ante la falta de pago a los trabajadores y por el déficit de más de 600 millones de pesos.
Llamamos a apoyar incondicionalmente la gran movilización de los estudiantes de la UNAM a 50 años de la histórica lucha del movimiento estudiantil por la democratización del país y contra la represión. Las exigencias del ‘68 siguen más vigentes que nunca. Como declaran nuestros compañeros del Movimiento al Socialismo (MAS, sección mexicana de la UIT-CI): “Repudiamos la violencia contra la organización estudiantil y exigimos la democratización de la universidad; la eliminación de la violencia contra las mujeres, el acoso sexual y los feminicidios, siguiendo protocolos de seguridad desde una perspectiva de género; el esclarecimiento de los casos de violencia y castigo a los funcionarios de la UNAM responsables; la expulsión inmediata de los porros identificados y la desaparición de los grupos porriles, haciendo responsable al rector de la UNAM, Enrique Graue, de cualquier agresión a cualquier miembro de la comunidad que sea parte de las movilizaciones.” 
“Por supuesto, deben ser atendidas las demás reivindicaciones de los universitarios, relacionadas con el deterioro de sus condiciones de trabajo y de estudio, la precarización laboral de los docentes, la saturación de estudiantes inscriptos en los grupos académicos, el deterioro de inmuebles y equipo, el cobro ilegal de cuotas. Este movimiento va contra la aplicación del salvaje ajuste capitalista que ha dejado a la educación superior pública en una situación de emergencia, con más de diez instituciones en condiciones de quiebra presupuestaria, mientras prolifera el jugoso negocio de la educación privada.” 
“Por eso, apoyamos incondicionalmente los paros y movilizaciones decididos por las asambleas de base de las distintas escuelas y facultades. Es el momento de darle un verdadero giro al rumbo de la UNAM, pugnando por su democratización integral, dándole derecho a la comunidad, estudiantes, profesores y trabajadores, a elegir democráticamente al rector y a los directores de los planteles, así como ejercer su control sobre el presupuesto, para realmente erradicar a los porros que son pagados por las autoridades. Por ello llamamos a las organizaciones democráticas, sindicales y populares del país, a volcar todo nuestro apoyo a esta lucha decisiva para lograr la democratización del país.” 
Entre las acciones inmediatas a seguir, se acordó realizar una marcha el próximo jueves 13 de septiembre, del Museo Nacional de Antropología al Zócalo, siguiendo la misma ruta que siguió en 1968 la “Marcha del Silencio”, una de las más numerosas y significativas del movimiento estudiantil mexicano en aquel emblemático año de ascenso de las luchas obreras y populares en el mundo.

El atentado contra el presidencial Jair Bolsonaro es un acto repudiable, que merece una investigación a fondo y el castigo al responsable del crimen. Condenamos enérgicamente esa agresión. Queremos derrotar a Bolsonaro y su política de odio, homofobia, racismo, machismo y desprecio por los derechos de los trabajadores, en las calles y en las urnas. 

Este crimen, en medio de un acto de campaña electoral, sólo fortalece a Bolsonaro y sus posiciones violentas y reaccionarias. Rechazamos también las palabras del presidente de su partido, que utiliza el incidente como mecha para una declaración de guerra, para animar a sus correligionarios y partidarios a practicar actos de salvajismo contra cualquier opositor, buscando jugar sobre la espalda de cualquier persona o partido que los critique por un crimen cometido por separado por un individuo. 
06/9/2018

Por Partido de la Democracia Obrera (IDP) • sección turca de la UIT-CI (ver versión completa en www.uit-ci.org

La posibilidad de una crisis económica se convirtió en realidad. La moneda turca, la lira, cayó la semana pasada ante el dólar y otras divisas exteriores. En el principio de este año el dólar valía 3,7 liras y el 10 de agosto (viernes negro) llegó a más de 7. En un año la pérdida de valor de la lira alcanzó al 54%.
La debacle de la moneda turca se debía aparentemente al “regateo de rehenes” entre Donald Trump y el presidente turco, Tayyip Erdogan. Mientras Trump exigía la libertad del sacerdote anglicano Brunson encarcelado en Turquía por espionaje, Erdogan quería que la justicia estadounidense revocara el caso sobre el banquero turco, Halk Bankasi, y su vicepresidente, Hakan Atilla, acusados de haber hecho negocios con Irán a pesar de las sanciones norteamericanas contra Teherán. Turquía pide también la repatriación de Fetullah Gulen que reside en Pennsylvania, al que acusa de ser el autor intelectual del intento del golpe de Estado en 2015 y de ser espía de la CIA.


No obstante, el “enfado” de Trump por no haber podido doblegar a Erdogan en el caso de Brunson y los aranceles sobre el acero y aluminio importados desde Turquía han sido solamente la chispa de la debacle turca.
Durante la época de la crisis global que empezó en 2008, cuando las tasas de interés eran bajas en Estados Unidos y Europa, los gobiernos turcos se endeudaron tremendamente. La deuda exterior alcanzó los 466,7 mil millones de dólares (el 60% del PBI), de la cual habría que pagar 240 mil millones este año.
En sus 16 años ininterrumpidos en el poder Erdogan aplicó una política basada en privatizaciones, precarización laboral y tercerización en la industria. Esta política se acompañó de un ataque sobre la clase obrera. Las autoridades políticas y judiciales controladas por Erdogan hicieron casi imposible la sindicalización de los trabajadores. La afiliación a los sindicatos bajó hasta el 7%, de los que menos de una tercera parte cuenta con convenios colectivos. Las pocas huelgas importantes convocadas han sido prohibidas por “seguridad nacional”. Mientras el salario mínimo ronda los 266 dólares, la inflación del último año se comió casi el 18% de su poder adquisitivo.
Y ahora, con la suba de los intereses en Estados Unidos y en otros países imperialistas, se ha cerrado el grifo de dinero extranjero, exponiendo el país a la especulación y hundiendo la lira. Erdogan se está quejando de un “ataque” económico desde los Estados Unidos (sin mencionar directamente su nombre) e intenta calmar los ánimos con gestos populistas antiimperialistas. Por supuesto que Trump echó leña al fuego con la crisis del clérigo y lo que quería era no solamente la expatriación de Brunson sino, sobre todo, presionar a Ankara políticamente por su línea en asuntos exteriores. La oligarquía turca intenta extender su hegemonía económica en Oriente Medio a través de operaciones militares y acuerdos diplomáticos. Por esta razón interviene militarmente en la guerra de Siria para poder estar en la “mesa de la reconstrucción”. También choca con los Estados Unidos que apoyan a los kurdos en la pelea contra los islamistas en Siria, temiendo que los kurdos construyan un estado independiente o una autonomía en el norte de Siria, que podría crear más ilusiones independentistas entre los 13 millones de kurdos que viven dentro de sus fronteras. Por otra parte, Turquía quiere comprar misiles a Rusia contra los deseos y las críticas de la OTAN. Y tal vez más importante, el gobierno turco está contra las sanciones estadounidenses sobre Irán y se alía con Teherán contra la presión de Trump. Con la última crisis, Erdogan declaró que podría acabar con la “alianza estratégica” con los Estados Unidos y buscar nuevos aliados, lo que también incluye a China.
Con la devaluación de la lira es casi imposible llegar a pagar la deuda externa, de la que 250 mil millones son de las empresas privadas (financieras e industriales). De hecho, varias empresas ya se declararon en quiebra, provocando despidos masivos. Ante este cuadro peligroso, mientras varios economistas aconsejan pedir ayuda del FMI (como hizo recientemente Argentina), Erdogan por su presunto antiimperialismo niega esta opción y prefiere aplicar por sí mismo el mismo plan que le podría imponer el FMI y esperar atraer capital extranjero. Con este fin, recientemente ha declarado un plan de austeridad con recortes de 35 mil millones de dólares en el gasto público y “reformas estructurales” contra el pueblo trabajador.
Las dos opciones, una bancarrota total o un plan de austeridad y contrarreformas con o sin el FMI significan para la clase obrera aún más desempleo y empobrecimiento. Lo cierto es que no hay una salida favorable para el pueblo dentro del cuadro del capitalismo y con sus instrumentos financieros. Para no pagar la factura de la crisis la clase trabajadora necesita un plan alternativo. En primer lugar, tenemos que denunciar el pago de la deuda externa provocado por las multinacionales y por la oligarquía financiera e industrial y acabar con el saqueo imperialista. Por otra parte, crece la huida de capitales al extranjero. Contra esto hace falta un control sobre las entradas y salidas del capital por un banco central creado por la nacionalización, sin indemnización, del sector bancario y la imposición del monopolio estatal sobre el comercio exterior. Habrá que nacionalizar la industria pesada y las empresas en quiebra bajo control obrero y establecer un plan central económico a favor de las clases populares. Para reivindicar un plan obrero para salir de la crisis, nuestro partido, el Partido de Democracia Obrera (IDP), llama a los sindicatos y a todas organizaciones obreras a construir un frente de movilización y lucha.

Escribe Mechi Beauvoir

La rebelión popular contra el régimen dictatorial de Ortega-Murillo lleva meses en Nicaragua. Desde el inicio de las movilizaciones contra la reforma previsional del FMI en abril, la brutal represión por parte del gobierno ya lleva más de 450 asesinados. Pero la juventud y el pueblo nicaragüenses siguen en las calles luchando por sus derechos y pidiendo que se vaya Ortega. A los asesinados se suman los cientos de heridos y detenidos. Según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenudh) en Nicaragua hay más de 400 presos políticos, muchos de ellos en la temida cárcel conocida popularmente como “El Chipote” y denunciada como centro de tortura.


Entre el 24 y 25 de agosto se realizaron múltiples movilizaciones encabezadas por el movimiento estudiantil y de las mujeres en Chinandega, León, Managua, Carazo y Matagalpa, en las cuales las fuerzas de seguridad realizaron al menos 50 detenciones arbitrarias de referentes de la lucha por los derechos humanos en el país, la mitad de ellos vinculados a la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia (CUDJ). Entre los detenidos se encontraba una documentalista brasilera, que fue liberada horas después, enviada a migraciones y extranjería y deportada del país. Denunciamos las detenciones producidas en el marco de las movilizaciones contra la dictadura de Ortega y los secuestros por parte de las fuerzas parapoliciales, entre ellos el de Victoria Obando en la ciudad de León, una mujer transgénero, referente del movimiento de diversidad y de la Universidad UNAN de Managua.
Desde la Unidad Internacional de los Trabajadores- Cuarta Internacional impulsamos una campaña de solidaridad internacional con el pueblo nicaragüense en lucha y para que se vaya Ortega. Exigimos la libertad de los presos políticos, el fin de la persecución a los luchadores y la criminalización de la protesta y el derecho a la organización de la juventud y el pueblo de Nicaragua.

Mercedes Trimarchi, diputada provincial electa de Izquierda Socialista -FIT por la provincia de Buenos Aires, estuvo en Brasil junto con nuestro partido hermano CST-PSOL, recorriendo varias ciudades para socializar la experiencia de la lucha del movimiento de mujeres de la Argentina por el aborto legal e intercambiar experiencias con las mujeres brasileñas que están impulsando la pelea por sus derechos en su país. La gira se inició en el estado de Río de Janeiro, donde se realizó un panel de debate con la participación de más de 400 estudiantes (foto) en el auditorio de la Universidad Federal Fluminense en Volta Redonda. La gira siguió en el norte, en la ciudad de Belem, donde se llevó adelante una actividad de intercambio con las mujeres en lucha y culminó con una rueda de conversatorio en la ciudad de Belo Horizonte.

M. B.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

La suscripción del periódico impreso nos permite también seguir editándolo, ya que nos financiamos con nuestros propios aportes y del de los suscriptos.

 

Suscribite a la versión Impresa

Más Leídos