Apr 28, 2024 Last Updated 1:19 AM, Apr 28, 2024

Escribe Miguel Lamas

En Nicaragua estalló una rebelión popular encabezada por la juventud, contra el gobierno “sandinista” de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo. La ola de protestas fue consecuencia de la aprobación de una reforma previsional aconsejada por el FMI. Fueron tan masivos la movilización y el repudio popular que el represor gobierno de Ortega tuvo que dar marcha atrás y anunciar su derogación. Reproducimos extractos de la nota escrita por Miguel Ángel Hernández, dirigente del Partido Socialismo y Libertad de Venezuela, sección de la UIT-CI. (*)

[...] La reforma en el Instituto Nicaragüense de Seguro Social  (INSS)  aumentaba los aportes de los trabajadores y del sector privado y establecía una reducción de 5% de las pensiones para los jubilados. Un ataque brutal contra los trabajadores y jubilados en el segundo país más pobre de América latina.

Estas medidas están a tono con los planteamientos que hace el FMI para ajustar las economías, haciéndole pagar a los trabajadores y los pueblos las consecuencias de la crisis creadas por los gobiernos, empresarios y corruptos.

Como socialistas internacionalistas repudiamos enérgicamente la brutal represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad del gobierno junto a bandas paramilitares “sandinistas”. Respaldamos la movilización de los jóvenes y el conjunto del pueblo nicaragüense que salió a las calles de las principales ciudades del país.

Lo que está sucediendo en Nicaragua es una nueva evidencia de la debacle de los supuestos gobiernos progresistas o de “centroizquierda”. Gobiernos de medias tintas y patas cortas que no tienen nada que ver con el socialismo ni la izquierda. Gobiernos que siguen siendo capitalistas, pero con un doble discurso pseudopopular o de izquierda, mediante el cual pretenden engañar y presentarse como antiimperialistas, con el objetivo de intentar embaucar a sectores importantes de la juventud y de los pueblos. Ejemplos de ello son el gobierno de Maduro en Venezuela; el del peronismo kirchnerista en Argentina; los de Lula, Dilma y el PT en Brasil, o Syriza en Grecia. Pero que en la práctica aplican medidas de ajuste contra los pueblos y reprimen cualquier disenso o protesta. Como ocurrió el pasado año en la rebelión popular que se desató en Venezuela contra Maduro, y hoy contra Ortega.

El de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, es un gobierno burgués que aplica las recetas del FMI contra su pueblo que utiliza las banderas y símbolos del sandinismo y la revolución de 1979, como un recurso propagandístico para mantenerse en el poder mediante la represión, el control arbitrario de todas las instituciones del régimen y la realización de elecciones fraudulentas.[...] El FSLN se alió con los sectores más derechistas en el Congreso para aprobar una ley que penalizaba el aborto terapéutico que ni el mismo Somoza se había atrevido a derogar. Esto fue parte de los acuerdos con la iglesia católica y el reaccionario cardenal Obando y Bravo, amigo personal de la esposa de Ortega, quien es una fanática católica, conocida como “La Bruja” por sus prácticas religiosas y esotéricas.

El gobierno de Ortega, que ya lleva en esta semana 30 personas asesinadas, más de 60 heridos y 43 desaparecidos y decenas de detenidos, es un régimen dictatorial.

Es un gobierno que apela al discurso hueco del antiimperialismo pero que en realidad mantiene tratados de libre comercio con Estados Unidos, los países de Centroamérica, Unión Europea, Taiwán, Venezuela, República Dominicana y Chile.

Más allá del discurso pseudoantiimperialista, es el mayor socio comercial de Estados Unidos, a donde se dirigen dos tercios de sus exportaciones y de donde proviene al menos un cuarto de las importaciones. Pero su alianza fundamental es con el capitalismo chino, con quien proyecta construir un canal interoceánico, en cuya construcción participarán varias transnacionales chinas.

Las protestas que se desarrollaron en Nicaragua contra la reforma previsional son expresión del odio generalizado de la juventud y del pueblo nicaragüense contra el gobierno de doble discurso de los Ortega-Murillo, por todo lo que pone en evidencia la experiencia frustrada de la revolución nicaragüense.  

La única salida hoy en Nicaragua es continuar la movilización popular y apostar a la construcción de una alternativa socialista revolucionaria en la lucha. La derogación de la reforma ha sido una gran victoria de la movilización y fortalece las luchas por venir de la juventud y el pueblo nicaragüense. La pelea no termina aquí sino que recién comienza. Nuevas movilizaciones abrirán el camino para sacar al gobierno represor y antipopular de Daniel Ortega e imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo que rompa sus lazos con el FMI y el imperialismo e instrumente un plan económico de emergencia obrero y popular al servicio de la juventud, los trabajadores y sectores populares.

(*) Ver versión completa en www.uit-ci.org

Escribe Miguel Sorans*

Este es el reclamo de miles de campesinos y estudiantes que desde fines de abril no dejan de movilizarse en las calles de Managua y toda Nicaragua. Que se vayan Daniel Ortega, su señora Rosario Murillo y todo el gobierno. Pese a que Ortega cedió en su plan de reforma a las jubilaciones, el pueblo nicaragüense no ha dejado de movilizarse. Está en curso un proceso revolucionario que puede terminar con la caída del régimen represivo.

El pueblo nicaragüense grita en las calles “Ortega, Somoza son la misma cosa”. Este es el final de quienes hace casi cuarenta años encabezaron una revolución para derribar al dictador Somoza. En Masaya, Matagalpa, León, Estelí y en todas las ciudades que fueron la base social del sandinismo, se han producido bloqueos de ruta o se levantan barricadas. En las universidades también sucede lo mismo. Miles de campesinos se movilizaron a Managua donde se produjo una marcha que fue una marea humana. La policía y los grupos armados del orteguismo no cesaron de reprimir y matar. Se calculaba a mediados de mayo 53 muertos, centenares de heridos y algunos desaparecidos.

Los estudiantes son una vanguardia clara. Hasta ahora no surge una nueva dirección política ni nuevas organizaciones. Pero el proceso puede dar lugar al surgimiento de lo nuevo. Mientras tanto hay un desborde de masas. La burguesía nica, la Iglesia y el ejército están preocupados de que se profundice la movilización y caiga Ortega en medio de una revolución que no controlen. Que se produzca algo semejante a lo que fue el fin de Kadafi en Libia y otras dictaduras seudopopulares en el norte de África en 2011.

Por eso la Iglesia Católica y su Conferencia Episcopal  de Nicaragua (CEN), vieja aliada de Ortega, buscan con una “mesa de diálogo” salvar al régimen o dar una salida pactada que evite la continuidad de la movilización revolucionaria. Algo parecido a lo que hicieron el Vaticano y personajes como el socialdemócrata español José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela. Mesas de “diálogo” que contribuyeron a salvar a Maduro de su caída. Las propias fuerzas armadas tomaron distancia de Ortega reclamando no entrar en la represión y exigiendo diálogo. Es sintomático que el ex comandante y ex jefe del Ejército Humberto Ortega, hermano de Daniel y hace años retirado de la política, haya alertado sobre el peligro de un “colapso”. Se dice que Humberto, “que ha criticado en varias ocasiones al gobierno de su hermano”, envió días atrás una carta al Comando Sur de Estados Unidos, al Departamento de Estado y a los jefes de Defensa de Centroamérica, en la que advertía el peligro de un “colapso” en el país y la necesidad “de que el Ejército de Nicaragua siga firme en su carácter profesional no partidista y patriótico” (Clarín, 14/5).

Los estudiantes y amplios sectores populares tienen una lógica desconfianza del resultado de este diálogo. Muchos han señalado su oposición, incluso en las calles con pancartas que dicen “No hay diálogo sin justicia”. Desde ya que se trata de una maniobra para desmovilizar y buscar un nuevo pacto con Ortega o un recambio para salvarlo de sus crímenes y seguir con una Nicaragua al servicio de los de arriba. El camino es seguir la movilización revolucionaria popular, repudiando el diálogo tramposo hasta derribar al régimen patronal y represivo de Ortega y luchar por lograr un gobierno de los de abajo, de la clase trabajadora, de los campesinos y la juventud.

 

*Fue integrante de la brigada de combatientes latinoamericanos Simón Bolívar que combatió en 1979 contra la dictadura de Somoza. Actualmente es dirigente de Izquierda Socialista/FIT de la Argentina y de la UIT-CI.

Escribe Simón Rodríguez, dirigente del Partido Socialismo y Libertad

La abstención más alta en una elección presidencial en sesenta años dejó al desnudo la maniobra del gobierno cívico-militar encabezado por Maduro y Cabello. La enorme mayoría de los venezolanos le dio la espalda a la farsa electoral dejando vacíos los centros electorales y las calles.

 La imagen de Maduro saliendo de su centro de votación y saludando triunfalmente a una cancha vacía, más allá de la cual se reunían un puñado de militantes del partido oficial, resumió la jornada del domingo. El 67% de la votación que el gobierno se autoadjudicó palidece al lado de la abstención oficialmente aceptada de 54%, la más alta en una elección presidencial en la historia del país. Distintos medios independientes ubican la abstención por encima de 70%, cifra corroborada off the record anónimamente por funcionarios del Consejo Nacional Electoral a agencias de noticias internacionales. Pese a que las autoridades prohibieron que se filmaran los alrededores de los centros de votación, a través de las redes sociales circularon las imágenes de calles vacías y centros de votación sin colas que delataban una bajísima concurrencia de votantes.

Los mecanismos de extorsión política instituidos por el gobierno, como el llamado “carnet de la patria”, empleados en puntos de control a las afueras de los centros de votación para constatar si las personas que reciben asistencia social o adquieren alimentos subsidiados participaban en la elección, demostraron su limitada eficacia. Desesperado, Maduro lanzó durante la mañana del domingo la consigna de “Votos o balas”, intentando amedrentar a la población para que participara en la elección. Al final todo fracasó, la mayoría de los trabajadores y los habitantes de las comunidades populares boicotearon la elección.

Tanto el candidato opositor Henri Falcón como el Frente Amplio Venezuela Libre (que agrupa a la MUD y a chavistas opositores como Nicmer Evans y el ex ministro chavista preso Miguel Rodríguez Torres), desconocieron el resultado y plantearon la necesidad de realizar nuevas elecciones. La bancarrota política de la oposición patronal y proyanqui es total, se niegan a realizar acciones contra el gobierno y llaman a confiar en la presión de gobiernos extranjeros, celebrando el no reconocimiento de la elección por la mayoría de los gobiernos del hemisferio. Los balbuceos incoherentes y el inmovilismo de esa dirigencia, cuyos zigzagueos y vocación negociadora aportaron a la derrota de las protestas populares del año pasado, le han valido un enorme repudio, solo superado por el repudio al gobierno de Maduro.

Al celebrar su pírrico y fraudulento triunfo electoral, Maduro pronunció un grotesco discurso en el que aseguró que ahora sí iba a resolver los problemas económicos del país. Luego de más de cinco años gobernando, la economía se contrajo a la mitad, se recortaron drásticamente las importaciones y la producción nacional para sostener los pagos de la deuda externa hundiendo al país en la hiperinflación con precios que se duplican mensualmente, aplicando una brutal represión con centenares de asesinatos y miles de presos por protestar y forzando a más de dos millones de emigrantes a salir del país para escapar de los salarios de hambre. Las perspectivas con Maduro son totalmente sombrías.

El Partido Socialismo y Libertad llamó a la abstención y a la movilización para derrotar el fraude electoral y el hambre. Solo la lucha de los explotados y oprimidos puede derrotar al gobierno e imponer las reivindicaciones de alimentación, salarios dignos y salud para todos, en la perspectiva de un cambio de régimen y de sistema que ponga el poder verdaderamente en manos de las organizaciones obreras y populares.

Escribe Mariana Morena

La represión del Estado español contra el pueblo catalán y el movimiento independentista se ha ensañado con un grupo de profesores de la escuela pública, incluyendo a su portavoz Josep Lluis del Alcázar, dirigente de Lucha Internacionalista (sección de la UIT-CI en el Estado español). 
Desde fines del año pasado el Estado monárquico español intervino de lleno para aplastar el proceso independentista. En particular, la escuela pública catalana viene sufriendo fuertes ataques. Entre ellos una feroz campaña por “incitación al odio” y “adoctrinamiento”. Hay unos cincuenta institutos y quinientos docentes investigados, pero el caso más grave es el del Institut El Palau en Sant Andreu de la Barca (Barcelona). Nueve profesores fueron denunciados en octubre por familias de la Guardia Civil, por presuntamente señalar y humillar a sus hijos en el marco de las jornadas de movilizaciones independentistas, brutalmente reprimidas por la propia Guardia Civil, que los docentes decidieron debatir críticamente en las aulas.

La Fiscalía les inició un procedimiento en el que filtró a la prensa sus nombres; el periódico El Mundo divulgó sus fotos y vulneró su derecho a la presunción de inocencia y privacidad y hubo pintadas insultándolos de “nazis” y “ratas”. El portavoz del grupo, Josep Lluis del Alcázar, docente del Palau desde hace veinte años y activista sindical y político de larga trayectoria, también fue blanco de la campaña de difamación. El 10 de mayo el juez exculpó a cinco docentes, pero el proceso sigue contra el resto de los denunciados.

Paralelamente viene desarrollándose una inmensa campaña en solidaridad con los profesores. Un millar de alumnos, ex alumnos, familias, vecinos y compañeros de trabajo se manifestaron ante el Ayuntamiento con pancartas que decían “Yo también soy docente del Palau”, lema de la campaña que ha cobrado mucha fuerza en las redes sociales. Se logró el apoyo del sindicato CGT de enseñanza a nivel estatal, de concejales de la CUP y de otras plataformas de lucha unitaria. Desde la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) repudiamos la persecución y criminalización de los docentes del Palau y la escuela pública catalana por el régimen monárquico, exigimos el retiro y archivo de todas las causas penales y llamamos a la más amplia solidaridad internacional sumándose a la campaña “Yo también soy docente del Palau”. Mariana Morena

Escribe Mariana Morena

El lunes 14 de mayo el ejército israelí reprimió criminalmente a la multitud de palestinos que se manifestaban en forma pacífica en la Gran Marcha del Retorno en la Franja de Gaza. Hubo más de sesenta palestinos muertos, que elevan la cifra de víctimas a un centenar y más de 10.000 heridos en dos meses de manifestaciones. Desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) repudiamos este nuevo crimen del sionismo y llamamos a la más amplia solidaridad con el pueblo palestino y sus legítimas reivindicaciones.

Desde fines de marzo el pueblo de la Franja de Gaza (la “cárcel a cielo abierto más grande del mundo”) se manifestó pacíficamente cada viernes en la Gran Marcha del Retorno a lo largo de la frontera con Israel. Reclamaban su derecho a volver a la tierra que les fue usurpada por el sionismo en 1948, planeando culminar con una gran movilización el 15 de mayo, un día después del 70º aniversario de la creación de Israel, que consideran el inicio de su Nakba (catástrofe). En todas las manifestaciones el ejército israelí utilizó francotiradores, ametralladoras, balas de goma y gases lacrimógenos para reprimir brutalmente a los palestinos desarmados, que solo se defendieron con piedras y el humo de neumáticos quemados. Muchos jóvenes perdieron sus extremidades en el intento de acercarse a la valla de separación y hubo una treintena de muertos y miles de heridos.

El lunes 14, unos 35.000 palestinos redoblaron fuerzas para protestar contra el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén, reconocida oficialmente por el presidente Trump como capital del Estado sionista en diciembre pasado. La marcha se convirtió en la jornada más sangrienta desde los bombardeos israelíes genocidas sobre Gaza en 2014. Alrededor de sesenta palestinos resultaron muertos, incluyendo ocho niños; y hubo unos 2.200 heridos -treinta en estado de extrema gravedad- entre ellos 200 menores. Hubo disparos contra periodistas y personal médico. Amnistía Internacional condenó el uso excesivo de la fuerza y “una aborrecible violación de la ley internacional”.

Mientras tanto, la inauguración de la embajada yanqui en Jerusalén fue una puesta en escena grotesca y provocativa. El primer ministro sionista Netanyahu habló de “un día glorioso” en el que la primera potencia del mundo trasladaba su embajada a “la capital eterna de Israel”. Desde Estados Unidos, Trump coincidió en que se trataba de “un gran día para Israel” y en un mensaje grabado para la ceremonia dijo que Estados Unidos sigue comprometido con alcanzar “una paz duradera en Medio Oriente”. Paradójicamente, su yerno, el sionista Jared Kushner -presente en la inauguración- es el asesor presidencial que impulsaría ese “proceso de paz”.

El martes 15 se llevó a cabo una huelga general en todas las ciudades de Cisjordania y en la Franja de Gaza para denunciar esta nueva masacre y el genocidio israelí avalado por Trump y Estados Unidos. En todo el mundo crece el repudio frente al terrorismo sionista y hubo manifestaciones en solidaridad en numerosas ciudades, incluyendo una en Buenos Aires de la que participó Izquierda Socialista, encabezada por el diputado Juan Carlos Giordano.

Desde nuestra corriente socialista revolucionaria afirmamos que “el proceso de paz” es una farsa, porque el Estado sionista, con apoyo del imperialismo yanqui, no hace más que desarrollar su proyecto colonial expansionista que involucra la limpieza étnica de Palestina y la opresión racista dentro y fuera de sus fronteras. En retribución, este enclave hipermilitarizado terrorista está al servicio de garantizarle al imperialismo los intereses de sus multinacionales y es un freno para la revolución árabe. No habrá paz en Medio Oriente mientras exista este gendarme del imperialismo. Repudiamos esta nueva masacre de Israel, apoyando incondicionalmente al pueblo palestino en su legítimo reclamo a la tierra y la autodeterminación nacional, por un Estado único palestino, secular, democrático y no racista.

¡Alto a la masacre en Gaza! ¡Basta de represión criminal al pueblo palestino! ¡Libertad a todos los presos palestinos! ¡Basta del estado de apartheid de Israel! ¡Fuera el sionismo y el imperialismo de Palestina y todo Medio Oriente! ¡Apoyo incondicional a la resistencia del pueblo palestino!

 

 

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