El lunes 25 de marzo Israel lanzó un nuevo ataque con bombardeos sobre la Franja de Gaza. Repudiamos esta nueva acción criminal contra el pueblo palestino.
Esto sucede inmediatamente después de que, por decreto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció la soberanía de Israel sobre las Alturas del Golán, territorio sirio ocupado desde la guerra de 1967. Ambos hechos que constituyen flagrantes usurpaciones y ataques demuestran una vez más que el enclave sionista solo puede existir sostenido por el imperialismo y con la permanente agresión a los pueblos árabes.
El sábado 16 de marzo, a menos de un mes de reiniciado el “diálogo” con la oposición patronal, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo sacó nuevamente los dientes y aplastó con violencia una movilización pacífica que exigía la liberación de los presos políticos que mantiene el régimen. De lo que se trata para quienes detentan el poder es de mantener en pie la proscripción estricta del derecho a la protesta, sostener la regimentación policial de la población. Tal es el nerviosismo del régimen que desde hace más de seis meses se mantienen ocupadas las principales rotondas de Managua con empleados públicos del FSLN para impedir la realización de marchas o manifestaciones, mientras que gran parte de la capital, hacia los alrededores del palacio presidencial, se encuentra militarizada.
La violencia de Ortega y Murillo es proporcional a su temor a la movilización popular. La jornada se saldó con la detención de 164 personas, entre ellas la ex guerrillera y ex funcionaria sandinista Mónica Baltodano; seis heridos, así como varios periodistas golpeados y robados por la policía. Todos habrían sido liberados ocho horas después. No obstante, lo más importante es que el pueblo demostró nuevamente su disposición de lucha para salir de Ortega y Murillo y su desconfianza en los diálogos entre el gobierno y la burguesía opositora reunida en torno de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).
“La Alianza”, como es llamada popularmente, luego de la represión declaró las negociaciones “en alto riesgo” y el lunes 18 de marzo asistió a la sede de la Escuela de Negocios de Managua, únicamente a leer un comunicado repudiando la represión. Sin embargo, no rompió categóricamente su participación en las negociaciones. La Alianza ha sido copada por los empresarios del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), mientras que la mayoría de las agrupaciones campesinas, estudiantiles, sindicales y del movimiento de mujeres han desertado de ella al no apoyar los diálogos con el gobierno. La Iglesia Católica se reacomodó ante el repudio popular, retirándose de ellas, pero no para jugar un rol de mayor beligerancia sino, por el contrario, de mayor neutralidad, tal y como se desprende de las actuaciones del nuncio apostólico.
La agrupación opositora disidente Unidad Nacional Azul y Blanco fue la que convocó la movilización, la primera desde octubre y que se llevó a cabo pese a las amenazas del gobierno de reprimir. El 27 de febrero el gobierno había sacado de la cárcel a cien de los 777 presos políticos, aunque sin libertad plena, sino un régimen de casa por cárcel. Una nueva liberación de presos se limitó a solo cincuenta presos más en marzo. Los presos han denunciado torturas y maltratos, muchos de ellos han sido enjuiciados y condenados utilizando la ley “antiterrorista” de Ortega, aprobada en el marco de la rebelión del año pasado. Se han aplicado condenas absurdas como las del 16 de febrero contra tres dirigentes campesinos, de 159 a 216 años de cárcel.
Lo que lleva al autodenominado Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional orteguista a emprender la farsa de la negociación es su preocupación por la crisis económica, por la que se espera una caída del PIB del 11% este año, agravada por sanciones del imperialismo yanqui que limitan el acceso al endeudamiento en el mercado financiero de EE.UU. Los objetivos del régimen con los diálogos son el cese de las sanciones y patear hacia el año 2021 una reforma para regir el proceso electoral presidencial. Para los empresarios opositores el objetivo es el adelanto de las elecciones y la “normalización” del país. Los intereses y las aspiraciones populares realmente no están contenidas en dichos diálogos.
Apoyamos la lucha del pueblo nicaragüense por la libertad de sus presos políticos, por la restitución del derecho a la protesta y por el fin de la dictadura de Ortega y Murillo. Para avanzar en esa dirección es necesario lograr la unidad de los sectores populares, estudiantiles, campesinos y obreros en instancias de coordinación sin la participación de capitalistas, para articular una política unitaria de los de abajo contra la dictadura, sin la injerencia del imperialismo o los empresarios, que por sus propios intereses de clase son siempre los más prestos a conducir el proceso de luchas hacia el pantano de la negociación con tal de obtener concesiones mezquinas por parte del régimen. Desde la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) llamamos al conjunto de la izquierda y el movimiento obrero de Latinoamérica a asumir el internacionalismo y denunciar a la dictadura nicaragüense, tal y como en la década del ´70 se hizo ante el somocismo.
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
20 de marzo de 2019
El 17 de marzo se realizó la Conferencia de Unificación de ARPT (Alternativa Revolucionaria del Pueblo Trabajador) y FUERSA (Fuerza Revolucionaria Socialista Antiimperialista). Ambas organizaciones se encontraban unidas mediante un comité de enlace en el marco de la UIT-CI desde 2017. La organización unificada se denominará ARPT y su periódico Fuerza. En la conferencia estuvo presente Gabriel Schwerdt, representante del Comité Ejecutivo de la UIT-CI.
En Bolivia hay elecciones en octubre próximo. Evo Morales forzó ilegalmente su “cuarta” reelección y solo permite legalidad electoral para el MAS y nueve partidos de derecha tradicional. Evo pierde popularidad por su pacto con los terratenientes del agronegocio, las multinacionales petroleras y mineras, y como consecuencia de las medidas de ajuste económico antipopular. Aunque hay luchas populares de resistencia, no se unen por la total entrega de la conducción de la Central Obrera Boliviana (COB) al gobierno.
La conferencia ARPT FUERSA resolvió seguir impulsando la reconstrucción del Partido de los Trabajadores (fundado por congreso de la COB en 2013), la lucha por recuperar la COB para las bases y el movimiento hacia una cumbre del Pueblo que agrupe a las organizaciones de los trabajadores e indígenas independientes sobre la base de a sus demandas y defensa de recursos naturales contra las multinacionales.
Hay sectores de izquierda, entre ellos compañeros que simpatizan con el chavismo aunque son críticos de Maduro, y también organizaciones que se reclaman trotskistas, que critican la política de nuestra corriente, la UIT-CI para Venezuela. Entre ellos el Nuevo MAS, de Argentina y la LTS, grupo venezolano ligado al PTS de Argentina. Cuestionan que, junto al repudio a cualquier amenaza de invasión imperialista o intento de golpe, levantemos también la consigna ¡Fuera Maduro, por un gobierno de los trabajadores! Para ellos la consigna de “fuera Maduro, le hace el juego al imperialismo”. Discrepamos con estas posturas que le claudican al gobierno hambreador y represor de Maduro.
Escribe Miguel Sorans (Dirigente de Izquierda Socialista-FIT y de la UIT-CI)
Estas equivocadas críticas han sido desarrolladas por el Nuevo MAS en su publicación Socialismo o Barbarie N° 503 (14/2/2019) en una nota de Víctor Artavia, acusando a la UIT-CI de ponerse “a la sombra del golpismo”. Similar crítica ha lanzado la Liga de Trabajadores Socialista (LTS) en el texto “Con la política del PSL no se enfrenta al imperialismo ni a la derecha”, publicada en la Izquierda Diario, el 13/3/2019.
La política de Maduro y el chavismo le hacen el juego al imperialismo
Desde hace varios años, a medida que comenzó a recuperar fuerzas la casi desaparecida derecha “escuálida”, venimos denunciando que los responsables de ello han sido el gobierno de Hugo Chávez primero y luego de su heredero Nicolás Maduro. Ellos han ido alimentando la confusión y el rechazo entre el pueblo trabajador, haciendo que resucite la derecha pro yanqui y favoreciendo políticamente a Trump y el imperialismo.
Es el doble discurso, el hablar de “lucha contra el imperio”, de que se está construyendo el socialismo, mientras el pueblo vive cada vez peor por culpa de un gobierno cívico-militar antiobrero y cada vez más dictatorial. La realidad es que el chavismo ha venido gobernando durante ya casi 20 años asociado a las multinacionales del petróleo, pagando deuda externa, atacando el nivel de vida de los trabajadores y reprimiendo sus protestas. Esto es lo que ha ido acumulando el odio y el rechazo al gobierno por parte del pueblo, que lamentablemente lo han venido capitalizando Guaidó y Trump. Son estas políticas las que han favorecido y le han hecho el juego al imperialismo.
Desde una perspectiva de rechazo a cualquier intentona de golpe militar, y también de invasión imperialista, tenemos que decir claramente que hay un gobierno hambreador y que tiene que haber una movilización independiente de los trabajadores y el pueblo para sacar a Maduro. Este es el centro de la situación en Venezuela hoy.
Además, es muy importante aclarar una tergiversación de los compañeros del Nuevo MAS. Según la nota citada “la UIT llama a sumarse a las movilizaciones (convocadas por los golpistas)”. Falso. Ni la UIT-CI ni nuestra sección el Partido Socialismo y Libertad (PSL) convocan a sumarse a los actos y movilizaciones que convoca Guaidó. Es una calumnia que deberían retirar del debate.
La LTS/PTS se suma a las tergiversaciones
Lamentablemente los compañeros de la LTS y del PTS, al darle cabida en la Izquierda Diario de Argentina al texto de la LTS, se suman a las tergiversaciones contra el PSL de Venezuela para, objetivamente, sumarse a los sectores que le dan un apoyo vergonzante a Maduro. Se pretende decir que el PSL estaría llamando a sumarse a las movilizaciones de Guaidó. Esto es una mentira. Y como no lo pueden demostrar, buscan confundir inventando supuestas citas del PSL por las cuales estaría convocando a “todos contra Maduro”, “todos podemos estar juntos”, “sin diferenciar el carácter de clase”.
Es totalmente falso que el PSL haya lanzado la consigna “Todos podemos estar juntos” contra Maduro y que no centre en llamar a los trabajadores a una movilización independiente de Guaidó y de Maduro. Y rematan con otra falsificación, acusando al PSL de no hacer una “denuncia furibunda a la avanzada golpista”. Desde el primer momento el PSL viene denunciando la injerencia imperialista e intento golpista y ha denunciado a Guaidó. Según la LTS/PTS “la vuelta de la derecha neoliberal y proimperialista al poder en este contexto, no parece mayor problema para el PSL”. Es lamentable que sectores revolucionarios utilicen este tipo de lenguaje calumniador. Por nuestra parte vamos a seguir desmintiendo las tergiversaciones y falsificaciones, y a la vez nos vamos a centrar en dar una respuesta política y que ayude a los luchadores a tratar de desentrañar cual es una verdadera política revolucionaria que no le debe claudicar a la derecha y tampoco a los traidores del movimiento obrero como los Maduro y compañía.
Seguimos las enseñanzas de Lenin
Este es un debate muy importante y necesario entre los revolucionarios y toda la izquierda. En la actual situación de Venezuela, en el marco del rechazo al intento golpista y la injerencia imperialista, decimos categóricamente que no plantear que hay que sacar a Maduro con la movilización obrera y popular independiente ,es hacerle el juego a Maduro y su gobierno cívico-militar, odiado por el pueblo, es capitular al chavismo.
Ese es el archiconocido argumento de los chavistas para buscar sostenerse en el poder en forma dictatorial acusando de “pro yanqui” a todos los que desde la izquierda no los apoyan. El gran problema en Venezuela es que millones de trabajadores y jóvenes odian a Maduro y su ajuste y equivocadamente se vuelca a apoyar a Guaidó. Las posturas tipo Nuevo MAS y LTS/PTS, que le claudican a Maduro, se niegan a presentar una opción revolucionaria ante la derecha pro yanqui.
El PSL y la UIT-CI repudian el actual intento de golpe. Pero aún no se ha dado una situación comparable al golpe pro yanqui y el boicot petrolero de 2002-03 contra Chávez, cuando nuestros compañeros venezolanos estuvieron, con el apoyo de toda nuestra corriente, en la primera fila de la movilización obrera y popular para derrotarlos, cosa que se logró exitosamente. Si se diera, repetiremos aquella misma política que tuvimos en esos años.
En ese sentido seguimos las enseñanzas de nuestros maestros Lenin y Trotsky. A los compañeros del Nuevo MAS y de la LTS/PTS, como a otros sectores que se reivindican antiimperialistas y de izquierda, que cuestionan nuestro repudio permanente al gobierno y al régimen de Maduro, por su falso discurso “socialista” y su represión, reivindicando un gobierno de los trabajadores, les queremos recordar la enseñanza dejada por Lenin en 1917 ante el golpe contrarrevolucionario del general Kornilov contra el gobierno burgués y de conciliación de clases que encabezaba el falso “socialista” Kerensky y era integrado por los mencheviques. Desde su llegada a Petrogrado en abril de 1917, Lenin logró que los bolcheviques adoptaran su política de no dar ningún tipo de apoyo al gobierno provisional burgués surgido de la revolución de febrero, e impulsaran la toma del poder por los soviets y un gobierno obrero y campesino sin la burguesía. En agosto-setiembre ante el golpe de Kornilov contra el gobierno provisional, Lenin fue categórico: ni durante sus preparativos ni cuando se efectivizó, los bolcheviques debían abandonar su oposición al gobierno de Kerensky.
A mediados de agosto ya había rumores por toda Rusia de un alzamiento contrarrevolucionario encabezado por Kornilov. Ante la duda de muchos dirigentes bolcheviques de alentar un bloque para “defender” a Kerensky, decía Lenin: “[…] los bolcheviques que hubieran accedido a entrar en un bloque con los defensistas […] para expresar en forma indirecta confianza en el gobierno provisional (al que se defiende, según se afirma, de los cosacos) serían, por supuesto, expulsados inmediatamente –y con pleno fundamento- del partido.” (“Rumores sobre una conspiración”, 18-19 de agosto de 1917). Lenin era más que categórico: expulsión de cualquier “forma indirecta” de apoyo al gobierno de Kerensky. O sea a un gobierno del doble discurso “socialista”.
En las notas citadas, el Nuevo MAS y la LTS/PTS acusan a la UIT-CI de levantar “la consigna de ‘fuera Maduro’, la misma que agitan Guaidó y Trump como parte del golpismo”. Pero también Lenin y Trotsky levantaban abajo Kerensky, la misma consigna que levantaban los golpistas de Kornilov y de la derecha contrarrevolucionaria rusa. Los socialistas revolucionarios lo hacemos desde una perspectiva totalmente opuesta, defendiendo los intereses de la clase obrera. Kornilov/Guaidó y Trump lo hacen al servicio de la contrarrevolución imperialista.
Cuando se concretó finalmente el intento de golpe en septiembre de 1917, tanto Lenin como Trotsky impulsaron la movilización para detenerlo y derrotarlo, pero incluso en esos días solo suspendieron la consigna de abajo Kerensky y todo el poder a los soviets, y la retomaron de inmediato al fracasar Kornilov.
En este sentido nuestra corriente es consecuente con las tradiciones y enseñanzas de nuestros maestros revolucionarios, de defender claramente una política de independencia de clase y de condena permanente a los gobiernos burgueses que, desde posturas de centro izquierda, pseudo revolucionarias o de falso “socialismo” atacan al movimiento obrero.
Si hay una invasión militar imperialista seguiremos los consejos de Trotsky
La LTS/PTS nos dice que nosotros iríamos contra el planteo de Trotsky quien, en una charla con el dirigente obrero trotskista argentino Mateo Fossa, refiriéndose a la lucha de las naciones oprimidas contra el imperialismo dio un ejemplo hipotético sobre cómo responder ante un supuesto caso de que una Inglaterra “democrática” invadiera al Brasil gobernado por el semifascista Getulio Vargas. Decía: “Supongamos, empero, que el día de mañana entra en un conflicto militar con Brasil. ¿De qué lado se ubicará la clase obrera en ese conflicto? En este caso, yo personalmente estaría junto con el Brasil ‘fascista’ contra la ‘democrática’ Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque no se trataría de un conflicto entre entre la democracia y el fascismo” (23/9/1938, Escritos, tomo X, vol. 1, Pluma, Bogotá, 1979)
Nosotros coincidimos y estamos de acuerdo con esa recomendación de León Trotsky. Pero no es el caso en estos momentos de Venezuela. No existe todavía una invasión militar, ni tampoco un golpe de la derecha. Hay intentos, pero no es la situación actual. Pública y reiteradamente venimos diciendo que, en caso de producirse esa invasión militar yanqui con el apoyo de otros países, como dijo Trotsky, circunstancialmente estaríamos en el campo militar –solo militar- de la dictadura represiva de Maduro. Sin darle ningún tipo de apoyo político. Lo mismo si se produjera un golpe militar pro yanqui, a lo que ya nos hemos referido anteriormente. En esto no tenemos ninguna duda ni ambigüedad. No existen todavía situaciones comparables a la invasión yanqui contra Saddam Hussein en el 2003. Ni es el caso tampoco de la guerra de Malvinas de 1982 contra Inglaterra bajo la dictadura genocida de Galtieri. En ambos casos, los revolucionarios estuvimos del lado de la nación oprimida y contra el imperialismo.
La UIT-CI y el PSL mantienen una posición clara, principista y revolucionaria. Repudiamos cualquier intento de golpe y las amenazas de invasión militar por parte de la derecha de Guaidó y de Trump. Decimos que, contra Trump y contra Guaidó llamamos al pueblo trabajador a que con su movilización saque a Maduro e imponga una salida obrera y popular a la crisis de Venezuela.
Con ese título la revista inglesa The Economist ilustró su tapa del pasado 16 de febrero. Días después, otra nota similar ilustró las páginas del New York Times. ¿Qué está pasando? ¿Las nuevas generaciones se vuelcan al socialismo en Estados Unidos y otros países imperialistas? Se vuelve a abrir la discusión sobre cuál es el verdadero socialismo.
Escribe José Castillo
La crisis económica mundial, la falta de oportunidades para las nuevas generaciones de trabajadores y trabajadoras, la desidia con que los gobiernos y las multinacionales tratan el desastre climático, donde siguen priorizando sus superganancias por sobre la propia sobrevivencia del planeta, la permanencia del machismo patriarcal (exacerbado en figuras como la del propio Donald Trump) han generado que las ideas anticapitalistas y el socialismo como alternativa cada vez ganen más simpatía entre los jóvenes (los llamados millennials y centennials, entendiendo por tales a los jóvenes del siglo XXI).
Que en la mayoría de los países semicoloniales y dependientes los jóvenes son mayoritariamente antiimperialistas y críticos del sistema capitalista no es un fenómeno nuevo. Podemos hacer una larguísima lista de las movilizaciones de los últimos años en Latinoamérica y en todas ellas la presencia juvenil es preponderante. Así como lo fueron en la primavera árabe y lo siguen siendo en la resistencia palestina. Pero lo llamativo del fenómeno es la aparición de este “socialismo millennial” en varios de los propios países imperialistas.
Los números que presenta The Economist son contundentes: el 51% de los jóvenes de Estados Unidos de 18 a 29 años dicen tener una “visión positiva” del socialismo. El apoyo a Bernie Sanders en el Partido Demócrata se da mayoritariamente en franjas juveniles. La nueva diputada demócrata Alexandria Ocasio-Ortiz pertenece a esa generación millennial, se define ella misma como de izquierda y su popularidad está en ascenso. En las últimas elecciones francesas un tercio de los votantes menores de 24 años lo hicieron por las listas que aparecían más a la izquierda.
En realidad, el fenómeno no empezó ahora: los jóvenes ya habían aparecido en las protestas de Ocuppy Wall Street en Nueva York, así como en Madrid, donde dieron lugar al movimiento de los indignados, o en las gigantescas huelgas y manifestaciones griegas. Es la expresión más clara de que el capitalismo imperialista ya no tiene nada más que ofrecer a la humanidad, sólo guerras, represión, destrucción ambiental, mayor desigualdad social, miseria y marginación. Y esto, efectivamente afecta muchísimo a las nuevas generaciones.
Este movimiento, todavía difuso, pero persistentemente creciente, obliga a enormes y nuevos desafíos. Una vez más hay que discutir qué es el socialismo. Insistir en que solo puede lograrse expropiando los medios de producción y rompiendo con el capitalismo, debatiendo con todos aquellos que plantean salidas del tipo de la economía mixta, o de un capitalismo más humanizado que resuelva los problemas del patriarcado o el desastre ambiental sin tocar los intereses de los poderosos y las multinacionales. Y también a debatir cómo se construyen las herramientas para derrocar al capitalismo. Porque no podrá venir de la mano de líderes políticos de partidos como el Demócrata de los Estados Unidos, parte fundamental del régimen político imperialista yanqui o el laborismo inglés, que ha demostrado miles de veces su alineamiento contra los pueblos del mundo y también contra la propia clase obrera inglesa. Para que esta inmensa energía juvenil anticapitalista no se pierda es hoy más necesario que nunca que planteemos la construcción de nuevas alternativas políticas independientes de los partidos patronales de cada país, con el objetivo de que sean los trabajadores los que gobiernen el mundo, con la más amplia democracia, expropiando a los ricos y avanzando así, plenamente, hacia la sociedad socialista, que será, sin duda como quieren los jóvenes millennials, antipatriarcal y conscientes del cuidado del medio ambiente.