Un comienzo de semana que mostró dos realidades distintas, diametralmente opuestas. Por un lado el presidente Macri, su esposa, el ministro Dujovne y otros miembros de su comitiva paseándose por Nueva York. Se sentían jugando de locales. Tanto que Macri se animó a lanzar su candidatura a la reelección. También pudo saludar a Trump y recibir un galardón por parte del Consejo de las Américas por sus “extraordinarios logros y liderazgo transformador”. A la vez participó de una cena de gala con la titular del FMI Christine Lagarde y hasta se animó a dar unos pasos de baile. Todo a la espera, por supuesto, de cerrar el nuevo acuerdo con el Fondo, para el que el gobierno argentino ofrendó un nuevo y mayor superajuste, representado por el presupuesto presentado la semana pasada en el Congreso.
Escribe José Castillo
El proyecto de presupuesto presentado la semana pasada en la Cámara de Diputados no deja lugar a dudas: significa un brutal ajuste con más dinero para los pagos de la deuda externa a costa del pueblo trabajador. Despidos, salarios y jubilaciones por debajo de la inflación y menos plata para salud y educación tales son las consecuencias del ajuste de Macri, los gobernadores y el FMI.
Escribe José Castillo
Se conocieron las cifras oficiales de desocupación del segundo trimestre del año, publicadas por el Indec. Los números son escalofriantes: el desempleo a nivel nacional subió a 9,6%. Se trata de aquellas personas que no consiguen realizar ningún trabajo, y a la vez están buscando empleo activamente. Si a ese número le sumamos 11,2% de los que figuran como “subocupados”, o sea, aquellos que realizan alguna changa o trabajan pocas horas y buscan desesperadamente alguna otra tarea, tenemos un 20,8% con problemas de empleo. Todo esto da más de cuatro millones de trabajadores en esa condición. A eso hay que sumarle otros 3 millones que responden que están buscando otro empleo, porque el que tienen no les alcanza para vivir. En total, tenemos entonces siete millones de personas con muy serios problemas de trabajo. Los números muestran las consecuencias del ajuste: hoy hay 770.000 desocupados más que hace un año, cuando la tasa de desempleo había registrado 8,7%.
Escribe Mercedes Trimarchi, Dirigente de Isadora y diputada electa • Izquierda Socialista/FIT
Los pañuelos naranjas con la leyenda de separación de la Iglesia del Estado se vienen multiplicando, sobre todo después de la negativa del Senado a la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Es un sentimiento genuino que miles de personas tuvieron luego de haber visto el rol nefasto que jugó la Iglesia durante los meses que duró el debate.
En marzo de este año se conoció que del presupuesto 2018 se destinaron 130 millones de pesos para pagar el sueldo de los obispos. Por supuesto que esa noticia cayó muy mal. Porque esa plata sale del bolsillo de todos y todas las ciudadanas, creyentes y no creyentes.