Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda proponen medidas urgentes para evitar que la crisis la sigan descargando sobre el pueblo trabajador. Hay que imponerlas con lucha y movilización. Estamos en emergencia. Que la crisis la paguen los capitalistas que la provocaron. Estas medidas forman parte de un plan económico al servicio de los trabajadores que reactive la economía y empiece a combatir los terribles males sociales.
1 • Aumento inmediato de salarios y jubilaciones
No puede ser que los precios suban al ritmo del dolar y los salarios y jubilaciones en pesos devaluados. La única manera que tienen los trabajadores para derrotar la inflación es luchar por un aumento en sus ingresos. Por un inmediato aumento salarial y jubilatorio para cubrir la devaluación del 100%. Reapertura de las paritarias. Indexación mensual del salario de acuerdo al real valor de la inflación. Aumento del 100% en jubilaciones y planes sociales. 82% móvil para los jubilados.
2 • Combate a la inflación
Precios máximos y castigo a los remarcadores y especuladores. Que se retrotraigan los aumentos de alimentos y medicamentos. Castigo a los empresarios que no cumplan hasta llegar la expropiación de los productos y obligarlos a que los vendan a precios accesibles. Eliminación del IVA de la canasta familiar.
3 • Prohibición de despidos y suspensiones por ley
Ningún despido más. Toda patronal que despida debe ser obligada a la reincorporación. Anulación de los despidos en la era Macri.
Toda empresa que cierre o despida debe ser estatizada y puesta a funcionar bajo control de sus trabajadores. Que se repartan las horas de trabajo con igual salario para que trabajen todos.
4 • Anular los tarifazos y reestatización de las privatizadas
Los servicios públicos esenciales y el transporte son un servicio social, no un negocio capitalista. Los colectivos, el tren, el subte o las boletas de luz, agua y gas deben insumir una mínima parte de los ingresos populares. Que se anulen todos los tarifazos. Que se reestaticen y nacionalicen las empresas privatizadas bajo control de sus trabajadores y usuarios. Que el Estado vuelva a tener el control del petróleo, los ferrocarriles, teléfonos, empresas de gas, luz y agua. Por una YPF 100% estatal. Solo así tendremos servicios de calidad y tarifas accesibles para millones.
5 • No al pago de la deuda externa
Macri nos endeudó de por vida y pactó con el FMI. La deuda asciende a la friolera de más de 400.000 millones de dólares. El gobierno habla de que hay que “bajar el gasto” pero el mayor déficit es la usurera deuda externa.
Que no se vaya ni un dólar más del país. Plata hay. Que vaya a salario, trabajo, salud, a las escuelas y a un plan de obras públicas que reactive la economía, no para el FMI y los usureros internacionales.
6 • Nacionalización de la banca y el comercio exterior.
Paremos la fuga de capitales. Hay que nacionalizar la banca para terminar con el circuito especulativo. Y para que se les garantice a los trabajadores y demás sectores populares créditos baratos y que sus ahorros estarán seguros. La banca no tiene que estar en manos del Citibank, el HSBC o el Santander. Solo con una banca nacional única, controlada por sus trabajadores, el dinero se destinará a las urgentes necesidades populares.
Hay que nacionalizar el comercio exterior. Por un ente estatal único y monopólico que decida sobre qué exportar e importar de acuerdo a las necesidades de un plan económico obrero y popular. Así los dólares que consigamos serán para el pueblo trabajador y no para la especulación.
7 • Impuesto a los que más tienen
Hay que imponer impuestos progresivos a las transacciones financieras, bancos, multinacionales, grandes empresarios de la ciudad y del campo, a los ricos y a las grandes fortunas. Basta de eximiciones y evasiones impositivas a los ricos. Y eliminar el IVA a los artículos de la canasta familiar.
Escribe José Castillo
Después de un fin de semana lleno de rumores y reuniones, donde se llegó a hablar hasta de la renuncia del ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, finalmente en la mañana del lunes se conocieron las nuevas medidas tras dos sendas conferencias de prensa, la primera del presidente Macri y la segunda del propio Dujovne.
Detrás de las palabras hipócritas de Macri, diciendo cínicamente que le “hubiera gustado dar aumentos a los docentes universitarios o más presupuesto para Ciencia y Técnica” pero que “no era posible”, y de las explicaciones “técnicas” de Dujovne, lo que hay, blanco sobre negro, es una profundización del ajuste para seguir pagando la deuda externa.
Tras los anuncios, Dujovne viajó a Washington a “rogarle” al FMI que les adelante las cuotas del préstamo acordado en junio que estaban programadas para 2020 y 2021. A cambio de eso, se le garantizará al Fondo un mayor ajuste que el ya astronómico que se había firmado entre Macri y Lagarde. Recordemos: la Argentina se comprometía a llegar a 2019 con un déficit fiscal del 1,3%, lo que significaba un super-recorte de 400.000 millones de pesos. Ahora será peor aún, ya que el gobierno le promete al FMI “déficit cero” en 2019 y superávit de 1% en 2020, por lo que el ajuste deberá crecer a más de 550.000 millones de pesos.
Las nuevas medidas para alcanzar este objetivo van claramente contra el pueblo trabajador: 11 ministerios pasarán a ser secretarías. Como ya se empezó a denunciar en decenas de asambleas de trabajadores, esto pone en riesgo los puestos de trabajo de centenares de miles de estatales, además de que áreas como salud, ciencia y técnica o derechos humanos, dejarán de ser consideradas estratégicas y montones de programas y reparticiones en todo el país serán cerradas. También se anunció una reducción aun mayor a la obra pública, con su secuela de desocupación para la industria de la construcción, además de los caminos, puentes, casas, escuelas u hospitales que quedarán sin construirse o repararse. A esto hay que agregarle el anuncio de una baja mayor en el dinero presupuestado para remuneraciones y gastos operativos del Estado, con su consecuencia de salarios congelados. Por último, se profundizarán los tarifazos, ahora sumándole la medida de que los subsidios al transporte y la tarifa social eléctrica serán transferidos a las provincias, que deberán optar por aumentar los boletos o ajustar en otras áreas.
El ministro también anunció retenciones a las exportaciones. Claro que con una “trampa”, con el clarísimo objetivo de no perjudicar a las grandes empresas exportadoras. Normalmente este impuesto (como cualquier otro) se fija en un porcentaje. Así, por ejemplo se debería haber planteado que se pagaría el 10% sobre el monto total exportado de cualquier producto. Pero esta vez no es así: las exportaciones de productos primarios (como el trigo o el maíz) pagarán 4 pesos por cada dólar exportado. Y el resto 3 pesos por dólar. Esto es una vulgar trampa: hoy 4 pesos, con el dólar a 40, significa el 10%. Pero si el dólar sigue subiendo, 4 pesos cada vez representarán menos. Así, con un dólar a 50 será sólo el 8%, con un dólar a 80 el 5%, y así sucesivamente se irá licuando. O sea: cuando más se devalúe la moneda, y por ende más ganen los exportadores, este impuesto les representará menos en sus ganancias. A los monopolios exportadores de soja, directamente se los favorece: actualmente pagan retenciones por el 25,5%, y ahora, a partir de los anuncios, ¡se les reduce a 18%! Sumándole a ello los famosos 4 pesos, con la excusa que dará “más o menos lo mismo”. Cosa que sin duda será falsa si el dólar sigue subiendo, y los exportadores de soja terminarán pagando el 18% más lo que ya será una “monedita” de 4 pesos. O sea que las famosas “retenciones”, que por otra parte más de una multinacional como Dreyfuss, Nidera o Cargill se la terminará obligando a pagar al pequeño productor, no significan que “pagarán los que más tienen”, como cínicamente anunció Macri. Finalmente el ministro Dujovne tuvo que reconocer que todas estas medidas lo único que generará será más recesión, pronosticando para este año una caída de la economía de al menos el 1%, mientras se filtró un borrador donde el propio Ministerio calcula que la caída será de 2,5% y la inflación llegará a 42%. En síntesis: salarios y jubilaciones se pulverizarán y habrá más pobreza y desocupación. Todo al servicio del FMI y los pagos de deuda.
Escribe Claudio Funes
Es necesario darle continuidad al paro para enfrentar el ajuste de Macri y el FMI. Ahora se requiere un plan de lucha con nuevas medidas, que comience con un paro nacional de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo y todas las plazas del país. Esto es lo que plantea el sindicalismo combativo, tal como se discutió y votó en el plenario sindical de Lanús.
El paro del lunes 25 surgió producto de la bronca de las bases, que obligó finalmente a la burocracia de la CGT a convocarlo. Una vez fijada la fecha, desde el sindicalismo combativo fuimos parte de este auténtico parazo, con asambleas y reuniones en los lugares de trabajo y también con las discusiones que se dieron con los miles de compañeros que asistieron al plenario de Lanús.
En la noche del lunes, tras una medida de fuerza más que contundente, en su conferencia de prensa el triunvirato de la CGT no dio ninguna señal de cómo seguirla. Todo lo contrario, insisten con “el diálogo”, cuando está claro que el gobierno no va a dar marcha atrás con el ajuste. En cambio, desde el sindicalismo combativo, con los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna, los Suteba multicolores, Ademys y otras organizaciones, planteamos claramente la necesidad de darle continuidad a través de un plan de lucha. Con una propuesta concreta, exigir la realización de un nuevo paro nacional, ahora de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo.
Este planteo se visibilizó el propio 25 en los cortes de rutas y actos que realizó el propio sindicalismo combativo. Así se hizo en los piquetes realizados en diversos ingresos a la Capital Federal, en el Acceso Oeste, a la altura del Hospital Posadas, donde participaron los ferroviarios de la lista Bordó de la Unión Ferroviaria del Sarmiento; en la avenida General Paz y Constituyentes, donde se movilizaron los trabajadores despedidos del INTI; en el Puente Pueyrredón; en Panamericana y ruta 197, y en La Plata, junto a los trabajadores del Astillero Río Santiago, así como en otros rincones del país.
En Neuquén, desde temprano, se cortó la ruta 7 frente a las fábricas de cerámica, donde estuvieron presentes los docentes de ATEN Capital, encabezados por Angélica Lagunas, junto con el sindicato de ceramistas, los trabajadores de MAM y textiles, para luego marchar hasta la casa de gobierno con 5.000 trabajadores movilizados, donde se realizó un acto. En Córdoba se llevó a cabo un corte en el puente Centenario y posteriormente se hizo un acto en Luz y Fuerza y una marcha al patio Olmos. En Rosario también hubo cortes de ruta y una movilización a la Bolsa de Comercio. En Mendoza, Tucumán y Jujuy también se hicieron escuchar los reclamos. En la región patagónica, protagonizadas principalmente por docentes y estatales, se llevaron a cabo manifestaciones en las provincias de Santa Cruz, Río Negro y Chubut, donde desde temprano se cortó la ruta 3. En todos los casos, estos piquetes, marchas y actos fueron protagonizados por el sindicalismo combativo y la izquierda.
En Capital se hizo un acto central al mediodía en el Obelisco porteño en el que se insistió con el reclamo de continuidad con un paro de 36 horas y plan de lucha. Esto es lo que se necesita para derrotar el ajuste de Macri y el FMI. Hay que organizarse desde abajo, debatiendo en los lugares de trabajo, haciendo asambleas allí donde sea posible, sacando pronunciamientos de los cuerpos de delegados, exigiendo la continuidad a la CGT y a las CTA.
Marcha el 12 de julio
El plenario del sindicalismo combativo de Lanús (ver páginas centrales) aprobó una movilización. Esto dice lo acordado: “Realizar el jueves 12 julio una jornada nacional de lucha y movilización por salario y trabajo, promoviendo la continuidad del plan de lucha con un nuevo paro general de 36 horas por todos los reclamos resueltos en el plenario de Lanús”.
Convocamos a todos los luchadores a participar
El Pollo cuando habló en el acto que se hizo en el Obelisco entre el sindicalismo y la izquierda, como parte de su encendido discurso callejero, dijo: “Este paro se hizo a pesar de la CGT, se lo hizo con la fuerza que vino de abajo y con la misma fuerza vamos a seguir empujando por un plan de lucha hasta que ‘caiga el gobierno’. Advertido de sus palabras, Sobrero se corrigió públicamente: “En el discurso de hoy cometí un error al decir que “caiga el gobierno”, en realidad lo que quise decir es que caiga el plan económico del gobierno”, señaló.
El ministro Triaca aprovechó la oportunidad para desviar el foco de atención en momentos en que el parazo era total. Dijo: “No lo escuché. Pero muestra las actitudes poco democráticas” de Sobrero. Justo ante un dirigente que practica la democracia sindical en su gremio. A su turno, la represora ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, agregó: “Me parece infame. En una Argentina que vivió tantas veces fines trágicos de nuestra democracia, hablar de que se caiga un gobierno es una infamia”. Quiso defender su pasado como ministra de Trabajo de De la Rúa, cuando en 2001 dispuso el recorte de 13% a estatales y jubilados y gobernó al servicio del FMI, repudiado por el Argentinazo al grito de “que se vayan todos”.
Repudiamos a los funcionarios de este gobierno hambreador por arrogarse ser los fiscales de lo que dice un luchador en medio de un paro contra sus políticas de ajuste con un claro signo persecutorio y de deslegitimación de los reclamos de los trabajadores. Se hacen los “paladines de la democracia” cuando han pactado un brutal ajuste con el FMI a espalda de los trabajadores. Hablan de democracia cuando fue el pueblo trabajador el que con 30.000 desaparecidos, que este gobierno niega, tiró abajo a la dictadura genocida del 76.
Recordemos que este gobierno defiende la prisión domiciliaria a los genocidas y apela a la represión ante las luchas obreras y populares.
Triaca tilda de “antidemocrático” a Sobrero cuando encabeza un ministerio que avaló el cierre de multinacionales millonarias, como PepsiCo, que dejó a 600 familias en la calle. O el cierre de AGR Clarín, dejando a 380 trabajadores sin trabajo.
Bullrich es la que defendió a la Gendarmería cuando reprimió al pueblo mapuche que terminó con la muerte de Santiago Maldonado y a la Prefectura que asesinó por la espalda al joven Rafael Nahuel. Macri-Bullrich son los defensores del gatillo fácil y la doctrina Chocobar.
Sobrero dejó en claro que, como pelea el sindicalismo combativo y nuestro partido, Izquierda Socialista, estamos para que “caiga el ajuste” y este plan económico al servicio de los banqueros, los grandes empresarios y el imperialismo. Y estamos por otro modelo económico al servicio de los trabajadores, que deje de pagar la deuda y tome medidas de fondo contra la minoría capitalista parasitaria que se lleva el esfuerzo de millones de trabajadores.
Que el gobierno tilde de “antidemocrático” a dirigentes como Sobrero que hace años vienen enfrentando con dignidad a las patronales, al gobierno y a la burocracia sindical, es un antecedente repudiable porque va contra el conjunto de los que luchan. Esto va unido a la frase de que el paro tenía intentos “desestabilizadores” para encubrir a un gobierno entreguista como el actual.
Sobrero ratificó el compromiso de seguir luchando para derrotar el ajuste. Y esto no lo ponemos para que lo “examine” el gobierno sino para que los trabajadores reclamen la continuidad de la pelea por ello.
Atilio Salusso
Escribe José Castillo
Finalmente el FMI ratificó el préstamo a la Argentina. La llegada de los fondos, todos ellos para seguir pagando y reciclando la bola de nieve de la deuda externa, estará sometida a estrictas auditorías de ese organismo explotador. Como pasó en las veces anteriores que nuestro país recurrió al Fondo, lo que sigue es un escenario de ajuste, miseria y más dependencia.
El gobierno de Macri festejó la semana pasada que el directorio del FMI haya acordado el memorándum para la Argentina. También que nos giró los primeros 15.000 millones de dólares. ¿Qué significa todo esto? ¿Mejorará en algo la situación de la clase trabajadora y los sectores populares? ¿Le permitirá a la Argentina iniciar un sendero de crecimiento y desarrollo? Nada de eso.
El FMI es uno de los principales organismos que tienen las grandes potencias imperialistas para que el resto de los países sigan sus dictados. Todas sus exigencias (que muchas veces aparecen cínicamente bajo la palabra “recomendaciones”) tienen como objetivo favorecer a los buitres financieros mundiales, a los especuladores de las principales bolsas del mundo y a los intereses de las grandes transnacionales. Sus decisiones se toman en un “directorio” donde tienen mayoría absoluta los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.
Nuestro país ingresó formalmente al Fondo en 1956, a pedido de la dictadura de la llamada “revolución fusiladora”. Desde entonces, los distintos gobiernos firmaron diferentes acuerdos. En todos los casos, significaron terribles planes de ajuste, que sumieron al pueblo trabajador en la miseria, el hambre y el desempleo. En los últimos 40 años, los planes del FMI tuvieron como objetivo central bajar salarios, echar trabajadores, desfinanciar la salud y la educación públicas, privatizar nuestros recursos, todo con el único propósito de garantizarle a los acreedores externos el cobro de los montos cada vez más grandes que iba asumiendo la deuda de nuestro país.
“Firmar un acuerdo con el Fondo” no significa que entre plata fresca para financiar algo que les sirva a los trabajadores. Al contrario, ahora tenemos 15.000 millones de dólares más de deuda externa, repartida del siguiente modo: 7.500 en una cuenta del Banco Central en Basilea (Suiza) que, por exigencia del propio FMI, “no se pueden tocar”, ya que son para que contablemente suban las reservas del Banco Central. Traducido: una garantía a los acreedores de que hay un depósito al que recurrir en última instancia para que cobren los vencimientos de deuda. Y los otros 7.500, se le entregaron al gobierno argentino que lo “subastará” diariamente de a 100 millones de dólares para evitar que la cotización del billete estadounidense no se les vaya tan arriba. Mecanismo que se les acabará a mediados de octubre, cuando los pulpos especuladores ya se hayan “comido” ese dinero, comprando los dólares baratos entregados por el gobierno, mientras al resto de los argentinos nos dejarán el mayor endeudamiento.
Algún lector se preguntará: ¿y qué pasa con el resto del dinero del préstamo del Fondo, hasta llegar a los famosos 50.000 millones de dólares del acuerdo? Podrán ir entrando, en cómodas cuotas trimestrales, siempre y cuando el gobierno de Macri vaya cumpliendo con las exigencias del plan de ajuste firmado con el organismo. Cada tres meses vendrá una inspección del FMI y verificará que se está llevando adelante el ajuste tal como ellos pretenden. En definitiva: entregamos el manejo de nuestra política económica a los funcionarios del Fondo.
El acuerdo con el FMI nos recuerda un final anunciado. Venimos de dos años de ajuste por parte del gobierno de Macri. En estos últimos meses vimos cómo, devaluación mediante, la inflación se va por las nubes, pulverizando salarios y jubilaciones. Pero esto no fue nada comparado con lo que viene ahora, con el nuevo y mayor ajuste exigido por el FMI. Significará mayores pérdidas salariales, nuevos ataques a los jubilados, despidos y una mayor entrega y saqueo de nuestros recursos. Todo al servicio de garantizar los pagos de la deuda externa.
Tenemos que salir ya mismo a enfrentar este ajuste, repudiando el pacto con el FMI y luchando por dejar de pagar inmediatamente la ilegal, inmoral y usuraria deuda externa. Hay que romper con el Fondo y con todos los organismos financieros internacionales. Hay que avanzar en la segunda y definitiva independencia, fomentando con el conjunto de los países latinoamericanos, que también sufren el mismo sometimiento, la conformación de un frente de países deudores que rompa definitivamente esta cadena de dependencia. Sólo así podremos manejar, en nuestro país y en el resto de la región, nuestros propios recursos, poniéndolos al servicio de resolver las urgentes necesidades populares.
Para lograrlo hay que empezar por conformar un gran movimiento nacional, planteando en todos lados que hay una alternativa al ajuste, porque la plata existe, solo que hoy se la llevan los usureros internacionales: ¡Plata para salario, trabajo, salud, educación y vivienda! ¡No para la deuda!