Pese a esta maniobra de Tomada y Yasky, las elecciones se llevaron adelante. Pero, lamentablemente, el resultado real de las mismas confirmó lo que veníamos señalando desde estas páginas. Fueron unas elecciones por completo a espaldas de las bases. Una disputa de aparato alejada de las peleas e intereses del conjunto de los trabajadores de los gremios que componen dicha central.
A pesar de los resultados inflados por la conducción michelista, que habla de una elección histórica de 300 mil votantes, la realidad muestra que en los lugares de trabajo los comicios fueron intrascendentes. También quedó desmentido el balance autoproclamatorio que ha hecho el Partido Obrero, al sostener que la elección “arrojó un resultado que no tiene antecedentes en el desarrollo de la izquierda en el movimiento obrero”.
Veamos algunos ejemplos de los pocos resultados a los que se ha podido acceder, pese a que todavía no se han dado a conocer guarismos oficiales. En La Matanza, la lista 1 de Micheli resultó ganadora con 885 votos, contra 315 obtenidos por la lista 3 del PO y otros, de un total de 1.267 votos. Dentro de la docencia, los números son aún más categóricos: la lista 1 le ganó por 290 a 189 a la lista 3 de PO. Si consideramos que todo el padrón de 9.000 docentes del Suteba La Matanza fue incluido sin consulta a los afiliados, podemos ver que la participación de los trabajadores agremiados fue claramente marginal, confirmando el poco interés que despertó esta elección, y que no hubo ningún “resultado histórico” a favor de la lista de PO, sobre todo teniendo en cuenta que su dirigente docente y secretaria general de Suteba La Matanza, Romina del Plá, fue uno de los estandartes de la campaña de la lista 3.
Algo similar ocurrió en centenares de dependencias de ATE. Por ejemplo, en el Ministerio de Economía de la Nación, donde la unidad de la izquierda viene de recuperar la Junta Interna a fines de 2013, solo votó el 20% de los 353 afiliados y los resultados arrojaron que la lista del michelismo, de escasísimo desarrollo en el sector, le ganó a la lista de PO por 40 a 36 votos.
Un capítulo aparte merece la elección de la CTA Neuquén, donde PO y otros sectores hicieron un frente con un sector del michelismo orientado por el secretario general de ATE, Julio Fuentes, para enfrentar a otro sector burocrático alineado nacionalmente con Micheli. En esta provincia, la propia organización fraudulenta de las elecciones impidió hasta el momento conocer al ganador de las mismas.
Todos estos ejemplos ratifican que estas elecciones han profundizado la crisis de la CTA, que cada día se convierte más en un nucleamiento burocrático de movimientos sociales, alineada con distintos proyectos políticos de centroizquierda. Seguimos sosteniendo que para torcer este rumbo de crisis y división es imprescindible una nueva dirección democrática y de lucha que apele al conjunto de los trabajadores. Llamamos a los trabajadores y sectores antiburocráticos del interior de la CTA a dar juntos esa pelea.