El ajuste recibió un duro golpe obrero y popular. Al gobierno le fracasó su perversa campaña. Cristina, Capitanich, Randazzo, Tomada, con el acompañamiento de los de siempre, tipo Scioli, junto a la burocracia sindical afín (CGT Caló y CTA Yasky), dijeron que el paro era “irresponsable” y una “extorsión”. El jefe de Gabinete dijo que era “funcional a los buitres”. Justo el gobierno que está negociando para pagarles millones de dólares (ver páginas centrales). “Hay que cuidar el empleo”, señalaron, cuando se perdieron 230 mil puestos de trabajo en el último año y, entre los jóvenes de 16 a 24, el desempleo llega al 16% y el subempleo al 18%. Justamente, para cuidar el empleo, es necesario luchar. Que el paro estuvo fogoneado por la oposición patronal, fue otro verso K. Macri se pronunció contra el paro y el resto (Massa, Binner, Carrió, Solanas) tuvieron un silencio cómplice, dándole la espalda a los trabajadores.
Muchos periodistas de medios K tuvieron que reconocer que este jueves parecía “un día feriado” o “fin de semana largo”, desmintiendo a Capitanich quien dijo, leyendo el número de afiliados de los gremios carneros, que el 75%... ¡fue a trabajar!
Se volvieron a ver avenidas y autopistas vacías. Hubo muchos menos colectivos que lo normal, con la nota de color que viajaban casi sin pasajeros en la mayoría de los casos. Fue un pif de la burocracia pro patronal de la UTA. Mostrando la mentira de que la falta de transporte o los piquetes iban a “impedir trabajar”. Fue al revés. La gente no fue a trabajar a pesar que funcionaron los colectivos. Recibiendo un cachetazo los dirigentes traidores de muchos gremios en los que sus bases los pasaron por arriba.
Fue contundente el paro en bancarios, docentes, trenes y en muchas fábricas. Los subtes (salvo la línea B que votó parar), circularon con largas demoras. En el movimiento obrero industrial muchas patronales suspendieron personal (Ford, Toyota y Volkswagen de Pacheco), reconociendo de antemano que iba a haber una alta adhesión. En Honda, aunque la mitad de los trabajadores fueron, se paró la producción porque no llegaban insumos de las autopartistas en paro. La mayoría de las fábricas del parque industrial de Pilar, Tortuguitas y Pacheco, en la industrial zona norte bonaerense, permanecieron cerradas.
En el interior también el paro se hizo sentir. El cordón industrial de San Lorenzo, Santa Fe, estuvo parado. En Córdoba fue importante el paro bancario, de municipales, trabajadores de Ate, Anses, Afip, entre otros sectores, y se movilizaron alrededor de 5.000 trabajadores de Luz y Fuerza, junto a camioneros y municipales; y hubo un corte de la izquierda en Puente Centenario. En Neuquén se sintió fuerte en petroleros, docentes, bancarios, judiciales y comercio, y hubo una marcha importante. En Jujuy fue contundente. Y donde se trabajó, fue por el rol traidor de la burocracia que hizo todo lo posible para boicotear la medida nacional.
El paro fue muy importante, no solo porque los trabajadores tuvieron el desafío de derrotar las amenazas y campaña del gobierno y la traición de la burocracia oficial, sino también porque tuvieron que sortear las propias limitaciones de la convocatoria. La CGT Moyano y Barrionuevo fueron y vinieron, sin ponerle fecha al paro. Después, lo convocaron de una semana para otra, dificultando su preparación. Si se hubiera convocado antes, como lo señaló el “Pollo” Sobrero (ver página 3), hubiese permitido que fuera más contundente aún. Los ferroviarios del Sarmiento convocaron a una asamblea donde por unanimidad se aprobó parar y que el paro sea parte de un plan de lucha.
El paro tuvo un mayor valor, ya que millones de trabajadores pararon más allá de las intenciones de los convocantes. El propio Moyano lo reconoció, abriendo el paraguas. “El paro va a ser contundente más allá de los dirigentes”. No se equivocó. Más allá de sus vacilaciones, el movimiento obrero adhirió. Ahora se abre la pelea por la continuidad.
Barrionuevo, en la conferencia de prensa donde se hizo el balance del paro, polemizó con el “Pollo” Sobrero y los ferroviarios del Sarmiento diciendo que estaba en contra de impulsar 48 horas de paro. ¿Si no se va a una medida superadora, como se le va a ganar al gobierno? Ya la CGT dejó pasar cuatro meses desde el paro anterior del 10 de abril para convocar a éste. Y fue sin movilización, lo que impidió que miles y miles ganen las calles en todo el país y llenen la Plaza de Mayo. Moyano-Barrionuevo solo hablan de una marcha, como mucho, para septiembre. Pero lo que hace falta son nuevos paros, progresivos y con movilización. Es decir, un verdadero plan de lucha para torcerle el brazo al ajuste y pararle la mano a los despidos y salarios por debajo de la inflación. Para imponer la anulación del impuesto al salario y que se reabran las paritarias. Incorporando en los reclamos que se deje de pagar la deuda y se invierta esa plata en salarios, jubilaciones, trabajo, salud, educación y viviendas.
Como lo señaló la declaración previa al paro, “el Encuentro Sindical Combativo de Atlanta venía reclamando la continuidad con un nuevo paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo desde el mismo día en que se dio el paro nacional anterior del pasado 10 de abril […] consideramos que el paro del 28 tiene que ser parte de un plan de lucha nacional para derrotar el ajuste. Paramos el 28, que sea activo y exigiendo desde ya la continuidad […]”. Convocamos a todos los trabajadores a impulsar asambleas en sindicatos y lugares de trabajo donde se pueda, y reuniones de activistas donde no, para reclamar la continuidad, mientras seguimos apoyando y coordinando las luchas en curso.