Las mujeres en Argentina ganamos en promedio 27% menos que los varones. Pero si miramos el trabajo en negro ahí la brecha salarial por género trepa al 40% según un informe del Ministerio de Trabajo. Esta desigualdad es incluso más alta que en 2003 cuando la diferencia en el sector informal era de 33,9% (Las12, Suplemento Página12, 3/7).
A todo esto hay que sumar que las trabajadoras informales no gozan de la mayor parte de los beneficios de un trabajo en blanco: licencia por maternidad, lactancia, guardería. En el ferrocarril Sarmiento se dan varias de estas desigualdades al igual que ocurre en la mayoría de los ámbitos laborales. Las mujeres ocupamos los cargos de menor jerarquía y peor pagos. Sólo estamos en el área de limpieza (7° categoría), en evasión (6°) y boletería (4°). Recientemente también hemos logrado que ingresen compañeras a banderilleras y cambistas. Sin embargo, el resto de las especialidades, particularmente las más altas, nos están prácticamente vedadas. Por eso, una de las principales campañas de las mujeres de la lista Bordó es la del cupo femenino en todas las especialidades. Lo que las ferroviarias reclamamos es capacitación, para poder acceder a esos puestos y la recategorización de las compañeras.
Así queda demostrado que tener una presidente mujer no es sinónimo de avanzar en nuestros derechos y reclamos. En este caso, fue todo lo contrario. Lo que conquistamos se debió a la lucha del movimiento de mujeres, contra el gobierno y las patronales.