Macri dice que va a levantar el cepo y devaluar el tipo de cambio oficial, de los actuales 9 a 14 pesos, pero que el “blue” bajaría, convergiendo al nuevo valor “libre” del dólar. Y asegura que todo eso sucederá sin que la devaluación se traslade a los precios. ¡Mentira! Lo único concreto es que va a devaluar para asegurarles a los pulpos exportadores sus superganancias. Y, para que el negocio les sea más redondo, promete bajarle las retenciones. La realidad, como ya pasó muchísimas veces, es que la devaluación (que efectivamente beneficiará a los exportadores) será un sablazo contra el bolsillo del trabajador, porque todos los productos importados automáticamente trasladarán los mayores costos a los precios, subiendo fuertemente la inflación. ¡Ese es el programa de Macri!
¿Y Scioli? Sus economistas planifican lo mismo, sólo que lo dicen más “diplomáticamente”. Hablan de que “gradualmente” habrá que ir modificando el tipo de cambio. Proponen también favorecer a los exportadores con bajas de retenciones. Digámoslo con todas las letras: si llegan al gobierno, con la excusa de que “no hay dólares en las reservas del Banco Central”, se acabarán todas las “gradualidades”. También van a devaluar, con las mismas consecuen- cias nefastas para los trabajadores que lo ha hecho el gobierno nacional, en especial con la importante devaluación de principios de 2014, generando una merma salarial que nunca más fue recuperada.
Tanto los economistas de Scioli como de Macri sostienen que el gran problema de la economía argentina es la enorme masa que el estado nacional gasta en subsidios. Uno estaría tentado a preguntarles si se refieren a los que reciben las megamineras o las petroleras. Pero no. De lo que están hablando es de “sacar” los subsidios que tienen los trabajadores y que mantienen bajas las tarifas de gas o electricidad. Blanco sobre negro: los dos están planteando que hay que subir en porcentajes astronómicos las tarifas. ¡Otro golpe al bolsillo popular!
¿Por qué hay tanto acuerdo entre ambos equipos económicos? Porque los une lo fundamental: que el eje de su política económica es garantizar la continuidad de los pagos de la deuda externa. Tanto Scioli como Macri han dicho una y mil veces que apenas asuman irán a reunirse con el juez Griesa y los buitres, para “resolver el tema”, léase pagarles. Y los dos sostienen que la viabilidad de sus propuestas se sostiene en que, después de eso, saldrán a buscar “capitales”, que traducido quiere decir endeudarse. Scioli incluso se aventuró a tirar una cifra: 30.000 millones de dólares por año. Como todos los gobiernos anteriores: su prioridad será pagar la deuda y, como ni siquiera podrán hacerlo totalmente, reendeudarse indefinidamente, hasta la nueva debacle en los próximos años.
Harán lo mismo, porque sus economistas son lo mismo: con Scioli están Miguel Bein, el segundo del Machinea ministro de Economía de De la Rúa; Mario Blejer, hombre del Banco Mundial y del FMI, alto funcionario de los bancos de Inglaterra e Israel, y ex vicepresidente del Banco Central con Duhalde. Y Guillermo Francos, ex presidente de Acción por la República, el partido de Domingo Cavallo.
Con Macri está Prat Gay, también presidente del Banco Central con Duhalde y la primera etapa del kirchnerismo, hombre del JP Morgan y principal asesor financiero de Amalita Fortabat; Carlos Melconian, candidato a ministro de Economía de Menem en 2003, y Federico Sturzenegger, otro hombre fuerte del equipo económico de De la Rúa. ¡Son los mismos que se “cruzaron” en distintos equipos económicos decenas de veces!
Compañero trabajador: lo decimos con absoluta responsabilidad. Lo quieren engañar diciendo que son “distintos”. Buscan meter miedo diciendo que “el otro” va a ajustar, mientras sus economistas preparan un programa similar. No los fortalezcas con tu voto. ¡Ni Macri ni Scioli! Gane quien gane, perdemos los trabajadores.
Justificativos
Para fomentar el voto a Scioli, el gobierno le dice a los pibes que el voto en blanco estaba justificado cuando había proscripciones, pero que ahora no, ante una “democracia que tanto nos costó conseguir”.
Pero el Frente de Izquierda no llamó a votar en blanco en las elecciones. Presentó su lista, que sacó valiosos 812.000 votos a presidente y casi un millón a diputados. Ahora, ante el balotaje, sin que haya ninguna que represente a los trabajadores y a la izquierda, y atento a que los dos candidatos patronales piden el voto para un mayor ajuste, es que llamamos a repudiarlos vía la única manera que existe: el voto en blanco o nulo