Hace 159 años, por primera vez en un 8 de marzo, cientos de mujeres trabajadoras textiles en Nueva York salieron a la calle. Exigían una jornada laboral de 12 horas y fueron brutalmente reprimidas. Pero su lucha continuó. Hoy, el reclamo de esas mujeres y de las miles que se siguieron movilizando después, nos acompañan en nuestras peleas. Las mujeres doblemente explotadas como trabajadoras y oprimidas por nuestro género, seguimos siendo mayoría entre la población pobre. Somos más del 60% en los empleos precarios, cobramos menos que los varones frente a igual trabajo y sufrimos la discriminación y el acoso laboral de manera brutal. Además, tenemos que hacernos cargo de una segunda jornada de trabajo al llegar a nuestros hogares: limpiar, cocinar, cuidar a los hijos y demás tareas que son invisibilizadas como trabajo y que se suponen “naturales” para nuestro género. Situación de desigualdad en el trabajo que se da por la misma estructura machista y patriarcal que legitima que seamos cosificadas, maltratadas, golpeadas, secuestradas en las redes de trata y hasta asesinadas por el hecho de ser mujeres, como vemos a diario en cada nuevo caso de femicidio.
Al nuevo gobierno le decimos: ¡las mujeres no vamos a pagar la crisis!
Este 8 de marzo nos encuentra a las mujeres frente a un nuevo escenario. Los pocos meses que lleva el gobierno de Macri y sus socios provinciales han demostrado una cosa: ellos también gobiernan contra los trabajadores y los derechos de las mujeres. A la rápida devaluación de los primeros días, se le ha sumado el tarifazo, el aumento de precios galopante, los despidos tanto en el sector privado como estatal y el intento de techo a las paritarias. Además, entre las primeras medidas de “recorte de gastos” del estado, los efectos fueron en detrimento de la situación de las mujeres: desmantelamiento y cierre de programas de las áreas de mujeres a nivel nacional y de las provincias, cierre de refugios para atención a las víctimas de las violencias de género y desabastecimiento de medicamentos. Esto, en nuestro caso, repercute en falta de métodos anticonceptivos, significando que en pocos meses habrá aumento de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual. Además, se comienzan a ver nuevos ataques a los protocolos de abortos no punibles, tal como sucede en la Ciudad de Buenos Aires donde el macrismo pretende instalar un protocolo más restrictivo del derecho de las mujeres. Ante este escenario, Fabiana Tuñez, nueva presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres y referente feminista de la ONG Casa del Encuentro, solo guarda un silencio cómplice.
Frente a esta situación, un núcleo importante de organizaciones sociales, sindicatos, centros de estudiantes y organizaciones políticas de izquierda, venimos organizando una gran movilización a Plaza de Mayo y a todas las plazas del país para decirle al gobierno de Macri que vamos a enfrentar el ajuste y el ataque a nuestros derechos. El próximo 8 de marzo movilicémonos para gritar: ¡las mujeres no vamos a pagar la crisis! Basta de despidos y precarización laboral. No a la discriminación laboral. Por cupo laboral en todas las especialidades. Jardines de primera infancia en todos los lugares de trabajo y estudio. Basta de femicidios. Declaración inmediata de la emergencia nacional por violencia de género. Aumento del presupuesto al 0,1% de PBI por 10 años para la ley de erradicación de las violencias. Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Desmantelamiento inmediato de las redes de trata y explotación sexual.